Disclaimer: nada del potterverso me pertenece

Este fic participa en el reto temático de febrero del foro "La Noble y Ancestral Casa de los Black".


La estridente risa de Olive Hornby se oyó en todo el pasillo, casi como si se amplificase. Le había dicho algo sobre sus gafas y, acto seguido, había empezado a reírse. Pronto, el resto de alumnos que había en el pasillo también se rieron. Myrtle, por su parte, salió corriendo de allí, sin rumbo fijo, mientras lloraba amargamente y sus lágrimas empapaban las gafas de las que Olive se había reído.

Para cuando se dio cuenta, había llegado al baño de las chicas que había en el segundo piso. Justo cuando iba a entrar, se chocó con un chico alto.

—¿Qué haces... aquí? —preguntó Myrtle mientras lloraba —. Este es el baño... de las chicas —sorbió por la nariz mientras se enjugaba las lágrimas con la manga de su túnica. Pudo ver que el chico se apartaba para dejarla pasar. Únicamente se fijó en el color verde de su túnica, indicándole que era de Slytherin.

Sin embargo, obviando rápidamente a aquel chico, corrió hasta uno de los lavabos y se metió en él para llorar, ahora sí, amargamente. Maldita Olive. La odiaba. La odiaba mucho. ¿Por qué se metía con ella? Desde que había entrado en Hogwarts, Olive Hornby se había convertido en su pesadilla, siempre metiéndose con ella.

De repente, oyó que alguien entraba en el baño.

—¡Largo! —gritó Myrtle. Podría tratarse perfectamente de una chica que había entrado un momento, estaba en su perfecto derecho, pero Myrtle tenía ganas de llorar y estar sola. No le apetecía que nadie le oyese.

La persona que había entrado comenzó a hablar. Sin embargo, Myrtle jamás había oído semejante idioma. Hablaba con siseos, silbidos y susurros, pero Myrtle no entendía nada de lo que decía. Una cosa estaba clara, no obstante, que era un chico el que hablaba, de modo que no podía estar allí. Se levantó, se enjugó nuevamente las lágrimas con la manga de su túnica y se dispuso a salir para decirle a aquel chico que estaba hablando de manera tan extraña que se fuese, que quería estar sola.

—Este es el baño de las chicas, será mejor que...

Mientras abría la puerta del lavabo y hablaba, alzó la cabeza y miró hacia la grifería, desde donde se oía la voz de aquel chico. Sin embargo, lo único que Myrtle recordaría a partir de entonces durante el resto de su existencia serían unos ojos. Unos enormes y penetrantes ojos amarillos que la miraron directamente.

Y después recordaría que se murió. Que su cuerpo cayó sin vida al suelo, golpeándolo fuertemente mientras aquellos ojos granes y amarillos desaparecían para siempre. Y después, lo siguiente que Myrtle recordaría sería ver su cadáver sobre el suelo, desde el techo del baño de las chicas, al director Dippet descubriendo horrorizado su cuerpo sin vida, al profesor Dumbledore, a los Premios Anuales. Y a varios de los alumnos, entre los que se encontraba aquel chico de Slytherin con el que se había topado al llegar al baño.

Y a Olive. Oh, sí, también estaba Olive, mirando su cadáver, asustada. Y llorando, llorando porque decía que se había reído de ella. Y ahora estaba muerta. ¿Cómo se atrevía a llorar, a hacerse la víctima?

Todos repararon, de repente, en Myrtle. Se ha convertido en un fantasma, pero ella sólo tenía ojos, ojos de profundo odio hacia Olive, quien la miraba asustada. Con un fuerte grito de ultratumba, el fantasma de Myrtle se lanzó sobre Olive, dispuesta a perseguirla.

La joven salió corriendo mientras gritaba asustada, pero Myrtle sólo tenía una cosa presente, que durante el resto de su existencia, la cual sería para toda la eternidad, no dejaría de hacer una cosa: perseguir y atormentar a Olive Hornby. Durante el resto de su existencia. La suya y la de Olive.