Vínculo
Sinopsis: [Para la Sheith Angst Week 2018, en Tumblr]
DISCLAIMER: Voltron: Legendary Defender y sus personajes no me pertenecen. Nada me pertenece, salvo mis ganas de leer y escribir por primera vez de Sheith.
Esta historia fue escrita especialmente para la Sheith Angst Week 2018, en Tumblr.
ADVERTENCIAS: Pues señores, esto es una angst week. Así que… ya saben lo que significa, ¿no? *risas*
Spoilers, hmm… sí, habrá capítulos en donde abordaré cositas de la séptima temporada. En dado caso que no la hayas visto todavía, ya sabes entonces a qué atenerte.
Also, habrá romance, por supuesto 3 También leeremos ciertas dudas existenciales y emocionales, como todo buen fic del género que conocemos, ja.
Notas de Autora: El angst es uno de mis géneros favoritos. A lo largo de los años descubrí que me emociona leer y escribir angst. No sé, siento que se me da muy fácil… pero bueno, la verdad es que el mes pasado no me veía escribiendo (y ni siquiera involucrándome) en el fandom de Voltron, pero… ay, ya ven tampoco es que hice mucho de mi parte por evitarlo, jaja. El Sheith es amor (L)
Es mi primera vez escribiendo en el fandom, así que estoy consciente de lo que eso puede representar. En fin, si llegas a leer esta historia, espero puedas pasar un buen rato leyendo.
Gracias a Gema Talerico por... Recomendarme la serie adasdkdj x,D
P.D. Se supone que debía guardar reposo hoy, lol. Mañana con calma redacto la sinopsis, sepan disculpar ;n
Cap 1 Regreso
Prompt #1 No correspondido/plano Astral
Durante aquél lugar en donde el concepto del tiempo parecía ser un completo desconocido, todo lo que jamás había pensado Takashi estando en vida, lo había hecho después de su muerte.
Muerte, la carencia natural de la vida. La última etapa final de aquél juego llamado vida. Aquella lucha constante, llena de triunfos y fracasos, repleta de momentos increíbles y que al mismo tiempo, dichos momentos, dichos lapsos de tiempo podían llegar a ser tan deprimentes, que terminan acabando el deseo absoluto de vivir.
Al principio, no lo entendía. Y es que ¿cómo podía entenderlo? Si todo había sido tan repentino que ni siquiera él mismo, con todos sus años de entrenamiento y experiencia, lo había visto venir. En un momento, estaba luchando junto con sus aliados, sus compañeros paladines, en una lucha inminente contra Zarkon. Estaban unidos, más fuertes que nunca, el vínculo de unidad entre ellos se estaba fortaleciendo a cada día, Shiro había estado muy atento a sus progresos como equipo, ya casi… faltaba poco… Muy dentro de sí, Shiro se reconfortaba con la seguridad de saber que estaba haciendo todo cuánto podía a su alcance. Esperaba que con eso fuera suficiente, ¡el universo por completo dependía de ellos! Y ya había decepcionado a muchos en el pasado como para tener que repetir la misma historia. Shiro estaba llegando al momento crítico en el que sentía que todos sus esfuerzos nunca parecían ser suficientes.
Había estado tan concentrado en la lucha, en su objetivo, que antes de notar como la luz en sus ojos repentinamente se extinguía, al menos tuvo el consuelo de recordar que estando consciente se dedicó unos breves minutos para confiarle a Keith una de sus mayores preocupaciones, uno de sus mayores deseos que desde hace bastante había querido expresar, tal vez incluso se había imaginado esto durante incontables ocasiones, porque tenía la fuerte convicción que él, su mejor amigo, su mano derecha… todo lo que Keith alguna vez representaba, todo lo que siempre había representado para él, acabaría siendo el líder de Voltron. Porque Shiro confiaba en él, confiaba en sus capacidades y en todo su potencial, y cuando Shiro se dio cuenta que ya no tenía la misma capacidad que siempre tuvo de tocar objetos sólidos, ni sentía la propia necesidad de respirar, supo que algo andaba terriblemente mal con él.
Ya no era el mismo.
E inexplicablemente, un sentimiento desgarrador de culpa y desasosiego comenzó a instalarse en su pecho, sin dar lugar a réplicas. Cada vez que intentaba caminar, de voltear frenéticamente su cabeza para saber dónde estaba y si acaso podía escapar finalmente de aquella intrigante prisión en donde nadie más salvo él estaba, sentía como su ser, de alguna manera, no tenía descanso. Le asaltaron todos los recuerdos amargos de su pasado, todos sus errores, sus fracasos, como si todos estos fueran viejas cartas de naipe volteadas, de manera descarada en su baraja; señalándole, mofándose de él.
Shiro jamás había presenciado tal cosa.
Y justo cuando creyó que por poco le estaba llevando la locura, lo escuchó. Finalmente lo escuchó.
Un rugido cargado de dolor y promesas. Verlos nuevamente a través de sus ojos, poder presenciar finalmente como Keith estaba al mando, como él trataba de salir adelante. Tuvo sentimientos encontrados al escuchar sus palabras, las palabras que le había dirigido a Black directamente, por primera vez, sobre cuán abatido estaba tras su desaparición y clamando que respondiera a él.
¿Desaparecido? ¿Él estaba simplemente… desaparecido?
A Shiro le costó demasiado asimilar, quizás, la realidad de lo que había pasado, durante aquella intensa batalla. En resumidas cuentas, en aquella ocasión ganaron, sí, pero… ¿a qué costo? ¿Por qué si acabaron con Zarkon, la guerra seguía igual y nada había cesado?
Una de las cosas más curiosas de todas es que no sentía arrepentimiento por el resultado. Deseaba que las cosas hubiesen salido diferentes, sí, pero Shiro estaba tan shockeado, tan abrumado con demasiados pensamientos, lidiando de manera ininterrumpida con las consecuencias de sus acciones en vida, que lamentarse por aquél hecho irremediable parecía ser para él, una pérdida de tiempo.
Algo de lo que estaba comenzando a creer verdaderamente que ya no tenía.
Su tiempo de vida, su hilo existencial, había sido drásticamente cortado.
Y Black… Black en cierta forma, le había salvado.
Shiro comenzó a hacerse la idea que definitivamente ya no formaba parte del círculo de los vivos. Pero he ahí el problema, porque tampoco era que se sentía parte de los muertos. Su alma estaba atrapada entre ambos mundos, y realmente no tenía idea de cómo salir de allí, o si acaso el estar allí atrapado era su castigo correspondiente directamente traído del más allá para su propia tortura personal.
En ningún instante fue ajeno en ver y en sentir, sobretodo sentir como la vida de Keith peligraba. Aquella conexión emocional podía sentirla, casi palparla, incluso. Si se ponía a pensar detenidamente la situación, era… absurdo, y sin embargo, ahí estaba.
Por primera vez en mucho tiempo, sintió terror al ver cómo su clon se veía tan determinado en acabar con la existencia de Keith. Lo peor de todo parecía ser que… ni siquiera él mismo podía evitarlo, era un desenlace que parecía ser tan inevitable, que hasta pudo escuchar el lamento de Black, y Shiro sentía como aquél vínculo entre los tres volvía a cobrar fuerza. Le resultaba coraje, dolor incluso, el saber lo que estaba a punto por ocurrir y siendo incapaz en cierta manera, de poder evitarlo.
Cuando notó que finalmente ya no estaba sólo en aquél plano, y que la mirada de Keith expresaba más de mil palabras, supo que sus minutos estaban contados. Así que Shiro no tuvo de otra más que confesarle la terrible verdad, el verdadero motivo por el que su búsqueda resultaba ser vana. Shiro le dio valor, se quedó hasta el final con él…
Y luego, Keith, dándose cuenta que ya no tenía las de ganar, pidió clemencia. Expresando aquellas inolvidables palabras que le perseguirían sin tregua alguna:
"Shiro… eres como un hermano para mí… te amo."
Luego de allí, el mundo de Shiro literalmente, se detuvo. Hubo un antes y un después gracias a esas palabras, que en más de un sentido le salvaron. Ahora que lo pensaba mejor, veía el tema de los sentimientos como si fuese un campo minado, algo de extremo cuidado, y que por supuesto, había estado tratando de evitar con Keith.
Pero aquellas palabras…
Cuando todo terminó, cuando ellos pudieron finalmente triunfar, lo último que Shiro recordaba era que Keith tenía un plan para regresarle a la vida. Cuando su alma entró al cuerpo del clon, sus fuerzas le abandonaron y se desmayó.
Nuevamente, no pudo saber cuánto tiempo había pasado luego de aquello.
Pero lo que sí puede recordar con claridad, era la mirada absorta que Keith le dirigió apenas recobró el conocimiento. El cálido abrazo que le envolvió, y Shiro no pudo hacer otra cosa salvo corresponder a él, aliviado, feliz de poder tocar a un ser vivo de nuevo. Podía volver a vivir otra vez, sentía que en cierta manera, había ganado una segunda oportunidad, y esta vez quería hacer las cosas bien.
Y a medida que escuchaba como los demás del equipo le ponían al tanto, en ningún momento Keith se separó de él, ni alejaba las manos de su cuerpo tampoco.
¿Lealtad?
Shiro, en cierta manera, sentía que era algo mucho más allá de eso.
"Te amo."
Keith se alarmó al notar como su cuerpo se tensaba. Trató de relajarse, pero la verdad es que no podía.
Aquellas escenas de lucha, aquél sufrimiento, aquellas palabras parecían cobrar fuerza en sus recuerdos.
"Eres como un hermano para mí…"
Eso lo sabía. Mejor que nadie, se atrevería a decir. Con Keith había compartido tantas cosas… y sin embargo, ¿por qué sentía como su corazón se encogía al rememorar sus palabras?
"Shiro…"
Levantó la vista hacia él y por primera vez notó algunos indicios de vellos en la barbilla de Keith. Se dio cuenta de su altura, percibió una fuerza que antes no había estado allí entre sus brazos…
—Has crecido. —Le comentó únicamente en respuesta.
Keith balbuceó algo ininteligible y desvió la vista.
A Shiro aquello le pareció agradable.
Parte del cabello de Keith le cubría los ojos y Shiro quiso apartárselos con cuidado, pero nuevamente se frenó al escuchar su voz en recuerdos:
"Eres como… un hermano para mí."
Entonces, si eso ya lo habían dado por sentado desde hace años, y era lo que se esperaba, ¿por qué dichas palabras seguían doliéndole tanto?
Y Shiro, confundido y con cierto gesto de repentina derrota, alejó su mano.
