¡Qué tal! Soy nueva en FanFiction y tuve un par de problemitas al publicar por primera vez En fin, espero que les guste este one-shot o drabble (no sé cuál de las dos clasificaciones) si tengo errores hágamenlo saber con sus comentarios, por favor ¡Vamos, anímense lectores(as) fantasmas! No muerdo 7u7

Posdata: Esta historia la he publicado en Wattpad y Amor-Yaoi.

Las tablas crujían al más mínimo movimiento de sus botas.
Se notaba que la madera estaba algo picada por el peso de los años, aunque el piso se había conservado muy bien al igual que la habitación. Al fin Italia lo había dejado solo.

Estados Unidos tragó duramente, su garganta seca se lo agradeció debido a que desde hace unos minutos atrás le pedía agua a gritos.

Su cerebro le bloqueaba todo tipo de pensamientos para negar la realidad, su realidad, tan solo su golpeado cuerpo seguía sus instintos. Aunque su mente estaba en otro lado, caminó hacia las camas respirando con tensión. Las yemas de sus dedos rozaron el cubrecama. De repente, su mano quedó inmóvil al igual que su cuerpo. Miró hacia delante, notando como las blancas sabanas, con franjas azules, se iban tiñendo de sangre.

Sintió su estómago revolverse al percibir el hedor que desprendían los cuerpos ensangrentados y mordió con algo de fuerza sus labios antes de arrodillarse, con sus pocas fuerzas, cayendo bruscamente. Finalmente tomaba el valor de quedar frente a frente con ...

—Tenías razón, Inglaterra —Susurró suavemente, depositándole un beso a la frente de su ex tutor— No soy un héroe.

Trato de controlar sus temblores. La piel del mayor era mucho más fría de lo que recordaba. Giró, mirando al otro muchachito en la cama de al lado y solo una pregunta surgió de su mente.

¿Por qué? ... ¿Por qué no tuve más tiempo?

Se acercó al cuerpecillo de su hermanito, Canadá, depositando un beso en su frente. Notó que las delicadas manos del menor estaban teñidas de rojo, las cuales América tomó entre sus manos protegidas por sus oscuros guantes, olvidándose por completo de la sangre o del mal olor, lo único que importaba verdaderamente era el "ahora".

De repente sintió un intenso dolor en el pecho, como si le hubieran atravesado con algo duro. Una sola lagrima fluyó y cayó hundiéndose entre las oscuras ropas del americano. Respirar ahora solo le causaba dolor.

Él lo sabía. Se había ahogado en el mar de la tristeza, protegiendo un corazón destruido.

Aún escuchaba aquellas voces lejanas que le hacían sentir nostalgia.
Aún estaba la mano extendida del inglés, tan cálida y protectora como sus memorias infantiles le mostraban.
Aún estaba su hermano sonriéndole con el brillo de la vida en sus ojos.

Colapsó, cayendo de rodillas, miró el techo antes de soltar un desesperado grito. Sentía que iba a romperse en pedazos por el dolor, incluso se atrevía a decir que era peor que morir. Sí, definitivamente todo esto era peor que morir.
Recostó su cabeza al borde del colchón de la cama de Inglaterra sin soltar la mano de Canadá y la del británico.

Se odiaba, se odiaba por no haberles dicho nunca cuanto los querían; de jamás haberles dedicado tiempo, pero ya era tarde, Inglaterra y Canadá estaban muertos.

La vida de los seres que más amaba en el mundo se le había resbalado de sus manos con demasiada facilidad.

Ahora solo sus lágrimas iluminaban la habitación, tan brillantes y espesas que cerró sus ojos sin pensar.

Aún no regresan...

Aún no los alcanzaba...

Aún pedía otra oportunidad...

Quiero quedarme con ellos ...

Porque ambos son muy importantes para mí