Disclaimer: Los personajes son de Stephenie Meyer.
Claim:Leah/Sam
Summary: Estaba cansada de todo aquello y prefería saber de una vez por todas la verdad, antes de que él siguiera rompiendo poco a poco su corazón con pequeñas mentiras.
Notas: Para el reto Palabras Para El Recuerdo, del Foro LOL. (Palabra clave: Verdad)
Baby don't break my heart slow
Hacia un tiempo que Leah sentía que algo raro estaba sucediendo. Al principio fueron desapariciones del tipo en el que nadie sabía donde se encontraba o lo llamaba a su móvil y él jamás contestaba. Luego, fueron las ojeras. Sam jamás había tenido ojeras y ahora andaba con dos enormes bolsas púrpuras bajo sus ojos. Además, parecía siempre irritado y de mal humor como si no durmiera por las noches.
Pero todo definitivamente empeoró cuando Emily, su prima, fue a pasar unos días a La Push por las vacaciones. Leah aún no sabía bien qué era lo que sucedía allí, pero Sam actuaba más extraño que de costumbre y la cosa cada vez era peor.
Su fe en él, en la relación, se volvía más pequeña con el paso del tiempo. Aquello que habría jurado que podía ser para siempre se estaba quebrando y deshaciendo con cada llegada tarde, con cada actitud extraña, con cada beso sin ganas, con cada lágrima que derramaba por él.
Alguna que otra vez había escuchado la frase que decía "No hay peor ciego que el que no quiere ver" y sentía que aquello últimamente se acercaba mucho a su realidad. Ya no le preguntaba más a Sam por sus desapariciones, prefería no discutir para poder retenerlo a su lado. Evitaba pensar que él la engañaba, porque ese pensamiento lograba instalarse en su cabeza y no irse durante días. Hasta trataba de verlo lo menos posible, para no tener que aguantar su mal humor. Y todo aquello estaba rompiendo su corazón lentamente.
Leah había llegado a un punto en el que prefería, o más bien quería, la verdad. Ya no más esas pequeñas mentiras que poco a poco le destrozaban el corazón. Estaba segura de que el adiós definitivo dolería muchísimo menos que lo que él le estaba haciendo en ese momento.
Sin embargo, algún tiempo más tarde, se daría cuenta que estaba preparada para todo, menos para saber aquella cruda verdad, porque a veces la verdad puede doler mucho más que una, que dos, que cien mentiras y Leah lo aprendió por experiencia propia.
