Aspectos importantes antes de leer:
-Este fic fue escrito antes de que el séptimo fuera lanzado (ni siquiera en inglés), así que no se adhiere al canon original.
-En el instante que plasmé la historia en letras, tomé a Bellatrix Black como una estudiante del mismo grado (a sabiendas que era más grande) porque era necesaria y no quería inventar personajes.
-Alice, por si no lo recuerdan, es la madre de Neville.
-Quien lea esto, que lo disfrute.
-Y,lo más importante: NO RECOMENDADO A ODIADORES DE SEVERUS SNAPE.
EL SECRETO DE LILY EVANS
Hola, soy Lily Evans. Sí, la misma Lily Evans que tienen en mente: la madre de Harry Potter, el famoso niño que vivió. O "El Elegido", como le llaman actualmente. No crean que me gusta hablar mal de mi hijo, pero me provoca rabia que Rowling piense que sólo él tiene cosas importantes que contar. Pero deben saber que no es el único; gente como yo también tiene secretos. Y MUY SECRETOS. No, no crean que fui lesbiana, si es lo que estaban pensando. Pero sí, debo admitir que… bueno, ¿para qué estoy aquí? O mejor dicho ¿en el más allá?: para narrarles una historia. Y no es una de esas cosas llamadas "fanfictions", sino una historia de verdad, que la malvada de Rowling no quiso meter en los libros de mi hijo. Tan egoísta… En fin. Espero que lean, escuchen o vean lo que les cuento, y que logren comprender lo que es estar confundida, y lo que hace el destino para borrar a una persona de tu cabeza y decidirte por otra que vale la pena.
Capítulo Primero: En un intento desesperado… ¿uno hace cualquier cosa?
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La fría luz de otoño penetró por un resquicio de la ventana dándole de lleno en la cara. Los ojos de la muchacha temblaron levemente, mas no se abrieron de inmediato. Se giró un poco entre las mantas, medio despierta, pero el cantar agudo de los pajarillos le hizo reincorporarse.
Una Lily Evans muy desgreñada miró a su alrededor con sus impactantes ojos verdes entrecerrados, intentando distinguir su entorno. Pudo divisar la amplia sonrisa de su mejor amiga Alice, quien dormía plácidamente.
"Por esa cara, quizá estés soñando con Frank Longbottom" pensó rascándose la cabeza.
Abrió más los ojos, y vio que las demás, Annika, Meredith y Kanel, babeaban y balbuceaban entre sueños con todas las ganas.
— Hum… —farfulló mirando la hora. ¡Pero qué temprano era! Recién el reloj marcaba las siete y media. No obstante, ya se había despertado, y una vez que lo hacía, no podía volver a dormir; era lo que siempre le sucedía.
Estiró abiertamente los brazos, se dio una ducha, y bajó de la torre de Gryffindor, para ir a desayunar. El estómago le rugía.
Ese, por fin, era un día de descanso. Un día sábado, del que no tendría que preocuparse por deberes (ya los había hecho todos el día anterior) y recordó que recién estaban a cuatro de octubre de 1977, y todavía no comenzaba lo peor en cuanto a las clases, que en un tiempo más, se pondrían verdaderamente pesadas.
Y al parecer, en su transcurso de las escaleras, todo iba bien: sin estudiantes correteando en los pasillos, ni chiquillos lanzándose discos mordedores, o como se llamen esas porquerías. Era el día perfecto. O lo era, hasta que chocó con alguien a la vuelta de la esquina del pasillo del tercer piso, a las ocho con tres minutos de la mañana. Y ese alguien, era nada más y nada menos que Severus Snape, el Slytherin amargado.
— ¡Fíjate por donde vas, Evans! — le espetó el muchacho de muy malas pulgas, mientras los libros que llevaba en los brazos se le caían estrepitosamente al piso.
Lily, que iba algo distraída y sin ganas de pelear, se limitó a susurrar "lo siento" y a agacharse para recogerle los libros, pero…
— ¿Quién te ha dicho que recojas mis libros?
—Bueno — rezongó Lily comenzando a sentir la picazón del bichito de la ira — creo que son modales, Quejicus. En fin, para qué te hablo de modales, si dudo que sepas lo que son.
Snape arrugó el entrecejo aún más, abriendo más las aletas de su protuberante nariz.
— No voy a aceptar imitaciones de los insultos de Potter, maldita sangre sucia.
Y esa era su primera dosis de insultos, suficiente para que la hicieran reaccionar…
¡Paf!
La mano de la pelirroja había chocado con la huesuda mejilla de Snape. Casi le da vuelta la cabeza.
— Y yo no voy a aceptar que me estés tratando de sangre sucia, idiota — amenazó mientras él se sobaba la cara con el entrecejo fruncido.
— ¿Viste lo que has hecho? Ahora me voy a tener que desinfectar la car…
Lily nuevamente se lanzó con revancha impidiendo que completara la frase, dándole palmetazos en la cabeza, pero Severus le afirmó las muñecas fuertemente.
Estaba furiosa, hace tiempo que tenía ganas de vengarse por todos los insultos que le había gastado siempre, sin embargo, sentir el dolor en las muñecas (porque Snape realmente estaba desesperado tratando de apartarse de ella), fue lo peor, y como un cerdo comenzó a gritar:
—¡Auxilioooo! ¡Ayúdenme! ¡Maltrato intraescolaaaar!
—¡Cállate, estúpida!
—¡Heeeelp meeee!
—¡CIERRA EL HOCICO! —vociferó por encima de los gritos de ella.
— ¡Que alguien venga a mi rescateeee!
Snape, viendo que sus gritos tampoco funcionaban, aplastó a Lily contra el muro de piedra y… ¿y? ¿Y? Boca + boca = 2 bocas juntas. Había posado sus labios en los de Lily, besándola, sin pasión alguna, pero BESÁNDOLA.
Ambos estaban con los ojos abiertos, y Lily, en esos tediosos segundos, juraba que le iba a dar una taquicardia.
"Respira, respira…"
Empujó a Snape, mandándolo medio metro más allá. Éste llegó a patinar.
Se observaron anonadados por unos segundos. A pesar de todo el ruido que habían hecho, nadie había acudido, y seguían completamente solos.
Lily abrió la boca para discutir algo, pero en su cerebro no había conexión entre sus neuronas, y las cuerdas vocales se le habían paralizado.
Como durante los cinco segundos siguientes no pudo pronunciar palabra, se dio media vuelta y salió a todo patín, dejando a Severus Snape recogiendo otra vez, los libros de Artes Oscuras que había sacado de la Sección Prohibida de la biblioteca.
Cuando dobló una esquina, bajó al trote hasta el Gran Comedor, para desayunar, que era lo que tenía planeado hace mucho rato atrás, y habría sucedido si no hubiese habido interrupción alguna.
Cuando la joven Lily de 16 años, estuvo sentada en la banca, frente a la mesa, con un plato de cereales nadando alegremente en un plato de leche, las dendritas recién comenzaron a mandar información a los axones para que generaran respuesta al estímulo de "Atolondramiento Permanente". Pero no estamos en ciencias, ni muggles ni mágicas, estamos hablando de la reacción de la pelirroja.
"¿Por qué hizo eso? ¿Pero por qué…? Estaba tratando de callarme, eso lo recuerdo, pero… ¿un beso? ¡Solo un beso! Nada más. No tiene nada de malo besarse un una persona para silenciarla. ¿O sí?"
Mientras hundía la cuchara en el plato, los pensamientos estallaban como bomba. Severus Snape se había atrevido a darle un beso. ¿No que era una sangre sucia? Pero si tanto asco le tenía… Realmente no lo podía comprender…
Con un esfuerzo tremendo, se llevó la cuchara a la boca.
