Algo en lo que pensar


Disclaimer: Harry Potter pertenece a JK Rowling.


Un whisky y algo más


Sumary: Hermione sabía que debía ir al trabajo al día siguiente y que había tomado de más, pero eso no evitó que pidiera whisky cuando el cantinero le preguntó si podía ayudarla en algo.


Si había algo que Hermione odiaba era no saber algo. Así había sido desde pequeña. Recordaba lo fácil que era para ella obsesionarse con un tema y no descansar hasta que pudiera entenderlo. Pasó muchas tardes rodeada entre libros tratando de encontrar las respuestas que buscaba e investigando cuando se trataba de algo que no podía ser encontrado dentro de una biblioteca.

Su mirada se posó sobre la botella de cerveza frente a ella, se encontraba por la mitad y no era la primera que había tomado en la tarde. Dudaba que algunos de los métodos que usó en el pasado pudieran servirle para obtener las respuestas que buscaba. No era solo su cabeza la que se encontraba hecha un lío, era su corazón que no sabía que era lo que quería.

Tomó la botella y se la bebió de un trago. Se dijo que, si los métodos convencionales no funcionaban, el alcohol podría ser la respuesta. No estaba funcionando, pero se dijo que, si tomaba más podría comenzar a sentir los resultados. Su problema era del corazón, por lo que acudir a medidas no racionales parecía ser lo más sensato.

Sabía que al día siguiente debía ir al trabajo, que su jornada laboral iniciaba temprano y que tendría un enorme dolor de cabeza, en el mejor de los casos. Hermione era más que consciente de las consecuencias de sus decisiones. Una parte de ella le decía que todo su tiempo como empleada ejemplar compensaría un mal día y a la otra parte simplemente no le importaba.

—¿Algo en lo que pueda ayudarla? —le preguntó el cantinero mientras preparaba la bebida de otro cliente.

—Un whisky de fuego.

—¿Segura? —la mirada del cantinero se posó sobre la botella que había bebido —, sé que puede sonar raro de mi parte, pero no debería excederse con la bebida.

—No se preocupe, sé lo que hago.

—Si supiera la cantidad de veces que he escuchado eso —por la forma en que el cantinero hablaba resultaba evidente que no le creía —. Le traeré la bebida, pero en serio, no debería tomar tanto, en especial si está sola.

—Deberías escucharrlo, Herrmione.

Hermione volteó al escuchar su nombre. De todas las personas a las que esperaba encontrarse en ese bar, Viktor Krum era, sin lugar a dudas, la última en su lista. No lo había visto en años y él no le había hablado de ninguna visita en sus cartas. Su pronunciación había mejorado bastante, debía admitirlo, pero seguía notándose que era extranjero. Viktor Krum seguía siendo noticia, pero su popularidad había disminuido bastante desde que se había retirado del mundo del deporte.

—No te preocupes, estoy lo suficientemente sobrio como para distinguir entre alguien que me ofrece ayuda y entre alguien que solo quiere llevarme a la cama.

—No lo decía solo porr eso —Viktor se sentó en el asiento que se encontraba a su lado —. ¿Sabes? Me resulta extraño verte aquí, tomando sola ¿problemas del trabajo o de amores?

Hermione se río de manera escandalosa al escuchar esa última pregunta. En el trabajo todo iba bien, incluso existía la posibilidad de que le dieran un ascenso si el proyecto en el que estaba trabajando tenía éxito, algo que tenía una probabilidad de un 75 por ciento. En cuanto al amor, estaba divorciada. Su matrimonio con Ron había terminado en buenos términos, incluso ambos estuvieron de acuerdo en ser amigos. Como pareja se hicieron mucho daño y podrían llegar a odiarse de seguir juntos, como amigos las cosas eran muy diferentes.

No le dolía su divorcio. Todos estuvieron de acuerdo en que esa era la opción más razonable y nadie le guardó rencor. Hermione sentía que los Weasley seguían viéndola como parte de su familia y lo agradecía, pues ella los quería de la misma manera. Había pasado más de un año desde su separación y ni siquiera le guardaba rencor nueva pareja de Ron.

—¿Dije algo malo? —preguntó Viktor y de verdad se notaba que le preocupaba haberla ofendido —. Solo lo dije porque son los motivos más comunes por los que una persona termina bebiendo.

—No lo hiciste. Todo va bien con mi trabajo, o al menos no tengo motivo para pensar lo contrario y me hoy se cumple un año del día en que me divorcie.

—Lo siento.

—No lo digas como si fuera tu culpa. Ron y yo no funcionamos como matrimonio, eso es todo. Terminar fue lo mejor que pudimos hacer.

—¿Entonces…? —Viktor hizo una pausa, animándola de manera silenciosa a continuar.

—No lo sé —respondió Hermione. No sabía si era la confianza en Viktor o el efecto del alcohol lo que la estaba haciendo hablar sin ningún tipo de restricción —. Quizás solo es la nostalgia o la frustración de haber fallado. Cuando me casé lo hice enamorada, creyendo que sería para siempre, pero no. Las discusiones se hicieron más frecuentes, no podíamos coincidir en nada. Llegó la terapia —Hermione hizo una pausa para recibir la botella de Whisky que pidió, después de beber directamente de la misma continuó con su relato —, fue un fracaso ¿sabes lo que es que un terapeuta de pareja sugiera el divorcio?

—Puedo imaginarrlo —le dijo Viktor después de lo que le pareció una larga pausa. Él no se había casado, pero sabía lo que era terminar con una relación por considerarla insostenible.

—Luego viene la culpa. Nadie te reclama, pero sabes que ellos lo piensan —Hermione hizo una pausa para beber de la botella —, en especial tus hijos que se preguntan por qué sus padres no viven juntos. Piensan que no fuiste paciente, que te enojabas por nada o que no lo intentaste lo suficiente.

Viktor le quitó la botella a Hermione antes de que esta pudiera llevarla a sus labios. El tono rojo en sus mejillas se hizo más intenso y su voz comenzaba a delatar los síntomas de ebriedad. Pese a la mirada molesta que obtuvo de su exnovia, no le devolvió la botella o le demostró estar dispuesto a ceder.

Ver el puchero que Hermione hizo provocó que Viktor se riera. Mantener la botella alejada de su exnovia no fue algo que le costara. Solo tuvo que alzarla unos centímetros sobre su cabeza y la pequeña estatura de Hermione se encargó del resto. El que el alcohol comenzara a surgir efecto dentro de su cuerpo también ayudó. Si Hermione hubiera usado su varita no habría podido hacer nada para evitar que continuara bebiendo.

—Será mejor que te lleve a tu casa. No querrás hacer algo de lo que te arrepentirás después.

—Puedo cuidarme sola —se quejó Hermione.

Pese a sus palabras pagó por las bebidas que había estado consumiendo y se levantó, dispuesta a levantarse. Un mareo acompañado de dolor de cabeza la hizo detenerse por unos segundos. Hermione no estaba acostumbrada a tomar y dudaba que en algún momento pudiera hacerlo.

—¿Cómo viniste? —le preguntó Viktor mientras se dirigían a la salida del bar.

—Usando los polvos —Hermione no terminó de hablar, llevó su mano hasta su cabeza en un intento por detener el dolor.

—¿Puedes mostrarme dónde vives?

—No estoy tan ebria como para viajar en escoba.

—Podemos tomar el autobús noctámbulo.

Hermione dudó por unos momentos si debería aceptar la propuesta de Viktor. El alcohol que había consumido comenzaba a nublar su mente, pero hubiera aceptado aún sin encontrarse bajo los efectos del alcohol. Conocía a Viktor y sabía que podía confiar ciegamente en él. Viktor era un caballero y no le haría nada en contra de su voluntad.

Tomaron el autobús noctámbulo y Viktor la dejó en su casa. Hermione le insistió que se quedara, pero Viktor no lo hizo, alegando que era el alcohol el que estaba hablando por ella. Viktor se marchó en cuanto tuvo la certeza de que nada malo podría pasarle, prometiéndole que la buscaría en cuanto estuviera sobria.