Disclaimer: Los personajes y eso es de Stephe Meyer.
El humano es amor, el amor es nuestra mayor fortaleza y nuestra decadencia.
Es algo alterno, algo que quizás no entiendan, quizás sí.
Sólo abre tu mente y que vuele tu corazón, y llora. Y ríe. Y nuevamente, canta.
Quizás sólo era confusión. Sólo eso. No podía ser más.
—¡Vamos a ver si estás enamorado!—Exclamo, ahogándome con mis palabras pero sonando totalmente animada— ¡Alice! Hey, vamos a hacer preguntas para que Edward responda y así...
Dejo la frase inconclusa, incapaz de seguir.
—Así veremos si es que estás o no, enamorado—Completa Alice, con una sonrisa deslumbrante en el rostro.
Ella no sabe que me estoy muriendo.
Ella no sabe, que no quiero saber el resultado.
Edward posa su mirada en ella. La evalúa un momento y luego sonríe.
Siempre es asombroso ver cómo Alice es toda buena energía.
—A ver. Lancen sus preguntas—Bromea en respuesta. Inclina levemente la cabeza entrecerrando los ojos y fijando su mirada en la pizarra blanca.
Estamos en clases, en Trigonometría, pero no estamos haciendo clases. Simplemente los profesores están ocupado en una reunión de emergencia en la Sala de Profesores.
—Yo empiezo—Aviso, tragándome los nudos de preocupación estancados en la garganta— ¿Cuánto piensas en ella? Del uno al diez.
—¡Buena pregunta!—Celebra Alice, ignorante de la batalla que se desataba en mi cabeza.
Que diga seis, como máximo.
Seis como máximo, por favor.
—¿Cómo qué pensar en ella? ¿Recordarla?—Pregunta, inseguro con su respuesta.
Intento dar una respuesta exacta, pero no se me ocurre que responder. Miro a Alice en busca de ayuda.
—Pensar en general—Responde ella, moviendo las manos para enumerar lo siguiente:— Ya sabes: Recordar cosas que pasaron, o cosas que te dijo, también cuando ves algo que a ella le encantaría ver, o ver un color y relacionarlo con él...
Ella ya estaba divagando, pensando -apuesto mi libro firmado por Stephen King- el apuesto y presumido Jasper Whitlock.
—¡Uf! ¡Whitlock!—Resoplé, indignada porque ella divague de esa forma— ¿Escuchaste, rubio? ¡Le encantas a Alice!
Ella se ríe, sabiendo que él no escucharía ni en un millón de años porque simplemente, él no se encuentra en el salón de clases.
Hoy no asistió a clases.
Edward se ríe, y por fin capta quién es el famoso ''rubio'', con el que molesto desde hace un tiempo a ella.
Hay como tres rubios en el salón y más de treinta en todo el colegio, imposible que él pudiera adivinar cuál de todos es el rubio de Alice.
—Así que...Whitlock—Molesta Edward, utilizando su dedo anular como lanza y atraviesa las costillas de Alice. Ella se ríe, subiéndose los lentes que se le resbalaban por la nariz. Yo río divertida, pero con la preocupación comiéndome el cerebro.
—¡Alto, alto!—Ríe ella empujándolo, y luego un poco más seria, añade—: Edward no te hagas el loco, tienes que contestar las preguntas.
Oh no, Alice. Prefiero seguir molestándote junto a Edward.
—Es cierto, tienes que contestar— Apoyo, con falsa seguridad.
Él me lanza una mirada rápida y se endereza automáticamente.
—Del uno al diez, ¿Cuánto...?—Pregunta Alice, jugando por el momento con un mechón de su cabello.
— Uhm..pensar en ella...—Dice él más calmado y tomándose en serio la pregunta, ya que lo piensa con paciencia.
—¡Sí, pensar en ella!—Chilla Alice, ofendida que le haya cortado la frase.
—Ya sabes, cosas como: ''¿Le gustarán las naranjas a...?'', ''La actriz de esta película se parece a...''—Digo, dando ejemplos para que él se sienta más identificado con la pregunta.
Los ejemplos son preguntas que yo me hacía. Bueno, me hago.
¡Todas se lo hacen!
—Pero, Bella—Corta Alice, frunciendo el ceño— Yo me hago esas preguntas todo el tiempo, siempre me pregunto qué pasa con las otras personas y esas cosas.
—Es que tú eres una puta, Alice—Contestó automáticamente.
Edward es el primero en captar el chiste y suelta una risotada que parece no tener fin, al igual que Alice.
Y yo trato de mantener mi cara seria, pero fallo y también los acompaño en las risas. Parecen no tener fin.
Luego de un instante de las risas histéricas, Edward por fin parece tener una respuesta a la pregunta.
—Bueno, hay algo que me pasa; Cuando la veo y luego ya no, me pregunto que pasará con ella. ¿Qué estará haciendo...?
No me molesto en escuchar su nombre. Como siempre, él nunca contesta con la respuesta que una espera.
Siempre responde, actúa y piensa a su modo.
—¡Eso es una señal de amor!—Chilla Alice, yo asiento en aprobación de lo dicho por ella y muestro una sonrisa.
Edward frunce el ceño e ignora los chillidos de Alice y centra su mirada en mí.
—Sigue con la prueba—Pide amablemente, sin creer que simplemente pensar en ella de esa manera, sea señal de amor.
—Está bien—Acepto, sonriéndole para infundirle confianza. Sé que, a pesar de que no lo dice, mi opinión es importante para que él esté seguro si está o no enamorado— ¿La extrañas?
—Un ejemplo, Edward—Pide Alice, apoyando el rostro en la carpeta. Él parece ignorarla por la mirada inexpresiva que le lanza. Alice sigue sonriendo.
—Cuando estoy en mi cama, y tengo el celular en la mano, me entran ganas de llamarla—Confiesa al instante, entrecerrando los ojos, evaluando sus emociones— Me pregunto, una y otra vez: ¿La llamo o no? y cosas así.
Se me desencaja la quijada apenas lo escucho.
—Eso...es...Bella, tú dile—Pide Alice, moviendo la cabeza de un lado a otro.
Ella también está sorprendida.
Uno de los más cotizados de lejos -porque las chicas, prefieren alejarse de él- chicos del colegio, está enamorado.
—Eso es señal de que te gusta, Edward. Te gusta de verdad, como... un chico quiere a una chica.
Él me mirada fijamente y busca algo en ellos. No lo encuentra. y desvía la mirada.
Él está enamorado y yo no puedo hacer nada.
