Disclaimer: D! Powerpuff Girls Z no me pertenece, al igual que tampoco sus personajes.
Summary: Verla con el cabello escurriendo agua; al igual que su ropa, la cual es pequeña y se pega a su cuerpo. La blusa que traslucía y mostraba el sujetador de color blanco que llevaba. Era como el mejor de tus sueños eróticos.
Nota: ¡Ay Dios! Dije que no más pero volví a caer en la tentación ¡Joder! Me pudo, simplemente me pudo. Además, si hay que pecar hagámoslo bien y no le dejemos a la mitad.
Nota 2: Es un final distinto a los otros dos. Me emocione tanto con este.
Dedicado a: Mi hija; Ziimeya lilin, ¡Espero te guste!
Advertencia: Lime. Nada más (Creo)
Dirty Little Secret
«Todo secreto es sucio. Mi nombre
pronunciado por sus labios suena a eso y a blasfemia»
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La imagen frente a ti te puede (Demasiado). Casi puedes sentirte casi en llamas.
Pero es que verla con el cabello escurriendo agua; al igual que su ropa, la cual es pequeña y se pega a su cuerpo, la blusa que traslucía y mostraba el sujetador de color blanco que llevaba. Era como el mejor de tus sueños eróticos.
¿Y cómo no serlo? Tienes a una pelirroja con ropa extremadamente pequeña y mojada, parada en la puerta de tu casa.
—Brick —su voz es baja, como un susurro.
Sus ojos brillan como mil soles mientras se te acerca a paso lento, porque sabe que no te apartaras ni un solo centímetro.
— ¿Si? —y tu voz es sofocada por el deseo.
— ¿Estas bien? —hay falsa inocencia en su tono de voz.
Las manos de ella recorren tu pecho y siguen por tu abdomen, cierras los ojos disfrutando de la sensación que sus caricias producen. Sus elegantes manos, con esos delicados dedos largos —dedos de pianista— recorren tu piel en delicadas y lentas caricias.
Lentamente abres los ojos y la ves sonriéndote. Es una sirena llevándolo a la perdición.
— ¿Qué? —preguntas queriendo que tu voz salga fría he indiferente. Pero fallas.
Momoko solo ensancha su sonrisa.
— ¿Brick Him está excitado?
Sueltas un gruñido y pateas la puerta para cerrarla. La tomas de los hombros y la besas (brusco y desesperado) como si el aire que te es esencial solo te lo pudiese dar ella, como si solo se encontrara en su boca.
La arrojas sobre el sofá, procurando a la vez de que no se lastimase. Tu cuerpo cae sobre ella; quien suelta un jadeo ahogado.
Tus manos comienzan a hurgar entre su ropa mientras ella suelta risas; risueña. Es tu turno de recorrer su cuerpo, de arriba abajo, abajo, abajo, abajo.
No es como si ella no estuviese haciendo lo mismo de manera inmoral e indecente.
Ella es cálida, ella sabe a frambuesas.
Nunca le habías visto tan osada hasta el momento que comienza a rozar la piel de tu cuello con sus dientes y desliza la lengua por tu mandíbula.
Un gemido fuerte escapa de sus labios cuando tus manos encuentran camino hacia su ropa interior; la enloqueces. Te muerde el hombro para no gritar, las uñas se clavan en tu piel; en todas partes, queriendo causar dolor.
Tus manos son ásperas sobre su piel suave y tersa.
Ya no quieres tenerla en el sofá. Tienes unas enormes ganas de estamparla contra la pared y arrancarle la piel con besos y caricias. Pero no te mueves, no quieres perder el mágico momento que estabas teniendo ahora.
Le besas el vientre y juegas con su intimidad. Exhalas aire tibio contra su piel, haciéndola gemir un poco.
Tú eres el dominante. Machista, como siempre.
Entierra sus dedos en tu brazo.
—Brick —su voz es suplica—. Por favor.
—Sí —un beso húmedo en el cuello.
—Brick —repite jadeante.
Te acomodas entre sus piernas.
— ¡Brick! —grita.
—Momoko —gimes.
— ¡Brick con un demonio! —pestañeas varias veces volviendo a la realidad.
— ¿Qué pasa? — preguntas, desconcertado.
— ¿Me vas a dejar pasar o qué? Llevas rato ahí parado como idiota. ¡No ves que estoy empapada por esta lluvia!
Te abofeteas mentalmente por estar pensando esas cosas con tu mejor amiga. Te haces a un lado dejándola pasar.
—Claro, que tonto. Adelante pasa.
Entra refunfuñando; molesta. Te disculpas y ofreces darle ropa seca.
Pasa a un lado de ti y se detiene para susurrarte al odio.
—Brick… —su aliento cálido choca contra tu cuello, tus nervios se ponen a flor de piel —. ¿Acaso algún secreto sucio que quieras decirme? —apunta a tu entrepierna y el bulto que está allí.
Balbuceas cosas incoherentes, ella ríe burlona y se va al baño a cambiarse.
—No sabes que tan sucio —dices una vez que no puede escucharte—. Creo que necesito un baño de agua fría; muy fría.
EDITADO.
