Disclaimer: Hetalia y sus personajes le pertenecen a Himaruya Hidekaz
Aviso: Este fic participa del reto "Drabbles, drabbles y más drabbles" del foro "Multifandom is the new Black".
¿Tendría alguna idea de cómo le afectaba? Era claro que no. Juraba que sería lo último en lo que el de ojos azules pudiese pensar.
Y tenía razón.
Sentía el tiempo transcurrir más lento que de costumbre. Su cuerpo le advertía de la llegada de "ese" mes, aquel maldito nombre en el calendario que le hacía desear con todas sus fuerzas no tener aquella existencia a la que se le podría considerar inmortal… la misma que le era dada por aquello que lo definía como una nación y le impedía olvidar.
La maldecía con toda el alma –si es que alguna vez tuvo alguna– y el corazón... o, al menos, con lo que quedaba de él.
Sabía que no era bueno sentirse así, que eran cosas que debía superar. No era ajeno a la naturaleza del americano -idéntica a la suya- y que ese había sido un paso necesario para el menor.
- Era inevitable...
Pero tener conocimiento de ello no hacía que doliera menos.
La noche cubría New York, el viento corría a una velocidad considerable y no había estrellas en el cielo pero, de alguna extraña forma, la ciudad se veía mucho más viva de lo que usualmente parecía en el día.
A todo esto ¿Qué hacia él ahí? Pues, como en muchas otras oportunidades, decidió ir de visita para felicitarlo, deseando que esta vez no fuera otro intento fallido. Ya sería el 198.
Mantuvo su distancia de la multitud reunida en el Central Park mientras buscaba ese matiz de rubio que podía diferenciar de entre todas las existentes tonalidades de amarillo. Afinó la vista y comenzó a escudriñar entre los presentes… hasta que lo encontró. Lo halló sonriendo y compartiendo con sus ciudadanos, vestido con una ropa informal y no con aquel traje militar ni con la chaqueta de bombardero con la que estaba acostumbrado a verlo. Lucía como un humano común y corriente más entre el gentío.
Notó la sorpresa en su rostro y se alarmó al creerse descubierto... al menos lo hizo hasta que escuchó el conteo regresivo y ató cabos sueltos.
La tristeza volvió a surcar sus labios.
"5... 4... 3... 2... 1"
- Happy Independence Day, United States of America.
Alfred gritaba eufórico, riendo y abrazando a quienes se encontraban a su alrededor. Celebrando con una alegría indescriptible un cumpleaños más...
Otro aniversario de aquella noche de lluvia donde se apartó de él y le dio la espalda. Donde sólo pudo sentir el olor a pólvora y el sabor salado de sus lágrimas que vanamente intentó confundir con gotas de lluvia… donde los disparos camuflaban bien el sonido de su corazón al hacerse pedazos.
"Solías ser tan grande…"
Fue suficiente. Apretó los puños y se dio la media vuelta para adentrarse en la oscuridad, llevando consigo una sonrisa rota y unas cuántas lágrimas que se resistían a caer…
Porque el hecho de que Estados Unidos no pudiese ver lo que sentía, no significaba que ese dolor dejara de existir.
