Los personajes de Devil May Cry no me preteneces... no me pagan por hacer esto... pero me gusta que me dejen Reviews cosa que agradezco mucho jojojojojojo...

Esta historia se me ocurrió al leer un fic. de KasNaranja... bueno y otros que han sido muy divertidos, como el de niñera aprueba de balas y dos hombres y un bebé...jejejeje... ya me dejaré de comentarios. Gracias por leer... :) espero que te agrade.

Chibi Vergil

Había sido una semana ardua para Dante, por alguna razón los monstruos que cazaba estaban más agitados que de costumbre. No tuvo ganas de subir las escaleras e ir a la cama, se quedó sentado con los pies sobre el escritorio, con un libro cubriendo su rostro y sus manos tras su nuca. La lluvia se desploma por la ciudad, los relámpagos rompen la oscuridad, mientras algunos sectores quedan a oscuras por momentos.

No le importa a Dante si la energía eléctrica desaparece por horas, pues no tiene prendida la rocola, además, su oficina por lo regular está a oscuras. Un ruido hace eco por su oficina, comienza a molestarlo; no se trata de la lluvia o los truenos, es como si alguien golpeara su puerta. Un bufido emerge de sus labios, sabe que la puerta está abierta, no tiene por qué levantarse. Sin embargo el llamado no se detiene. Al saber que deberá ir a ver quién osa molestarlo retira el libro de su cara.

Llega frente a la puerta, ve que la había cerrado a causa del cansancio. Abre de mala gana, en primer momento no se percata de quién está ahí, pero al escuchar una voz familiar decirle:

— Dante. — Voltea a los lados, pero no lo ve, entonces un impulso lo lleva a bajar un poco la mirada, entonces ve a Vergil, es su hermano, con ese gesto duro e indiferente, con su katana entre sus manos, con ropas azules, empapado; pero parece tener entre catorce y quince años.

Dante talla sus ojos al preguntarse si esto es una pesadilla o parte del cansancio. Deja pasar a Vergil. Decide ignorar el hecho de verlo como adolescente. Bosteza y estira los brazos en un esfuerzo por despertarse. Camina tras Vergil. Escucha una pregunta:

— ¿No preguntarás algo o dirás alguna estupidez? — Sin comprender Dante inquiere:

— ¿Por qué tendría que hacerlo Bro? Esto es un sueño o una alucinación. A lo mejor la pizza que me comí tenía mota. Además, Vergil jamás vendría aquí a menos que fuera algo MUY, PERO MUY IMPORTANTE. —

Dante pasa junto a Vergil al dirigirse a uno de los sillones, quiere dormir, necesita dormir, debe dormir al aprovechar ese pequeño tiempo. Vergil al saber que su hermano no le tomará atención, se pone frente a él, lo amenaza con su katana al decirle:

— No alucinas. Necesitamos hablar. — Dante pone su dedo índice sobre el arma, la aleja, sonríe al decir:

— Mañana, es hora de dormir Bro. —

Vergil vuelve a poner la espada frente a Dante, ahora de manera más amenazadora, le dice al darle mayor gravedad a sus palabras:

— Ahora mismo hablaremos, no tengo tiempo. No sé qué me pasará mañana. —

Dante entrecierra un ojo, pues está muy casando, quiere poner atención, pero sus ojos se cierran contra su voluntad. Al ver que la alucinación o su hermano, ya no está seguro de qué es qué, no está dispuesto a dejarlo en paz, se esfuerza por poner atención o mantenerse despierto. Vergil con el fin de despertar a su hermano, le hace una ligera herida en el pecho. El cazador al sentir el dolor se espabila, entonces salta al sacar sus armas y apuntar con ellas a la cabeza de su hermano.

Vergil no se inmuta, tampoco hace algún gesto, sólo dice:

— Eres débil Dante. —

Dante pone mayor atención a la imagen que tiene enfrente, sin duda es su hermano, pero se ve como se veía su hermano algunos años atrás. Retira sus armas, se sienta en el sillón y talla sus ojos en repetidas ocasiones, entonces, al ver que la imagen sigue igual, pregunta:

— Si no es una alucinación, ¿por qué te ves como un crío Bro?… — Vergil respira profundo, pues su hermano es capaz de sacarlo de quicio, pero no se lo demostrará. Comienza a explicar en tono calmo:

— No tengo que explicarte nada, aún así, te diré que es porque me veo así… — Dante interroga de nuevo al interrumpir:

— ¿Por qué Bro?…

— No importa por el momento. — Lo cierto es que se rehúsa a revelarlo. — Lo… — Dante vuelve a intervenir:

— ¿Por qué no importa?, ¿hiciste algo estúpido Bro?… — Vergil mira la expresión infantil de su hermano, además comienza a incomodarle que lo interrumpan. Respira profundo, de manera disimulada y prosigue:

— No importa…

— Si no importa, ¿pero como regresarás a la normalidad Bro?… — Vergil amenaza de nuevo a Dante con su espada al decirle:

— Deja de interrumpirme y pon atención.

— Está bien Bro. — Dice Dante al levantar sus manos en señal de rendición.

— Al principio pensé que era insignificante, pero pronto noté que algo pasaba conmigo, comencé a rejuvenecer.

— ¿QUÉ? — Gritó Dante antes de levantarse por la sorpresa. Ahora era más alto que Vergil, por eso, su hermano tuvo que elevar su mirada para seguirlo. Volvió a sentarse, porque supuso que Vergil se disgustaría por la diferencia de estaturas. Musitó al encoger los hombros. — ¿Crees que me pase lo mismo Bro?

— Es improbable. Lo importante ahora es que si por alguna razón, no puedo hacerme cargo de mí yo solo, quiero que tú me cuides mientras encuentro la solución. —

Aquella solicitud cayó como un chorro de agua helada sobre Dante, no podía creer lo que había escuchado; su hermano, a quien siempre ha respetado, quien es su hermano mayor, el cual fue capaz de herirlo y dejarse caer a un acantilado para evitar que lo ayudase; ahora está ahí, enfrente, con su gélida mirada sobre él, le pide ayuda y protección. Se ha quedado sin palabras, no sabe si pensar que el infierno se abrirá para traer la destrucción al mundo, si es una treta o broma, o definitivamente la pizza tenía algo raro y tal vez tiene una sobredosis.

Vergil al ver la reacción de su hermano comenta:

— Pagaré por tus servicios. — Dante sigue impactado por las palabras de Vergil. — La mitad ahora, la otra cuando se acabe esto. — Dante dice:

— Mejor dámelo todo cuando termine, pero cómo encontraremos la respuesta si no me dices qué pasó Bro.

— Yo encontraré la respuesta. — Vergil no está dispuesto a que Dante interfiera, además es su asunto, sólo ha tomado previsiones para la peor situación, es lo más razonable aunque no le agrade la idea.

Dante decide recostarse, para saber si sueña que está despierto y que tiene una pesadilla, o para soñar y encontrarse que es verdad. Pone sus manos bajo su nuca, cierra sus ojos, murmura:

— Me dormiré un rato Bro. —

Vergil se queda parado frente a Dante, clava su mirada sobre su hermano, quiere que lo deje de ignorar al pensar que se trata de un sueño. Pero Dante finge que no le molesta la mirada fija de Vergil sobre él, de pronto escucha un tenue quejido y el sonido del cuerpo de Vergil al golpear el piso.

Dante se sienta, mira hacia donde su hermano debe estar, entonces ve a Vergil abrazándose, en posición fetal, sobre el piso, está inconsciente; además, ahora se ve como un niño de unos diez años. La ropa le queda grande, parece estar tranquilo e indefenso como todo crío cuando duerme.

Se levanta con un salto, se queda parado inmóvil, boquiabierto, sin saber como reaccionar. Después de un rato, al ver que nada cambia, toma entre sus brazos a su hermano para llevarlo a la cama, lo vigilará por si algo llegase a ocurrir.

Sube las escaleras con cuidado, mientras se pregunta qué hizo Vergil para qué le ocurra esto.