¡Hola gente! ¿Cómo va tanto tiempo? Quería pedirles millones y millones de disculpas, pero se me re contra jodió la pc, y la verdad es que no disponía de dinero para repararla.
¿La mala noticia? Perdí los últimos capítulos de una chica de Ciudad parte final.
¿La buena noticia? Volveré a escribir la historia, claro! ;) Pero necesito ¡Paciencia! Y sobre todo un poco de inspiración, ya que estoy estudiando para mis exámenes finales de la universidad.
Por ahora les dejo con esto, como una prueba piloto, a ver si les interesa la historia. Escucho todo tipo de críticas, como siempre! :D
Siempre fui enfermita de DBZ y siempre quise hacer una historia, vamos a ver como resulta!
Abrazos, cariños y colores! ¡Gracias por leerme!
Y bienvenidos nuevamente! 3
DISCLAIMER: Dragon Ball y Dragon Ball Z pertenecen a Akira Toriyama y Toei Animation.
-...Tal vez solo esté durmiendo.
-No lo creo... esa niña si que está loca.
-Me impresiona cuando solo se queda mirando el cielo, inmersa como si estuviera buscando algo - la espía desde la cerradura de su dormitorio- y lo está haciendo de nuevo.
-Basta. ¿Por qué te haces tanto problema? Si eso es suficiente para que se vuelva fuerte, entonces que lo haga, apenas tiene 4 años y ya sirve para el ejército del gran Rey Vegeta.
-Pero su forma de entrenar es tan extraña...
-¡Ya basta Yuji! Sirve. Al fin y al cabo la misión que tiene es volverse una guerrera como nosotros.
Yuji miró toda la certeza y frialdad con la que se comunicaba el padre de su hija que aún seguía inmersa mirando el cielo. El hombre se sintió molesto y se retiró del lugar con enojo. Nunca hubo amor de parte de ninguno de los dos, los saiyajins eran una raza que se reproducían solo para seguir procreando más y más guerreros, ni siquiera la mismísima Yuji sentía amor por su hija; sin embargo algo le hacía entrar en dudas y algo en pánico, pues aún no se había visto que un saiyajin pueda pasarse horas mirando el cielo y que incremente sus poderes de la nada misma...
El príncipe Vegeta estaba entrenando dentro de una de las naves especiales, su confianza y poder le hacían estremecer las entrañas. Nappa lo observaba desde fuera. El pequeño príncipe esquivaba con gran facilidad y destreza los ataques de sus oponentes y con esa misma facilidad también los atacaba. Un par de cintíficos los acompañaban y observaban con una total sorpresa el increíble poderío del pequeño de cinco añ el chico terminó por aniquilar a sus oponentes y las compuertas se abrieron dejando salir al chico victorioso, aunque no demostraba excesiva sonrisa.
-Estupendo Príncipe Vegeta, usted si que es muy poderoso.
-No me alcanza, necesito más entrenamiento.
-Sin embargo -insistió Nappa- su poder de Ki es el más alto de entre cualquiera de su edad, incluso más que el de un saiyajin adulto.
-No tengas piedad de mi solo porque puedo derrotarte -Nappa se sobresaltó apenas- sería una deshonra para que te llames saiyajin si eso es lo que realmente crees... -salieron al exterior.
-No, claro que no... -dijo titubeando- jamás podría pensar de esa manera... -e iba aún a halagarlo más para hacerlo sentir seguro de su respuesta, sin embargo la presencia de la niña que miraba el cielo le llamó la atención completamente, Vegeta ya había estado obervando desde hace rato.
-¿La conoces? -preguntó el príncipe.
-No. -Se adelanta unos pasos- ¿En que puedo ayudarte, pequeña? -la niña lo miró sin cambiar la fría expresión de su rostro.
-¿Es cierto eso que oí? ¿Ese niño es tan poderoso? -Nappa voltea a donde Vegeta quien tenía la misma expresión frívola de la niña. Al instante pulsó el botón de su rastreador y pudo encontrar que el nivel de Ki era apenas de cinco.
-¡Por supuesto! Él es el hijo del Rey Vegeta, el príncipe de los saiyajins, su sangre es pura. ¿Y quien es la que se atreve a preguntar tanto?
-Hikari -se presentó sin amabilidad pero con respeto- Estoy buscando al luchador más fuerte de este planeta.
-¿Para qué lo necesitas?
-Necesito cumplir una misión. Tuve un sueño, un sueño bastante extraño, pero en él se revela la misión que tengo en esta vida, y mi deber es acompañar al guerrero más fuerte.
-Entonces acompáñanos. ¡Vaya afortunada, con que rapidez nos has encontrado!
-¿Nos? ¿Quiere decir que tú también te consideras uno de los guerreros más fuertes? -preguntó apenas arqueando una de sus finas cejas negras.
-¡Por supuesto! Nadie que no sea lo suficientemente poderoso tendría el privilegio de acmpañar a el Príncipe de los saiyajins.
-Si es así, muéstramelo. -desafió la niña a Nappa.
-¿Qué? ¿Es una broma, acaso? -pero la niña ni se inmutó.
-¿Cuánto es su nivel de pelea, Nappa? -preguntó Vegeta.
-Apenas de cinco...
-Incrédula -sonrió el príncipe -¿Por qué no le muestras la verdadera fuerza? Pero no te demores, tendremos un manjar delicioso para cenar esta noche...
-De acuerdo. -Y se volvió hacia la niña- De acuerdo, te enseñaré a que no nos hagas perder más el tiempo.
Nappa formó una gran bola de poder en su mano derecha y la lanzó sobre la niña quién ni siquiera movió una pestaña al recibir ese gran ataque que era más grande que todo su pequeño cuerpo.
-Ni siquiera pudo esquivar -sonrió.
-Porque no fue necesario -se oyó detrás del humo, que al disiparse mostró a la niña aún de pie y en la misma posición en la que se encontraba antes de recibir el ataque. Vegeta arqueó sus cejas.
-¡No puede ser! ¡Tienes apenas cinco de nivel de poder y eres una niña insolente! ¡Debería haber sido suficiente! -La niña hizo una mueca de media risa.
-Pero no lo fue - tiró su pierna derecha hacia delante para picar hacia Nappa y preparó el puño para incurstárselo en la cara.
-¿Creés que con eso me vencerás? -Nappa se preparó para el contraataque y lanzó una piña a la cara de la niña, pero ella fue más veloz y logró esquivarlo con la misma facilidad con la que lo atacó en la boca del estómago.
Nappa se arrodilló en el suelo temblando de dolor hasta quedar inconsciente. Vegeta se puso en alerta.
-Disculpa por no hacerte perder tiempo -dijo mientras volvía a su reposo natural.
Fué tan rápida... tan rápida que ni siquiera me dio tiempo de tomar si su energía seguía siendo la misma con el rastreador pensaba Vegeta. Pero al instante volvió a mostrar tranquilidad.
-No cantes victoria tan rápido. Yo también podría vencer a Nappa con la misma facilidad... soy el príncipe de los saiyajins ¡Mi sangre es de pura realeza!
-Muéstrame, su majestad, muéstrame que puedes vencerme -sonrió una vez más.
Vegeta fue quien se abalanzó hacia ella esta vez, lanzando un puñetazo que la chica esquivó con facilidad. Confiándose de ella misma atacó pero Vegeta reaccionó mucho más rápido y también la esquivó. El príncipe lanzó uno de sus más poderosos ataques pero ella lo desvió con su brazo a otra parte, entonces el chico quiso apretar el botón de su Scouter para comprobar que su energía había cambiado, pero ella le disparó un poder láser desde su dedo índice y se lo destruyó.
-¿Qué pasa? ¿Sin eso pierdes energías, acaso? -se burló ante la expresión de incredulidad de Vegeta.
-¡Cállate maldita! -y juntó ambas manos para lanzarle una gran pelota de poder, más grande que la que había lanzado Nappa. Para cuando terminó solo polvo quedaba en el aire y sonrió saboreando una victoria.
-Ese si no podría haberlo recibido -escuchó decir a Hikari a sus espaldas- pero también cuento con destreza para esquivar -Vegeta se gira hacia ella con el afán de agarrarle las piernas pero ella salta sobre él y continúa- y también con fuerza para vencer -le pega una, dos y tres piñas en la cara y para finalizar atinó un golpe en la nuca al pequeño príncipe para dejarlo tirado en el suelo semi-inconsciente. El chico empezó a rechinar.
-¿Quién diablos eres tu? ¿De donde saliste? ¿Y por qué rayos me venciste?
-Soy una saiyajin que busca la misión que en esta vida le toca enfrentar -hace una reverencia a Vegeta que la miraba temblando de dolor desde el suelo rocoso- Espero no haberle causado muchas molestias -y hace una mueca- su majestad.
Se erguió nuevamente y se retiró de la escena caminando con suma tranquilidad. Otra vez volvería intranquila a su casa, aún no encuentra lo que ella más quería encontrar, el guerrero más poderoso del planeta...
-¡Maldita seas! -el príncipe Vegeta expulsa todo su poder dentro de la cámara de entrenamiento- ¡¿Cómo puede ser que una mocosa me venza con tanta facilidad?! - Los Saibamans que crecieron allí mismo querían atacar a Vegeta, pero la energía que expulsaba era tan poderosa que terminó por matarlos sin siquiera atacarles. -¡Maldita... seré el hazme-reír de este podrido planeta!
Nappa observaba la escena desde afuera. Pese a que él también se sentía molesto con la niña, el había sido derrotado muchas más veces que Vegeta y lo tenía más naturalizado en él. Aún asi le avergonzaba que su oponente sea de sexo femenino, ya que las saiyajins mujeres eran por naturaleza más débiles que los hombres. Vegeta, luego de tranquilizarse solo un poco, salió de la nave con su expresión seria y frívola.
-Los saibamans ya no son oponentes para mi -Nappa no le respondió nada- Debemos encontrar a esa maldita niña -apreta fuerte su puño- ¡Y vendecerla!
-Vegeta... -llamó Nappa- Su padre quiere verlo.
-¿Qué diablos quiere?
-Creo que quiere conversar con usted.
-De acuerdo, acompáñame.
En todo el planeta se estaba hablando del nacimiento de un guerrero súper-poderoso y Hikari disfrutaba de una deliciosa comida, y del rumor, sentada a lo indio en el suelo. Se decía que apenas había nacido y ya contaba diez mil de nivel de energía, cosa anormal ya que los niños contaban con no más de un nivel de setecientos de energía apenas nacían- si eran de clase alta- o con menos de setecientos si eran de clase baja, pero variaba entre eso. El único niño que hasta ahora había nacido con setecientos de energía había sido el príncipe Vegeta, por esa razón Hikari había ido a buscarlo. Sin embargo, su apetito se incrementó mientras oía el rumor que decía que su nivel de energía era el más alto en la historia. ¿Debo encontrarlo. Pero nadie debe verme llegar. pensó para si misma. También hizo mueca de risa mientras oía a dos tipos conversando de una travesura que ella misma cometió.
-¡Patrañas! No te creo en absoluto...
-¡De verdad! Dicen que la niña lo venció en un parpadear.
-¡Eso es imposible! ¡Ni siquiera yo puedo vencer al príncipe Vegeta! ¡Deja de hablar porquerías!
-¡No son porquerías! -se enfada y aumenta su ki.
-Hey, no te enojes...
-Qué ¿Ahora tienes miedo de pelear? ¿Quién es la niña ahora, eh?
-Será mejor que no peleemos. Cálmate.
-¡No te acobardes! -y se lanza en su ataque.
-¡Existe un rumor que Lord Freezer estaría viniendo para aquí también! -el hombre dejó de pelear. Un escalofrío recorrió la espalda de Hikari -Dicen que viene en búsqueda de guerreros poderosos.
-Lord Freezer ya tiene sus propios soldados y nosotros también somos soldados de él, idiota.
-Lo que Lord Freezer quiere es tener soldados que trabajen a su par. Si nos ve peleando no solo gastaremos energías, sino que no tendremos oportunidad de estar junto al gran Freezer.
Hikari se levantó de un santiamén. La presencia de Freezer atemorizaba a cualquiera, sobre todo cuando ella misma había visto -aún de más pequeña- con la simpleza y la violencia que Freezer había destruido a sus enemigos y los que alguna vez quisieron interponérseles. No me gusta la sensación que tengo dentro de mi cuando ese tipo está cerca... Sin embargo tampoco es miedo. Simplemente, no me da una buena impresión. De todas maneras, debo averiguar dónde está ese niño poderoso. Si es cierto que Freezer viene en busca de nuevos soldados quizás se lo lleven y no podré conocerlo. Frunció apenas su entrecejo, cubrió su rostro con el pañuelo blanco gigante que traía sobre sus hombros, sobre su traje verde-azulado, el mismo traje que usaban los saiyajins. Y se metió hábilmente entre los escombros y callejones del planeta Vegeta.
El rey Vegeta se encontraba en la sala principal mirando por la ventana cuando su hijo ingresa por la puerta y Nappa justo por detrás de él. Pese a que se mostraba pacífico, su interior estaba bastante inquieto.
-Padre ¿Me has llamado?
-Vegeta. Que bueno que viniste -expresó apenas.
-¿Qué sucede? -El padre del niño se voltea hacia él.
-Se ha corrido el rumor de que una niña te ha vencido ¿qué tan cierto es eses rumor? -Vegeta se sonroja por completo. Se sentía molesto ¡Muy molesto! Sobre todo que haya llegado a oídos de su padre esa tremenda deshonra. Miró a Nappa de reojos quien tenía una expresión de nada, mostrándole a Vegeta que había sido él quien le había contado. -Hijo, por favor no te molestes. - Vegeta alza la vista y deja de apretar sus puños -Si una mujer te ha vencido, entonces es digna de tí. Si quieres continuar con esta poderosa raza te sugiero que la vayas a buscar, y que recorras junto a ella el mismo camino. Asi tendrán hijos que serán aún más fuertes que ustedes.
-¿Hijos? Padre apenas tengo cinco años y...
-No importa eso. El destino puede sorprenderte desde el primer día en que naces... -pensó en Broly. Pensó en el niño que había nacido con un extraordinario poder y en el destino que él llevaría.
-Padre, tengo otras intenciones antes -El Rey oyó atentamente las palabras de su hijo- Quiero pedirle a Lord Freezer que me mande a conquistar planetas por mi cuenta. Los Saibamanes no son rivales para mi. -El Rey se sobresaltó apenas
- ¿Por qué quieres eso?
-¡Quiero volverme más fuerte! -apreta sus puños- ¡Y mientras una estúpida niña siga venciéndome, no me alcanzará con derrotar a esos estúpidos Saibamans! -se enfada largando una ola de poder que abolla el suelo -el Rey Vegeta se queda impasible ante el berrinche de su hijo mayor.
-Yo no estoy diciendo que lo hagas ahora, solamente hice una sugerencia. Si mi hijo quiere ser más fuerte, entonces más fuerte será -le sonríe ante un ya tranquilo Vegeta.
-Gracias papá -sonríe feliz- Y por favor quiero ser yo mismo quien se lo comunique a Freezer.
-Ten cuidado, por favor -suplicó mientras el príncipe se retiraba esquivando completamente a Nappa, como si éste ni existiera.
Por fin, y luego de un cuidado minucioso, Hikari se infiltró en la base donde estaban los niños recién nacidos. Al único guarda que se encontró en su camino lo dejó inconsciente antes de que éste pueda decir palabra alguna cuando advirtió la presencia de la niña y le tomó 'prestado' el Scouter que este llevaba encima. Subió las escaleras y allí estaban los bebés recién nacidos. Se acercó a verlos con cautela. Se percató de lo molesto que era sentir el llanto abrumador de uno de ellos entre tanto silencio. Tocó el botón del rastreador para ver la cantidad de energía que éste disponía y se desilusionó al ver que era apenas de dos. Pero el bebé que se encontraba a su lado tenía un poder de diez mil. Emitió una sonrisa que casi le parte la cara de la felicidad que sintió al haber encontrado lo que tanto buscaba, sin embargo si ese bebé seguía llorando tal vez se convierta en un llamado de atención para cualquier guarda que ande rondando por ahi, asi que debía callarlo a como dé lugar. Observó que detrás de ella había un cesto lleno de frutas, asi que tomó la más dulce de todas y se infiltró en la sala, siempre con su gran pañuelo blanco que le cubría hombros y cabeza.
Se acercó hasta el niño y observó que en la placa el nombre de Kakarotto estaba grabado en ella.
-¡Vaya berrinche te mandas tú ¿eh?! -susurró al bebé quien cuando la vio quedó atónito pero sin dejar de llorisquear. -Ya cómete ésto y déjame hacer mi trabajo en paz- el bebé toma la fruta con ambas manos y la miraba sin dejar de sollozar -¡Ya cómetela! -susurró con impaciencia, pero Kakarotto seguía sin hacer nada, apenas olió la fruta -¿No sabes como comer porque recién has nacido, verdad? -pensó en voz alta- Bien, observa esto es asi - intenta quitarle la fruta para mostrarle como es que se ingiere la comida, pero el bebé no la soltaba -¡Oh, vamos! No me lo compliques niño, no seas malo... -jaló y jaló, pero no podía quitársela. Kakarotto comienza a reirse y ésto enfureció Hikari -¡Está bien, tu lo pediste! -dijo y con gran fuerza se la arrebató de entre sus pequeñas manitas. El bebé comenzó a llorar, más fuerte que antes.
-¡No niño, no! -se desesperó la chica. -Está bien , te la devolveré, pero cállate -En ese momento el Scouter que aún llevaba puesto comienza a percibir el gran cambio de energía que Kakarotto hizo desplegar. De apenas dos, pasó a ser cien, de cien a trescientos, de trescientos a novecientos, el piso temblaba, todos los bebés de la sala comenzaron a llorar hasta que Hikari le devolvió la fruta y todo regresó a la normalidad.
-¿Se habrá descompuesto esta cosa? -pensó para si misma. Pero tomó la energía de Broly otra vez y éste seguía marcando diez mil. Se midió su propia energía y le daba cinco. Volvió a tomar la energía de Kakarotto quien ahora felizmente comía su fruta y era de tan solo dos. Esto no está descompuesto... este niño... este niño sabe mantener bajo su ki como yo... Pero sus pensamientos fueron interrumpidos cuando oyó a dos guardianes ingresar, le llamó la atención que detrás de éstos dos ingresa Paragus desesperado, rogando piedad. Se escondió rápidamente entre las cunas y se tapó con su pañuelo blanco y observó toda la escena. Vió como mataron al pequeño Broly, como lo expulsaban junto a su padre y escuchó que esta órden había sido decretada por el Rey Vegeta. Sintiéndose llena de ira por no poder hacer nada, salió de la habitación con la garganta llena de cólera.
He encontrado al guerrero más poderoso y no he hecho nada para detener su cruel destino. ¡Maldición! ¿Habrá sido esa la premonición en mi sueño? ¿Debería salvarlo? Si es así... entonces perdí mi misión ¡Soy una idiota! Salió del lugar y se detuvo en un callejón. Lanzó el Scouter al suelo con furia tratando de ordenar todas sus ideas cuando la sorprendió un golpe en la nuca que la dejó inconsciente.
Otra vez, otra vez estaba sucediendo. Otra vez se encontraba entre millones de estrellas que flotaban en el negro del universo, se volteó a mirar el gigantesco dragón verde a sus espaldas y pudo observar también que éste nacia de una misteriosa fuerza anaranjada desde el suelo. Volteó una vez más y vió al guerrero rubio caer sobre ella, lo toma entre sus brazos y éste se sana todas las heridas. Finalmente el guerrero abre los ojos y al verla, le sonríe.
-¿Quién eres? -le pregunta Hikari.
El guerrero, sin dejar de sonreirle, alza su brazo y le enseña que dentro de su mano llevaba la misma fruta que ella le había dado de comer a Kakarotto.
Tal fue como se estremeció que despertó de su sueño gritando su nombre. Pero se confundió cuando delante de ella tenía nada más ni nada menos que al príncipe de los saiyajin, Vegeta.
-No es para nada agradable quedar inconsciente ¿Verdad? - preguntó el pequeño príncipe con una sonrisa que dejaba helado a cualquiera de tanta ironía que ésta cargaba.
-¿Y ahora que quieres? No tengo tiempo para ti, tengo cosas más importantes que hacer.
-No me interesa que es lo que tengas que hacer o no. Me has humillado y eso nunca te lo perdonaré -reclama Vegeta con el puño cerrado.
-Si no quieres que vuelva a humillarte, déjame ir -amenazó sin titubear mientras se ponía de pie Hikari.
-No te confundas, no quiero pelear contigo.
-¿Qué quieres decir? -preguntó confundida.
-Mi padre te ha dado la bendición de formar parte de nuestra realeza. Quiere que te cases conmigo.
-¡¿Qué?! ¿Acaso tu padre se ha vuelto loco?
-¿No lo entiendes? Con tus poderes y los mios nuestra realeza seguirá tan en vigente como nuestra raza. Acompáñame y juntos seremos invencibles, conquistaremos mundos si seguimos trabajando para el gran Lord Freezer, tendremos todo lo que siempre hemos querido. Fuerza, poder, dinero, reinado ¿Qué más puedes pedirle al universo? -Se emociona y le extiende la mano- Acompáñame, ya que Lord Freezer me ha dejado ir a conquistar otros planetas -Hikari se queda inmutada ante tal petición.
-Vegeta... -se reverencia ante él- es un gran honor que me quieras en tu realeza y estoy muy agradecida por ello - se vuelve a poner de pie- Sin embargo, no me interesa trabajar para Lord Freezer, no es una persona de la que me fie.
-¿De qué estás hablando?
-Tengo el presentimiento de que Freezer quiere despojarse de nosotros en verdad, y sólo tendrá a los más fuertes a su lado para su conveniencia y que nadie se le revele. Es un ser extremadamente inteligente y, en combinación con su increíble poder, hacen de él el mejor tirano que haya existido alguna vez. Sin embargo es sólo eso, un maldito tirano.
-¿Cómo te atreves? ¿Qué clase de persona eres?
-Soy Hikari -esboza una mueca- una Saiyajin, con un gran secreto detrás del que nunca sabrás. Príncipe Vegeta, yo no podría seguir tu legado jamás, mi misión en esta vida es otra.
-¿Cómo lo sabes? ¿Cómo estás tan segura de eso? -respondió un príncipe furioso.
-No importa. Ahora, con su permiso, me retiro -se reverencia una vez más.
-¡No te irás a ninguna parte más que conmigo! -Vegeta la ataca, pero ella lo esquiva con facilidad y sin esfuerzo alguno. Irritado, Vegeta se gira sobre el mismo y la persigue, pero antes de poder llegar hasta ella, ella le incrusta un poder que lo electrifica dejándole todos los nervios alterados. El rastreador del príncipe marcó como de cinco el poder aumentó a quinientos en cuestión segundos y mientras temblaba en el piso trataba de convencerse a si mismo que esto era incierto.
Hikari corrió sin cesar a donde se encontraban la sala de bebés otra vez, pero cuando llegó a la de Kakarotto éste ya no se encontraba allí. Pudo oir como desde el piso de arriba se oían unos ruidos extraños, asi que se dirigió allí y pudo observar como la nave que transportaba a Kakarotto salía expulsada del planeta Vegeta. Ansiosa y temerosa de perder su misión otra vez ingresó sin necesidad de esconderse y desmayó de un solo golpe a uno de los científicos, mientras que al otro lo levantó por los aires para gritarle.
-¡¿Hacia donde se dirigía esa nave?!
-¿De qué estás hablando? Preguntó el científico que temblaba de miedo.
-La nave, con el niño Kakarotto. ¿A donde se dirige?
-A un planeta llamado Tierra.
-¡Quiero que ya mismo saques una nave para mi hacia el mismo destino que la de ese niño o correrás el mismo destino que tu compañero!
-¡De acuerdo! ¡Está bien! ¡Solo suéltame! -Rogó con piedad. La niña hizo caso.
El hombre preparó una nave con las mismas coordenadas y la lanzó junto con ella. Instantes atrás de que Kakarotto saliera, Vegeta y Nappa ya estaban en camino hacia otros planetas. Cuando ella volaba por el espacio persiguiendo a Kakarotto notó que la nave de Freezer estaba merondeando el planeta Vegeta, con el encima. Y vió como un saiyajin muy parecido a Kakarotto lo enfrentaba. También pudo observar como su sospecha se hacía realidad mientras que el gran Lord Freezer destruía con una gigantesca bola de poder a su planeta natal. Pensó en su padre saiyajin, y ni se acordó de su madre. La explosión alcanzó apenas su nave y ésta recibió una gran turbulencia pero para su suerte no se dañó. Luego de la sacudida se quedó sumergida en el asiento de ésta y divisó que tan solo un poco más de metros delante de ella estaba la nave de Kakarotto.
Continuará!
Ustedes dirán... ;)
¡Saludos enormes!
