"Los últimos rayos de luz se estaban ocultando para dar paso a la noche. Hacía frío. El parque empezaba a vaciarse. Ella estaba mirando al suelo con su rostro lleno de frustración. Yo la miraba a ella".
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-¡Natsu!- exclamó Gray. -Te toca.
El nombrado se giró hacia su amigo, que estaba sentado al lado de él y lo miró incrédulo.
-¿Qué? -preguntó.
-¿Qué te pasa? Hoy estás más idiotizado de lo normal -se burló el moreno.
-¿Qué has dicho, imbécil? -exclamó Natsu.
-¡Eh! ¡No discutáis! -intervino Erza, que estaba sentada al otro extremo del mantel. -Hemos venido a hacer este picnic para pasárnoslo bien.
-Querrás decir para pasártelo bien tú -murmuró Natsu.
-¿Has dicho algo? -preguntó la pelirroja con una sonrisa forzada en su rostro.
-N-No, nada -dijo Natsu moviendo las manos en señal de negación.
-Pero Gray tiene razón -comentó Jellal, que estaba sentado al lado de Erza. -Llevas todo el día distraído. ¿Ocurre algo?
Natsu entonces posó su mirada en el césped sobre el que estaban sentados. La recordó de nuevo: la chica sentada en la fuente del centro del parque que miraba su reloj. Él y sus amigos habían llegado temprano a ese parque para poder conseguir un sitio y hacer un picnic por proposición de Erza. Hoy era el día en el que se cumplían 50 años desde que ese parque famoso parque se inauguró y todas las personas lo festejaban haciendo picnic en sus amplias zonas de césped. Natsu tenía muchísimo sueño, pero despertó totalmente al ver a esa chica rubia sentada en la fuente: Su cabellera rubia caía sobre sus hombros y sus ojos color chocolate se posaban en un reloj color rojo que rodeaba la fina muñeca de su mano izquierda. Parecía estar esperando a alguien.
-¿Hola? -Jellal volvió a interrumpir los pensamientos de su amigo moviendo su mano enfrente de su cara, como si estuviera saludándolo.
-Perdón -se disculpó este. De pronto, mostró una enorme sonrisa en su rostro. -¡No me pasa nada! Es sólo que tengo muchísimo sueño por haber madrugado tanto. Eso es todo -se excusó.
-Pues ya llevamos dos horas aquí. Deberías haberte espabilado hace rato -le dijo Erza cruzándose de brazos.
-Bueno, no importa. Es Natsu después de todo -comentó Gray, que sintió un escalofrío en la espalda y soltó un pequeño grito.
-¿Y a ti qué te pasa? -preguntó Natsu enarcando una ceja.
-He... sentido... una... presencia... -dijo entrecortadamente con la voz temblorosa y el rostro aterrado. -Tengo un mal presentimiento... -añadió girándose y mirando hacia un árbol que había detrás de él.
Una chica de pelo azul y ondulado miraba de forma amorosa a Gray malamente escondida tras el árbol con una sonrisa en sus labios.
-Gray-sama... -dijo con la voz baja, pero que todos escucharon.
-J-Juvia... -dijo éste.
-¡Gray-sama! -exclamó la chica abalanzándose sobre él y abrazándolo. -¡Perdona a Juvia por haber tardado tanto en venir!
-Vaya, estabas ahí Juvia -le saludó la pelirroja. -Toma asiento. -añadió señalando el sitio al lado de Gray.
La chica enseguida se sentó.
-Juvia a tenido que averiguar ciertos asuntos antes de venir aquí. Pero ahora está totalmente libre para la fiesta -comentó.
-Genial entonces-dijo Jellal.
-Pero nos faltan vasos-observó Natsu al ver que dentro de la bolsa donde trajo las bebidas. -Eché los vasos justos para nosotros cuatro.
-¿Eres idiota? -cuestionó Gray provocando a su amigo de nuevo. -No sirves ni para encargarte de los vasos.
-¡Era temprano! ¡Tenía sueño! ¿Esperabas que me pusiera a pensar que tu novia posiblemente vendría a la fiesta y que tengo que echar un vaso por si acaso? -exclamó Natsu puniéndose de pie.
Gray se sonrojó y Juvia todavía más.
-M-Mi...Mi-Mi... ¿Mi novia? ¡No digas estupideces! -exclamó Gray.
-La novia de Gray-sama... -murmuró Juvia llevándose las manos a la cara mientras fantaseaba.
Natsu parpadeó algo incrédulo.
-En cualquier caso... Natsu -lo llamó Erza. -Ve a conseguir un vaso para ella.
-¿Pero por qué yo? -replicó Natsu.
-Porque eras el encargado de los vasos y las bebidas, obviamente -respondió mientras daba un sorbo de su vaso.
Natsu hizo una mueca de desagrado. Erza entonces lo miró con un aura oscura aterradora.
-He dicho. Y sin rechistar.
Natsu asintió presa del pánico y corrió como alma que lleva al diablo a por el maldito vaso.
-Maldita Erza, ¿por qué siempre tengo que hacer lo que ella quiere? -decía entre dientes caminando por el parque con el paso rápido.
De pronto, se paralizó. Llegó al centro del parque, donde estaba la fuente de las hadas (un monumento importante del parque y una de las razones por las que éste es tan famoso). Estaba lleno de gente esparcida por todas partes, pero sus ojos solo captaron a la chica que estaba sentada en la fuente y que miraba hacia el suelo con las manos cruzadas puestas sobre su regazo. Estaba un poco sorprendido. No esperó que todavía siguiera ahí.
Comenzó a caminar lentamente pasando por delante de ella mirándola de vez en cuando de reojo. La rubia no hizo ningún movimiento, parecía una estatua.
Con la chica en su cabeza, Natsu llegó al fin a un puesto situado al oeste del bosque donde vendían bebidas. Esperó en la cola de gente perdido en sus pensamientos hasta que llegó su turno.
-¡Tú! ¡El chico del pelo rosa! -lo llamó vulgarmente el tendero haciendo salir a Natsu de su mundo.
-¡S-Sí! -exclamó mirando al tendero. -¿Podría darme un va...? ¿Eh? -de pronto se percató de quién era el tendero. Nada más y nada menos que Gajeel, vestido con un delantal blanco y una camisa color negro remangada. -¡Tú!
-Gehee... -rió.
-¿Qué estás haciendo aquí? -preguntó Natsu.
-Estoy falto de dinero y no encontré nada mejor que esto. Aunque sólo es por hoy-le dijo.
-Bueno, genial. Ahora dame un vaso.
-Vale -le dijo Gajeel amablemente con una sonrisa en su rostro mientras le daba el vaso de plástico.
-Gracias. Hasta lue... -trató de despedirse Natsu.
-Un momento -le interrumpió Gajeel con la mirada siniestra. -Son 600 jewels.
-¿¡Qué dices!? ¡Los vasos son gratis! ¡Y además el refresco cuesta 400 jewels!
-Lo siento. Ando falto de dinero. Afloja la pasta. -dijo puniendo la mano frente a él para que le diera el dinero.
-Yo si es verdad que lo siento -dijo enfadado Natsu yéndose del lugar.
-¡Espera! -gritó Gajeel. -Mierda, no ha colado -se lamentó. -Bueno, qué más da. El siguiente.
Una chica de pelo lila, ojos marrones y gafas se acercó.
-Yo. Un vaso de zumo de naranja, por favor-pidió risueñamente.
Gajeel enseguida tomó un vaso y se lo llenó de zumo.
-Aquí lo tienes-dijo amablemente con su falsa sonrisa en la cara. La chica cogió el vaso. -Son 700 jewels.
La muchacha lo miró sin borrar la sonrisa en su rostro durante unos segundos. Acto seguido, se echó a reir y puso en la mano de Gajeel una moneda de 400 jewels.
-¡Ja, ja! ¡Qué chico tan simpático! -exclamó mientras se alejaba del puesto.
Gajeel miró como se iba y luego posó su mirada en la moneda que le dio la chica.
-Nunca ahorraré nada... -se lamentó.
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Natsu caminaba de nuevo enfadado.
-Estúpido Gajeel. ¿Cómo se atreve a intentar engañarme? -murmuraba por lo bajo tratando de no aplastar el vaso de plástico transparente que tenía en su mano.
De nuevo, llegó a la plaza de la fuente en medio del parque y volvió a quedarse petrificado al ver a la chica rubia.
-Lo siento, llego tarde -se oyó decir a una voz masculina que hizo que la chica de pronto reaccionase y se levantase mirando hacia la dirección por la que venía esa voz.
-No importa, Alzack. Tampoco he esperado mucho rato -respondió una voz femenina. No la de ella. Era de otra chica de pelo largo y verde claro que también estaba sentada en la fuente esperando.
La rubia los vio marchase y se volvió a sentar en la fuente. Echó otra mirada a su reloj. Volvió a mirar hacia el suelo de nuevo apretando los labios.
Natsu observó la escena. De pronto, sintió una punzada en su pecho al ver cómo esa chica parecía estar esperando a alguien que quizás nunca llegaría.
Volvió a caminar delante de ella, esta vez sin dejar de mirarla. La chica en ningún momento se percató de él. Natsu paró un instante a mirarla una vez más para después echar a correr hacia donde estaban sus amigos.
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El día transcurrió sin más percances y lo pasaron bien. Estuvieron cantando, comiendo, conversando, haciendo bromas y contando chistes... Lo normal en una reunión de amigos. Ya estaba anocheciendo y la gente comenzaba a irse.
-Bien. Vamos a recoger y volver a casa, ¿os parece? -propuso Erza. -Ya está empezando hacer frío.
Todos asintieron de acuerdo con la pelirroja y acto seguido comenzaron a recoger.
Una vez todo estuvo listo, se dirigieron a la salida del parque.
-Tenemos que repetir esto. Me lo he pasado genial -comentaba Gray, que iba el primero de todos con Juvia a su lado.
-Juvia opina igual -dijo esta.
-¿Y quiénes eran los que no querían venir, eh? -ironizó Erza de forma bromista que andaba justo detrás de Gray y Juvia con Jellal a su lado.
-Bueno, sí, tenías razón -respondió Gray.
-Ha sido un gran día -comentó Jellal. -Hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien.
-Pues sí -sonrió Erza a su novio. Entonces, miró detrás de ella al chico pelirosa, que andaba con una mochila echada al hombro mirando hacia el suelo totalmente fuera de la conversación. -¿Natsu?
El chico de pronto salió de sus pensamientos y miró a su amiga.
-¡S-S-Sí! -exclamó. -¿Has dicho algo?
-De verdad, llevas todo el día en las nubes -suspiró Erza. -¿Seguro que es sólo falta de sueño? -preguntó preocupada.
Natsu tardó en responder.
-Seguro-asintió.
La pelirroja lo miró como si no acabara de creérselo, aún así retomó la conversación con los demás y el camino, seguida por Natsu.
"Esa chica... ¿Por qué no puedo sacármela de la cabeza?", pensó el muchacho con gesto interrogante. Justo llegaron al centro del parque, donde estaba la fuente. Las farolas aún no estaban encendidas, pero con la poca luz solar que quedaba pudo distinguir claramente a la chica que aún permanecía sentada en la fuente. Sin darse cuenta, disminuyó el paso, pero sin dejar de caminar.
La muchacha parecía no haberse movido en absoluto desde la última vez que la vio, a excepción de que su cabeza se hallaba aún más baja, como si estuviera mirando su regazo y ambas manos se le cerraban en un puño sobre este. Intentó forzar la mirada para poder ver su rostro, pero no fue capaz de captarlo, ya que su pelo rubio le caía de forma en que le tapaba la cara.
-Natsu, que te quedas atrás-le llamó Jellal, que se encontraba a unos metros de distancia de él.
-Ah... ¡Sí! -exclamó Natsu caminando más rápido hasta ponerse a su nivel.
Miró una última vez hacia la fuente y pudo divisar a través de la cascada de agua a una borrosa chica rubia con la cabeza gacha de espaldas. "No es posible que lleve ahí todo el día, ¿no?", pensó. "Sí, es imposible", sonrió sintiendo un extraño alivio dentro de él.
Con la cabeza en otro mundo, sin darse cuenta llegaron a la puerta del parque: hora de las despedidas.
-Bueno, nosotros nos vamos por aquí-dijo Erza agarrando el brazo de su novio. -Gray, acompaña a Juvia y no le hagas nada raro, ¿eh? -añadió amenazante.
-Sí, si. Tranquila... -obedeció Gray con la voz cansada.
-Pues quedamos en eso -dijo Erza alejándose hacia el camino de la izquierda cogida del brazo de Jellal.
-Juvia es feliz porque Gray-sama la acompañará -celebró Juvia sonrojada con las manos puestas sobre su cara, dando pequeños saltos de felicidad.
Gray se quedó pensativo.
-¿Y por qué no la acompañas tú, Natsu? -propuso. -Total, te pilla de camino.
De pronto, los ojos de Juvia se volvieron llorosos y su rostro se mostró espantado. Echó una mirada a Natsu, deseando que captase el mensaje. Natsu por su parte, ladeó el rostro:
-A mi no me importa -dijo.
-Bien, pues entonces lo harás tú. Yo tengo que hacer unas cosas en casa y eso me ahorrará tiempo -añadió comenzando a caminar. Juvia lo veía alejarse con los puños cerrados y sus ojos llorosos.
De pronto, se giró a Natsu con el gesto enfadado.
-¡Juvia quería ir con Gray-sama! -exclamó. El chico dio un paso hacia atrás del susto.
-Yo... Lo siento... -se disculpó nervioso.
Juvia le echó una mirada acusadora antes de correr hacia Gray, que ya se hallaba a unos metros de ellos dos caminando con las manos en los bolsillos de su sudadera. Natsu también comenzó a caminar hacia ambos, pero con paso normal. No quería que Juvia se molestara aún más con él. Suspiró. "Gray, no te enteras de nada...", pensó.
De pronto, se percató de la conversación que tenían dos chicas que caminaban unos metros por detrás de él (siempre tuvo buen oído). Algo le llamó la atención.
-Sí. Ya estaba en la fuente de las hadas cuando llegué -dijo una de pelo muy rizado color oscuro recogido en dos coletas bajas.
-¿Enserio? ¿Llevaría todo el día esperando? -preguntó la otra de pelo marrón claro liso y suelto.
-Seguro que le dieron plantón -rió la primera.
-Pues sí. Pero aún así, ¿qué persona se pasa todo el día esperando a alguien? ¿Estará loca?
Natsu abrió los ojos sorprendido. Sólo se le pasó una imagen por la cabeza al oír la conversación: La chica rubia de la fuente.
-Seguro que sí-afirmó la de pelo marrón. -A lo mejor estaba esperando a que la recogiera la ambulancia del manicomio.
Ambas comenzaron a reírse. Natsu entonces se paró en seco, sorprendiendo a sus amigos.
-¿Qué pasa, Natsu? -preguntó Gray.
Las chicas pasaron justo por el lado de él y lo miraron algo intrigadas al ver que se paró de pronto. Natsu giró la cara hacia ellas mostrando un gesto enfadado y una mirada asesina. Sólo eso. Una mirada vale más que mil palabras, o eso dicen.
Las chicas se aferraron una con la otra y aceleraron el paso asustadas de él. Gray y Juvia las vieron ir algo incrédulos. Luego posaron otra vez la mirada en su amigo.
-Yo... -comenzó Natsu, que tenía la mirada posada en el suelo. -He olvidado algo en el parque dijo levantando el rostro.
-¿El qué? -interrogó Gray. Fueron cuidadosos a la hora de recoger las cosas y, que él supiera, no olvidaron nada.
-¡Acompaña a Juvia por mí! -sonrió Natsu. Luego se giró y echó a correr en dirección al parque nuevamente.
-Espera... ¡Natsu! -gritó Gray, pero el nombrado ya estaba demasiado lejos. Juvia volvió a emocionarse.
-Muchas gracias, Natsu-san -murmuró Juvia. -Gray-sama tendrá que acompañarme a casa-dijo mirando a Gray con los ojos brillantes.
Gray la miró resignado.
-Qué remedio... -suspiró.
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Natsu corría como nunca. "Es imposible", pensaba. "Pero es cierto: ¿qué clase de persona espera durante todo el día a alguien?". Atravesó las puertas principales. El parque ya estaba totalmente vacío y el cielo ya estaba cubierto por el manto de la noche dejando ver a las primeras estrellas, que brillaban tímidamente. "Y más en un día de celebración como el de hoy. Habría que estar mal de la cabeza...", al fin pudo divisar la fuente y aceleró aún más el paso. "...tener un desorden metal...", comenzó a bordear la fuente y afinó la vista hacia ella. "...en definitiva...", pudo ver la silueta de alguien que se hallaba sentado. Una chica rubia. "...estar totalmente loco", finalizó su carrera parándose justo enfrente de ella, recuperando el aire.
La chica alzó la vista y lo miró con sus ojos marrones. Natsu seguía recuperando el aire, agachado con las manos apoyadas sobre sus muslos. Así se mantuvieron hasta que el muchacho respiró de forma normal.
Natsu se incorporó y miró directamente a los ojos de la rubia, los cuales lo observaban de forma interrogante; al fin y al cabo, es raro que un extraño se acerque al caer la noche frente a ti sin apenas poder respirar como si quisiera algo. Natsu sonrió. "Ja, ja... ¿Qué es esto?", rió internamente. "Si ella es una loca, yo soy un loco y medio". La miró fijamente durante unos segundos sintiendo un calor en su pecho.
-Hola -dijo al fin sonriendo dulcemente
La chica parpadeó.
-¿Quién eres? -le preguntó ladeando la cabeza totalmente incrédula.
¡Hola! Pues eso es todo por ahora. Es la primera vez que escribo un fanfic, por eso no sé qué tal me habrá quedado ^^U Valoraría mucho vuestra opinión a través de un review, ¿va? *^*
Si os ha gustado lo continuaré y si no... Pues lo borraré y seguiré intentándolo con otra historia distinta n_nU Me gusta mucho esta pareja, por eso decidí comenzar con ellos dos :D
Sin nada más que decir, me despido ^^ Saludos~~
PD: Espero vuestra sincera opinión, sin malos rollos xD
*-SweetBloodyNight-*
