Verano de 1987

Prologo

-¿No te parece hermoso, Ginny?- dijo mi Papá, mientras me llevaba de la mano por las suaves colinas tapizadas de pasto verde. Tenía seis años y me encantaba caminar con el, levantar la vista y ver en sus ojos el amor que sentía por mi.- Todo es tranquilidad, ¡Es vida!- continuo señalando las montañas lejanas, Tomo un lirio que se asomaba por un arbusto y lo coloco en mi furioso cabello rojo. Yo seguía observando todo a mí alrededor sin ninguna impresión.

-No me parece tan fabuloso-me atreví a comentar mientras me quitaba la flor que había puesto en mi cabello y la dejaba caer al suelo. El se detuvo y luego de meditar un poco sonrío y se agacho hasta mi altura.

-Creo que no te lo parece por que no bastan las palabras solamente- yo fruncí el seño-tengo que demostrarte que este valle esta vivo-siguió explicándome. Entonces sonreí.

-¿Cómo? La tierra no habla-me burle, el río por mi comentario.

-No cariño, pero respira-una vez más fruncí el seño divertida por la idea-y su corazón late-

-¿Cómo el mío?-pregunte interesada mientras ponía mis dos manos sobre mi pecho. El estiro el brazo y acaricio mi cabeza mientras asentía- ¡Quiero verlo Papi!

Papá sonrío, tomo mi pequeña y delicada mano entre la suya, grande y áspera, sin soltarla se acostó boca abajo con el oído bien pegado a la tierra, Me alise el vestido violeta con pequeñas flores blancas y me arrodille, apoye una mano en la tierra caliente y ayudada por mi padre fui bajando la cabeza hasta llegar a la misma posición que este. No pude evitar reír. El puso mala cara.

-No podrás oírlo si no te quedas callada y quieta-

-Estaba pensando en presumirle a Derek que oí el corazón de la tierra, ¿crees que el pueda hacerlo luego?-

-shhh-volvió a callarme. Entonces golpeo la tierra con sus nudillos y esperamos.

-No oigo nada-me queje luego de un rato.

-La paciencia es la virtud más grande hija-

Esperando en silencio, observando los ojos de Papá….entonces lo sentí, un retumbar suave, casi imperceptible, Pom, Pom, Pom.

Podía escuchar el latido contra mi cuerpo, Pom,Pom,Pom, cada vez mas y mas fuerte Pom, Pom, Pom.

Seguí observando a mi padre en silencio, para seguir escuchando el corazón del la tierra. Me apreté más contra la tierra, hasta que mi corazón comenzó a latir al uníso. Sonreí a mi padre sin necesidad de hablar, el brillo en mis ojos lo decía todo. Y el sonrío, diciéndome que sabia que lo había sentido.