Disclamer: Naruto y sus personajes le pertenecen a Masashi Kishimoto. Yo sòlo los ocupo un rato por puro ocio.

Ino Yamanaka no era una mujer paciente, jamàs lo había sido.

Era hermosa, astuta, y tenía un montòn de habilidades y cualidades màs. Pero no era paciente.

Por eso, al ver a su hijo, a su precioso hijo garabatear en su cuaderno, con la vista fija, poseso, y aparentemente, sin tomar respiración, la ponìa de nervios. Era demasiado para su sanidad mental, ¿còmo podía ser tan parecido a su padre?

-Querido… Inojin…-vociferò de ultratumba la mujer, colocando sus manos delgadas y finas sobre los hombros de su hijo-Cariño, llevas una hora sin moverte, ¿Qué haces?

El chico, sorprendido, dejó estàtico su cuerpo, ocultando su cuaderno de la mirada de halcón de su madre. Sonriò, en esa mueca de ojos cerrados que no hizo màs que caerle como plomo en el estòmago a la mujer. Era demasiado parecido a su padre.

-Nada, madre. Estoy practicando algo que me enseñò papà.

Y la sonrisa, y el cuaderno, desaparecieron de pronto, cuando Sai, con los ojos cerrados y los labios torcidos en una sonrisa demasiado familiar para la pobre Ino, le quitò de sus manos a su hijo la libreta.

-¿Ah, si?

Pasò las hojas, deteniéndose varias veces, con la misma expresión en blanco que perfeccionò lo largo de los años en el rostro. Inoichi, si se podía, empalideció, y con los ojos azules llenos de sùplica, mirò a su madre.

Mamà, por favor.

Cariño, quisiera ayudarte, pero sabes como es tu padre. Nada de esto habrìa pasado si me hubieras mostrado antes…

¡P-Pero, mamà! ¡Es privado!

¿Privado? ¿Qué…?

-Ino- Sai, con una sonrisa serena en los labios, le extendió el cuaderno a su esposa, con los dedos separando una hoja especìfica. Inojin suspirò, derrotado. La mortificación en su rostro pasò a ser resignación, y hundió las manos en su rostro, inmóvil. Ino arqueo una ceja, ¿Qué podría causarle ese tipo de reacción a su hijo?-Mira.

Sin decir una palabra, tomò el cuaderno, y al mirar aquello en lo que su pequeño hijo se esmeraba tanto, casi se le cayò al piso.

Era apenas un boceto, uno refinado, en el que un par de ojos oscuros, conocidos, le miraban directamente. Eran los ojos de Sasuke Uchiha, su amor de la infancia, pero con un brillo càlido, rebosantes de inteligencia. Los labios de la chica en la foto se curvaban en una sonrisa suave, que irradiaba confianza.

La chica del dibujo, era Sarada Uchiha.

-¡¿Qué?! ¡¿La hija de Sakura?!- Sai, como todo un maestro en el arte de esquivar, escapò de la mirada fulminante de su hijo en una nube de humo, dejando Inojin solo, cubriendo sus orejas de los gritos incrédulos de su madre-¡¿Te gusta?! Hijo, por favor, no me hagas esto. No caigas en la misma trampa que yo- sollozando, Ino acunò la cabeza de su hijo contra su pecho-Los Uchihas son una trampa, una cara bonita, un pozo sin fondo. Tuve suerte de encontrar a tu padre, no debes caer en los mismos errores de tu madre. Encima es hija de la frentona de Sakura, ¡no es tan bonita! ¡No puedes hacerme esto…!

Inojin sofocò un gruñido contra el pecho de su madre, con el rojo de sus mejillas reluciendo contra su piel pàlida.

Lo confieso, el InoSara es una de mis shipps culposas.

En fin, estoy haciendo estas historias como preparación para una màs grande que vengo planeando. Seguida a esta, sacarè una pequeña serie (de tres o dos partes, no sè todavía) BoruSara, y después, un fic de cinco episodios. Ya luego tendrè que remasterizar mis fics viejos… y terminarlos.

¡Espero que disfruten la historia!