Disclaimer: el potterverso pertenece a Rowling.

Este fic participa en el minireto de septiembre para "La Copa de la Casa 2014-15" del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black.


Voldemort entró en el cuarto del que se había apropiado por la cara en la mansión de los Malfoy y, sentándose en la cama, comenzó a escribir en su diario.

Querido diario:

Cuando elegí este trabajo sabía perfectamente cuan sacrificado era y cuánto me tendría que esforzar, pero confiaba en que, al ser mi vocación, el placer de ver la sangre correr opacaría todo lo demás.

Pero es mucho más duro de lo que creía.

Ni siquiera es un trabajo de verdad. Quiero decir, si no fuese porque me aprovecho del respeto de mis amados (y algo lerdos) mortífagos, estaría viviendo debajo de un puente.

Además, nunca obtienes una maldita palabra de agradecimiento, nunca he oído un "El mundo agradece la noble tarea que estás haciendo" ni he visto pancartas en las que ponga "Tommy, quiero un hijo tuyo"

¿Es mucho pedir que mis víctimas no me miren mal mientras les asesino?

No entienden que yo hago esto por ellos. Con dieciséis años me ofrecieron un trabajo como modelo de bañadores y lo rechacé. Podría haberme labrado un futuro lleno de sensualidad y lujos y no lo hice. Por ellos.

Ni siquiera puedo confiar del todo en mis mortífagos y no lo entiendo ¡Les trato bien!

Pero claro, se les presenta un tío del gobierno con un dementor al lado, les falta tiempo para llorar y ponerme como el malo de la historia.

Y en ese tipo de casos aún es comprensible. Pero traicionarme por un saco de huesos asexual con gafitas es -muy-fuerte.

Definitivamente, es muy difícil ser yo.

La puerta se abrió y una mala imitación de Légolas con complejo de lame culos entró en la habitación sin un mínimo de educación, como si fuera su propia casa.

―Mi señor―dijo, agachándose para recoger su dignidad del suelo… oh, espera, era una reverencia―, le he traído un saco llenito de niños muggles para que se divierta con ellos.

Voldemort hizo un mohín y se cruzó de brazos.

―No quiero matar a nadie, excepto al maldito Colagusano, que ya está muerto.―Esa maldita rata traidora no sabía ni cuando debía morirse y cuando no―, pero deja el saco ahí, por si acaso.

Lucius se marchó de la habitación y Voldemort se acercó al saco de niños y se encogió de hombros, hubiera preferido torturar a unas cuantas ratas para aplacar su ira, pero esa también era una buena forma de entretenerse.


Nota de la autora: No os voy a pedir clemencia, por favor, matadme lenta y dolorosamente, lo disfrutaré yo más que vosotros.

Si me he armado de valor para subir esto es porque no quiero hacer que mi amada casa pierda puntos. Creo que ahora voy a ir a buscar una cueva bonita para meterme dentro y no salir hasta dentro de cincuenta años. Por cierto, esto tiene 400 palabras justas porque disfruto viviendo al límite.