Los personajes de esta historia pertenecen a la autora original de la saga Twilight – Stephenie Meyer- , yo solo juego con ellos creando todo tipo de situaciones, por diversión y amor a la escritura.
Isabella Swan es una joven normal de 23 años, estudiante de periodismo en la universidad de Georgetown. Por lo menos esa es la fachada que ella intenta mantener delante de la sociedad, en realidad, ella es la hija de uno de los agentes del FBI: Charles Dwyer. Trabaja como agente en cubierto y su único objetivo es desenmascarar a delincuentes de cuello blanco, estafadores y ladrones de identidad. Edward Cullen es el nombre de su próximo objetivo, un abogado magnate de 25 años, que entrará en el mundo de Isabella para cambiar su vida completamente y poner todo su mundo de cabeza.
Capítulo 1: Nueva Misión
POV Bella
Mi nombre real es Isabella Marie Dwyer, hija única de Charles y René Dwyer, actualmente tengo 23 años y estudio periodismo en la universidad de Georgetown, puedo decir con mucho orgullo que solo me restan cuatro semestres (dos años) para terminar mi carrera y poder desempeñarme en lo que más me gusta que es informar a las personas sobre los acontecimientos más importantes del mundo. Lo mejor de todo esto es que por fin voy a dejar de lado mi segunda vida...
Yo crecí junto a mis padres en un pueblo pequeño llamado Forks, ubicado en Washington. Se puede decir que los primeros 16 años de mi vida fueron relativamente normales: hacía todo lo que una persona de mi edad debía hacer y nunca me cuestionaba nada... Pero todo cambió luego de la muerte de mi madre en un accidente automovilístico. Desde entonces caí en una extrema depresión y no le hallaba sentido a mi vida, estuve en manos de diferentes psiquiatras por los siguientes dos años y medio, ellos trataban sin ningún éxito de hacer que yo abandonara mis ideas sobre suicidarme y más tarde, hacer que dejara los antidepresivos… Aunque eso último, si lo lograron. Con el tiempo me cansé de todo eso porque no veía resultados, solo reprimí mecánicamente todos mis sentimientos y los guardé para mí misma creando una barrera que impedía que alguien ajeno a mi padre o a mí, entrara en ella. Por esa razón, mi vida sentimental y social se fue al vacío desde aquel día que murió mi madre.
Cuando cumplí 19 años de edad, mi padre y yo nos mudamos a Washington D.C. buscando olvidar todo lo que vivimos en Forks. Me concentré en mis estudios y pocas veces veía a mi padre porque él había obtenido un nuevo empleo y requería su tiempo completo, nunca lo cuestioné ni mucho menos me interesé por lo que él hacía para ganarse la vida, solo me importaba el hecho de que siempre me prometía que nunca se alejaría de mí y estaríamos juntos en las buenas y en las malas.
Hace cuatro años mi vida entera cambió por completo, mi padre me había pedido que aceptara ir a una cena con él porque tenía algo muy importante que decirme, acepté y nunca me imaginé que yo pasaría por una situación como esta.
*FLASHBACK*
Eran las 8:30 de la noche, acababa de salir de mi última clase, sin duda la más agotadora y ahora me encontraba rumbo a un restaurante cerca a mi casa porque Charlie me tenía algo urgente que decir. No entendía tanta insistencia en este asunto, él y yo llevábamos vidas normales desde que llegamos a California. Mi mente empezó a divagar por toda clase de recuerdos y lugares hasta que llegué al restaurante, vi a mi padre sentado en la mesa que había junto a la ventana. Sonreí y me acerqué para saludarlo.
- Hola Bella ¿Qué tal tus clases?- Me dijo con una cálida sonrisa.
- Bien, aunque bastante pesadas para ser sincera- Tomé un respiro y luego hablé sin rodeos - ¿Qué querías decirme?- Tomé asiento, lentamente.
- Hablaremos después de comer - Usó un tono serio que no dejó espacio de dudas o quejas.
Yo asentí con una sonrisa forzada. Tenía que admitir que estaba muerta de la curiosidad por saber lo que me iba a decir. Mi padre, generalmente no le ponía tanta intriga a los asuntos pero este tema era la excepción a la regla. Ordenamos lo que queríamos comer y no demoraron mucho en tenerlo listo. La conversación fluía en torno a temas cotidianos como mis estudios o lo que haría después de graduarme. Recién terminamos de comer, Charlie se notaba un poco más tenso.
- Te cité aquí porque…- Se quedó pensativo y empezó a rascarse el cuello de manera desesperada y nerviosa - A parte de lo que tengo que confesarte, también quiero pedirte algo-
Tragué en seco al escuchar aquello, por un momento me sentí en una encrucijada y no me imaginaba nada bueno con todo esto. Asentí lentamente alentándolo a que continuara.
- Hace mucho tiempo que no pasamos tardes, juntos, ni conversamos seguido, tampoco paso mucho tiempo en casa y te dejo sola más tiempo del que debería… La razón principal es mi trabajo, que absorbe la mayor parte de mi tiempo- Tomó aire – Te tengo que confesar que nos mudamos aquí porque yo tenía que hacerme cargo de un importante puesto en la compañía para la que trabajo y además facilitaban tus estudios- Él miró a ambos lados como si alguien nos estuviera espiando o escuchando nuestra conversación – Debemos irnos de aquí- Sentenció para luego tomar mi mano suavemente y llevarme hasta su auto; un Audi RS5.
Allí me senté en el puesto del copiloto y traté de tranquilizarme soltando todo el aire que contenía en mis pulmones. Me sentía bastante confundida, no entendía nada de lo que me estaba diciendo y mucho menos sabía por qué lo estaba haciendo ¿Por qué me hablaba de estas cosas a estas alturas?... Cuando Charlie me notó mucho más tranquila, continúo hablando.
- Trabajo para el FBI, Soy uno de los jefes que se encargan de coordinar a los agentes y espías que combaten el crimen de cuello blanco, estafas corporativas, fraudes financieros, robo de identidad y cosas así… Esta es el área en la que me especializo -
Yo quedé atónita; por algún momento sentí ganas de reírme, simplemente no me imaginaba a un hombre como Charlie trabajando para el FBI y lo que era más extraño es que yo, siendo la persona que más lo conocía, no se diera cuenta de ello… Me refiero a que por más agente que fuera, yo debía notar sus comportamientos extraños o debería tener alguna pista. Cuando detallé las facciones de su rostro completamente serias y sin una pizca de humor, entonces vi que era verdad lo que me estaba diciendo y de no ser porque estaba sentada, de seguro me habría caído o desmayado (en el peor de los casos).
- ¿Tú? Pero si siempre has sido un hombre pacífico, sin secretos y… y ¿Cómo puede ser posible que me ocultaras esto?- Pregunté sin dejar mi estado de shock frente a aquella afirmación.
Él solo agachó la cabeza - Fue por tu seguridad… - Dijo tratando de excusarse.
- ¿Alguna otra cosa que hayas hecho por "mi seguridad"? – Pregunté en tono irónico y dolido.
En su rostro se empezó a ver la duda entre si decirme lo que estaba pensando o no hacerlo, pero al final optó por hablar – Tu nombre no es Isabella Swan, ese es solo tu cubierta de protección, tu nombre es Isabella Marie Dwyer y mi nombre es Charles Dwyer-
- Como el apellido de soltera de mamá- Dije a penas en un susurro. Por mi mente empezaron a pasar todos los momentos que había convivido con ella y con papá, juntos como una verdadera familia. Todas las imágenes pasaban de manera lenta por mi mente, como si fuera alguna clase de película y me sentí nostálgica porque todos aquellos momentos fui muy feliz y ahora, estaba consciente de que nunca más volverían… Aunque me conformaría con ver a mi madre tan solo una vez más.
De pronto, la voz de papá me sacó de mis recuerdos y pensamientos, todos enfocados en mi madre y en la hermosa familia que éramos.
- No era su apellido de soltera, es el mío… El de ella era Swan- Tomó aire y bajó la cabeza – René sabía sobre todo esto, decidimos que lo mejor era cambiar nuestros apellidos para mantenerte a salvo… Te diríamos todo esto cuando cumplieras 18 años, pero la muerte de tu madre cambió todos los planes y para ese entonces yo no tuve la fuerza de decirte todo esto… Además estabas pasando por una etapa de depresión- No levantó su mirada en ningún momento, aunque pude notar una que otra gruesa lágrima en su mejilla.
- Papá- Lo llamé para que me viera – De alguna forma entiendo todo lo que hiciste y entiendo tu silencio… La verdad no estoy enojada contigo porque solo buscabas protegerme y de verdad te agradezco eso- Me acerqué a abrazarlo.
Sabía que era difícil para él decirme todo esto y además, estábamos hablando de mamá, un tema que era sumamente delicado para los dos y el cuál solo hablábamos entre nosotros porque de alguna manera sentíamos que solo el otro podía entendernos. Mi madre nos dejó un gran hoyo en el pecho cuando murió y para ese momento yo solo me concentré en el dolor que sentí yo y no pensé en que papá también estaría sufriendo, prácticamente le añadí una carga más al enfrentarme con mi extrema depresión y viajar en las manos de diferentes psicólogos y psiquiatras que solo buscaban sacarnos dinero… Para este momento yo no quería hacerle las cosas más difíciles y traté de comprenderlo en todo lo que me estaba diciendo sobre su empleo.
- No me esperé que reaccionarías así… Esperaba que me odiaras por ocultarte algo tan importante- Dijo con una sonrisa que no llegó hasta sus ojos.
- No tengo 15 años, papá– Respondí con un tono sarcástico.
Yo no me consideraba una persona inmadura, de hecho, la muerte de mi madre me hizo madurar más rápido de lo que debía. El hecho de que tuviera un caso de depresión extrema no significaba que no me hiciera cargo de mis deberes y tratara de comportarme como una persona adulta (por primera vez en mi vida).
- Lo entiendo- Asintió – Ahora quiero pedirte algo, solo ten en cuenta que es tu elección… Tú decides si aceptas mi propuesta o no y yo respetaré lo que sea que escojas-
- No más rodeos- Sonreí y puse una mano sobre la suya para apoyarlo.
Él sonrió – Bueno, nos hace falta agentes y espías… Necesito que tú te infiltres en varios casos para descubrir a diferentes criminales. A veces solo son sospechas y deberás investigarlas, pero siempre deberás ganarte la confianza de tus victimas para acceder a su información… Te pagaremos como lo haríamos con un agente normal y puedes adecuar tu horario de trabajo con tus estudios para que no tengas ningún inconveniente ¿Qué dices?-
- ¿Por qué me escogiste a mí?- Pregunté confundida.
- Fácil, sé que eres buena conociendo a las personas y además eres una gran actriz, sin mencionar que eres astuta y hábil. Con el entrenamiento apropiado, serás una de las mejores espías- Noté un ligero tono de orgullo en su voz.
- Entonces, acepto- Dije sin más
Era una gran oportunidad para mí, no me vendría mal el dinero extra y podía seguir estudiando, pasaría más tiempo con Charlie aunque fuera en el trabajo y lo ayudaría de una u otra forma. Él pareció sorprendido cuando acepté, pero me sonrió y fuimos directo a casa. A parte de eso, no me era muy difícil tomar la decisión, quería estar más tiempo con Charlie y a su vez le ayudaría en su trabajo, nada podía salir mal y lo mejor de todo, es que él me aseguró que podía dejar el trabajo cuando yo quisiera, aunque sinceramente, en ese momento no creía que renunciara al empleo que parecía ser perfecto, al menos pasaría un buen tiempo en él.
*FIN DEL FLASHBACK*
Fueron seis meses de práctica de camuflaje, cursos psicológicos sobre las personalidades de los diferentes "criminales" y entrenamiento con armas, pasado este tiempo tuve mi primera misión, el nombre de mi víctima: Diego Greene, un estafador en la industria de viajes y turismo. A pesar de ser mi primera misión, fue la misión más fácil que me pudieron dar: Nos conocimos en un lugar clandestino, empezamos a salir y luego de tres semanas nos hicimos novios, al pasar cinco meses ese criminal ya estaba en la cárcel, sentenciado a 20 años de prisión aunque su abogado trató de reducir su pena a solo 10 años, esto le fue imposible con todas las pruebas que tenía en su contra. Lo mejor de todo era que para cada misión, yo desaparecía de la vida de mis víctimas unos meses antes de que los llevaran a prisión y por eso, nadie sospechaba que yo era la agente infiltrada… Todo estaba calculado cuidadosamente para que mi identidad fuera protegida y nadie supiera que yo trabajaba con el FBI; De todas las misiones que me encomendaron, solo fueron dos hombres que resultaron ser inocentes de los delitos que se les acusaban, de igual forma, eso no cambiaba en nada mi decisión de desaparecer de sus vidas porque ambos eran empresarios creídos y manipuladores, basta con decir que cuando estaba con ellos, yo parecía más un objeto que una persona y eso me frustraba enormemente… En fin, terminé la relación con ellos en su debido momento y me desaparecí de sus vidas como tenía que ser, de igual forma no me interesaba estar en contacto con ellos, ya bastante había sufrido con tener que aguantármelos por meses mientras ellos se daban aires de superioridad y todos a su alrededor empezaban a alabarlos como si fueran dioses.
…
Luego de un tiempo me cansé de esa vida que tenía, si bien era cierto que no tenía muchos amigos, los pocos que tenía no sabían mucho sobre mí y me sentía mal fingiendo ante personas que realmente quería. Un ejemplo claro de esta situación era mi amiga Rosalie Hale, ella estudiaba conmigo y en muy poco tiempo se había ganado mi confianza, aunque no le revelé la segunda vida que llevo, fue la única con la que me atreví a hablar de la muerte de mi madre, por supuesto, no lo hice detalladamente y ella tampoco me presionó para hacerlo. Por otro lado estaba Emmet McCarthy, el novio de Rosalie: él era como mi hermano mayor y fabuloso haciendo bromas. La pasaba muy bien con ellos dos, lo que no me gustaba era que como ellos me veían "sola", trataban de emparejarme con chicos de la universidad y yo no podía por mi trabajo, ellos tampoco conocieron a ninguno de mis "ex - novios" por cuestiones de seguridad, además tampoco los podía presentar porque podrían comenzar a sospechar por el hecho de que todos terminaran en la prisión o desaparecieran de mi vida sin más.
Rosalie me sacó de mis pensamientos cuando empezó a chasquear sus dedos en frente de mi cara.
- ¿Estás en el planeta Tierra?- Preguntó a manera de broma.
- Lo siento… Creo que me distraje-
- Pues es mejor que te concentres- Me miró disimuladamente porque el profesor nos estaba viendo mientras daba su cátedra – Sabes lo importante que es esta clase y si no apruebas mediación para la acción social, no podrás graduarte-
- Si, lo sé… Solo que algo de lo que dijo el profesor me recordó a una frase típica de mi madre y… bueno… ya sabes- Dije bajando la mirada, todos mis pensamientos se desencadenaron desde que el profesor mencionó la frase "Más sabe el diablo por viejo que por diablo", mi madre la decía cada vez que me encontraba en alguna travesura a los 12 años.
Ella se acercó a abrazarme – Lo siento- A penas susurró en mi oído.
- Señorita Hale, señorita Swan ¿Tienen algo que aportar acerca del tema que estamos tratando?- Dijo el profesor con una mirada seria hacía nosotras, todos nuestros compañeros de clase se voltearon a vernos ya que estábamos en la parte trasera del aula.
- No señor Crowley, prosiga y disculpe nuestra interrupción- Dijo Rosalie disculpándose por las dos.
- Que no se repita o tendrán que salir del aula de clase- Dijo serio y continuó con su clase.
Durante los siguientes 15 minutos de clase no pude concentrarme y solo dejaba vagar mi mente, recordando los buenos momentos que pasé junto a mi madre. Rosalie me miraba preocupada de tanto en tanto, yo solo podía sonreírle para tratar de tranquilizarla pero eso no funcionaba del todo, ya que ella conocía todo por lo que había pasado antes y de alguna forma me entendía porque ella vivía una situación familiar.
Salimos del aula de clase y no tardamos en llegar a la plaza principal de la universidad, se supone que no teníamos más clase después de esta y afortunadamente eran las 4:30, hace dos semanas que no me contactaban para ninguna misión y yo aprovechaba ese tiempo para tomar unos tragos con Rosalie de vez en cuando. Me sorprendió que mi amiga empezara apartarse de mí y luego correr, fijé mi vista en la dirección en la que lo estaba haciendo para encontrarme con Emmet y su típica sonrisa acompañada de los hoyuelos en cada mejilla, al mismo tiempo que él extendía sus brazos para recibir a Rosalie. Me acerqué lentamente, tratando de no parecer inoportuna y le sonreí a Emmet una vez terminaron el abrazo con su novia.
Él me miró con una ceja arqueada - ¿Es en serio? ¿No vas a saludar a tu hermanito?... Ven aquí- Dijo lo último con una sonrisa y me atrajo hasta sus brazos, me levantó del suelo y, como si fuera una niña pequeña, me hizo girar en el aire.
Emmet y Rosalie hacían una pareja perfecta: Mi amiga era hermosa, de cabello rubio y ligeramente ondulado, sus ojos eran color azul claro, las facciones en su cara eran delicadas y finas muy parecidas a la de una súper modelo. Su cuerpo era completamente escultural, piernas torneadas, abdomen plano y pecho firme. Por otro lado, Emmet tenía un cuerpo de atleta imparable, era alto, de cabello y ojos color café oscuro, difícilmente se notaban algunas ondas en él, puesto que tenía el cabello corto. Era musculoso y fuerte, en todo el sentido de la palabra, espalda ancha y las facciones de su cara muy bien marcadas…. Se complementaban muy bien no solo en la parte física sino también en la parte sentimental, Emmet a veces tendía a ser demasiado bromista y libertino, Rosalie era un poco más responsable y madura.
Una vez Emmet me puso en el suelo, fijé mí vista en un chico que llegaba al lado de Emmet y yo jamás lo había visto – Por favor, que no sea otro de los planes de Emmet y Rosalie para emparejarme con alguien- Supliqué mentalmente. Volví mi mirada a Rosalie y ella me mostró su cara inocente, lo que me hizo pensar que tal vez, ella no lo sabía o que no era lo que yo me estaba imaginando. Pronto, aquel chico llegó a nuestro lado y Emmet lo saludó de manera amigable. Me pareció simpático, era delgado, con algunos músculos no tan exagerados como los de Emmet, pero si estaba en buena forma, unos cinco centímetros más bajo que mi amigo, de tez blanca y ojos azules, tenía cabello rubio y lo suficientemente largo como para notar que era liso.
- Amigo… Qué bueno que viniste- Dijo Emmet palmeando su hombro – Bueno, ya conoces a mi novia Rosalie- Él asintió y le sonrió a Rose, Emmet continuó - Y ella es su amiga Bella, mi casi hermana- Dijo lo último en tono de broma.
Extendí mi mano para presentarme – Isabella Swan, un placer conocerte- Sonreí discretamente, por alguna razón que no entendía muy bien, estaba nerviosa ante la mirada de aquel joven.
Él la tomó y me sorprendió cuando hizo una venia, para luego dejar un delicado beso sobre el dorso de mi mano – Jasper Withlock, el placer es todo mío- Me sonrió y no pude evitar sonrojarme, si era cierto que, debido a mi trabajo, tenía que ligar con varios hombres pero generalmente ninguno de ellos me parecía atractivo y además no se me presentaban en forma tan galante y era la primera vez que me sentía extraña estando en presencia de un joven así.
Traté de disimular mi sonrojo ocultando mi cara tras mi cabello, entre tanto pude ver como Rosalie le sonreía a Emmet – Ellos lo planearon- Pensé molesta. Me distraje al notar que mi celular vibrada dentro de mi bolsillo, lo saqué despreocupadamente y en la pantalla se podía ver un mensaje de mi padre.
-Nueva Misión… Ven a la agencia cuanto antes-
Ese mensaje me indispuso un poco, ya sabía que no demoraría mucho para tener mi siguiente misión, solo me dejaban descansar dos o tres semanas y volvía de nuevo. Rosalie notó mi expresión de inmediato y me miró preocupada.
- ¿Algo importante?- Dijo arqueando una ceja.
- Si- Respondí apurada – Debo irme… Los veo luego chicos, un gusto Jasper- Le dije dándole una mirada rápida.
Antes de poder marcharme Emmet me tomó del brazo con demasiada suavidad, aun para tratarse de él. Yo lo miré frunciendo el ceño.
- Teníamos planes ¿Lo olvidas?- Preguntó con una mueca de decepción.
- Si… Lo sé… Lo siento… Pero debo irme, es Charlie y sabes cómo se pone cuando no llego a tiempo- Me excusé de forma rápida y desesperada porque en la agencia eran muy estrictos con respecto a los horarios y al tiempo de llegada.
- No te entiendo, ya eres una mujer, si es cierto que vives con tu padre pero él prácticamente controla tu vida como si fueras una adolescente… Como si él trabajara para el FBI- Dijo con una mueca cansada.
Yo me tensé al instante, era la primera vez que mencionaban algo así. Traté de disimularlo lo mejor que pude y solté una carcajada parecida a la de Rosalie. - ¿Estás hablando en serio Emmet? ¿Mi padre trabajando para el FBI? Eso tendría que verlo- Fingí reír nuevamente, aunque internamente mis huesos temblaban por la posibilidad de que pudiera descubrir el trabajo de mi padre y por tanto el mío.
Rosalie también me siguió y luego de unos minutos Emmet comenzó a reír – Sí, es cierto… Es algo ilógico- Dijo él riendo
- Les prometo que haremos algo cualquier otro día pero hoy no puedo… Solo les pido que me entiendan- Supliqué con la mirada. Ellos asintieron a regañadientes en forma de respuesta y yo les sonreí.
– Espero verte de nuevo- Jasper habló con un tono bajo para después mostrarme su tímida sonrisa. Le sonreí de vuelta y me fui.
Tomé un taxi hasta llegar a las oficinas del FBI, no pude evitar pensar en aquel muchacho de ojos azules –Jasper- Su nombre surgió de mis labios casi como un susurro apenas audible… ¿Por qué con él era diferente a todos los hombres que conocía? ¿Por qué me sentía tan extraña? ¿Emmet y Rosalie habían logrado su cometido de que me sintiera "atraída" por alguien? Me sentí insegura al pensar en la respuesta de la última pregunta. Yo no podía estar sintiendo esto, quizás en un par de años, cuando dejara este trabajo podría concentrarme en mi vida sentimental… Ahora todo era demasiado complicado y no me agradaba la idea de engañar a los demás, aunque lo hacía con mis mejores amigos… Jasper parecía ser tierno y caballeroso, con una espectacular sonrisa y además debía ser una buena persona para que Emmet y Rosalie consideraran presentármelo. No obstante, por más que lo pensaba, yo no podía darle una oportunidad… Los dos saldríamos lastimados y no me gustaría empezar una relación a base de mentiras… Quizás, cuando deje mi trabajo podría considerarlo, pero por lo pronto... No lo haría. Jasper parecía ser una buena persona y no se merecía que yo lo engañara de la forma en la que lo haría si empezara una relación sentimental con él.
Sin darme cuenta, llegué a mi destino, le pagué al taxista y tomé el elevador hasta el último piso, al abrir las puertas, encontré a Charlie detrás de su escritorio, esperando por mí. Le sonreí y me acerqué a saludarlo, luego de eso, él fue directo al grano y me dijo cuál sería mi siguiente misión. Me entregó una carpeta con la información completa de mi siguiente víctima.
- Edward Cullen- Dijo en tono desconfiado – Heredero del bufete de abogados "Cullen Corp." Estudió derecho y se especializó como abogado penalista, tiene 25 años y trabaja codo a codo con su padre, Carlisle Cullen. Vive en una lujosa mansión junto a su padre, su madre: Esme Cullen y su hermana menor, Alice Cullen. Aunque solo son sospechas, tenemos algunas evidencias de que su familia y por tanto su bufete, han accedido a negocios ilícitos y además tienen relación con políticos corruptos-
-Excelente… ¿Cuándo lo conoceré?- Mi tono era desinteresado. Generalmente los informes que me daba mi padre tenían una foto de la víctima pero en este no había nada y por lo tanto no tenía ni la más mínima idea de cómo era su aspecto físico. Aunque era poco lo que me importaba el aspecto físico sabiendo que mi trabajo era confirmar sospechas.
- Muy pronto… Tenemos que hacer unas investigaciones antes y luego empieza tu trabajo- Sonrió – Tal vez para la próxima semana podrás conocerlo-
- ¿Tengo una semana libre?- Pregunté arqueando una ceja con una sonrisa, me emocionaba mucho saber que podía descansar y salir con mis amigos por una semana más.
- Si… Aprovéchala… Sal con tus amigos, después de esto no tendrás mucho tiempo libre-
- Gracias, dejaré el informe en casa y saldré con Rosalie esta noche- Sonreí al decirle eso y pensar que tenía otra semana "libre". Me levanté de mi puesto y fui a despedirme con un beso en su mejilla.
- Vale, cuídate- Se quedó en silencio un momento y habló antes de que yo llegara a la puerta, haciendo que me volteara para verlo - ¿Van solas?-
- Creo que no, Emmet irá con nosotras- Respondí calmada.
- Bueno, eso me deja más tranquilo… Por alguna razón ese alocado chico me da algo de confianza- Sonrió.
- ¿Te da confianza él o sus músculos?- Pregunté a manera de broma arqueando una ceja.
Él soltó una pequeña carcajada – Al menos con él, ningún otro depravado se te va a acercar y Emmet te trata como su hermana menor, no le puedo pedir más, me agrada el muchacho- Se encogió de hombros.
Le mostré mi mejor sonrisa y salí de la agencia, llamé a Rosalie para decirle que no cancelara los planes y que estaría con ella para las ocho de la noche mientras iba a mi casa y me refrescaba, noté su tono de alegría al decirle eso. Llegué a mi casa en donde me puse mi mejor vestido para salir a la primera de las muchas fiestas que tendría en mi semana libre, apenas era viernes, me quedaban nueve días antes de que mi tortura comenzara nuevamente. Solo esperaba que el tal "Edward Cullen" no resultara como mis anteriores víctimas, un ser prepotente y despreciable que creía que podía hacer lo que se le viniera en gana solo porque tenía dinero y poder. Con esa idea en mente fui hasta la entrada donde me esperaban Rosalie, Emmet y Jasper en el deportivo rojo de mi amiga, esta salida prometía ser una de las mejores.
Sonreí al notar los ojos azules de Jasper fijos en los míos y luego parecía como si estuviera paralizado con solo verme, sin poder evitarlo, me sonrojé furiosamente. Volteé mi mirada desviando la de Jasper y noté como Emmet y Rosalie se sonreían de manera cómplice – Estos dos me las iban a pagar – Pensé y cuando menos me di cuenta, Jasper se había bajado del auto, había abierto la puerta trasera para mí y me tendía la mano caballerosamente para que yo entrara; sonreí de nuevo y tomé su mano, me acomodé en el asiento de atrás junto a él… Yo estaba muy sonrojada y nadie decía nada, solo podía percibir la mirada de Jasper y las conversaciones silenciosas entre Emmet y Rosalie, así que no me quedó más opción que romper el silencio y hablarle a Rosalie sobre algún tema sin importancia.
Pasamos un buen rato en el auto buscando un buen club para así conseguir una noche de locura y diversión. Emmet y Rosalie iban en los puestos del copiloto y el conductor (respectivamente), mientras Jasper y yo íbamos en el asiento trasero entablando una conversación amigable y más que nada, estábamos conociendo nuestros gustos y disgustos. Emmet y Rosalie nos miraban por el espejo retrovisor de vez en vez y se sonreían de manera cómplice, solo esperaba que esto no terminara en algo malo.
Jasper no me desagradaba de ninguna manera, inclusive lo consideraba un chico educado, caballero, tierno, inteligente, tímido pero amistoso y agradable, no me presionaba para hablar si yo no quería hacerlo, además de que ponía especial atención en cada palabra que yo decía, incluso algunos detalles de mi vida que yo catalogaba como simples o aburridos, para él eran lo más interesante del mundo. Era todo lo contrario a todos los "pretendientes" que me habían presentado Rosalie y Emmet en el pasado, y eso era lo que más me gustaba, que él no me obligaba a hablar de nada que yo no quisiera ni me hostigaba con su presencia, mucho menos con preguntas imprudentes.
Luego de un poco más de cuarenta minutos en el auto, encontramos un buen club, grande, espacioso, desde afuera parecía ser uno de los mejores de la zona. Rosalie estacionó su auto y todos salimos de él para internarnos en aquel espectacular lugar que nos haría pasar una noche inolvidable. Cuando entramos todo mejoró, la primera planta estaba alumbrada por luces de neón, los colores de estas variaban dependiendo de la zona en la que nos encontrábamos, por un lado la barra de bebidas estaba alumbrada por luces de neón color verde, la pista de baile tenía varias luces de diferentes colores titilantes pero el color que más se destacaba era el morado, más hacía el fondo del club había una zona que estaba dividida en cinco o seis espacios donde las personas podían sentarse a descansar, los muebles eran en cuero blanco , habían cuatro o tres sillones dobles dependiendo de la cantidad de gente que los fuera a ocupar y por último, una mesa de centro de vidrio en forma ovalada, de tamaño mediano.
Emmet tomó la mano de Rosalie y la guió hasta la segunda planta, Jasper y yo nos quedamos en el mismo lugar hasta que Emmet, con una sola mirada, nos invitó a que lo siguiéramos. Rápidamente subimos las escaleras y llegamos a la zona VIP, no era muy diferente a la primera planta, de hecho era igual solo que todo estaba alumbrado con luces de neón en diferentes tonos de azul y fucsia, además la pista de baile era más reducida y en cambio, el espacio para descansar o solo tomar un trago, era más amplio. Emmet le dio algo de dinero al hombre de seguridad e inmediatamente quitó el cordón que nos impedía entrar para ver todo con más detalle.
Nos dirigimos hasta la pista de baile, donde nos movíamos animadamente, la música era perfecta para la ocasión y resonaba hasta en el último rincón del club, haciendo que todos nos sintiéramos más animados y eufóricos, luego de dos canciones, comenzamos a bailar en parejas, no era muy difícil adivinar cuales eran: Emmet y Rosalie, Jasper y yo. Las canciones eran bastante insinuantes, sin embargo, nunca tuve la necesidad de alejar a Jasper de mí por el simple hecho que él no se propasaba conmigo ni siquiera lo intentaba, en verdad no me había equivocado cuando catalogué a Jasper como un hombre caballero y respetuoso.
Otras dos canciones pasaron, yo me sentía cansada y quería un respiro. Rosalie vio mi expresión de cansancio, ella también parecía cansada, así que haló a Emmet hasta la zona amoblada para que nos sentáramos a descansar.
- ¿Quieren algo de beber?- Preguntó Emmet. Rosalie y yo asentimos con una sonrisa, él se levantó de su puesto sin decir ni una sola palabra.
- Yo te acompañaré- Dijo Jasper tratando de seguir a Emmet hasta la barra de bebidas.
Rosalie y yo nos quedamos sentadas mirando como Jasper y Emmet se alejaban y por consiguiente, se perdían entre la multitud. Solté un suspiro sin saber exactamente por qué, podía excusarme pensando que estaba cansada, pero yo sabía perfectamente que no era eso lo que me sucedía… Tal vez era el hecho de que tendría que volver a mi "trabajo" en una semana, debía empezar a salir con un chico solo para saber si merecía o no, ir a prisión. Inmediatamente, pensé en Jasper -¿Por qué pensé en el?- Me pregunté en mi mente… Él parecía una buena persona, pero no éramos nada, apenas si nos conocíamos… Tal vez ¿Me sentía atraída hacía él?, era una posibilidad, lo encontraba atractivo no solo físicamente, sino también me gustaban las cualidades que me había mostrado hasta ahora.
- ¿Qué tal vas con Jasper?- Preguntó Rosalie sacándome de mis pensamientos, a buena hora y si no iba a seguir pensando en cosas que no debía.
- Mmmm bien- Respondí simplemente.
- ¿Solo bien? Parece que le gustas- Me sonrió y arqueó una ceja, sus ojos azules me miraban de manera insinuante.
- Dices eso de todos los chicos que me has presentado, excusándote en que solo quieres que yo tenga más amigos- Dije divertida.
- Mmmm buen apunte- Sonrió – Pero algo me dice que esta vez va a ser diferente y sabes que es verdad que solo quiero que tengas más amigos-
- ¿Cómo diferente?- Pregunté arqueando una ceja.
- Esta vez, él te gusta- Yo la miré sorprendida y me pregunté cómo pudo saber eso. Ella sonrió al ver mi rostro petrificado, sabía que había acertado en su predicción – Oh por Dios, solo cuando digo cosas al azar resulta que tengo la razón- Se echó a reír mientras yo sentía mi cara en llamas.
- No digas eso, a penas lo conozco ¿Cómo podría gustarme?- Le pregunté bufando
- No lo sé… Tal vez lo pienso porque te pusiste roja cuando lo mencioné o incluso porque parecía que hubieras visto a un fantasma- Se encogió de hombros restándole importancia.
Yo suspiré enojada -¿Cómo era posible que Rosalie siempre supiera lo que me pasaba? ¿Tanto me conocía?- Me pregunté mentalmente. Suspiré de nuevo tratando de relajarme y recuperar el color normal que debía tomar mi rostro.
- No te preocupes, los dos se gustan y Jasper es un buen chico… Es amigo de Emmet hace mucho tiempo- Sonrió devolviéndome la confianza y la tranquilidad.
Ambas fijamos nuestra vista en Emmet, quien venía con una enorme sonrisa y una botella de Champagne, Jasper venía detrás de él, también sonriendo y traía cuatro copas de vidrio. Los dos tomaron asiento y dejaron lo que llevaban en la mesa del centro.
- ¿Qué estamos celebrando?- Preguntó Rosalie, señalando la botella de Champagne.
Emmet pasó su brazo alrededor de la espalda de Rosalie, la apegó más a él y sonrió - ¿Qué celebramos?- Preguntó sarcástico – Estamos juntos, felices, tenemos salud… ¿Por qué no deberíamos celebrarlo?- Hizo un puchero inocente.
- No creo que sea solo eso- Dije arqueando una ceja.
Emmet sonrió, Jasper tomó la botella de Champagne y pasó a abrirla, a su vez le lanzó una mirada de advertencia a Emmet, pero éste hizo caso omiso y soltó una pequeña risa.
- ¿Qué otra cosa podría ser?... ¿Qué bella por fin aceptó a uno de los pretendientes que Rosalie y yo escogimos para ella?- Dijo tratando de hacerse el desentendido, una sonrisa burlona aparecía en su rostro.
Mis ojos se abrieron como platos y creo que mi cara alcanzó un nuevo tono de rojo, agradecí que estuviéramos en un sitio ligeramente oscuro y esperaba que no se notara demasiado el violento sonrojo en mi rostro. Me prohibí ver la reacción de Jasper, con eso solo conseguiría sonrojarme más y no quería pasar por eso. Rosalie soltó una pequeña risita, yo la fulminé con la mirada, ella sabía perfectamente los planes de Emmet y aunque no supiera que él haría ese comentario, debió advertirme que planeaban presentarme a Jasper.
- ¿Ahora no dices nada?- Me preguntó Emmet arqueando una ceja.
- Parece que tu misión en la vida es hacerme sonrojar a toda costa- Respondí molesta.
- Nunca lo desmentiste… ¡Qué bueno soy! ¡Por fin le encontré novio a mi hermanita menor! ¡Tengo nuevo cuñado! - Dijo con una sonrisa orgullosa en su rostro y abrazó a Jasper.
- Ya basta Emmet, creo que tu broma ha ido demasiado lejos- Dijo Jasper en tono serio y en verdad se lo agradecí.
Emmet frunció el ceño, siguió sirviendo el champagne sin decir ni una sola palabra, solo tenía esa sonrisa divertida en su rostro. Miré a Jasper agradeciéndole que me alejara de esa bochornosa situación. Me sorprendió que fuera Jasper quien parara la broma de Emmet y no Rosalie quien era la que usualmente, me defendía pero esta vez ella parecía más concentrada en disfrutar la broma de Emmet que en ayudarme a dejar mi vergüenza de lado. Afortunadamente, todos cambiamos de tema y no se volvió a mencionar tal cosa, sonreíamos y conversábamos alegremente sobre situaciones graciosas que nos habían ocurrido en algún momento de nuestra vida. Bailamos un rato más y volvimos a sentarnos luego de unas cinco o seis canciones, a parte de las cinco copas de champagne, tomé como cuatro vasos de Whisky y seguí bailando, Emmet decidió que era hora de "subir el nivel" y nuestra próxima bebida fue el tequila más amargo que probé en toda mi vida.
Me sentí mareada luego del tercer trago, además surgió mi necesidad natural de ir al baño, Rosalie me acompañó alegando que yo estaba demasiado ebria para mantenerme en pie por mi cuenta, lo que era mentira, podía sentirme un poco mareada pero tenía todos mis sentidos alerta, solo un trago más lograría desestabilizarme, por tal razón no tomaría un trago más o si no, definitivamente perdería la cabeza esta noche.
Salí del baño y no encontré a Rosalie por ningún lado, lo que se me hizo bastante extraño – Tal vez volvió con Emmet y Jasper- Pensé para tranquilizarme. Empecé a caminar con paso lento hasta donde estaba nuestra mesa, había mucha gente que me dificultaba el paso, luego, todo pasó como en cámara lenta, choqué de espaldas con un extraño, lo miré confundida, él era alto, tenía el pelo cobrizo y despeinado, ojos verdes cual esmeraldas, mandíbula cuadrada, cuerpo escultural, se notaban sus trabajados músculos y abdomen sin exagerarlos demasiado, estaba vestido con un traje ejecutivo que a simple vista parecía ser bastante costoso pero detallaba perfectamente la forma de su cuerpo, podía decir que su aspecto físico solo podía asemejarse con la de un dios griego, por mucho debía tener unos 25 o 26 años. Mi cuerpo se tensó inmediatamente al ver que él también me observaba detalladamente, una sonrisa increíblemente perfecta se instaló en su rostro y prácticamente caí a sus pies con solo ese gesto.
Sacudí mi cabeza lentamente para poder reaccionar como se debía, él era un extraño y a mí me esperaban mis amigos. – Lo siento, no me fijé- Dije disculpándome.
- No digas eso, fui yo el que no se fijó… ¿Estás bien?- Preguntó sin dejar esa sonrisa ladina.
Su voz aterciopelada me dejó en shock por un segundo hasta que recobraba el sentido para responderle como debía - Emmm sí, estoy bien- Respondí aturdida por su aparente preocupación por mí: una torpe y algo mareada chica extraña con la que se había topado en un club nocturno.
- ¿Te gustaría bailar o simplemente quieres que te invite un trago?- Preguntó esta vez en tono más galante.
Tomó mi mano con dulzura, acción que me tomó por sorpresa porque sentí una deliciosa corriente eléctrica que empezaba por la punta de mis dedos, mi cuerpo parecía estar recostado sobre una gran nube. No era para nada ilógico decir que estaba sonriendo como una estúpida y por esa razón decidí soltar su mano sin ser grosera – Lo siento, vine con algunos amigos y han de estarme esperando… En otra ocasión será- Respondí con una simple sonrisa y me alejé sin decir nada más.
De vuelta a la mesa con Emmet, Rosalie y Jasper, no pude evitar pensar en quien era ese misterioso hombre que me había abordado o más bien, con él que me había topado por accidente, me pareció tan misterioso y deslumbrante, como un príncipe salido de un cuento de hadas -¿Sentí atracción? ¿Atracción por un desconocido?... Ni siquiera sabía su nombre, esto no me podía estar pasando -le respondí a la voz de mi insistente consciencia. Los príncipes no existen, además, un hombre como él no podía estar interesado en alguien como yo, seguramente, él estaba intentando ser galante ligando conmigo o simplemente buscaba una aventura de una noche y ya. No podía negar que había algo cautivante en aquel extraño, pero posiblemente no lo vería nunca más en mi vida, por lo tanto no tenía sentido seguir pensando en él.
Solo hasta que sentí la voz de Rosalie volví a mi realidad y dejé de pensar, por solo unos segundos, en aquel hombre misterioso. – Bella ¿Estás bien?- Me preguntó mi amiga rubia.
-Si lo estoy… No quiero más alcohol por esta noche- Dije lo último mirando a Emmet quien ya tenía un casquito de tequila servido para mí.
- ¿Y eso por qué?- Preguntó Rosalie arqueando una ceja.
- Digamos que no quiero tener una resaca mañana en la mañana- Respondí divertida. No importaba si me tomaba o no el casquito de tequila que Emmet me ofrecía, de todas formas tendría resaca de tanto alcohol que había consumido.
- ¿Por qué venias con esa expresión tan pensativa?- Me preguntó Emmet, dándole el casquito de tequila a Jasper. Todos me miraron atentamente, esperando mi respuesta.
- Mmmm nada interesante, solo me preguntaba por qué Rosalie se había ido luego de dejarme en el baño, después de que había insistido en acompañarme- Respondí rápidamente. No quería contarles lo que había pasado realmente o tendría a Emmet burlándose de mí y eso sería de por vida…
- Le envié un mensaje a mi princesa porque me sentí solo- Dijo Emmet, haciendo un puchero inofensivo y luego soltó una risa divertida.
- Fue una apuesta- Respondió Jasper tímidamente – Me dijo que Rosalie llegaría en cualquier momento si él se lo pidiera-
- Y así fue… Gané- Emmet sonrió victorioso.
- ¿Cómo no iba a venir si escribes un mensaje diciendo que una chica estaba intentando coquetearte y llevarte a otro lugar más "privado"? ¿Cómo quieres que me sienta con eso?- Indagó furiosa, Emmet sonrió y la abrazó – Idiota, tienes suerte de que te ame- Bufó Rosalie.
- Fue trampa- Dijo Jasper – Cualquier novia en su sano juicio, vendría corriendo si le escribes ese tipo de cosas-
- Ya no importa, además te vimos conversando animadamente con un tipo ¿Quién era?- Me preguntó Emmet. Jasper y Rosalie fruncieron el ceño, clara señal de que no sabían de lo que Emmet hablaba – Vamos chicos, ¿No se dieron cuenta?- Les preguntó más a ellos que a mí – Si el tipo se comía con la mirada a Bella y ella no se quedaba atrás- Sonrió con malicia.
- ¿Lo conoces?- Me preguntó Jasper con cierto tono sospechoso que no reconocí del todo.
- No, nos tropezamos por accidente y quería invitarme algo de beber, simplemente lo rechacé y vine con ustedes- Respondí tratando de sonar normal y no darle la importancia que ahora él tenía en mi mente.
- ¿Cómo se llama?- Preguntó Rosalie abriendo los ojos.
Me encogí de hombros y me senté en mi puesto, al lado de Jasper – No lo sé, no le pregunté y tampoco quería saberlo- Respondí en tono desinteresado.
- Oh- A penas dijo Rosalie, recostándose sobre el pecho de Emmet.
- No importa, solo es un extraño y posiblemente nunca me vuelva a cruzar con él… No veo porque tanto interés- Me sentí incómoda hablando de eso.
Rosalie y Emmet se miraron con expresiones cómplices que no supe descifrar, Emmet sonreía pero Rosalie parecía algo más confundida. Yo no quería seguir pensando en aquel hombre y la noche aún era joven, disfrutaría de estos nueve días a como diera lugar.
Ignoré las reacciones de mis dos amigos y me levanté de mi puesto – Vamos a bailar- Le dije a Jasper tendiéndole la mano, él me miró confundido, pero se levantó de su puesto y me sonrió.
Los dos empezamos a bailar animadamente en la pista, la música estaba excelente y no exigía que nos acercáramos demasiado. Jasper me hacía reír con algunos de sus comentarios y otros me ponían extremadamente roja, como cuando me decía que le gustaban mis ojos marrones o me piropeaba… Debería estar acostumbrada a este tipo de halagos, puesto que en mi trabajo los escuchaba frecuentemente, esta vez era algo diferente, no sabía por qué me sonrojaba, solo lo hacía.
Bailamos una canción tras otra sin detenernos a descansar, poco tiempo después, Rosalie y Emmet se unieron a nosotros y bailamos los cuatro en grupo. Tenía la leve sensación de que alguien me observaba, pero cada vez que miraba en la dirección que creía que estaba la persona que me observaba, no veía a nadie – Todo ese alcohol ya me está afectando- Pensé y seguí bailando sin tomarle mucha importancia. Con lo que no conté es que toda la noche sentí esa mirada penetrante sobre mí y no sabía quién era, no identificaba a nadie conocido en el club y me aterró la idea de pensar que fuera alguna de mis "víctimas" que quería venganza.
Este fue el primer capítulo de una de mis locas ideas, espero que les haya gustado; sé que tardé más tiempo del que debería en subirlo pero estaba detallando que todo me quedara perfecto... A ver ¿Que más les puedo decir? Quería que este fic fuera un poco distinto a los demás y empecé por cambiar un poco la personalidad de Bella, como se habrán dado cuenta, ella no es tan tímida, le gusta salir a bailar y es buena mintiendo, cosa totalmente opuesta a como en realidad es.
No tengo nada más que decirles excepto que me gustaría que dejaran sus reviews para decirme que opinan y comentarles que si no tengo ningún imprevisto, actualizaré cada lunes. Que tengan un feliz inicio de semana.
