Bueno, segundo fanfiction de la colección "Princesas hetalianas" (WTF?). Por supuesto: Prussia Hungría.
Ya luego que le dí la segunda vista a la película de "La bella y la bestia" descubrí muchas metáforas en ella, fue así como decidí adaptarla de este modo para hacerla como mas reto para mí. No me quise aferrar tampoco a la versión de Disney, así que busqué las versiones originales, interpreté metáforas... un show.
Espero la disfruten!


Mi nombre es Elizabeta, tengo 17 años. Mi cabello es largo, de color castaño y tengo ojos verdes. Comparada con mis vecinos, aquella familia que escapó de la Unión Soviética y sobre todo con la hermana mayor -que parece la madre de todos ellos-, Yekaterina, estoy bastante plana. Comparada con Lily, la rubia que vive a dos cuadras, tengo demasiado.

Vivo con mis hermanos Heracles y Gupta y nuestro padre, Sadiq. Nuestra casa está llena de gatos gracias a mi hermano el dormilón. A papá no le importa mucho. Y bueno, así como que Hera sea "hermano" no lo es en el sentido estricto, era hijo de mi madre, que luego se casó con mi padre. Supongo que mamá se fue por el coraje que le dió ver que Sadiq se enamoró de Heracles... aunque puede que piense eso por mi gusto por el yaoi, y ni porque sean mi familia se salvan de que haga parejas.

Aunque sí sea cierto que papá está enamorado de Heracles, lo demás no sé.

Sadiq odia a los niños mientras no seamos nosotros. Lo que mas me choca de él es cuando se emborracha estando en casa, se pone demasiado idiota y canta. Una vez en navidad comenzó a gritar que Santa Claus era de Turquía porque de ahí eran los tulipanes. ¿Que tiene que ver Santa con los tulipanes?

Y de hecho por sus mismas borracheras terminé en la cosa mas absurda de la vida. Quedó endeudado con el dueño de una gran cadena de bares en nuestra ciudad, el señor Weillschmint. Para colmo de mas males, Servicio Social se enteró de esto y terminé reubicada, al igual que todos mis hermanos hasta que Papá saliera de una institución de rehabilitación.
¿Adivinen en casa de quien?

Básicamente en mi vida he tenido varios amigos muy buenos: En primera está Feliks, rubio, ojos verdes... y de vez en cuando se roba los pocos vestidos que tengo para ponérselos. Nos conocemos desde muy niños e hicimos un pacto de nunca separarnos. Bueno, a su casa no me mandaron.

En segundo está Toris, castaño de lo mas moe al cual Feliks le trae ganitas. Tampoco fue a su casa.

En tercera y con una orden de restricción cortesía de Sadiq, Roderich Eldenstein, mi exnovio. Alguna vez quisimos escapar y casarnos en secreto... no llevávamos ni la mitad de la ciudad recorrida cuando la policía nos alcanzó. Tuvimos que romper y desde entonces no puede acercarse a mí. Hubiera sido demasiada suerte ser reubicada ahí.
Y por último, el chico mas arrogante de toda la escuela, el mas popular y sin embargo le encanta actuar como lobo solitario "porque es lo mas grandioso que hay", me refiero al albino ojirojo... ¡Gilbert WEILLSCHMINT!
Dios... me sonó a complot cuando me asignaron a su casa.

Así que tomé mis maletas y terminé en su mansión, como unas diez mil veces mas grande que mi casa (Gupta una vez leyó que las medidas del clóset de Mariah Carey -de casualidad- y desde entonces salió con que nuestra casa tiene el tamaño de un armario. Fueron dos de sus mejores amigos quienes me abrieron la puerta: François y Antonio, dos estudiantes de intercambio que al final quedaron encantados de la escuela y se transfirieron de modo permanente, quedándose a vivir en la casa de Gilbert.

-Bonjour, Mademoisille.- saludó Fran haciendo una reverencia de un modo tan galán, que sentí que se me doblaban las rodillas. Y es mucho decir, porque no soy de las que se la viven suspirando por los chicos. Salvo el caso de Roderich.- Bienvenue a la Mansión.

-Nosotros llevaremos las maletas- dijo Antonio, tomándolas.

-En realidad puedo con ellas, no hay problema.- le respondí

-Es una cortesía.

Aunque iba desastradamente vestida con unos pantalones de mezclilla grises medio deslavados, una camisa verde a cuadros, tenis converse sucios y el cabello suelto, medio peinado, pude escuchar claramente que François comentó al verme desde atrás.

-Une Belle au Château de la Bête.

Es decir, que yo era una belleza en el castillo de la bestia.

Ha corrido el rumor de que una vez, cuando Gil era mas joven, alguien le pidió ir al baile de bienvenida de la secundaria y él la rechazó, riéndose en su cara del modo mas cruel y grosero que se pueda imaginar. Entonces, entre las lágrimas del coraje que le dio, esa persona le lanzó una maldición: Ojalá que nadie jamás en la vida le pudiera amar.
Desde entonces el señor grandiosidad ha ido de mal en peor, cada vez mas apartado de la gente, salvo de su hermano menor, Ludwig.

Observo mi nuevo cuarto, blanco, con una cama grande con un edredón esponjoso, del mismo color del helado de vainilla. Tiene un escritorio con su silla, no hay libros. Vista al jardín. Supongo que está bastante bien, para ser yo una intrusa en esta casa. Comienzo a acomodar mis cosas y me reencuentro con una hoja arrancada de un libro de cuentos de Hadas que me dio mi madre cuando cumplí 5 años, con una caligrafía estilo gótica, como de libro super viejo. La ilustración mostraba una rosa roja que brillaba, encerrada en una campana de cristal, y en segundo plano la cara de una bestia. Abajo decía "Yo te maldigo, cuando caiga el último pétalo de esta rosa, si tú no has encontrado quien te ame, permanecerás así, siendo bestia".

-Oye, Eli- saludó Gilbert, entrando sin avisar al cuarto, con su pollito mascota. Me miraba con la misma arrogancia de siempre, por lo que preferí ignorarle y seguir acomodando mis libros.- Solo quería decirte algunas de las reglas de la casa, para que no te metas en problemas como acostumbras. La primera: la cena es a las 8 y debes presentarte ya bañada y arreglada. La segunda: las luces se apagan a medianoche... aunque eso es en la práctica, la mayor parte del tiempo la pasamos solos en casa, estas solo se cumplen cuando papá está aquí. La única importante es NUNCA se entra a mi cuarto.

-¿Para qué querría entrar a tu cuarto?- le respondí, sin mirarle- Capaz que entro y sin querer estás en trío con tus amigos.- me burlé de él. Aunque pensándolo bien... ¡algo así sería demasiado sexy! Dios, debo hacer un dojinshi sobre eso.

-Muy graciosa, pero va en serio- respondió sin notar mi estado de fangirl y salió.

Horas mas tarde estoy hablando por mensajería instantánea con Feliks, quien para variar tiene un pony rosa como avatar. De niño tuvo un pony blanco y le ponía listoncitos y prendedores de flores que yo nunca me ponía, por lo cual se los regalaba.
"¿Y como te va con aquel tipo, Elinda?" me mandó.
¿No se ha dado cuenta de que NUNCA me ha gustado ese apodo?
"Ya ves. Es un pesado."
"O sea, chula, date cuenta ¡Estás viviendo con el tipo mas CODICIADO (y esto lo puso en negritas) de toda la escuela! Serás la envidia de todas las chicas, incluida yo".
"No sé si considerarme con la mejor o la peor suerte" teclee y le dí pausa a mi música (nunca le confesaría a Feliks que tengo -entre la colección de Lady Gaga que me pasó- a Linkin Park), porque había escuchado algo en la puerta. Y reconocí una vieja voz del pasado, que no importaba la distancia, siempre me aceleraría el corazón a la Elipotencia (término inventado por mi familia para decir que yo me emociono mas que infinitamente).

-¿Como que está aquí y no me dijeron nada, Antonio?

-La orden que te pusieron, por eso no te dijimos sobre ella- respondió el español, posiblemente comiendo un jitomate como si fuera una manzana.- Aunque igual y no se enteran de que rompiste las reglas

Escuché unos pasos, demasiado lentos pero aún así reconocí que estaba conteniendo una emoción casi tan fuerte como la mía... hasta que se detuvieron de imprevisto por otros pasos.

-No. Yo mismo me voy a hacer responsable de que estas se cumplan, primito.- era Gilbert. Entonces ya no pude detenerme y salí, encontrándome al instante con los ojos violetas mas bellos que jamás había visto.

-¡Al diablo con eso!- respondí, saliendo del cuarto- Quien puso esa orden fue mi padre y él está justo ahora en un centro de desintoxicación.

Pero por alguna razón me quedé parada en mi lugar, en vez de correr bien telenovelesca hacia los brazos de Roderich. Hacía medio año de nuestra ruptura obligada y se suponía que no debía de sentir nada, luego de noches y noches llorando en los brazos de mis hermanos.

-Elizabeta.- respondió, con la mirada mas triste que jamás le había visto. Rompió un poco la distancia.- Lo siento.
Y finalmente volvió a irse.

Sin darme cuenta me había quedado dormida sobre la laptop, todavía sonando la canción de "Enth e end", la versión Reanimation de "In the end" de Linkin Park, rebotando en mis orejas el verso de "I've tried so hard and get so far, in the end it doesn't even matter". Y solo entonces descubrí que era una prisionera en esa casa, como la Bella del cuento.


Notas de la autora.
1- Está medio OC eso de que Eli sea fanática del rock (nu metal sobre todo), aunque por su modo de ser -y a lo que he venido descubriendo que a muchas fujoshis les gusta el metal... al menos de este lado del globo-.

2- Lo de la elipotencia es adaptación de una burla que me hizo mi hermana menor XD.

3- Lo de las borracheras de Sadiq viene del Hetastream donde Turquía dice exactamente lo que Eli cuenta.