ahhhh , remasterice mis historias para despues ver que el maldito auto corrector las volvia intendibles, pero bueno ya quedo espero que sean de su agrado,ahora bien el discarmer:

Fairy tail no me pertenece , ni mucho menos sus personajes, ahora si son de una pagina donde corrigen la mala ortografia y vienen a corregirme pues... hagan paro y mejor corrijanla y mandenla a por mp igual creo que es mejor eso a que luego me manden un mensaje de: tu historia esta nominada a peor fanfic XD jajajaja, yo se que puede aver malos fics pero hacer una pagina para vivorear el trabajo de otra persona vale, es valido pero incluso decirle XD no ma me parece que tienen problemas de atencion.

en fin gracias por leer y gracias por comentar .


.

La tarde era cálida para esta época del año, estaba tumbada boca arriba sobre el pasto fresco, casi toda la madrugada había lloviznado, provocando un clima cálido y fresco para mi tarde.

Pensaba en el invierno venidero, tener que ir al norte como los venados, no tan cerca de las villas pero si de la cueva de Zeref, ese lugar sería perfecto para resguardarme, suspire casada, ¿hacia cuanto que podía estar tranquila?

Este tiempo era bueno pero no duradero, lo sabía bien, mejor que nadie, cerré lentamente mis ojos recordando en mi mente una vieja canción.

En lo profundo del bosque, duerme la hija del viento— mi voz fluía suavemente a la brisa otoñal, algunos remolinos de viento alzaban ligeramente los holanes de mi blusón azul marino.

No puede hacer otra cosa más que dormir, en un letargo profundo no quiere vivir—sonreí a los Espíritus que se acercaban tristes a escuchar mi canto, uno que por más doloroso que guarde me causaba confort.

No pide un héroe, busca un guía, lejos de esa maldición a oídos de un soldado llego

Me encarcela la inmortalidad, ven a guiarme fuera de este sueño eterno…

Algún día saldré de aquí

Te tendré junto a mí, juro con mi espada que te protegerá,

Duerme un día más…

Que no tardare en llegar…

- ¿Quién eres?, ¿Qué quieres? ¿Qué diablos haces aquí? - Con la rapidez de los truenos tome mi arco y flecha, apuntando entre los árboles.

Tenía la bendición de la doncella Mavis y las protecciones de Zeref, nadie, en su sano juicio entraría en la espesura del bosque.

—Tras-tranquila… —De entre los arboles salió un joven de aspecto desalinizado, su cabellera azulada contrastaba con su capa negra, traía varios rasguños en el rostro, sentí un fuerte punzón en mi pecho, tense con ahínco mi arco, el joven alzo los brazos en señal de desarme

—Escuche un canto y yo..., bueno lo seguí—contesto con nerviosismo sus ojos viajaron de un punto a otro, mi cara se llenó de vergüenza, ¡Se supone que ningún humano debería escucharlo!

—Señorita, so-solo me perdí, deje de apuntarme con eso, por piedad — No sentí malicia o mentira en sus palabras, por un momento quise confiar en alguien - Nadie puede estar a tu lado, tus ojos delatan las mentiras y tu boca escupe el veneno de sus almas –las palabras de Madre retumbaban dentro de mi cabeza, un escozor horrible se instaló en mis pensamientos, al momento la advertencia –si el sigue aquí morirá -llego como rayo en mi mente.

—Bien te guiare a la salida, pero solo eso, si vuelves a venir a será bajo tu propio riesgo — el chico sonrío abiertamente, al tiempo relaje mi flecha, me dispuse a tomar algunas pertenencias, por la posición del sol era medio día así que tardaríamos por lo mucho dos días en salir, si es que descansábamos lo mínimo.

—Muchísimas gracias, no sé cómo podría pagártelo...— el chico echaba una mirada a lo que realizaba, con esa sonrisa calmada, me sentí algo intimidada, pero al mismo tiempo emocionada, era la primera vez que alguien se acercaba tanto a mí aunque en realidad esta sería la primera conversación con un humano, por lo general siempre están muertos, rápidamente me puse mi demás ropa.

—Ugh, ¿señorita…? —Medite por un momento alzando indiferentemente a los hombres, el parecía algo desconcertado.

—No te preocupes, estoy bien con señorita, no creo vernos nuevamente— nuestras miradas se cruzaron un largo rato un leve rojo en sus mejillas se asomó causándome una extraña reacción, desvié la mirada sintiendo la misma vergüenza que hace unos momentos, no entendía esa expresión, igual estaba empezando a enfermar.

— ¿Te sientes bien?, tienes la cara roja.

—Estoy perfectamente, va-vámonos… —una vez más sin decir otra cosa caminamos para el interior del bosque, de vez en vez el me volteaba a ver cosa que no entendía bien por qué .

— ¿Es cosa de humanos? —Él sonrió nerviosos y se encamino junto a mí.

—Ugh, si, jajá creo que sí, espera, ¿cómo que de humanos? —Asentí al tiempo que avanzaba con más prisa.

—SI, cosa de humanos — Camina más rápido no tenemos todo el día, me golpe la frente mentalmente, olvidaba que los humanos no conocían tanto el mundo espiritual, incluso hasta donde sabia ellos asumían que solo existía un dios.

Pasamos un largo tramo, esto nos llevaría la tarde y la parte de la noche, quería apresurarlo temía por las palabras de Madre, aunque a mi parecer él no estaba cambiando, incluso parecía disfrutar el viaje, que humano más extraño.

— ¿Cuánto hace que vives aquí?

—Desde que nací.

—Won… crecer dentro del Bosque, nunca pensé que eso fuera posible, jajá estas criaturas son fascinantes ¿Cómo las llamas? —Gire para mirar a los zorros blancos que jugaban entre sus piernas, ¿Cuándo fue que aparecieron?

- ¿Hablas de los kitsunes?, son guardianes al servicio de los dioses, me extraña que se acerquen a ti, generalmente son hostiles con los humanos, incluso los enloquecen por diversión—al momento un cachorro salgo al hombro del chico causándole cosquillas, su risa me hacía sentir feliz, algo que ya no recordaba tan bien.

— ¡No lo puedo creer! Pensé que era un mito, jajá debe ser genial vivir aquí dentro, negué con suavidad mientras sonreía nostálgica.

— No, hace siglos que dejo de ser un buen lugar...— su mirada no sabría cómo describirla, me miraba con tristeza profunda pasando al asombro.

- ¿Eres una doncella celestial?— reí por su respuesta, era demasiado inocente a mis ojos, el poco tiempo que estábamos pasando deseaba que durara más.

—Creo que podemos descansar un momento—EL sonrió para sentarse entre unas rocas lisas, yo lo imite al tiempo que algunos kitsunes nos acompañaban, pasamos un rato explicándonos tanto como preguntábamos, nunca nos hacíamos preguntas intimas, solo era una charla amena.

Me sentía cercana a alguien…

—Nadie llega tan lejos–

Escuche la cálida voz de mi Mavis, mi instinto salto abruptamente, no deseaba que lo despedazaran, negué con fuerza al tiempo que me levantaba deprisa.

- ¡Tenemos que correr!

— ¿Qué sucede? Algo no sigue... ¡oye! —tome su mano para jalarlo fuera del lugar, corrimos tanto como pusimos, nos detuvimos de seco una vez que ya no podíamos correr más, temblaba sin control él se tumbó en el suelo, u respiración era agitada igual que la mía, lentamente me deje caer, oculte mi rostro en mis manos,

- ES MI CULPA... POR LOS DIOSES, ¿QUE HICE? .. ¡PARA QUE ENTRASTE AQUÍ! -Le grite sin pensarlo, sus ojos se nublaron al tiempo que reflejaron una profunda tristeza, tan parecida a la mía...

—Perdóname, no quise causarte algún problema — lo mire una fracción de segundos, el realmente no tenía culpa, fui yo quien no debió dejarlo vivo…pero por más que fuera, era extraño, tenía dudas de cómo había llegado tan lejos, jamás nadie tuvo tanta suerte, recordé las innumerables veces que encontraba cuerpos de humanos cerca de los limites, este sujeto no solo tenía suerte, era algo más.

— No, yo. Lo siento también, supongo que nadie te advirtió antes de este lugar—me parecía sorprendido por mis palabras pero solo atino a asentir.

—Bueno... es complicado — me revolví el cabello, era una respuesta muy vaga a un tema serio, nunca he visto una persona… Ugh, es verdad, yo no he tratado con humanos, bueno, vivos no.

–No tienes que ayudarme, tal vez estés en problemas por esto, aun así muchas gracias –Sus palabras me sacaron de mis pensamientos, se retiró despacio caminando lentamente a lo que a mi parecer era su muerte.

Tan solitario

— ¡Espera!, yo te dije que te ayudaría, así que espérame—tome su mano para detenerlo, decirle esas palabras aliviaban mi corazón tremendamente, yo por una vez…deseaba algo de verdad.

—…está bien enserio, puedo salir sol...—Antes de que pudiera hablar tome fuertemente sus dos manos quedando frente de el, sus ojos color café me miraban con tristeza.

—¡ Discúlpame ! sabemos que so podrías salir solo, quiero hacerlo déjame llevarte fuera de aquí—Un leve sonrojo apareció en su cara causando uno en la mía al tiempo dote sus manos mientras me giraba a otro lado.

—Jajaja, eres muy gentil…ugh, se que dijiste que no quieres que sepa tu nombre pero creo que en vista de las circunstancias tendré que saberlo.

-… eso no tiene relevancia ahora—Me gire para verlo , me empezaba a gustar verlo sonreír tan calmadamente.

–Jajaja, claro que la tiene, mi nombre es Jerall Fernández, ahora tú. –suspire al tiempo que alzaba los hombros, supongo que no hacía nada de daño decirle mi nombre.

—Erza — Jerall sonrió complacido al tiempo que caminaba a mi lado, tome aire al tiempo que avanzaba al norte junto a el.

—Bien Jerall, antes de que continuemos, necesito un poco de tu sangre — decir que su cara se tornó pálida era decir poco, al tiempo negó con la rapidez.

—Vamos, necesito despistar a Zeref antes de que algo más suceda, por favor confía en mi.

—Zeref es el nombre del demonio del bosque, entonces él es, ¿real?

—¿demonio?, jajaja sería más agradable decir que es eso, él es más, mmm su domador por asi decirlo—Jerall estiro sin remilgar mas al tiempo que cortaba un poco de su palma ,tome unos trozos de mi blusón para después imprecarlos con la sangre de Jerall al instante solté un silbido agudo de entre los arbustos los kitsunes se asomaron confundidos.

—Necesito que lleven esto lo más lejos que puedan vallan en varias direcciones, avísenle a los demás espíritus que digan esto: Erza está lejos del hombre.

—Diría que estoy sorprendido, pero creo que sería un mentiroso por ello—Jeral tomo uno de los trozos para atar su herida, asentí al tiempo que señalaba al profundo bosque.

—Tendremos tiempo para conversar una vez que los kitsunes regresen , si todo sale bien le avisaran a Mavis, seguro ella deseara ayudarnos, anda vamos, jerall asintió para seguirme .

Caminamos sin más de una hora, el silencio del bosque fue interrumpido por las pisadas de ambos, el fresco de la tierra,

Fue en ese momento en que mis dudas volvieron con más ganas

—Enserio, ¿Por qué entraste aqui?— La pregunta lo pillo desprevenido, mire como jugaba con una ramita de cedro, sus ojos me miraron con gracia melancolica .

—Solo senti que debía hacerlo…quería solo irme lejos—Pero antes de que pudiera decir más que unas pequeñas gotas debajo de mis ojos.

– ¿Erza? — solo era agua, no era yo, me limpie la cara con la yema de mis dedos, para encontrarme con más gotas algo dulces.

—Qué extraño, solo salen solas— un extraño ardor apareció en mi cara, me movi unos pasos atrás, nuevamente me sentía más extraña, era familiar esta melancolia…

El musgo volvió a ser un sonido gracioso, pero esta vez me causo miedo, Jerall se acercó, pero volví a retroceder

—Está bien, puedes decírmelo— negue con fuerza, no había nada, era verdad, estas gotas salían solas, solo pude negar con más fuerza, de lado a lado, mi cabello se agitaba con fuerza, y realmente tenia miedo.

Era verdad...

Ese sentimiento, que olvide estaba volviendo.

—Erza –alce la vista en mi desesperado intento de despejarme, y esos ojos que me parecieron extraños me sonreían.

—Estoy aquí—sin que entendiera bien,Jerall abrió sus brazos en par en par acercándose lentamente para resguardarme con calides en ellos.

Siempre sentí frio, no era algo que me desagradara,

De hecho me gustaba mucho

El calor del sol, El calor de mi soledad...

Eran lo que me ayudaba... pero este calor

—Esto me agrada — jerall sonrio al tiempo que juntaba su cabeza con la mía.

—A mí también— poco a poco esas gotas regresaron, pero esta vez alguien las secaba por mí.

Sería poco decir que esperaba un encuentro como este, es más, seria incoherente decir que alguien como yo fuera feliz de esta forma pero sería poco y nada grato mentir.

¿Por qué? ¿Por qué?