Bueno, es un fic corto, creo que sólo van a ser dos partes, espero subir la segunda pronto XD. Es una paranoia que pensé el otro día, a ver que os parece XD
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Aún no sabía como, pero al despertarse, Rukia tenía al lado una maraña de pelo pelirrojo, que sabía perfectamente a quien pertenecía. Y no era exactamente a ella. La persona que tenía al lado estaba acostado bocabajo, pero uno de sus brazos estaba extendido de tal manera que le oprimía el estómago. Para poder levantarse, tendría que hacer malabares. Pero lo que era aún peor, no recordaba nada y la cabeza le iba a explotar. Maldita Matsumoto y maldito sake. Comenzó a levantar lentamente el brazo del chico, pero este, entre revolverse y no de la cama, se giró, entreabrió los ojos y pegó un salto tremendo.
-¡Dios mío Rukia¿Qué haces en mi cama?
-¡¡No lo se!! –se tapó con las sábanas.- ¡No mires pervertido!
-Y-yo –tartamudeó, mientras se tapaba los ojos- ¡no quiero mirar!.
-¡Ichigo! –le gritó mientras se tapaba ya del todo- ¿dónde diablos está nuestra ropa?
-¿Y como diablos quieres que yo lo sepa? –se giró para gritarle, pero en ese momento, cayó en la cuenta de que él también estaba desnudo, así que se volvió a meter en las sábanas rojo como uno tomate. Ambos se acostaron, uno al lado del otro, sin tocarse, lo más apartados que pudieron y tapados hasta el cuello.
-¿Recuerdas algo de lo que pasó ayer?
-No, pero parece evidente ¡auch! –Rukia le pegó un codazo en las costillas.- ¿Por qué me pegas ahora?
-¡No hay nada evidente!
-¿Qué? –el chico estaba alucinando.- Pues venga, listilla, si no es lo que parece¿entonces que coño ha pasado esta noche?
-No lo se –dijo "la listilla" cubriendo su cabeza con las sábanas, pero sacándola inmediatamente, para estar más roja aún.
-¿Qué mirabas Rukia? –dijo el chico con un tono burlón, para reírse de ella.
-Yo –tragó saliva- nada.
-¡Pervertida! –le dio un coscorrón en la cabeza.
-¿Cómo que pervertida¡Seguro que no he visto nada que no viera anoche¡Ja! –dijo con tono de victoria.
-¿Ves? Entonces anoche pasó lo que creo que pasó –eran todavía muy tímidos para decirse las cosas abiertamente.
-No.
-Que cabezona eres… -dijo Ichigo mientras se cruzaba de brazos, y se sentaba en la cama, al fin y al cabo eso se lo podía enseñar.- Pero no es justo –ahora quería poner a prueba a la shinigami- si tu has mirado debajo de las sábanas, yo también debería poder.
-¿¿Qué?? –Rukia no cabía en si de lo que acaba de escuchar.- ¡Tu si que eres un pervertido! –pero Ichigo comenzó a reírse a carcajada limpia.
-¡¡Te lo has creído!! –siguió riéndose, mientras la chica se ponía más roja aún.
-Pero bueno –necesitaba cambiar de tema- ¿recuerdas algo de lo que pasó anoche?
-Lo último que recuerdo fue lo de tu hermano.
-Nii-sama…
-¿Qué le pasaba esta vez?
-No quería que volviese al mundo humano contigo, dice que descuido las obligaciones que tengo para con la familia Kuchiki.
-¿Y tu que vas a hacer? –preguntó Ichigo.
-Voy a irme contigo, mi Capitán me deja, he aceptado una misión –Rukia se sentó en la cama, aún tapándose y comenzó a jugar con la sábana.- Nii-sama no puede hacer nada al respecto –Ichigo sonrió, sabiendo que ella no lo miraba.- Y por cierto¿qué hacías tu en la puerta de la mansión?
-Yo –se comenzó a rascar la cabeza nerviosamente- iba a hablar contigo para ver cuando nos íbamos.
-Nos vamos esta tarde ¿lo tienes todo listo?
-En cuanto encuentre mi ropa, estará todo listo –comenzó a reírse el muchacho.
-¿Después fue cuando nos encontramos a Ikkaku y a Renji? –el chico asintió con la cabeza.
-¡¡Y nos llevaron a una de las fiestas de sake de Matsumoto!! –gritaron ambos a la vez, recordando minuciosamente todo lo que había ocurrido, de tal manera que comenzaron a ponerse muy rojos y a esconderse debajo de las sábanas.
-¿Se lo has dicho ya, Ichigo? –le preguntó Ikkaku, mientras comenzaba a echar bebida en los diminutos vasos que tenían delante. Tanto él, como Ichigo y Renji, estaban sentados algo alejados del resto de los asistentes, y los dos pelirrojos tenían cara de pocos amigos.
-No –dijo tajantemente Kurosaki mientras cogía una botella y decidía bebérsela él sólo, sin tener que intervenir ningún vaso en el asunto.
-La verdad –comenzó a decir el shinigami del onceavo escuadrón- yo no se que tiene esa chica, primero tú, Renji –el aludido se puso como un tomate- que estás sin hablar con ella ¿Cuánto¿cuarenta años?
-Más o menos –dijo el Teniente.
-Y ahora tú, Ichigo. Yo no se que os da, -se puso a beber tranquilamente- que os acobarda ¿tanto miedo os da?
-¡¡No!! –gritó Renji.
-Deja de decir gilipolleces Ikkaku –espetó Kurosaki- de hoy no pasa –pero se fijó en Abarai, a él se le había pasado su oportunidad hace mucho tiempo y lo sabía, no podía ser como él.- Renji.
-¿Qué? –sabía perfectamente lo que su amigo le iba a decir, y no podía negarse, pero tampoco le daría su bendición. Pero Ichigo siempre era una caja de sorpresas.
-Cuando acabe esta botella, voy a ir a decírselo –Abarai se quedó algo sorprendido, sabía perfectamente lo que quería decir su amigo, pero ya era tarde, al menos para él.
Rukia tenía a Matsumoto agobiándola para que bebiera más, ya que sus compañeros habituales no estaban y las únicas que había podido conseguir eran a Hinamori y a Ise Nanao, que no estaban muy la labor de acompañarla en su borrachera, pero la pequeña de los Kuchiki tenía un momento bajo y estaba en la situación perfecta para acompañarla.
-¡Vamos bebe¿es que no te gusta el sake?
-No, no es eso, es que no estoy acostumbrada a beber y…
-Déjala, Rangiku-san –dijo Hinamori con una sonrisa en la boca- si Kuchiki-san no quiere, tampoco hay que obligarla.
-¿Yo¿obligar a alguien¿yo? –le puso un vaso de sake a Rukia en la cara.- ¡Deja de decir tonterías!
-Bueno, si insistes beberé algo pero no mucho –pero Rukia estaba cansada de ser una buena chica, al día siguiente partiría para el mundo humano, así que esa noche se lo iba a pasar bien con sus amigas, o al menos con el sake.
-¿Qué les pasa a esos tres? –preguntó Nanao, refiriéndose a los dos pelirrojos que se miraban algo mal y a Ikkaku que se divertía mucho con la situación.
-¡No lo se! –gritó Matsumoto divertida- pero vamos a averiguarlo ¡vamos Rukia-chan! –dijo agarrando a la morena del brazo, y levantándola de un salto. Las otras dos chicas las siguieron tranquilamente.
-¡Le vas a sacar un brazo! –gritó Renji a la pelirroja, mientras comenzaba a reírse, el sake ya estaba comenzado a hacer su efecto en todos.
-No creo, parece fuerte, aunque sea tan pequeña –dijo la teniente del décimo escuadrón.
-¡Oye! –Rukia había bebido poco, pero ya estaba colorada de arriba abajo. Se sentó al lado de Ichigo y ambos se miraron y sonrieron como dos bobalicones.
-¡¿Has visto eso, Renji?! –gritó la pelirroja.- Ya decía yo, que estos dos tenían rollo, todo el día juntitos… todo el día peleándose…
-Rangiku-san –dijo temerosa Hinamori- no es cosa que nos incumba.
-¡No seas mojigata! –le gritó la chica.- Pero si ¡míralos! –Ichigo y Rukia seguían mirándose como un par de tontos, el alcohol desinhibe a las personas, y a ellos dos le había afectado especialmente. Así que la pelirroja decidió pegarle un codazo a la pequeña del Clan Kuchiki, haciendo que se cayera de bruces encima de Kurosaki.
¡Oh¡que despistada soy! –grito una borrachísima Matsumoto- ¿os habéis manchado? –se había propuesto ayudar a ambos, ya que parecían necesitar ayuda.
-No, no –dijo Rukia, que aún no estaba tan mal como para poder levantarse ella sola.
-Bien… ¡pues a beber¿por qué podríamos brindar Ikkaku?
-Por una muerte en batalla… -pero Matsumoto le pegó un codazo.
-¡Qué aburrido eres calvito!
-¡No me llames calvito!
-¡Te llamaré lo que me de la gana! –se rió la pelirroja.- O lo mismo quieres que avise a Yachiru.
-Te han pillado –le dijo Renji, mientras miraba Rukia.
-Y Nanao –comenzó a decir la pelirroja mientras ponía en la cara de la pequeña Kuchiki, y ésta lo cogía tranquilamente mientras bebía- ¿dónde dices que está tu Capitán?
Nanao comenzó a explicar que se encontraba con el Capitán Ukitake, mientras Matsumoto la tenía entretenida, observaba al resto de asistentes. Ichigo y Rukia aún no se habían dicho una palabra, pero aún así se notaba en lo que ambos estaban pensando. Renji los miraba con cara de muy pocos amigos, mientras Ikkaku bebía tranquilamente. Hinamori no se enteraba mucho de lo que estaba pasando y Nanao no paraba de parlotear criticando a su Capitán.
Matsumoto comprendió casi al instante que tanto Ichigo como Rukia necesitaban un empujón, lo sentía por Renji, pero apreciaba a Rukia-chan y Kurosaki siempre le había caído bien, así que decidió hacer de su celestina particular.
