Mi madre me despertó dejando las ventanas de la habitación bajadas, ¿Una mala broma, no? Podría calcular hasta la temperatura, es de veintiséis grados y el cielo tiene un azul perfecto y despejado, indicios de un gran día; al menos el clima esta de mi lado.
La verdad es que no sé por qué debo hacer esto. Mi madre me exilia involuntariamente a una lejana ciudad de Japón, Konoha. Por motivos de trabajo, ésta debía estar en constante traslado, de un lugar a otro; ¿Cómo es que yo a mis dieciséis años he estado en más colegios de los que se podía recordar? Un acto que me hacía detestar a todos anormalmente. Pero siempre estuve evitando la segunda opción, opción de la cual huía de forma constante, nunca la consideré, nunca pensé en ella siquiera como una salvación… no hasta hoy.
- Sakura! - Gritó mi madre por enésima vez para que me levantara.
- ¡Argh! - grité en respuesta, sofocada mientras buscaba que mi madre dijera que es lo que quería. Gruñí mientras ella entraba a mi habitación.
- Te leía la información sobre tu nueva escuela, suena muy interesante.
- Es un Internado nómbralo por lo que es.
- Internado, Konoha Daigaku Todai, Tokio. Un Internado de Tokio dedicado a la educación y buen comportamiento de jóvenes de buenas familias, es reconocido en todo el país por sobresalir en los deportes así como en cualquier clase de conocimiento. Su Director Sarutobi es conocido mundialmente por su carácter ferro y su conducta intachable, la subdirectora Shizune aparte de ser su mano derecha, es también la Psicóloga del instituto dedicada a ayudar en cualquier problema al alumnado y sus familias, junto con el prefecto Iruka, son un trio imparable para la protección y seguridad de sus hijos, teniendo así el ambiente ideal para el buen desarrollo de sus estudiantes. Contamos con unas excelentes instalaciones, así como áreas verdes. Nuestros profesores son los mejores capacitados en todo el continente Asiático…
- No me importa lo muy intachable que sea madre, solo me preocuparé de sacar buenos promedios y ya.
Estaba harta de cambiarme de un lugar a otro. Nunca fui una joven insegura, pero es inevitable no sentirse así cuando conoces a tanta gente diferente en un lapso muy corto de tiempo…
¿Cómo es posible que establezca lazos con alguien ajeno si luego me arrebatarían el derecho a estar más tiempos con esa persona?
- Por eso preferí que estuvieras en un Internado, podrás hacer amigos y también tendrás tiempo para que compartas con Asashi, tu padre te extraña mucho Sakura… es lo mejor para ti también.
Suspiré, no tenía otra alternativa, entraría a la afamada Konoha Daigaku Todai, lo cual no me emocionaba en absoluto. Iba a ser exactamente lo mismo para mí, se repetía la historia nuevamente.
Después de maldecir por lo bajo me di cuenta que todo esto era totalmente ridículo ¿Desde cuándo he tenido miedo de reunirme con gente nueva? ¿Cuándo he temido a ser La Nueva o La joven del cabello raro?
Sera mejor que me ponga de pie totalmente segura de mí e inspeccionar los nuevos conjuntos traídos desde Paris. Si, una combinación atractiva, una sonrisa radiante y mi cabello fuera de lo común.
Es lo que necesitas Sakura, confía en ti.
Elegí una combinación de un Top Rojo y unos Short Blancos de lino que me dan un aspecto muy atractivo, nunca fui presumida y mucho menos alardear respecto a eso, pero no tenía nada que envidiarle a una modelo de revista y mi espejo era el testigo número uno a esto, una joven de dieciséis años, silueta esbelta, tez pálida y ojos color jade, sonrisa exótica y mi cabello sedoso de unos centímetros sobre la cintura. Soy encajable.
Un baño caliente y un poco de café es lo que necesito, pensé.
- ¿Sakura?, ¿Dónde estás? ¡Llegaremos tarde!
Verdad, es imposible permanecer en este departamento por más tiempo, no quiero llegar tarde a la cita que tengo con mi madre y el Director de ese Prestigioso Internado.
Ascendimos por las puertas del avión una vez que se hubo inspeccionado mi equipaje, nunca le he temido a las alturas así que volar no significaba un gran reto para mí; miré por la ventanilla al cielo azul y las numerosas y blancas nubes que se extendían alrededor, era fascinante.
Las dos horas de vuelo me parecieron bastante cortas, justo cuando empezaba a disfrutar del viaje. Sólo un día y estaría tras esas puertas de roble de la escuela Konoha Daigaku Todai, Tokio; me sentí feliz pero a la vez algo ansiosa, llevaba cuatro meses en la escuela de Yukazawa cuando me llegó la notificación de la beca, y obvio el viaje repentino de mi madre y su esposo, ya todos en Konoha Daigaku Todai habían comenzado el semestre y yo iba atrasada, tendría que esforzarme mucho para alcanzarlos. Pensé en mis nuevos amigos, en realidad con uno me bastaba, total soy la chica de pueblo que no sabe nada sobre la cuidad y probablemente no sería alguien con quien muchos querrían estar. No le temí a eso, eso de los amigos vendría después, ahora debía concentrarme en mis estudios.
Minutos más tarde, la azafata anunció la llegada a la cuidad. Con un nudo en el estómago descendí del avión cuando me lo indicaron y mi madre cogió mi maleta con aprensión, seguimos el camino que llevaba a la recepción del aeropuerto y descendimos las escaleras eléctricas, había un tumulto bastante grande de personas esperando a sus familiares, no pude ver a mi padre hasta que estuve lo suficientemente cerca.
- ¡Hija! ¡Aquí estoy! - dijo agitando las manos con un dejo de ansiedad.
Y ahí estaba, mi padre, la opción que estuve evitando durante tanto tiempo y que ahora se posicionaba frente a mí, un sin fin de emociones me inundaron, esos sentimientos que me estremecían, ¿Por qué? esos sentimientos que florecen solo cuando lo veo. Dudas, confusión, anhelo, ansiedad y eso, felicidad.
Corrí hacia él y lo abracé, cosa extraña en mí, no solía ser así con él, generalmente me mostraba algo empalagosa cuando estaba con mamá, pero con él era distinto, me soltó y me miró a la cara.
- Vaya, has crecido en estos tres años hija, te has puesto más bella.
- Es raro lo que te diré pero siento la necesidad de decirlo. Te extrañe Papá – lo mire y luego lo estreche contra mí.
- Si, eso fue raro, pero hare como si no escuche nada… pero te digo que yo lo he hecho aún más hija - dijo abrazándome con torpeza, aún no estaba del todo acostumbrado a mostrarme su afecto ni yo a él.
- Creo que mi presencia ya ha sido olvidada con facilidad, esta escena me pone algo nostálgica ya que no soy incluida - Agregaba mi madre quien observaba en un segundo plano con una sonrisa.
- Vaya, sigues igual que siempre Ayumi. Hay cosas que nunca cambian en ti - agregaba mi padre entre carcajadas.
- ¿Tú crees?, bueno lo sé.
- Si, tu humor sigue igual de pésimo que antes - esta vez su risa fue más fuerte que antes, un poco burlona y exagerada para mí.
- Eso no fue chistoso.
Les dediqué una sonrisa, ya que para mí estaban igual que siempre, con sus actitudes infantiles; hubiera sido un lindo recuerdo si se hubiesen separado yo estando un poco más grande… así tendría en mi memoria la imagen de los tres como una familia, pero ahora estábamos separados, ellos por su camino y yo en medio… dividiendo horarios. Los arrastre a ambos de la mano y nos alejamos del recibidor a la salida.
- ¿Qué tal el vuelo? - pregunto mi padre animadamente mientras subíamos a su auto.
- Relativamente bien - le respondió mi madre mientras acomodaba mi maleta en el asiento trasero.
- Y Sakura, ¿lista para ir a Konoha Daigaku Todai? - dijo enarcando una ceja.
- Eso creo - dije un poco dubitativa, conducía por las calles y yo miraba por la ventanilla.
- Oh vamos, te irá genial, estoy seguro que tu madre ya te lo dijo, si es por los amigos… ya conocerás gente nueva - dijo adivinando mis pensamientos.
- Si, aunque no es realmente un problema - dije en un susurro.
Fue fácil localizar el Internado pese a no haber estado antes allí, habían tantos árboles y arbustos que a primera vista no podía verlo en su totalidad.
"Excelentes instalaciones, así como áreas verdes", no bromeaban en la descripción, pensé.
Era grande, muy grande.
- ¡Hemos llegado! - dijo mi padre con voz elocuente mientras estacionaba y se disponía a bajar del auto para ayudar a mi madre con mis cosas.
Una vez en la entrada el silencio se hizo un poco incómodo…
- Asashi, yo llevare a Sakura a su entrevista con el director, luego viajare de regreso… tú te comunicas con ella para que se vean el fin de semana, tendrás mucho tiempo ahora, de hablar y esas cosas…
- Si, lo se… no te preocupes, nos comunicaremos por cualquier cosa - ahora me miraba a mí con su mirada cómplice y afectuosa - Hija, cuídate mucho… cualquier cosa me avisas.
- Descuida papá, lo haré, no tienes por qué preocuparte.- dije para que se tranquilizara, la verdad era que no me gustaban para nada las despedidas sentimentales.
- Nos vemos dentro de poco - esta vez sonreía más ansioso que antes y me abrazaba con mayor facilidad, uno de esos abrazos que significan "Todo estará bien hija, no te preocupes".
- Te quiero - le sonreí.
- Yo igual, adiós. Que estés bien Ayumi - dijo mientras se alejaba sin mirar atrás.
- Que estés bien Asashi - dijo mi madre con un deje de nostalgia, pero este no la escucho ya que había entrado al auto, y se disponía a marcharse.
- Okey Sakura, ¿estas lista? - me miro con una sonrisa en los ojos, muy amistosa y simulando una situación de ultra nerviosismo.
- Mamá, así para nada me ayudas. - me quejé - No es la primera vez, ya entremos.
Entramos al primer edificio ya que eran seis, en la primera oficina a mano derecha se encontraba un mostrador alargado que dividía la habitación en dos, había tres escritorios. Una Joven delgada de pelo castaño nos miró sorprendidas.
- Bienvenidas a Konoha Daigaku Todai - dijo poniéndose de pie - ustedes deben ser Ayumi Haruno y Sakura, nuestra nueva estudiante, adelante, el director las espera.
La Joven llevaba una camiseta color purpura lo que de inmediato, me hizo sentir que yo estaba demasiado elegante.
Al llegar al despacho del Director, a su edad, un anciano que demostraba tener un gran poder intelectual y amplio conocimiento, me miraba fijamente.
- Mi Apellido es Sarutobi, pero con que me llames Director es suficiente, puedes ver que a mi espalda hay cuatro cuadros, desde ahora conocerás que ellos fueron los antiguos directores de este establecimiento. Compartimos los mismos ideales, cargos y metas, que son formar grandes estudiantes, que se dediquen a aprender y a tener un excelente comportamiento, espero que tu tengas la voluntad, que te destaques y que seas un gran aporte. A tu mano derecha esta Shizune Atori, aparte de ser mi mano derecha también es Psicóloga en Konoha Daigaku Todai, así que si tienes algún problema puedes recurrir a ella. Shizune, lleve a la joven a su cuarto, y preséntele a su compañera.
Ésta se adelantó y abrió la puerta.
La seguí y juntas caminamos por un largo pasillo, mientras me indicaba donde estaban algunas oficinas, el gimnasio, la cafetería y una hermosa piscina.
Llegamos a un pasillito empedrado junto a un pequeño parque, coronado con una fuente. Demasiado aislado, pensé.
Apoyados en la pared había un grupo de estudiantes que se reían de forma sospechosa.
- ¿Qué se supone que están haciendo, Jovencitos? - Shizune le quitó una revista de las manos a uno de los chicos - Está prohibida esta clase de material. Son menores de edad y tenemos normas. ¿Acaso no lo decimos siempre a principio de curso?
- Lo siento Srta. Shizune. Es que la encontré tirada por ahí y teníamos curiosidad - Habló un chico que, según yo, era muy parecido a uno de los directores que había visto en el despacho, el rubio de ojos azules.
- "¿Teníamos curiosidad?" eso me suena a grupo Naruto, que problemático, no mientas - se quejó uno de ellos, tenía una coleta alta y cara perezosa, un poco holgazán.
- ¿Y ustedes? La verdad, de Naruto me lo esperaba pero no de ustedes, incluso esta Sasuke.
Sasuke, un joven de pelo azabache y ojos del mismo color que hasta ahora había permanecido ajeno a la escena, de pie como una escultura los miró; se dio cuenta de mi presencia y me dedico una mirada fija. Todavía se consideraba rudo y fuera de lugar mirar fijamente a la gente, ¿no era así? ¿ya no se aplicaba más eso a mí?, entonces recordé que yo era La Nueva y esas miradas se tornarían algo común, ya no podría evitarlo y tenía que sobrevivir hasta que se olvidaran y no me denominaran la Bicho raro.
El resto de los chicos también depositaron sus miradas en mí, me había mantenido alejada de la discusión para evitar presentaciones, eso de las miradas nunca me había complacido del todo. Todos miraban, como mínimo. Algunos silbaban. Algunos, los con más coraje se detenían a hablarme y otros… se limitaban a mirar, fijamente.
- Hola, me llamo Naruto Uzumaki, aunque por aquí me llaman "El Gran Rey", ¿Eres nueva no? Bienvenida - El color ascendió a mis mejillas, ese color que tanto me delataba. Solo pude responderle con una sonrisa, me sorprendió la efusividad con la que el chico se había presentado.
- No mientas a los nuevos Naruto, nadie te llama El Gran Rey, eres muy problemático. Por cierto me llamo Shikamaru Nara. Y estos son Sai, Neji Hyuga y el despreocupado de ahí es Sasuke Uchiha - Todos me brindaron una sonrisa y un "Bienvenida", todos menos Sasuke Uchiha que ya me había quitado la mirada, ahora miraba el suelo con el ceño fruñido y como si fuera lo más interesante del mundo, con sus manos en los bolsillos y su postura despreocupada, así le había de nominado Shikamaru. Ahora me ignoraba por completo.
- Chicos, ella es Sakura Haruno, será su nueva compañera a partir del Lunes; por cierto Shikamaru, ya que eres el Presidente del consejo estudiantil podrías dar el ejemplo a tus compañeros y confiscar estas cosas - Dijo señalando la revista de una chica casi desnuda.
- Ah, que problemático todo esto, yo no elegí serlo. Pero intentare que Naruto no se meta en más líos - se quejó, bostezando y apoyándose en la pared con las manos en los bolsillos y los ojos cerrados.
- ¿Yo?, pero si no he hecho nada, me la encontré tirada en el suelo…
Después de callar al rubio y despedirse del grupo de chicos, Shizune me llevo hacia un edificio lleno de puertas. Subimos las escaleras y toco la puerta de la habitación ciento treinta y dos, Una chica de mi misma estatura, de ojos azul celeste y el rubio y largo cabello cogido con una cola de caballo abrió la puerta. Parecía sorprendida por verme allí.
- Buenos días Ino, ella es tu nueva compañera de cuarto, se llama Sakura Haruno, espero que se lleven bien - nos miramos con una sonrisa cómplice.
- Que bien que se hayan conocido, Sakura. Será mejor que te despidas de tu madre a solas - El Director había llegado junto a mi madre y me hablaba alejándose junto a Shizune. Ino entraba a la habitación para dejar intimidad.
- Sakura, te extrañare mucho, sé que odias los viajes y todas esas cosas así que sé que tu no me extrañaras, pero está bien. Cuídate, estudia mucho hija y pasa tiempo con tu padre, te estaré llamando constantemente, te enviare correos que espero respondas. Has muchos Amigos y cuéntame sobre todo. Te quiero Corazón.
No pude evitar el abrazarla con fuerzas, era la mejor opción, lo sabía, por fin iba a tener una vida relativamente normal. Todo iría bien, no había dudas.
- Te quiero mamá, estaremos hablando - le sonreí y ella me devolvió un beso en la mejilla.
- Hasta luego, cualquier duda me llamas cariño.
Ayumi Haruno se alejó de mí y se marchó, por primera vez en mi vida.
Entre a mi nuevo cuarto y mi compañera me esperaba sentada en la cama.
- Hola - dije mirándola amistosa.
- Vale, elije un lugar, ¿cuál de los dos quieres? Está el de la derecha y el de la izquierda - ésta apuntó ambos lados con sus manos - El de mano derecha tiene mayor luminosidad pero en caso de que abran la puerta y no te gusta que te vean dormir - se puso el dedo índice en la barbilla - el de la izquierda es más privado.
- Creo que el de la izquierda está bien para mí.
- Qué mal, ese lugar es mío - dijo mientras se lanzaba boca arriba, la mire fijamente.
- Okey, esto es incómodo. Tú me preguntas para saber mi respuesta y ver si soy normal, una persona normal dejaría que te quedaras con la cama izquierda, ¿no? - estaba irritada.
- Si, ¿quién sabe? Puedes tener problemas, yo no te conozco ni tu a mí. Puedes ser una sicópata. Puedes hacerme algo mientras yo esté dormida. Si tu cama esta iluminada… podré verte y estar más segura.
- En ese caso deberías elegir la cama de la derecha, por lo que veo en una situación "Sicópata" se te sería más fácil escapar, en ese lugar tu estas arrinconada - apunte hacia su cama - ¿pretendes tirarte por la ventana?
- ¿Tienes Novio? - Ino me miraba serenamente, calculando cada gesto que hacía.
- No - le sonreí.
- ¿Enserio? Para tu decepción y frustración, que mal - decía mientras se reincorporaba a sentarse nuevamente - Pues yo sí.
- ¿Enserio? - le pregunte dudosa, no porque fuera algo imposible de considerar, de cualquier modo, no le creía.
- La verdad no, pero pronto lo tendré así que te mantendré vigilada, puede que seas una roba novios.
Las dos nos miramos fijamente y soltamos carcajadas, esa rubia me caía muy bien.
- ¿Sakura Haruno? un lindo nombre - se levantó y me mostro una sonrisa radiante - Veo que seremos grandes amigas, la cama es tuya.
Después de unos minutos en que hablamos nos contamos muchas cosas, como si fuéramos amigas. Me conto que los chicos que había visto antes eran de su clase, los clasifico como unos tontos de remate. A todos menos a Sasuke Uchiha, parece que era uno de los chicos más populares de toda la escuela, eso justifico su reacción anterior. Pero él no parecía interesado en ninguna chica. Lo clasifico como el chico más Guay de todos, Interesante, sexy, prácticamente perfecto. Algún día le diría cual es mi clasificación de Sasuke Uchiha, cuando le conociera mejor.
Le pregunte si también le gustaba Sasuke.
- Supongo que sí, de todas formas, ¿a quién no le gustaría? Es realmente guapo. Pero… - se sonrojo un poco - A mí me gusta otra persona, se llama Sai.
- ¿Sai?, me parece que lo he visto, la verdad me recuerda a Sasuke.
- Oh, pero solo en el físico, sus actitudes son totalmente diferentes. Sai es…
Nos miramos y soltamos carcajadas, así estuvimos la mayor parte de la noche, yo y ella ya teníamos mucha confianza.
- ¿Sakura, te iras con tu padre mañana?
- Si, pasare el fin de semana con él…
- Ah, que duermas bien, Adiós.
- Buenas noches, Ino.
Sakura Haruno
