Esta historia nació por no mucho más que accidente pero me vi tan envuelta en el plot que la seguí con el apoyo de una amiga que me motiva aún a seguir escribiéndola. Espero les guste. Se centra en el Mindfang y Redglare (yes) so si no les gusta el ship, no se los recomiendo.
Espero guste, si es así seguiré publicándola (hay bastante de donde salió esto (?))
Una de las tantas noches lluviosas de aquella epoca el agua caia con mas fuerza que la esperada al suelo; la madera de los barcos y la arena de la costa parecian mimetizarse con el mar oscuro que solo llegaba a ser visto por pocos segundos cuando un relampago cruzaba el cielo. La flota de Mindfang, extensa y siempre con el gesto de dominacion de las costas aun estando inmoviles. Con ese tipo de clima el lanzarse a la mar era algo irracional e indiscreto incluso para alguien como ella. Ademas y si era honesta consigo misma, si al reflexionarlo alli, reclinada en el respaldo de una silla de madera mientras se balanceaba ligeramente con la ayuda de uno de sus pies, rodeada por los libros, mapas y tesoros recolectados que le mostraba aquel cuarto; habia una razón más para considerar el quedarse un poco más en puerto. Hace pocos días le había llegado la noticia de que los Highblood de la "alta alcurnia" le habían mandado a apresar a través de un "legislacerator". Le hacía gracia el como intentaban capturarla haciendo que pareciera que no era algo personal, sino que era más bien algo tan imparcial como el desenlace que se espera de la justicia; y por si fuese poco más le hacía gracia el que hubiesen elegido a alguien sin experiencia para hacer el trabajo: una "Neophyte".
Le había visto merodear por los alrededores, como si estuviese estudiando el hecho de cómo sería más eficiente el atraparla y como para provocarla había decidido no dejar puerto por ahora. La cacería le emocionaba aunque estuviese viendo todo desde el punto de vista de la "presa", aunque quien sabía, con un poco de suerte podría dar vuelta los papeles. Había intercambiado alguna vez algunas palabras con ella, aunque se supone que eso estaba más que prohibido para alguien que viene en "Nombre de la ley". Esas pequeñas desobediencias de su parte no dejaban de interesarle también. No era alguien que pudiese hacerle daño, o al menos eso creía; la verdad no se lo tomaba en serio.
Terminó el vaso de licor que estaba bebiendo y se levantó de la silla; si había algo a lo que quizás podría tenerle cierta cautela era a la enorme bestia albina que sabía que la otra tenía bajo su poder: un precioso dragón de ojos rojos. Le fascinaba como le imponía respeto esa criatura, ya que sabía que si así lo quisiera podría arremeter contra toda su flota sin problemas.
Espera un segundo, ¿por qué no lo hacía entonces?
¿Le faltaba la orden?
Cruzó la habitación mientras escuchaba a lo lejos el ruido que provocaban algunos de los piratas bajo su mando mientras celebraban el haber encontrado un tesoro menor. Se pasó una mano por la cabeza perdiéndola momentáneamente en su cabello y salió de la habitación un poco contradecida por el nuevo pensamiento que había llegado a su mente. Quizás por el calor que le había provocado el consumir esos vasos de licor o quizás por algo que no conocía en ese momento, sintió deseos de salir aún cuando la lluvia caía casi como un diluvio. Atravesó algunos pasillos encontrándose con su esclava en el camino, quien estaba algo mojada por la lluvia por lo que, supuso, venía de fuera. Habló unos momentos con ella, intranquilizándole de algún modo cierta inquietud que creía ver en ella. Como no era de las que se andaba con rodeos le preguntó sabiendo que no ganaría nada con ello en el fondo, por lo que luego de dialogar un poco más separaron caminos. Salió y al entrar en contacto con el exterior inmediatamente sintió la fuerza de la lluvia caer sobre ella, fría y agresiva. Una sonrisa ligera apareció en su rostro mientras dejaba su barco y se dirigía al muelle cercano. Le pesaba el abrigo mientras caminaba, pero qué importaba; qué importaba cuando su atención fue acaparada por una figura que parecía estar sentada en la orilla del muelle.
Por la oscuridad del ambiente no era fácil distinguir de quién se trataba, además, podía que hasta se tratara de alguien que no conocía también ¿no? Sin embargo y movida por cierta curiosidad mezclada con una no reconocida inquietud y ansiedad, subió al muelle desde la playa. Cuando sus pies tocaron la madera mojada en primera instancia, un crujido se escuchó como respuesta. La sonrisa lúdica se esfumó de su rostro al pensar que eso podría alertar a quien estaba al otro lado de la plataforma de madera, pero no, ningún movimiento de su parte aconteció y aunque eso le aliviaba ya que le permitía seguir contando con el elemento sorpresa, la sonrisa no volvió a aparecer en su expresión, quizás y solo quizás, porque comenzaba a reconocer a quién pertenecía esa silueta.
Entrecerró los ojos y dió unos pasos hacia el frente intentando comprobar sus sospechas, pero la naturaleza se le adelantó y fue suficiente un solo relámpago relativamente cercano para que la luz blanca descubriera lo que la oscuridad se empeñaba en velarle; era ella, la "legislacerator" que se supone debía atraparle.
Frunció el ceño, extrañada por la escena que se desenvolvía ante sus ojos, como si enfocando la vista pudiese corregir alguna maña pasada que le estuviesen jugando sus ojos. ¿Qué estaría haciendo allí? Sola y sin ningún aparente motivo? Podría ser que estuviese vigilándole de alguna manera? No era una forma un poco "para nada práctica" de acechar a alguien muriéndose de frío bajo una tormenta incluso para alguien sin o con poca experiencia? Es decir, no era que su mente intentara defenederla, ¿no? Pero una cosa era ser inexperta y la otra era ser una completa imbécil sin sentido común ni de supervivencia.
Al desechar esas teorías un sentimiento extraño se posó en su pecho, y no era que en realidad le importara o algo por el estilo lo que le pudiese pasar a su rival, de hecho, mientras más mal estuviera, era mejor para ella o no? Claro que sí. Sí, quizás le pasaba algo, pero ya que la debilidad de su rival era su fortaleza, ¿no sería lo más sensato dejarla ahogarse en su miseria, el agua de la lluvia, o ambas y ya? Quizás podría hacerle incluso el favor de tirarla al mar como un amigable recordatorio de que no era muy buena idea meterse con ella, pero por alguna razón, su cuerpo no le acompañó y se mantuvo inmóvil mirando a quien le daba la espalda por unos momentos más.
Al final decidió por acercarse un poco más y con cada vez menos cuidado al ver como por más que la madera del suelo hiciera evidente el que alguien estaba pasando por ahí por los sonidos que dejaba ir, no había respuesta alguna por parte de la otra. Eso era un poco inquietante, debía reconocer, curioso e inquietante.
Unos segundos más tarde ya estaba tan cerca suyo que podía diferencias los detalles de su postura: estaba sentada en la orilla del muelle con la rodilla derecha flectada y ese pie apoyado en el canto del último planchón de madera, sus manos, ambas, apoyadas en su rodilla flectada y su frente apoyada en el dorso de sus manos, cubiertas siempre por guantes rojos. El bastón blanco que típicamente llevaba descansaba a su lado derecho, perfectamente alineado con la punta aguda hacia atrás, reposando la cabeza de dragón de este al lado suyo. Los "ojos" rojos de la cabeza de dragón "miraban" hacia la derecha. El corazón de la pirata cambió su ritmo sin saber su dueña de por qué; por un lado le molestaba ese exagerado descuido por parte de la otra, es decir, nada sería más fácil que tomar el bastón, atravesarla con el y tirarla al mar y hasta ahí llegaría la famosa Neophyte, pero de algún modo no esperaba actitudes tan erradas de su parte, no esperaba de ella el mostrarse así, tan expuesta y de hecho el factor de que aún no se moviera hacía parecer como si simplemente hubiese decidido morirse ahí o algo por el estilo lo cual provocó un incremento notorio en su ansiedad.
Decidió esperar unos segundos más así pero el tiempo se le hacía tan eterno y su impaciencia era tan grande que no podía hacer eso sin estresarse totalmente. Frunció más notoriamente el ceño maldiciendo la actitud totalmente inherte de quien tenía al frente; la lluvia le caía como caía sobre cualquier objeto, sin temer a alguna respuesta de aversión de su parte. Lo que más le irritaba era que aún ya habiendo decidido que iba a hacer algo para llamar la atención de la Neophyte era que no sabía qué hacer exactamente. Si era por su primer instinto, apoyar uno de sus pies en la espalda contraria o alguna especie de zamarreo agresivo hubiese sido primera opción, pero sentía el cuerpo tenso de una manera tan desagradable que sentía que no lo podía mover a libertad. Dió unos pasos más hasta quedar a su lado derecho, apoyando su pie izquierdo deliberadamente en el bastón blanco, más que nada como una medida de seguridad aunque intentaba convencerse a sí misma que era por mostrar superioridad. Carraspeó notoriamente pero no hubo respuesta alguna lo cual incrementó su frustración y su estrés, dándole al fin paso a hablar.
- Redglare - dijo primeramente con voz neutral aunque lo suficientemente clara para ser oída bajo la fuerte lluvia.
Mindfang esperó unos segundos a la reacción contraria que fue más nula de lo que se esperaría de alguien que le habla a una piedra. Eso ya se estaba poniendo preocupante... ¿preocupante? ¿que le preocupara eso? Hace mucho que una tontería semejante no se le cruzaba por la mente, ella no estaba preocupada, simplemente estaba enojada porque se sentía ignorada por alguien que parecía haberse muerto sentada en el muelle. ¿Estaría dormida? ¿Inconsciente? ¿Qué podía pasarle a alguien para quedarse en una posición tan poco natural en un lugar tan poco normal? Quería saber, y ella nunca se quedaba sin respuestas por lo que aguantándose las ganas de agreder, tomó aire para elevar algo más la voz.
- ¡Redglare! -exclamó con la voz más militarizada que pudo emular ya que antes de exclamar se le había pasado por la cabeza que a los legislacerators quizás los tienen condicionados a los tonos de voz bruscos, como ocurría en las milicias; si igual, básicamente eso era lo que eran.
Una especie de espasmo pareció sacudir el cuerpo que había pasado inmóvil todo ese tiempo lo cual le provocó una sensación extraña, especial, como si se hubiese desatado un nudo que había tenido guardado en su pecho hacía tiempo. ¿Alivio? La legislacerator movió un poco la cabeza lo cual hizo que pequeñas gotas de agua se deslizaran por su cabello. Pareció erguirse un poco como si hubiese estado ahí por años y luego de eso dirigió la vista al frente. Fue entonces cuando la pirata notó que la otra no llevaba sus lentes puestos y lamentó enormemente aún así no poder verle los ojos porque el pelo que tenía sobre el rostro estorbaba casi tanto como el hecho de que no le estuviese mirando. Los labios de quien recién parecía estar reaccionando estaban ligeramente entreabiertos y relacionó su expresión a cuando te atrapa una ola del mar y después de luchar contra ella logras salir a la superficie y tu primera opción de buscar aire es respirando por la boca. Eso era todo: miró a la Neophyte y se inclinó hacia ella para tomarla del cuello de la chaqueta y zamarrearla una sola vez, pero con fuerza.
- ¡Escúchame, Redglare! - le exigió aunque su expresión de enojo cambió paulatinamente a una de sorpresa al poder ver al fin y sin obstáculos los ojos ajenos, de un turquesa brillante y extrañamente rodeados por un fino halo de otro color, ¿era rojo?
Los ojos turquesa que le miraban de modo adormilado de pronto se abrieron de par en par al realmente notar quien le estaba llamando. De un manotazo brusco y torpe deshizo el agarre de Mindfang, que más que nada estaba confundida. La legislacerator intentó recuperar su arma pero la otra aún tenía un pie sobre ella por lo que le fue imposible levantarla. Soltó un gruñido de frustración al respecto, sin saber bien como actuar.
-Qué haces aquí - preguntó aunque por el tono de su voz, entre ahogado y demandante no parecía un cuestionamiento del todo. Quien apenas estaba saliendo de su estupefacción escuchó la pregunta y frunció el ceño.
- Qué hago yo aquí?! Creo que la pregunta no debería ser para mi precisamente! -exclamó movida por la desorientación que le hacían sentir los hechos.
Redglare no dijo nada, solo desvió el rostro hasta que pudo ponerse los lentes de nuevo. Solo ahí enfrentó la mirada de quien tenía al frente.
-Piérdete, Mindfang - le dijo casi en un gruñido aunque en el fondo no podía dejar de sorprenderse de que esta estuviese allí en primer lugar. Bueno, quizás no podía extrañarse del todo puesto a que estaba cerca de donde se asentaban sus flotas, pero por qué estaba afuera? Por qué estaba ahí, con ella? No tenía sentido y la incapacidad de comprenderlo le frustraba.- Quítate -agregó para que la pirata quitara su pie de encima del bastón blanco. En ese momento fue cuando la aludida reaccionó y al contrario de hacer lo que le casi ordenaban, apoyó con más fuerza el pie en el arma de la otra.
- No hasta que me digas que carajo te pasa, ¿o es que te rendiste y pensabas morirte aquí y dejar tu cadáver tirado cerca de mi guarida? Eso es tan indigno que me enferma aún viniendo de ti, Neophyte -se burló sacando una sonrisa en su rostro. ¿Por qué decía eso? No es que obedeciera fielmente a lo que sentía, pero creía que de algún modo era un buen camino para sacarle información a la otra: no caer nunca en ser demasiado seria.
La Neophyte empuñó las manos con fuerza mientras su mirada se volvía más intensa, como si realmente le hubiese dolido ese comentario y estuviese tratando de reemplazar el dolor con furia simplemente. Era imposible que Mindfang entendiera, para ella todo era un juego y seguramente había ido hasta allí solo para burlarse de ella como estaba haciendo ahora. Era estúpido, pero una ligera esperanza de preocupación genuina le había atontado por unos segundos. ¿Esperanza? Como si ella quisiera que esa viciosa se preocupara por ella, eso era estúpido y ocupó los siguientes 20 segundos en repetirselo. Cerró los ojos; ¿por qué simplemente no podía ejecutar justicia contra ella y ya? Toda su vida se simplificaría significativamente, pero había algo se lo impedía y ese conflicto tan fuerte entre su imponente sentido de la justicia y ese sentimiento desconocido le hacían sentir náuseas y fatiga. Respiró un poco más hondo.
- Qué podría importarte a tí lo que me pasa - dijo de nuevo sin darle un tono apropiado de pregunta a la frase.
Esa frase irritó de mayor manera a Mindfang, aunque no supo realmente por qué si era una respusta bastante previsible. Es solo que, ¿esa era manera de agradecer? Espera, ¿agradecer qué? Un gruñido salió de su garganta mientras miraba a la otra; sacó el pie de sobre el bastón y le miró desde arriba, con superioridad.
- No tengo que darle explicaciones a un perro de los Highbloods como tu, Neophyte- le dijo con toda la soberbia y el ego que pudo juntar en ese momento. A la aludida eso pareció encabronarle aún más; tomó el bastón y se levantó del suelo aunque a la vista de la pirata, con movimientos que denotaban bastante esfuerzo para una tarea tan sencilla. El cuerpo de Redglare se tambaleó ligeramente y por una razón que probablemente la pirata no descubriría hasta más adelante, su reflejo instantáneo fue agarrarla de la chaqueta y de un tirón evitar que se cayera del muelle. Casi salen de su boca algunas palabras pero alcanzó a frenarlas, quizás porque la expresión de sorpresa de aquella a quien sujetaba le hizo olvidar todo lo que había formulado con anterioridad en su mente. ¿¡Por qué había hecho eso!? ¡Hubiese podido librarse de su rival sin haber movido un solo dedo! De hecho, aún podía hacerlo, darle un empujón a la otra para que se cayera no sería difícil, pero su mano parecía negarse a moverse, quedando pegada en su posición actual.
Como si estuviese agarrando algo que le quemara, se giró para soltar con brusquedad a quien tenía sujeta pero hacia el otro lado del muelle para que no se cayera. Redglare trastabilló pero no cayó al suelo, se sostuvo en pie con las rodillas semi flectadas, como si le costara mantener el equilibrio, de hecho, usó el bastón para ayudarse.
- Jah -se burló la "criminal", es más fácil de lo que pensé superar a un legislacerator, debería darte verguenza hacerte llamar así, ¿no crees? Debes dehonrar a los de tu clase, aunque no creo que tengan mucho honor que digamos, si finalmente trabajan para cualquier persona y no tienen siquiera una opinión - siguió diciendo mientras avanzaba hacia la otra. ¿Por qué decía esas cosas? ¿Qué intentaba lograr? De alguna manera quería que la otra le hiciera frente, que intentara pelear con ella, que le discutiera, que intentara agredirle o algo; en fin, que dejara de verse tan débil, tan necesitada de ayuda porque eso le producía algo, una sensación rara en el estómago, en el pecho y en la garganta. Redglare le miró con furia en los ojos y dio un par de pasos con la intención de atacar pero en menos de un segundo sus piernas perdieron toda la fuerza que le quedaban. Su corazón golpeteó con fuerza en su pecho y sus oídos zumbaron. Perdió el control de su cuerpo a medida que perdía el conocimiento. De pronto no vió nada más, sintió que su cuerpo se golpeaba al impactarse con la madera del suelo. Lo último que pudo captar fue una voz lejana gritando, de lejos, muy lejos.
"...hey"
"...hey!"
"...Redglare!"
"Redglare!"
- REDGLARE!
