"Fairy Tail no es de mi autoría, sino del genio mangaka Hiro Mashima"
PRÓLOGO
VARSOVIA, POLONIA. ENERO DE 1992.
Hacía casi 2 meses desde la caída de la Unión Soviética, horror para muchos, y gloria para otros cuantos, el pacto de Varsovia había quedado desecho, las Repúblicas que alguna vez conformaron la URSS amanecieron como países independientes, desorientados, nada los había preparado para un shock de ese tamaño.
Pero ese no es el problema aquí, no. Con la caída del Comunismo, el Capitalismo ganaba terreno rápidamente alrededor del mundo, y con el Capitalismo viene el aumento de trabajos y empresas privadas, pero también de la violencia y la corrupción.
Las grandes mafias que hasta ahora habían sido cegadas por la dictadura Comunista salían a la luz en toda Eurasia, entre ellas, la mafia Rusa, la más despiadada de todas ellas.
La mafia Rusa era una extraña combinación entre la Cossa Nostra de Italia, con los Yakuzas de Japón y los capos latinoaméricanos de Colombia y México, sumando su extravagante cantidad de dinero que habían reunido durante tantos años trabajando en absoluto silencio y bajo las sombras sin involucrarse en conflictos directos con otras mafias, más la eterna hermandad que juran las mafias Italianas y Japonesas, y lo despiadado de los cárteles de droga de América Latina.
La familia Dragneel, era acreedora de ser los líderes máximos de dicha mafia, fundada hace décadas, tal vez siglos por corruptos mercantes y mercenarios ahora se expandía en su máximo esplendor, tal vez había terratenientes y "jefes de estado" en cada ciudad de Eurasia que ellos dominaban, pero lo que decía un Dragneel, se hacía, no importaba el costo.
Ese gran imperio de corrupción, drogas, asesinatos y actos potencialmente ilegales habían iniciado, formalmente, hacía cerca de 100 años, con Ryuta Dragneel, si bien su nombre era Japonés por ser de descendencia por parte de su madre japonesa, su apellido era tan ruso como el mismo Kremlin, después de iniciar con un pequeño negocio naturista se dio cuenta que la Marihuana era muy codiciada, y empezó a venderla ilegalmente, ya que desde siempre ha sido considerado Tabú el consumo de esa planta, pronto ganó renombre entre los bajos mundos del Imperio de los Zares, le enseñó a su hijo, Iván Dragneel el negocio de el "narcotráfico", quien, al iniciar la revolución Bolchevique aprovechó al máximo para vender drogas y armas para los revolucionarios, ganando aún más fama. Juntó una pandilla y como esponja en un balde de agua, se fue agrandando.
Ahora reinaba el nieto de ese gran hombre, Igneel Dragneel, un imponente pelirrojo de 1.86 m de altura, hombros anchos, ojos verdes y cuerpo bien formado.
Y es por eso que estamos aquí, en Varsovia, donde se desarrolla una escena que desencadenará situaciones de alto riesgo y una posible catástrofe en el futuro.
11:30 pm, 12 de Enero de 1992. Varsovia, Polonia.
En una de las calles más concurridas de la capital Polaca se hallaban 3 coches de lujo detenidos, uno de ellos haciendo frente a los otros 2, en medio de la calle, por la cual no transitaba ni un alma a esas horas de la noche, era como si supieran que algo pasaría ahí en esa misma noche y hubieran dado un auto-toque de queda.
Un hombre bajó del carro café que estaba en frente de los otros 2, era un hombre rubio, de al menos unos 34 años, ojos castaños, un elegante bigote igual de rubio que las hebras de su cabellera bien peinada, un traje café elegante que hacía juego con su auto, en donde dos personas más esperaban con cierto temor a lo que fuera a suceder.
Del otro auto, poco después bajó un hombre, 34 años también, pelirrojo y de ojos verdes tan penetrantes como una filosa espada de un Cosaco, de traje negro que también hacía juego con su Mercedes negro como la noche misma.
Ambos se miraron un momento hasta que el rubio rompió el silencio
— Que casualidad encontrarte aquí, años buscándote y te entregas en bandeja de plata ante la autoridad, buena elección, tal vez te reduzca un año tu condena, aunque no sé cómo restarle eso a la cadena perpetua.
— No estés tan seguro, Jude, no he venido con intenciones de entregarme, y menos con un debilucho como tú — sentenció el pelirojo.
Jude Heartfilia, Alemán, un poco menos fornido que Igneel, 34 años, 1.82 m de altura, rubio como lo delata la anterior descripción del mismo. Agente de la Interpol, cazador de mafiosos, lleva una década en el caso de Igneel Dragneel, aunque insistía en que el régimen Comunista no permitía ni perdonaba actos tan despreciables como el narcotráfico sus jefes insistieron en involucrarse en un caso –que para él- era un callejón sin salida, estaba buscando a un fantasma, y él era muy escéptico.
Pero hacía unos meses, cuando se veía venir la caída de la Unión Soviética, fue presionado para iniciar su investigación, al cabo de una semana un espía confirmó la identidad de Igneel Dragneel, el capo más peligroso de la Unión Soviética, desde entonces había iniciado una campaña sin cesar para capturarlo, con la ayuda de agentes de la KGB* para dar con su paradero. Y ahora lo tenía de frente, cuando venía de vacaciones a Polonia, por suerte siempre portaba su tan amada revólver .38, le volaría los sesos si fuese necesario, lo hizo quedar en ridículo ante la agencia de policías más grande del mundo.
Con un movimiento de manos 5 hombres armados con AK-47 y encapuchados salieron del tercer vehículo de lujo negro, cortaron cartucho y apuntaron a la cabeza del rubio.
En un acto reflejo Jude desenfundó su revólver y antes de que pudiera siquiera apuntar al pelirojo, éste ya lo tenía encañonado con una Col .45 negra y con chapas de oro, pudo distinguir que en el chapado venía dibujado un dragón, muy detallado.
— ¿Piensas volarme los sesos en frente de mi familia? — preguntó medio asustado Heartfilia.
— Tú bien sabes que quiero mucho y respeto a Layla, pero estos son negocios, y estás en mi camino, y si no quieres que tú y tu familia salgan de aquí en bolsas negras, baja el arma.
Los 5 hombres parecían de acero y roca, imperturbables ante el contexto de la situación y con el dedo en el gatillo de la Kalashnikov para en cualquier momento accionarla y dar rienda suelta a la que sería una masacre.
— No la bajaré hasta que tus hombres y tú lo hagan, sé que las personas como tú juegan sucio.
— Tú no pones las reglas aquí, yo sí.
Jude no tuvo más remedio que aceptar, giró la vista un poco y vio a su esposa muerta de miedo en el auto abrazando a una pequeña niña, su pequeña niña. Se calmó y pensó bien las cosas.
— No haré nada, déjanos ir, estamos de vacaciones, es la primera vez de Lucy en Polonia y no quiero que sea un recuerdo sangriento para mi pequeña.
Igneel infló el pecho, había ganado, aunque él también estaba nervioso por el posible resultado del encuentro, hizo una señal indicando que bajaron los rifles a sus hombres, y éstos, como si de máquinas se trataran obedecieron, pero permanecían expectantes ante cualquier movimiento sospechoso.
Una sirena, una maldita sirena de un auto de policía fue el culpable de todo.
Resonó en las vacías calles de la hermosa ciudad, sonaba cerca e Igneel entró en pánico, ese hijo de puta de alguna manera había alertado de la situación, lo que nadie sabía, era que la culpa la había tenido un vecino chismoso que al ver las armas y la pequeña discusión no dudó en dar parte a las autoridades.
— Maldito cabrón, ¡Los alertaste! — exclamó furioso el pelirojo
Sus hombres alzaron los rifles de nuevo, Jude empezó a sudar de manera descontrolada, iba a morir, iba a morir en frente de su esposa y su hija, no. Tal vez iban a morir los 3, juntos al fin de cuentas.
— Calma, yo no hice nada de eso, tal vez sea mera coincidencia, dejemos que pase y ya veremos, pero por favor, calma. — intentaba sonar tranquilo.
El llanto de la pequeña rubia rompió el silencio, y el sonido de una puerta abriéndose alertó a todos, Layla Heartfilia había salido del coche para intentar ayudar a su esposo, dejando a una intranquila Lucy llorando en el Volkswagen café.
— ¿Qué estás haciendo? ¡Vuelve al auto, es peligroso! — ahora se habían complicado más las cosas para Jude.
— No, nosotros no hicimos nada para alertar a la policía, es una simple coincidencia, por favor, déjennos ir, no haremos nada — rogó la rubia adulta, de pecho pronunciado y hermoso cutis junto con unos hermosos ojos cafés, hebras rubias como la luz que emana el sol y de aproximadamente 1.74 m de estatura, escondiendo su hermosa figura bajo un vestido de color negro que tapaba sus atributos en su totalidad.
La patrulla sonaba más cerca, nadie sabía qué hacer, los gatilleros también dudaban, en cuanto la patrulla giró y entró en la avenida, todo se fue a la mierda.
Uno de los gatilleros inundado de impaciencia y desconcertación al no recibir órdenes de su jefe accionó su rifle de asalto dos veces impactando contra el auto de policía que acababa de doblar, el impactó fue certero y preciso, los sesos y la sangre salpicaron los asientos del pequeño auto de policía, y el cuerpo de un patrullero cayó inmóvil dentro de la patrulla, su compañero con horror observó el río de sangre que salía de la frente y garganta de su pareja de patrullaje.
Los disparos siguientes no se hicieron del rogar, los otros 4 pensando que eso fue una orden accionaron sus armas automáticas contra lo que sea que estuviera en frente.
Jude no tuvo tiempo para pensar en Layla ni en Lucy, se tiró al suelo en un acto reflejo, los sonidos de los rifles, sumado a los golpes en el duro acero de los autos y los huesos de las victimas resonaban en su cabeza como si de una melodía trágica se trataran.
Cuando la lluvia de balas cesó se podía observar un gran charco de sangre, había absoluto silencio, Jude como pudo giró su rostro para verificar el estado de su esposa, alzó la vista y no la vio. Temía lo peor, y antes de que pudiera encontrar a su esposa, un charco de sangre lo encontró a él primero. A su lado, se encontraba tirada en el suelo su esposa, su alma gemela, aquella mujer que le regaló tanto amor y cariño durante esos 7 años de casados, no eran muchos, pero se amaban con todo el alma, y verla ahí, devastada, con huecos en la cabeza y pecho, alguno que otro en el brazo, un ojo perforado por una bala, era sumamente tétrico y desgarrador para él.
El silencio fue roto por el último casquillo del rifle que cayó al suelo, y en cuanto tocó el suelo, un llantó ensordecedor llenó el lúgubre lugar, era Lucy.
Jude aún sin haber digerido bien el hecho de que su esposa estuviera muerta a un lado suyo, pensó en su hija, se levantó temblando y como pudo se asomó por la ventanilla del auto, Lucy estaba bien, asustada pero bien, temblando y acostada en el piso del auto, tal como le dijo Layla antes de salir, alzó la vista un poco y vislumbró el auto de policía que había causado esa másacre, ambos patrulleros, masacrados a base de balazos de alto calibre.
Volteó a ver al pelirojo, vuelto una furia y desenfundó su revólver, dispuesto a darle un tiro entre ceja y ceja al mafioso, pero algo lo detuvo.
Detrás de los sicarios y del líder de la mafia más poderosa del mundo estaba un pequeño pelirosado, de al menos cuatro años tallándose los ojitos, con una blanca bufanda alrededor de su cuello y sollozando, se le vino a la mente Lucy, y antes de que pudiera cometer lo que sería su pena de muerte, vio como el pequeño se acercaba al imperturbable hombre de 1.86 m y lo abrazaba de la pierna con temor.
Jude recapacitó, ¿Qué haría él si Lucy y él estuvieran en una situación así?
Nada.
Igneel no encontraba palabras para pedir disculpas por el grave error de sus subordinados, se limitó a abrazar a su pequeño y esperar la muerte.
— No soy estúpido Igneel, sé que si te mato ellos me molerán a balazos… solo déjame despedirme, ¿Si?
— No, ya han muerto muchas personas hoy, no te haré nada. Pero por favor, no insistas en buscarme, porque me vas a encontrar — sentenció en tono serio y amenazador, no flaqueaba a pesar de la triste imagen que tenía en frente de una familia desecha.
— Lo lamento Jude, de verdad, no quería hacerlo — su voz denotaba sinceridad, pero Jude no le creía.
— Lo lamentarás en el momento adecuado Igneel. — su voz se quebró y se arrodilló para al fin romper en llanto, esas lagrimas reacias que se habían negado a salir ahora hacían acto de presencia, no quería que Lucy saliera del auto y viera a su madre así, claro que no, el trauma sería gigante.
Mientras esto ocurría Igneel y sus hombres volvían a sus vehículos y dándose una última mirada entre Igneel y Jude se despidieron con furia y lamento.
Los autos arrancaron y rápidamente desaparecieron, los llantos de Lucy aún sonaban en el lugar, los vecinos al verse fuera de peligro corrieron a socorrer al abatido rubio, aunque nada lo sanaría de esa pérdida.
La sirena de la ambulancia resonaba, Lucy solo gimoteaba mientras se tallaba los ojitos, quería ver a su mamá y a su papá, pero solo veía luces brillantes.
Jude se acercó con sus manos manchadas de sangre y con el dedo índice dibujó una tacha con sangre en la frente de la pequeña.
No hicieron falta palabras, Lucy de alguna manera supo que no tenía que preguntar, y Jude que no tenía que dar explicaciones.
Tiempos difíciles vendrían.
KGB*: Agencia de espionaje y seguridad de la Unión Soviética.
El final me quedó algo apresurado, espero no haberla cagado al apresurarme tanto, es que tengo examen mañana y tengo que dormir, así que lo escribí rápido. El segundo capítulo será mejor, lo prometo.
La trama es mía en mi totalidad, he leído bastantes fics de mafias, pero he visto que se centran mucho en el simple romance, así que intenté hacer algo más detallado y dramático, O-BVI-O traerá romance, y quien sabe, tal vez Lemmon, por favor, dejen review, sé que es mucha palabrería, pero de verdad me gustó como quedó, en fin, son sus gustos, no los míos. Gracias por leer.
"Si hay algún error ortográfico o discordancia en la historia, házmelo saber en un review o PM"
