Bonjour mis amores~ -manda besos a todas las esquinas-

Aquí a su servidora se le ocurrió esta mera basura literaria en un momento de desenfreno con la consola de videojuegos (Precisamente porque era un videojuego de zombies) así que mezclado con los hermosos y casi realistas sueños que tengo constantemente sobre verdaderas masacres, apocalipsis de muertos vivientes y luego de volver a leer mis cómics de Marvel Zombiesnació este fic. Me da mucha flojera (: Soy una vaga sin remedio) explicarles las pairings pero digamos que son las mas usadas, oficiales, lo que de por si te encontraras en casi todos los fics.

Ah, y también van a aparecer los latinos ¿Qué acaso nadie hace fics con los latinos?

Pongámoslo como una especie de Spin-off sobre Hetalia Zombie Powers: Post-Apocalipsis series.

Claro que si me dan una oportunidad les daré la ración diaria de gore/yaoi y violencia que debería ver todo ser viviente en el planeta. Si, como ya leíste: Gore/yaoi. ¿Podemos comenzar?

Summary: Un virus ha levantado a los muertos y en poco tiempo el mundo se sumió en el Apocalipsis. Las naciones, han sido sustituidas por monstruos sin alma, impulsados solo por un hambre insaciable por la carne humana. Este dejo de ser el feliz mundo de Hetalia…

Disclaimer: Hetalia no me pertenece, porque de otra forma habría zombies, franceses siendo… franceses, ukes con metralleta y látigo, alemanes sin ropa y hard yaoi, mucho yaoi, en todo caso los acontecimientos de este fumado fic ya habrían aparecido en el animé… pero le pertenece a Hidekaz Himaruya, cúlpenlo a el por qué no pasa nada de eso (?)

Advertencia del capitulo: Muerte de personaje, cita textual de film, angst y un suizo cabrón con armas.


El inicio del fin.


Nace de la tumba. Su cuerpo es el hogar de los gusanos y la mugre. No hay vida en sus ojos, no hay calidez en su piel, su pecho no se mueve. Su alma, tan vacía y oscura como el cielo nocturno. Se ríe de la espada, escupe a la flecha, porque no dañarán su carne. Hasta la eternidad caminará por la Tierra, olisqueando la dulce sangre de los vivos, obsequiándose con los huesos de los condena dos. Cuidado, porque es el muerto viviente.

-Texto hindú desconocido, Circa, 1000 A.C.


Oscuridad absoluta, ni una luz ni mucho menos un lugar sólido donde apoyarse, pero sobre todo, el extraño vértigo de caminar sin poder ver nada se apoderó de su mente. De pronto, el eco de otros pasos lo alertó y extrañamente las penumbras se desvanecieron poco.

Una punzada en la cabeza vino de pronto y de su nariz comenzó a gotear algo, se llevó la mano a la cara y la vio cubierta de sangre. Se asustó considerablemente.

Frente a él había una figura de alguien cubierto de un manto negro, sostenía a una gran y afilada guadaña en la mano derecha y en la izquierda… Estaba Sealand, quien lo miraba asustado y con muy mal aspecto. El misterioso ser extendió su esquelética mano hacía él, como invitándole a venir. Todos sus músculos se tensaron y el corazón le dio un vuelco.

Por favor… no me tengas miedo, no ahora. Tú y yo hemos sido grandes amigos en el pasado, hoy me toca regresarte un pequeñísimo favor.

¿Q-qué c'sa?

¡Si vendrías con nosotros, por supuesto!— Exclamó la voz gutural con un atisbo de alegría.

D'jalo ir, por favor…

Me temo que eso no va a ser posible, hay órdenes que vienen de más arriba y que me están obligando a tomar muchas medidas por estos lugares. Entre esas medidas están llevarte ahora o que esperes pacientemente.

Por obviedad, la nación sueca se negó a seguir a la propia muerte. Nadie en su sano juicio hubiera aceptado la propuesta de morir precisamente en tal o cual momento. En los ojos de la muerte, la vida clama por siquiera durar unos minutos más. La muerte tomó de nuevo su guadaña y se aseguró mas a la mano del pequeño niño rubio, no sin antes dedicarle unas sencillas palabras al de gafas.

Para expiar todos los pecados del hombre hay que ponerlos a prueba, para juzgar la importancia de una especie, hay que exterminarla.

Se incorporó rápidamente de su sueño, jadeante y temeroso. Eso fue, una pesadilla; Sencillo. Su compañero también se despertó a causa del brusco movimiento de los elásticos en el colchón mientras posaba una mirada de preocupación en el sueco. Eran las seis en punto de la mañana, usualmente a Berwald no le habría disgustado levantarse a esta hora pero el Domingo no contaba, aparte de que era un día libre de trabajo ambos conyugues lo aprovechaban para dormir… y para esas otras cosas, ya saben.

Así que ni uno ni otro pudieron pegar el ojo después, buena idea seria comenzar a preparar el dichoso desayuno. En unas horas los dos revoltosos de la casa se apoderarían del televisor para ver las caricaturas del fin de semana y adiós tranquilidad.

—Su-san… hace frío. —Las manos del finlandés recorrieron con suavidad el tosco perfil del sueco, arrancándole así una pequeña sonrisa que contestó con un simple gruñido mientras atraía contra si mismo al cuerpo del otro.


Y como era de esperarse, las dos micronaciones estaban pegados como lapas al frente del dichoso aparato. Claro que pasando por alto las constantes peleas por el control remoto la mañana iba perfecta… se diría demasiado perfecta.

—D'jen eso por la paz que el desay'no se les enfría.

—¡No, yo quiero seguir viendo Bob Esponja, así que silencio!— Respondió Ladonia sujetando el control como si la vida se le fuera en eso. Sealand se encogió de hombros sabiendo que no tenía caso a discutir con su papá y se levantó del sofá con dirección a la cocina.

—C'ntaré hasta tres, y si en eso no 'stás en la mesa h'y no…

—Perfecto… ¡Unodostres! —Retó el rubio.

—Te 'stás ganando un cast'go encerr'do en la caja. —Sentenció visiblemente impaciente el sueco.

—No me interesa~

—¡*Axel Oxenstierna Väinämöinen te quiero ver ahora mismo en la mesa o juro que tus videojuegos no vuelven a ver la luz un nuevo día!

Tino había gritado exasperado desde la cocina; Ladonia no tuvo mas remedio que irse refunfuñando mientras Suecia sonreía (Si es que eso era una sonrisa) triunfalmente mientras murmuraba por lo bajo "Es tu madre y lo tienes que obedecer"

Punto para Finlandia.

El desayuno transcurrió sin ningún otro imprevisto, cuando los platos habían quedado vacíos el rubiecillo de grandes cejas insistió de una y mil maneras hasta el cansancio que los dejaran a ambos chicos salir al parque a jugar fútbol mientras aprovechaban para sacar a pasear a Hanatamago ya que desde la otra semana la pobre perrita no había salido a dar un paseo.

Tino respondió afirmativamente mientras Berwald negó con la mirada. Sealand quizá si tenía el permiso para salir pero en cuanto a Ladonia ni se diga, a veces ese niño lo sacaba de sus casillas.

—Su-san cariño… —Canturreó con fingida voz el finlandés —¿De verdad quieres que el pobre Peter juegue solo ahí en la cancha?

—No.

—Bueno, pues tampoco creo que sea correcto que Axel se quede aquí en la casa con nosotros solos ¿Verdad?

Esto último lo dijo con más énfasis en ciertas palabras para que su esposo captara las sutiles indirectas. Finalmente bastante convencido y con los gritos de felicidad de ambos niños les dejaron irse. No apenas cerrando de un portazo la pobre puerta, el mas pequeño se abalanzó sobre el cuerpo el sueco, tumbándolo en el sillón mientras lo atacaba de besos y mordiscos traviesos. Pero no pasó a más todo eso, ambos se quedaron quietos en el silencio absoluto hasta que Berwald optó por encender el televisor, alegando que mientras no estaban los menores era una perfecta tarde para ver ese ansiado maratón de películas de horror. Lo que más le gustaba de esas películas es que su querida esposa no se despegaba de su brazo, he ahí la causa de su emoción.

Y dicho sea, cada película que iniciaba y cada vez que tenía que quitarle con caricias, algo de lo que realmente no se molestaba en lo absoluto. La tardé siguió su curso pero el cansancio estaba abatiendo a Tino por lo que finalmente este terminó durmiendo en el hombro de su esposo mientras seguía viendo la película.

El infierno esta lleno y Satán quiere hacer otro aquí ¿Por qué?... Porque tuvieron sexo sin medida, asesinaron bebes inocentes, tuvieron relaciones homosexuales, matrimonios del mismo género… ¿Cómo creen que dios los juzgará? Bien, ahora sabemos: "Cuando en el infierno ya no hay lugar, la muerte ronda en la tierra."

Aquel dialogo de la película lo fastidió, no por su contenido… Sino por la última frase que se quedó resonando en su cabeza. Por un momento creyó haberlo escuchado como una señal pues de verdad recordó escenas de lo que había soñado la noche anterior pero lo descartó de inmediato.


Él tampoco no se dio cuenta en que momento fue que se quedó dormido. El sonido inconfundible del timbre los despertó a los dos. Finlandia se apresuró a abrir la puerta topándose con los menores y una no muy grata sorpresa.

—¿Pero que rayos ha pasado? — Preguntó visiblemente confuso por el estado en el que los dos niños habían llegado.

Hanatamago inmediatamente corrió a esconderse tras las piernas de su amo, Ladonia sostenía con bastante trabajo el peso de Sealand, quien aparte de estar llorando tenia severas manchas de lodo y pasto en toda su ropa, llevaba una extraña y pequeña desgarradura en su pierna izquierda. El finlandés sin pensárselo dos veces trajo el botiquín, sacando un par de vendas y el agua oxigenada.

—¿Peter, como te has hecho eso? —Señaló este a la herida que comenzaba a tomar un muy mal aspecto.

—Apenas lo descuidé y se lió en una pelea con otro mocoso, vi que se intentaron morder entre sí. —Dijo Axel —¿Es que todos son unos salvajes?

—¿D'jiste morder? —Inquirió el sueco.

—Así es. No quiero saber cuantas bacterias tiene la boca de una persona… Claro que si no te quieres morir de algo deja que te desinfecten la herida.— Agregó sarcástico cruzándose de brazos.

Peter no dejaba de quejarse por el dolor de su pierna, la herida se había decolorado a un extraño tono marrón/púrpura y extrañamente la sangre de la lesión había coagulado.

—Mamá… me siento mal. — Sentenció el rubiecillo de las cejas grandes. — Me duele muchísimo la cabeza…

Muchos hilos de sangre brotaron de su pequeña nariz y boca. Aquello no pasó absolutamente por alto por ninguno de los dos mayores por lo que lo mas rápido que pudieron lo llevaron al hospital mas cercano, intentando evitar que el niño comenzara a ponerse peor.

Sin embargo los médicos realmente no tenían ni idea que clase de enfermedad tiene esos síntomas, pues aun que intentaron suministrar anticuerpos y variados antibióticos siguió empeorando. Después de seguidos desmayos y una fiebre alta aquello llamó aun más la atención de los clínicos, uno de aquellos doctores salió con su ya conocida cara sin expresión.

—¿Los padres de Peter Kirkland? — Preguntó. Ambos nórdicos asintieron.

—¿Qué es lo que tiene? ¿Se va a recuperar?

—Mantengan la calma señores, lo ultimo que necesito es que se alteren —Dijo el hombre — Los síntomas que presenta el niño son bastante raros, por no decir que no habíamos visto algo así nunca.

—¿Eso que signif'ca?

—No se como decírselos sin que se inquieten… —Hizo una pausa — Está muriendo sin que podamos hacer algo, en toxicología probamos de todo pero ningún fármaco o antibiótico está ayudando en nada.

—Esto debe de ser una broma… ¡Debe serlo!—Gritó este siendo apresado en los brazos de su compañero evitando así se abalanzara sobre el medico.

En efecto, los signos vitales de la pequeña micronación comenzaban a deteriorarse en cuestión de horas. Convulsiones, fiebre y un coma terminaron dejándolo en una actividad cerebral en cero absolutos. ¿Cómo es que una nación puede morir? Se supone que NO es posible.

Lo siento mucho. Su hijo ha muerto.


Ese episodio no había hecho más que dejarlos en un estado de depresión a Suecia, Finlandia y Ladonia, pero ya no había nada que hacer, no ahora que el pequeño rubio, travieso y adorable yacía inmóvil en un féretro. Inglaterra al ser su hermano mayor había sentido bastante su perdida, por eso él, Estados Unidos, Canadá y Francia estaban en el funeral. Noruega, Dinamarca e Islandia llegaron después; sorprendentemente fue la primera vez en siglos que los más altos nórdicos no se agarraron a golpes con tan solo verse.

La mayor parte de los asistentes fueron los europeos pero incluso muchas de las demás naciones se presentaron para rendir sus últimos respetos, aun que algo teatrales pues en su vida se les había pasado por la cabeza el admitirlo o ponerle algo de atención como a una nación y ahora mucho menos.

Incluso la chiquilla a la cual siempre intentó conquistar, Wy , se mantenía al margen de todo. Aunque no lo iba admitir realmente, estaba destrozada al saber que nunca le pudo decir cuanto lo quería y que también hubiera deseado pasar más tiempo con él.

Pero finalmente, nada tenia caso. Aquella retahíla interminable de "homenaje póstumo" nole devolvería ni a Finlandia ni a Suecia su hijo. El primero se aferraba fuertemente a la caja donde se encontraba el menor, donde desde el cristal dejaba apreciar un extraño mapa de venas reventadas cubriendo la piel de su rostro. No quería dejarlo ir ni que la tierra sepultara a su hijo.

—¡Suéltame Ruotsi! —Gritó el finés — ¡No puedo dejarlo, no lo haré!

El otro sabía que hablaba muy en serio cuando lo llamaba por su nombre de país y no de otra forma así que optó por no decir palabra alguna o intentar otra cosa.

—¿E-estas escuchando eso?... suena como… r-rasguños… —Dijo Ladonia con cara de sorpresa.

—¡Yo también los oigo! —Respondió Finlandia

¿Eh? ¿Se sienten ustedes bien de la cabeza? —Contrarió Noruega — Fin, debes descansar o esto va a terminar afectándote todavía más.

—¡Que me suelten, carajo! ¡Yo sé qué escucho!

A pesar de las suplicas y reclamos, antes de poder dejar el féretro a la tierra volvieron a abrirlo.

Grave error.

El chiquillo usuario del sarcófago se incorporó con los hombros caídos, sosteniendo la cabeza en un ligero ángulo imposible. Un lamento/gemido espeluznante pareció salir de su garganta, en las cuencas de sus ojos se movieron dos globos oculares acuosas, nubladas y con un brillo espectral. Gruño mostrando los dientes y parte de una encia gris reventada de sangre. Ese ya no era Sealand… Aquel ser grotesco estaba muy remoto a ser la pequeña micronación inglesa. Eso ahora era un engendro del más oscuro de los abismos sediento de carne humana fresca.

La primera reacción de los presentes fue dar un paso hacia atrás instintivamente, un rugido más fuerte fue el que causó el pánico. Aquel bicho no-muerto se abalanzó contra lo primero que tuviese enfrente y con una fuerza sorprendente derribó al rubio de ojos amatista en el piso.

Dinamarca y Suecia medio shockeados apartaron de un golpe a esa cosa, quien por el impacto terminó estrellándose lejos, mas específicamente cerca de cierta Bielorrusa a quién intentó morder sin mucho éxito.

Aquel estaba encima de ella mientras forcejeaba queriendo sacárselo de encima, rodando y sin que nadie se atreviera a ayudarla, pero ella con una que otra maña sacó uno de sus cuchillos clavándoselo directamente en el cuello. Aquella herida tenía que ser mortal de gravedad pero no le hizo ni el más mínimo cosquilleo.

—¡Suéltala y ven a por mí, sabandija! — Gritó desde lejos un suizo con dos pistolas Glock de nueve milímetros en mano.

El ghoul enfoco sus vidriosos ojos en él sin dejar de lado a la bielorrusa. Tres flores rojas parecieron atravesar el cuerpo del reanimado pero no lo abatieron ni le hizo daño alguno pero si lograron llamar la atención del monstruo hacia el helvético.

Este se quedó estático y aun que medio muerto de miedo sostenía el arma con aparente sangre fría, eso se estaba acercando aunque sin mucha agilidad, lo estaba haciendo rápidamente. Detonaba una y otra vez las pistolas pero era inútil cada bala que supuestamente debía derribarlo. Un destello de lucidez lo hizo pensar en apuntar directamente a la cabeza y cuando aquel monstruo estuvo a menos de lo que podía ser un brazo de distancia… ¡Bamf!

Sonó como un eco; la bala había entrado en el cráneo haciendo que el proyectil lo atravesara por completo, al explotar del lado derecho en medio de un surtidor de sangre, astillas de hueso y materia gris. Con un golpe sordo cayó el cuerpo del chico en el piso, se hizo el silencio más absoluto y aterrador de todos.

De esta forma, literalmente el mundo entero vio con los ojos bien atentos el destino maldito que les esperaba.