Yo quiero un príncipe gris.

Porque sí. Porque los azules están ya muy codiciados. Y siempre resulta que al final no son azules…sino de otro color que ni se le parece. Porque podríamos considerar que nos timan.

A mi me gusta el color gris. A mí y a todas.

¿A quien no le gusta vestir de color plata?

Es por eso que decidí algún tiempo dejar de buscar el azul donde solo podía encontrar gris.

¿De eso se trata, no?

Defenderé siempre que mi color preferido no es triste, ni mustio ni apagado. Y cuando uno sabe apreciar más allá de lo que ve, se da cuenta de que tengo toda la razón del mundo.

El gris puede transmitirte numerosas sensaciones. Sensación de vértigo, de respeto, de melancolía… En fin…lo que yo digo. Un montón de sensaciones.

Y si además son sus ojos los que me miran, puedo asegurar que pueden hacerme sentir lo que él se proponga.

Lo que no significa que yo vaya a dejar que él se salga con la suya. Si hay algo que consigue que su gris relampaguee de desconcierto y de desesperación es mi orgullo altanero.

Lo que es agradable es ver como sus ojos me miran de arriba abajo, como parecen satisfechos cuando se cruzan con los míos, y como se encienden cuando me imagina sin la tela que rodea mi cuerpo.

Porque pretende ser misterioso, pero él mismo se delata cuando me viste de plata.

Porque hace ya un par de años que decidí no buscar más ese "azul" en su persona.

Que consiguió que necesitara su gris a todas horas.

Porque he llegado a aceptar el como es él. Y al mismo tiempo como se porta conmigo.

Que sí, que no es el típico principito que te susurraría palabras bonitas viendo un atardecer.

Pero que con una palabra apropiada en el momento menos indicado te consigue sacar una sonrisa sincera.

Por supuesto que no va a alardear de sus sentimientos a los cuatro vientos, pero sabe presumir de su compañera. Y no le importa demostrarlo y saborear ese triunfo que aparece en sus ojos grises cuando mira a los demás. Está orgulloso de tenerme.

Porque es cierto, me tiene. Me tiene y me consiente, me tiene y me provoca, me hace enfadar y nunca me pedirá perdón con palabras. Porque me tiene y sé que yo le tengo. Lo sé yo y todo el mundo.

Porque es un mal-consentido que se pavonea de tener lo mejor, como él siempre deja caer.

Y su gris demuestra furia cuando puede ver algún incidente que tenga que ver conmigo. Porque me defenderá siempre si cree que alguien me puede hacer daño.

Porque es un soberbio que cree que no puede tener contrincantes. Y porque, ¡que demonios!, al fin y al cabo es verdad que nos los va a tener nunca.

Y sabe demostrarme todo lo que yo he necesitado. Se llegó a oponer a su padre, hasta que éste aceptó a regañadientes que soy yo su mejor tesoro.

Acepta que "llegué" en el momento menos indicado…acepta que le costó convencerse…ya me pidió perdón a su forma por todo lo que me hizo pasar durante aquella temporada.

Porque solo él era capaz de tratarme con desprecio y mirarme con devoción. Porque solo él es así de contradictorio.

Y estamos todo el día discutiendo…y seguro que con un príncipe azul eso no pasaría. Pero tampoco tendría esas reconciliaciones que solo él sabe ofrecerme.

Porque los príncipes azules no existen, pero Draco sí.

Porque aunque existieran, no lo cambiaría por nada. Que después de cada tempestad llega la calma, y que mejor que pasar esos momentos junto a él.

Porque después de cuatro difíciles años por fin vamos a vivir juntos.

Y porque seguro que me esperan tiempos muchos más difíciles.

Pero me siento fuerte para sobrellevarlos si es su gris el que me acompaña y el que despierta junto a mi cada mañana.