Puede que para la iglesia (e incluso a veces para el mismísimo Lorenzo de Medici) Leonardo no fuese sino un hereje, un idiota y un artista ebrio (las tres cosas al mismo tiempo a veces) pero para Nico el maestro no podía ser sino un héroe. Aún recordaba el día que lo conoció.
Su familia no había podido pagarle los estudios desde temprana edad hasta que un día, su padre llegó a su casa con un hombre que parecía salido de una pelea en un bar de mala muerte: ropa desgastada, mal olor, cabello demasiado largo… Como sea. Aún así el padre de Nico le pidió a su esposa que sirviese vino y lo mejor que se pudiesen permitir para cenar ya decía que ese hombre (el cual se presentó como Leonardo da Vinci) estaba dispuesto a instruirlo en los conocimientos básicos de la era a cambio de que lo asistiese en sus experimentos. Curioso, Nico preguntó a que experimentos se refería el invitado.. Y este le respondió:
-Son cosas extrañas. Al menos para la gente de esta era.-dijo da Vinci.
Su forma de hablar sobre ese tema no parecía la de un hombre del siglo XV sino la de alguien del futuro. De seguro de 3 siglos después de la fecha. Cuando trabajaba con él oía que constantemente se quejaba de "la tecnología de esta era primitiva". Bueno, era cierto que no tenía acceso a la mejor tecnología del siglo pero tampoco era algo delo que quejarse.
No fue sino hasta que puso en práctica las alas planeadoras cuando supo a que se refería.
-Nico, tengo que mostrarte esto.-dijo Leonardo con tono inspirado mientras entendía un plano en la mesa. Era un diseño anatómico de alas.-Con esto se podrá volar.
-Maestro.-dije, teniendo el cuidado de que mi voz fuese cortés.-Cuando empecé a trabajar para usted entendí que pensaba adelantarse a la tecnología de ahora pero ¿Volar?
Si, Nico, volar.-insistió como si fuese lo más normal del mundo.-Y tu lo probarás.
¿Yo? Pensé Vine acá para asistir al maestro a cambio de educación. No a morir por sus sueños futuristas.
Aún así no reclamé.
-¡Maestro, estoy volando! ¡Maestro, estoy volando! ¡Nunca lo dudé!-definitivamente, Leonardo da Vinci era de esos hombres que solo salían en los libros, aquellos que convertían un montón de sueños en cosas como las alas que ahora me ayudaban a mantenerme flotando.
