Hace un año empecé con esta historia. Un idea tonta que poco a poco se terminó convirtiendo en una realidad. El título es poco original, lo sé, pero no encontré uno mejor para titular este fic, en donde habrá capítulos largos, y otros más cortos.

A diferencia del anterior, este proyecto está plagado de referencias culturales, tiene más humor, y no tantas situaciones infantiles. Igualmente, el romance es lo primordial.

Algo importante: es muy probable que varias situaciones les recuerden a los capítulos "Al Fin" y "El Viaje Cuántico de Phineas y Ferb". Si bien con el primero admito que recibí cierta influencia, no me inspiré para nada en el segundo, ya que comencé a escribir esta historia cuatro meses antes de que ese capítulo se emitiera en Estados Unidos. Cualquier similitud es pura coincidencia.

Escribí varias canciones para esta ocasión. Están en inglés, pero espero les agraden.

Phineas y Ferb no me pertenecen, son propiedad de Dan Povenmire y Jeff "Swampy" Marsh.

Acá les dejo el primer capítulo de Phineas y Ferb: La Película: "Ideas Futuristas".


Introducción

El muchacho pelirrojo miró su reloj y sonrió. Faltaba un minuto para las nueve y se acercaba el momento de su casamiento.

Entonces, sonaron las campanas de la iglesia y la novia entró vestida de blanco. Se acercó al altar y se sacó el velo de la cara.

-¿Qué estás haciendo, amor?

El joven quedó pasmado. ¡Ella no era su novia! ¡Era su mejor amiga de la infancia!

-No… ¡No puede ser posible!-exclamó, horrorizado.

El sacerdote los miró a ambos y comenzó a hablar.

-Isabella García-Shapiro, ¿aceptas a Phineas Flynn como tu esposo hasta que la muerte los separe?

-Ya lo creo, padre… digo, ¡acepto!-asintió la chica.

-Phineas Flynn, ¿aceptas a Isabella García-Shapiro como tu esposa hasta que la muerte los separe?

El muchacho no se iba a quedar sin hacer nada, así que trató de impedir la boda.

-¡No!-gritó-No quiero… esto es una equivocación…

-Claro que no-le dijo la chica, de pelo negro-Ahora prosigue, di que aceptas.

-¡Pero no!

-¡Qué sí!

-¡Pero no!

-¡Qué sí…! ¡Qué no!

-¡Sí!-asintió el pelirrojo, dejándose engañar.

-¡Te tengo!

El chico se golpeó la cabeza, dándose cuenta de su error.

-Ya son marido y mujer-les dijo el padre.

Acto seguido, Isabella le puso a Phineas un anillo de oro en el dedo.

-¡Un momento, me engañó!-se quejó el pelirrojo.

-Puede besar a la novia-la siguió el sacerdote, indiferente.

La muchacha lo abrazó y lo besó en la boca, no sin que Phineas soltara antes de eso unos cuantos gritos de terror.


Phineas y Ferb: La Película


Capítulo I

Ideas Futuristas

-Phineas…-se oyó a lo lejos.

Eran las siete de la mañana y se venía otro día en el Área Limítrofe. Se prevenía soleado, perfecto para que hermanos y hermanastros no se aburrieran.

En los suburbios de Danville, una terrible pesadilla despertó con terror al enérgico Phineas Flynn, justo cuando el reloj sonaba y despertaba a su medio hermano Ferb Fletcher. Al ver que ya estaba conciente, le dijo:

-¡Cielos, Ferb! No sabes que terrible pesadilla he tenido…

El chico, de pelo verde, lo miró perplejo.

-Soñé que era el día de mi boda y me casaba con… pues… vaya, ya ni lo recuerdo.

Ferb se encogió de hombros.

-¿Nunca te ha pasado algo similar?-preguntó Phineas.

Su hermano negó con la cabeza. Mentía, puesto que ya había soñado numerosas veces su casamiento con una chica gótica y de pelo castaño con la cual ya se había visto varias veces, y de la cual aún desconocía su nombre.

-Bueno, olvídalo… ¡Pero ahora hay que levantarse y disfrutar del día, hermano! El día de ayer fue genial… ¡sí que liquidamos a esa engreída ciudad capital!

Ferb sonrió. Él también se había divertido con el partido de fútbol disputado la noche anterior en el que los chicos de Danville derrotaron a los de la ciudad, que limitaba con los suburbios, y ganaron el torneo anual de fútbol del Área Limítrofe.

-Y ahora vamos a ver el calendario-dijo Phineas-Según esto, hoy es…

Se entristeció de repente al tachar el día anterior.

-No puedo creerlo… la última semana del verano se nos está yendo… El momento de volver a la escuela se acerca y aún no hemos terminado todos nuestros proyectos.

Buscó su ropa de siempre en el armario, se sacó el pijama y siguió:

-Es increíble. Tanta diversión es obvio que nos ha hecho olvidar el tiempo. Sí, ésta es la realidad y el verano acabará pronto… al cabo de tanto infortunio que tenemos el día de hoy, lo bueno es que nadie nos está espiando.

Pero se equivocaba, puesto que desde la casa de enfrente Isabella García-Shapiro, la mejor amiga de ambos, observaba a Phineas con su telescopio.

-Me sorprende que se levante tan temprano…-pensó-Eso es otro incentivo, pero ¿por qué nunca me presta atención? Ese Phineas, siempre tan optimista, tan infantil, tan tonto… ¡es odioso…!

Se quedó pensando un buen rato. Miró para ambos lados y, viendo que estaba sola, comenzó a monologar, sacando de su cabello un portarretrato con la cara del chico.

-Pero… ¡Cuánto lo amo! Ah, Phineas… deberías pensar que soy una idiota… ¿cómo puedo estar espiando a la razón de mi vida y mi ser con esto? Phineas, mi amor… debo ser la única tarada que espía a la persona que quiere con esta cosa.

Se equivocaba también. Al mismo tiempo, Candace Flynn, la hermana de los chicos, espiaba a Jeremy Johnson, su amor secreto, con el telescopio de sus hermanos. El muchacho aún dormía, lo cual gustaba más a ella.

-¡Qué lindo es cuando duerme! Debería sacarle una foto… Igual, es increíble que por fin una cosa inventada por mis hermanos funcione.

-¿Sabes qué, Ferb?-preguntó Phineas, mientras su hermano se cambiaba también-Es en estos momentos en que hay que disfrutar más, ¿te das cuenta? Hay que aprovechar el poco tiempo que tenemos y utilizarlo para realizar todos nuestros objetivos.

En eso, se escuchó la voz de mamá desde el comedor.

-¡Niños, a desayunar!-gritó-¡Hoy hay panqueques!

-¿Oíste eso, Ferb? ¡Hay que bajar antes de que Candace se los coma todos!

Y ambos, ya vestidos, descendieron por la baranda de la escalera para llegar antes que nadie al comedor y se sentaron en la mesa. Perry el Ornitorrinco, la mascota, se acercó para que le dieran su comida.

-Buenos días niños-los saludó Lawrence, el padre de Ferb-Espero que hayan descansado bien.

-Sí-mintió Phineas, riendo-¿Y Candace?

-Debe estar durmiendo aún. Mejor dejémosla tranquila.

En eso, se apareció, todavía en pijama.

-Aquí estoy-dijo ella.

-Vaya, ¿qué estuviste haciendo?

"No digas nada del telescopio" pensó ella.

-Eh... estaba espiando a Jeremy con el telescopio-dijo, para luego darse un manotazo en la cabeza.

-¿Usaste nuestro telescopio para espiar a Jeremy?-preguntó Phineas.

-Pues…

-¡De lujo! Es genial que te haya gustado.

-¿En serio?-preguntó aliviada.

-Claro… nos alegra que nuestra hermana disfrute de lo nuestro, ¿verdad, Ferb?

El muchacho asintió con un gesto con la mano.

-Gracias… no esperaba eso de ustedes…

"Es increíble lo mentirosos que son" pensó Candace.

-Ese telescopio era parte de nuestros proyectos pendientes-le comentó el chico de cabeza triangular-Todavía tenemos muchos para completar, los tenemos en nuestro libro de proyectos secretos.

-¿Libro de proyectos secretos? ¿El mismo que usan siempre?

-No. Son planos secretos y fotos de nuestros antiguos inventos. Está sano y salvo en nuestro árbol.

"Vaya… si se lo diera a mamá, podría atraparlos por fin… no, ese no es mi estilo" pensó ella.

Linda Flynn, la madre de Phineas y Candace, les sirvió a todos el desayuno.

-¿Y qué harán hoy, niños?-preguntó mamá.

-Aún no nos hemos decidido-respondió el chico pelirrojo-Es que hemos estado hablando acerca de lo poco queda para terminar el verano y todo eso… nos preocupa el futuro.

-Pues hablando del futuro-dijo Lawrence-¿Ya han pensado en qué serán cuando sean mayores?

Phineas se sorprendió con la pregunta, puesto que nunca se la habían hecho.

-Jamás lo había pensado… pero creo que seríamos buenos como inventores, científicos o cosas así, o incluso, tal vez…

-No me digan-interrumpió Candace-¿Van a ser eso? No tendrán diversión en su adultez.

-… ¡quizás podamos ser políticos!-prosiguió Phineas-¿Te interesa, Ferb?

El chico volvió a hacer un gesto con la mano en señal de afirmación, sonriendo.

-Sería fabuloso… ¡Oye, ya sé que vamos a hacer hoy! ¡Vamos al patio!

Ambos corrieron afuera, para enojo de Candace.

-Ya comienza-pensó-Otra loca idea y otro día que terminará mal para mí. Creo que tendría que dejar de quejarme y resignarme de una vez… iré a ver a Stacy.

Y se retiró también de la mesa, rumbo a su cuarto para vestirse. Mamá y papá decidieron hablar.

-¿Crees que todo lo que Candace diga sea verdad?-preguntó Linda.

-No lo sé, cariño… ¿no son Phineas y Ferb un poco jóvenes para viajar al espacio, grabar un sencillo y todo eso que ella dice?

-Por supuesto que yo pienso así… pero no creo que nuestra hija alucine. Ya ha sido demasiado para pensar que mienta; o está loca, o dice la verdad, pero si fuera eso, ¿por qué todo, si es que ese todo existe, desaparece así de repente?

-Hablando de eso, ¿dónde está Perry?-preguntó Lawrence-¡Otro misterio de la familia...!


El ornitorrinco, ya con su sombrero puesto, abrió una compuerta en el jardín, descendió por un caño de acero, abrió varias puertas, bajó nuevamente, esta vez por una cabina telefónica, y llegó a su escondite secreto. El Mayor Monograma ya lo estaba esperando.

-Buen día, Agente P, espero que estés satisfecho con la remodelación que le hicimos a tu guarida-le dijo su jefe.

Perry miró a su alrededor. No había nada diferente, salvo una pintura de un payaso triste.

-Bueno, la decoración no fue lo más creativa que se pudo hacer… ¡En fin! Tal como nos lo reveló ayer, el doctor Doofenshmirtz ha estado comprando muchos artículos sospechosos en Internet. Ha conseguido cámaras con flash y ¡más de cien tipos de lásers, y diez películas para niños! Agente P, debes averiguar que trama y detenerlo. Y recuerda que tu identidad secreta como mascota no pensante no debe ser revelada o serás reubicado. ¿Está claro? No quiero tener más problemas como ayer.

Perry obedeció y abandonó la guarida en su deslizador, rumbo al escondite de su peor enemigo.

-Carl, te dije que le pusieras cortinas a la pantalla-dijo Monograma, luego de que Perry se fuera.

-Lo siento, señor-dijo el ayudante.


Al mismo tiempo, Phineas había ordenado unas cosas por teléfono y Ferb ya había empezado a trabajar en una especie de carpa gigante. Candace, justo cuando se estaba por ir, vio lo que hacían.

-¿Qué pasa aquí?-preguntó enojada.

-Ah, hola Candace, buenos días…

-¿Buenos días? ¡Acabamos de vernos!

-Pero no te lo dije en el desayuno, así que te lo digo ahora…

-Bueno, bueno… ¿qué es todo esto?

-¿Recuerdas lo que papá preguntó? Pues te lo diré: ¡Ferb y yo repararemos la máquina del tiempo para que nos permita ver el futuro!

-¿Qué? ¿Y cómo?

-Hemos ordenado al museo de Danville que nos traiga esa que nos llevó al pasado, ¿recuerdas?

-Sí...-afirmó Candace, molesta por ese momento también.

-Bueno, veo que ya la han traído.

Una camioneta que provenía del Museo de Historia Natural había llegado. La máquina del tiempo se encontraba en la parte de atrás.

-Gracias por darle interés a las cosas históricas-le dijo el conductor, que era además el dueño del museo.

-Más bien gracias por prestárnosla-respondió Phineas-Vamos a ver el futuro.

-Oye, ¿no eres muy joven para arreglar esta máquina y ver el futuro?

-Sí, si lo soy.

-Pues qué bien-respondió el hombre-Y ahora, me vuelvo al museo. Recuerden devolverla mañana.

La camioneta se fue y Phineas llevó la máquina, grande pero muy liviana, dentro de la carpa.

-¿Qué se supone que van a hacer?-preguntó Candace, cada vez más enojada.

-Ferb la arreglará para que se traslade al futuro por sí misma y podamos ver qué es lo que seremos cuando seamos mayores. ¿No te interesa, Candace?

-No, por supuesto que no-dijo, cortante-No pienso en el futuro.

Phineas y Ferb se miraron.

-Bueno… tenemos que reparar esta cosa, Ferb.

La chica se fue de allí, bastante irritada. Era increíble: sus hermanos habían construido una enorme carpa en el patio trasero de la casa y sus padres no la habían visto aún a pesar de que continuaban en la cocina.

-Esperen a que mamá se entere de esto-dijo en voz baja-Esto tendrá que terminar algún día, y cuando así sea… ¡diversión para mí! ¡Mamá!

-¿Qué, hija?-preguntó ella.

-Tienes que ver lo que están haciendo Phineas y…

-Hola, Candace, ¿cómo estás?-la interrumpió una voz suave y tranquila.

-¡Ahora no!-le gritó Candace.

Ni se había dado cuenta de que el que le hablaba era Jeremy, su amor imposible.

-Oh, ¡hola Jeremy! Lo siento, pero estoy un poco nerviosa… porque mis hermanos… y una máquina del tiempo… bueno, tú sabes.

Respiró con dificultad y siguió:

-¿Qué haces por aquí?

-Ah, nada… sólo quería ayudar a tus hermanos con lo que están construyendo.

La chica se quedó paralizada: ¿Jeremy ayudando a sus hermanos? ¡Lo que faltaba!

-¿Tú? ¿Ayudarlos? No, Jeremy, por favor… ¡lo único que hacen es arruinar mi vida!

-Tranquilízate, Candace-trató de calmarla.

-¡Basta! ¡Mamá! ¡Ven al patio rápido! ¡Hay una…!-alcanzó a gritar, pero Jeremy le tapó la boca y se la llevó afuera.

-Candace, basta. ¿Por qué quieres arruinar el verano de tus hermanos? ¿Por qué nunca disfrutas lo que hacen? La diversión es lo mejor, es lo único que hay después de la escuela y te hace vivir más.

-¿Y eso que me importa?-preguntó enojada. Candace raramente se enojaba con Jeremy enfrente-Simplemente quiero vivir tranquila.

-Muy bien… tú puedes irte, yo ayudaré a tus hermanos. Llegué a ver la máquina del tiempo mientras venía caminando por la vereda y me encantaría ver qué harán con ella.

Y se dirigió a la carpa. Candace se quedó pensativa... ¿por qué el rubio tenía esa actitud? ¿Por qué quería ayudar a sus hermanos?

-Bueno, no importa… pero tengo que hablar con Stacy-murmuró, y se dirigió a la casa de su amiga.

Jeremy entró en la carpa y saludó, justo cuando Isabella llegaba también.

-¿Qué están haciendo?-preguntaron al mismo tiempo.

-Oye, yo digo eso-lo retó Isabella.

-Ah, hola Jeremy,-saludó el pelirrojo, ignorándola-¿cómo estás?

-Muy bien…

-Nunca me preguntas eso, Phineas-le dijo Isabella, fastidiosa.

El chico de cabeza triangular ni había visto a la chica de la que estaba enamorado.

-¿Eh?-preguntó sorprendido-¡Oh, lo siento, Isa!-se disculpó, nervioso-No te vi…

-Olvídalo, no hay problema…

-No, en serio, lo siento-insistió, perdido en sus ojos-Debo ponerte más atención. ¡Quiero decir…! Debo poner más atención…-se corrigió, sonrojado.

Jeremy rió por dentro. "Tranquilo, Phineas, no es para tanto" pensó. "Ya va a ser tuya".

Ya un poco más calmado, siguió hablando:

-Que bueno que estén aquí… necesitamos unas cuantas manos más para terminar esta máquina del tiempo. Ferb no da abasto…

El muchacho peliverde se encontraba atrapado entre unos cables rojos y azules. Luego de desenredarlo, se pusieron a trabajar, al mismo tiempo que Perry, ya bajo su identidad secreta, se dirigía rumbo a su misión.


(Jingle Musical) ¡Doofenshmirtz, Malvados y Asociaaaadoooos!

Dentro del edificio, el malvado doctor Heinz Doofenshmirtz preparaba su plan maestro.

-¡Jajaja!-rió-¡Al fin! ¡Mi plan funcionará a la perfección, y nada podrá detenerme!

De repente, la pared se rompió y apareció Perry, sin su sombrero.

-¿Qué? ¿Un ornitorrinco?-preguntó, al tiempo que el Agente P se ponía su sombrero-¡Perry el Ornitorrinco! ¿Qué haces aquí? ¡Debería haberte liquidado mi sistema de seguridad!-y señaló su destructinador, que en ese momento soltó un rayo que voló al espacio y destruyó un cometa-Tendría que haberle puesto más aceite…

Perry se preparó para atacarlo, utilizando su arma paralizadora.

-¡No tan rápido, Perry el Ornitorrinco!-gritó Doofenshmirtz, y, utilizando un control remoto, logró encerrar al Agente P en una esfera de concreto indestructible-Bien, creo que ya puedo contarte mi plan secreto… como ya estoy cansado de la gente que me da órdenes desde el gobierno, en especial mi odioso hermano Roger, conseguí estas máquinas con flash marca Codác para adherirlas a estos rayos lásers… ¡y así inventar el lavador de cerebros Doofenshmirtz! ¡Patentado! Con esto, podré convertir en mi esclavo a cualquiera… y así no me dirán lo que tengo que hacer… Podría haber inventado una especie de rayo desmemorizador, pero sería ridículo… ¿Te imaginas, Perry el Ornitorrinco, un arma que le quite la memoria a las personas? El sueño de todo villano.

Lejos de prestarle atención a esto último, Perry le señaló las películas para niños que había conseguido y que reposaban en la mesa.

-Oh, sí… son las películas que compré. ¿El Mayor Monograma no te lo dijo?

El animal asintió con la cabeza, pero siguió mirándolo con el ceño fruncido.

-¿Qué sucede…? Oh, está bien, lo admito, no las compré, las descargué ilegalmente de Internet. Bueno, debes entenderme, estoy falto de dinero, ahora mi ex-mujer me volverá a hacer un juicio, y está en juego mi negocio y mi reputación malvada y… ¡como sea! Conseguí estas películas para modificarlas, subirlas a Internet y dejar que la gente siga viendo esas historias con final feliz. ¿No te molesta que los finales sean siempre lo mismo? Yo los cambiaré y seré el sujeto más popular de la red. Pero claro, tendría que poner mi nombre completo para ser reconocido y la policía me atraparía de inmedia…

Mientras Heinz perdía su tiempo, Perry logró, hábilmente, hacer rodar la bola de concreto y aplastarlo para que dejara caer el control remoto, que terminó destruido también, provocando que el Agente P se liberara de la bola.

-¡Esto no se queda así!-gritó Doofenshmirtz, y se trenzó en una batalla implacable contra su enemigo.


Mientras tanto, Candace charlaba con Stacy, su mejor amiga, en la casa de esta última.

-¿Por qué no se lo dijiste?-preguntó ésta última, recordando la noche anterior-Era el momento...

-No lo sé, Stace... me acobardé y decidí no decirle...

-Oye, sé que no tiene nada que ver, pero... ¿tus hermanos están haciendo algo?

-Reparando una máquina del tiempo... otra vez.

-¿De veras?-preguntó emocionada-¿Y ya has visto tu futuro?

-Aún no la han terminado-dijo Candace-Pero de cualquier forma, no quiero ver mi futuro. Es decir, sólo pienso en el presente.

-¿No te gustaría verte casada con Jeremy, Candace?

-¡Claro que sí, Stacy! Pero… si así sucede, me arruinaría la sorpresa… y si no, comenzaré con mi desdicha desde aquí hasta que se termine mi vida.

-¡Candace! ¡Estás hablando como una pesimista!

-¡No! ¡Pero soy muy positiva sabiendo que mis hermanos van a pagar por lo que están haciendo!

-¿Cuándo aprenderás, Candace, que tus hermanos sólo quieren divertirse? ¿Por qué les quieres arruinar las vacaciones? Te ves como una chica amarga.

-Nada de eso. Yo sólo quiero vivir.

-Pues entonces, ¡deja a tus hermanos en paz y ve a conquistar a Jeremy, por favor! Si te casarás con él, la decisión dependerá de ti, Candace. Jeremy no vendrá a decírtelo, por más que te quiera también. Mírame… ayer le dije a Coltrane lo que sentía… ¡y ya sabes lo que pasó! ¡Me dijo que me amaba también, y ahora somos novios!

-Sí…-murmuró, contenta por su amiga-¿Van a salir hoy?

La pregunta hizo que la morocha se pusiera triste y se levantara de su cama.

-No lo creo... es que ayer por la noche desapareció por alguna razón… ni su familia sabe donde está…-dijo, mirando por la ventana de su cuarto-Oh, cuánto lo extraño…

Candace, que hasta hacía un momento estaba molesta y confundida, se calmó y, resignada, dijo:

-Tienes razón, Stacy. Iré a ver a mis hermanos y veré mi futuro. Estoy segura de que será genial.

-Así se habla, Candace… ¡Adelante!

Se despidieron y la pelirroja se fue rumbo al patio trasero de su casa.


Al mismo tiempo, Phineas, Ferb, Isabella y Jeremy habían terminado la máquina del tiempo. La carpa estaba llena, además, de varias computadoras y aparatos, además de una pantalla de plasma gigante.

-Quedó genial-dijo Phineas-Ahora haremos que la máquina viaje al futuro. Ferb, la cámara, por favor.

Su hermanastro se la alcanzó y la puso en la máquina. Así podrían ver lo que sucedería.

-¿Quién quiere primero?-preguntó Phineas.

-Tú-le dijo Jeremy-Tuyos son los honores.

-Bien… ¡Al futuro entonces!-y marcando unas coordenadas en uno de los ordenadores, transportó la máquina al año 2039.

Inmediatamente, una imagen llenó la pantalla que habían conseguido para el proyecto: ¡Phineas, a sus cuarenta de edad, era presidente de los Estados Unidos!

-¡No puedo creerlo!-gritó sorprendido.

-Buenas tardes, país-saludó el Phineas mayor, aparentemente dando un discurso por televisión-Me complace anunciarles a todos que el conflicto con Inglaterra ha terminado y nos hemos aliado para paliar la crisis. Saldremos de ella en poco tiempo gracias a ti, hermano. ¡Muchas gracias, Ferb!

-¿Ferb?-preguntó Jeremy-¿Qué es Ferb en el futuro?

-Veamos-dijo Phineas, y quitó la vista de la pantalla.

En ese lapso de tiempo, Isabella observó maravillada como Phineas terminaba su discurso y se besaba con ella, también con unos cuarenta años y aparentemente en el cargo de primera dama.

-Te amo, querida-le dijo el Phineas adulto a la Isabella adulta.

-Oye, Phineas, creo que tendrías que ver esto-le dijo la Isabella joven al chico pelirrojo, con una sonrisa de oreja a oreja, justo cuando repentinamente ambos dejaban de besarse.

-¿Qué?-preguntó, y observó en la pantalla como, aprovechando que ya nadie lo filmaba (excepto la máquina, obviamente), el Phineas adulto se desabrochaba los pantalones y, ya sin su mujer a su lado, aflojaba la barriga-¿Qué insinúas, Isabella?-cuestionó, enojado.

-¿Yo? Nada…-dijo, decepcionada.

-Bueno, ahora transportemos la máquina a Inglaterra-dijo Phineas y fijó las coordenadas.

Inmediatamente, se pudo ver en la pantalla a Ferb, con cuarenta y dos años de edad, también dando un discurso como primer ministro de Inglaterra. El hombre no abría la boca.

-Eh, querido, tienes que hablar-le dijo su mujer, una señora preciosamente esbelta, de pelo castaño y vestida de negro.

-¿Quién es esa, Ferb?-le preguntó Phineas.

Ferb no respondió, aunque sí mostró una cara de felicidad inmensa.

-Esto es muy extraño-dijo Isabella-Y además Ferb no dice nada allá en el futuro.

-No tiene nada de malo-dijo Jeremy-pero cambiando de tema, me gustaría ver mi futuro.

-Oh, por supuesto-dijo Phineas-sólo debo fijar las coordenadas así y… ¡ya está!

Se pudo ver en la pantalla a un Jeremy de unos cuarenta y seis años, vestido de general y posando para una foto.

-¡Iré al ejército!-exclamó sorprendido-Vaya, jamás lo habría pensado...

-Y según parece, lo habrás pasado muy bien allí… según estos datos que tengo aquí, habrás hecho el servicio militar antes de casarte, habrás combatido en el dominio a una isla del Pacífico y actualmente estarías yendo a una nueva expedición de corta duración.

-¿En serio?

-Lo dice aquí mismo…-y le pasó un papel que la máquina estaba enviando desde el futuro.

-Vaya…-dijo, leyéndolo-Pero entonces... ¿cómo asumiste la presidencia?

-Aquí dice que por algo llamado "decantación"… ¿sabes que quiere decir?

-Pues… ¿valores morales?

-Ya me lo imaginaba… De lujo.

El rubio siguió leyendo la hoja.

-Así que también tendré un buen empleo... ¡junto a mi mujer! ¿Con quién me habré casado?-preguntó Jeremy.

-Te llevarás una sorpresa…-le dijo Phineas, y transportó la máquina un tiempo antes. Una pareja sonriente disfrutaba en el sofá de su casa con sus dos hijos.

-¡No es posible! ¡Sí, es ella!-gritó emocionado-¡Lo sabía!

De repente, alguien más se hizo presente en el lugar: la pelirroja.

-¿Qué pasa aquí?-preguntó Candace, sonriente, aunque con algo de fastidio por dentro también.

-Nada, Candace-le dijo Phineas.

-Chicos, he cambiado de opinión y quiero ver mi futuro.

Jeremy se inquietó un poco. Le susurró algo al chico pelirrojo y este asintió con la cabeza.

-No es necesario, Candace-le dijo el rubio-Tu futuro será sensacional. No tendrás ningún problema y estarás casada.

-¿Con quién?

-Pues no sé-mintió Jeremy-Pero serás muy feliz.

-¡Pero quiero verlo!

-No, no es necesario…

-Terminaron las visitas-interrumpió Phineas, luego de trasladar la máquina hacia el presente y cubrirla con una manta-Pueden pasar mañana por aquí si quieren.

-¡Pero yo…!

-Mañana…

Jeremy se llevó a Candace afuera y los demás salieron. Phineas cerró la persiana de la carpa, la cerró con un candado y se fue con Ferb e Isabella.

-Esperen, chicos-les dijo Jeremy-Necesito que me ayuden con algo… ¿pueden venir a mi casa?

-Claro-dijo Phineas-No hay nada que hacer ahora…

-Ah, también quería preguntarles… ¿este será el futuro que nos tocará?

-Bueno, sólo si las cosas siguen su transcurso normal.

-Entonces, si algo que no es habitual sucede… ¿el futuro será diferente?

-Es lo más probable.

-Pero por ahora todo va bien… ¿no?

-No sé por qué te preocupas tanto, Jeremy. Todo seguirá igual y te casarás con ella.

Jeremy respiró aliviado, sabiendo que se casaría con la chica de sus sueños unos años más tarde. Por otro lado, la adolescente se había enojado por no poder ver su futuro.

-Esto es muy frustrante-se dijo Candace-Pero me veo obligada a entrar por mi cuenta…

E intentó abrir el candado, pero le fue imposible. Traicionada por sus impulsos, tomó una piedra del suelo y lo golpeó con todas sus fuerzas.

-¡Ríndete de una vez!-le gritó, inconsciente.

Con la mano a punto de sangrar por el dolor, logró romper el candado y abrir la carpa. Se metió adentro, descubrió la máquina y fijó la última coordenada que su hermano le había dado al invento. Entonces, debido a que no sabía utilizarla, la envió al futuro y vio los futuros de varios de los amigos de Phineas y Ferb: el bravucón Buford Van Stomm se había convertido en campeón mundial de peso completo, el nerd Baljeet Patel se había vuelto científico y el modesto Django Brown había seguido los pasos de su padre en materia artística.

-Esto es increíble… ¡pero quiero ver mi futuro!

De repente, la máquina se transportó a la que sería en el futuro la escuela primaria de Danville. Horrorizada, Candace pudo verse, con cuarenta y seis años, como una desgraciada profesora de primer grado. Usaba lentes, se le entrecerraban los ojos y balbuceaba cosas.

-Lo sabía… ¡Sabía que mis hermanos arruinarían mi vida!-gritó Candace, enojadísima-Al diablo, Stacy… ¡Mamá!

Gritó tan fuerte que su madre, increíblemente aún en la cocina, pudo oírla.

-¿Qué pasa, hija?

-¡Ven a ver lo que hicieron Phineas y Ferb!

-Ya voy, hija…

Candace salió de la carpa, justo cuando su versión futurista escribía una carta, que decía: "Querido Jeremy… que bueno que sólo te has ido por dos días… igualmente en la escuela estoy muy bien, no te preocupes por mí. Mi suplencia termina mañana y podré volver a trabajar contigo. Ten cuidado por favor. Con amor, Candace, tu esposa."


En eso, Doofenshmirtz había logrado capturar nuevamente a Perry. Tomó una de las cámaras y se preparó para disparar.

-¡Prepárate para ser mi esclavo, Perry el Ornitorrinco!-gritó, y sacó la foto.

Pero ésta no sólo salió sin flash, sino que la distracción de Heinz le dio el tiempo suficiente a Perry para liberarse de él y lanzarlo hacia una extraña máquina, que comenzó un conteo para autodestruirse. Perry escapó usando su jet-pack.

-¡Te odio, Perry el Ornitorrinco!-gritó Doofenshmirtz, al momento en que el techo y la parte superior del edificio explotaban en mil pedazos.


Perry ha derrotado a Doofenshmirtz de nuevo, pero... ¿qué pasará ahora con la máquina? ¿Mamá la verá? Entérense en el siguiente capítulo: "Verano arruinado".