Notas: Hola chicas y chicos, vengo con un pequeño fic que constará de dos capítulos. Mi naturaleza angustiosa a la hora de escribir me estaba consumiendo y me propuse crear algo con cierto tinte cómico, advierto que el humor no se me da muy bien porque lo mío es lo sad pero espero que les agrade este pequeño relato. Como siempre de la pareja más linda del mundo del manga/anime.
Problemas en la okiya
Los personajes pertenecen a Masashi Kishimoto
Si alguna alma caritativa le hubiese advertido años atrás lo que significaba ser Hokage un joven e ingenuo Naruto de doce años probablemente le hubiera gritado a la cara que de llegar a gobernar Konoha él sería el tipo de Hokage que en lugar de estar con el trasero pegado a la silla gubernamental y la nariz enterrada entre libros saldría a aventurarse al mundo ninja, a luchar por su apreciada aldea, día tras día aprendiendo nuevas técnicas y perfeccionando otras y derrotando a los villanos mientras a su regreso su adorada Sakura-chan le esperaría con una gran sonrisa y los verdes ojos resplandecientes mientras que él, el gran Naruto Uzumaki le restregaba sus grandes triunfos a un envidioso y frustrado Sasuke Uchiha.
Pero la poética esperanza del chico se vino abajo cuando supo que para ser Hokage debía saber aritmética, política, negocios, literatura e inclusive algo de caligrafía. Pero el actual Naruto con dieciocho años de edad y mucho más maduro que hacía seis, había aprendido de mala manera que el camino para lograr los sueños no siempre estaba tapizado de rosas, así que resignado siguió su camino hasta que los pies lo llevaron a su destino, la casa de Iruka sensei. Como era costumbre dentro de la pequeña vivienda le estarían esperando Iruka, su ex profesor de la academia, y Shikamaru, compañero de generación, ambos ninjas tenían como misión intentar que su atolondrado cerebro aprendiera cuestiones básicas de "administración de aldeas", o fueran lo que fueran esa multitud de cuentas, leyes más antiguas que la propia aldea y una innumerable lista de palabras que le insistían en aprender para ampliar su vocabulario a la hora de presentar sus futuros e hipotéticos discursos. El aspirante a Hokage nunca imaginó que la vida post guerra fuera tan terriblemente aburrida y que su sueño lo haría pasar horas entre lo que más odiaba: estudiar.
Cuando Naruto gritó un inminente ¡No! ante la propuesta de "estudiar para Hokage" la justificación inmediata que le dieron los adultos es que no contaba con los conocimientos suficientes para tener el puesto, pero para Naruto todos estaban equivocados, no sabía qué diablos le pasaba a la gente, para ser Hokage se necesitaba valor, fuerza y él como el gran héroe de la guerra ninja reunía todos los atributos.
El joven llamó a la puerta y tras recibir una respuesta permisiva sobrepasó el umbral para ingresar a la casa donde su tortura se llevaría a cabo tal y como venía sucediendo todos los días desde que se había recuperado de las heridas físicas de la guerra. Se encontró a Iruka y a Hatake Kakashi - el actual Hokage - sentados alrededor de la mesa de la cocina bebiendo tranquilamente una taza de té.
- ¿Kakashi sensei? – inquirió con extrañeza el recién llegado hasta que llamó la atención de los dos ninjas mayores - ¿No debería estar en la Torre Hokage? –
El aludido respondió con una pequeña sonrisa y cuando hizo amago de empezar a explicar la razón de su ausencia en la oficina Iruka, visiblemente nervioso, se puso de pie y arrastró por la capa al Hokage hacia la puerta.
- Kakashi-sama ya se iba, solo vino a preguntar sobre tus avances Naruto –
El gesto de afirmación que Kakashi le dirigió a Naruto le confirmó a este último que Iruka decía la verdad, y aunque con reticencias Kakashi terminó por dirigir un par de frases motivacionales al más joven de los tres, salió de la casa del ex profesor de academia. Por su parte Naruto se sintió alagado por la preocupación que mostraba su Hokage y ex sensei hacia su persona, y en un santiamén, mucho más motivado, se encontró solo con Iruka dentro de la pequeña estancia dispuesto a estudiar sin emitir negativas. Advirtió la ausencia de Shikamaru pero no era de extrañar, el chico era un irremediable perezoso y probablemente llegaría con una hora de retraso.
Iruka tendió unos libros al joven ninja, pergamino, tinta y pincel.
- Hoy Naruto, practicaremos un poco tu caligrafía –
Naruto tomó asiento y dejó caer su cabeza con pesadez sobre la mesa donde estaban previamente Iruka y Kakashi, la caligrafía significaba un dolor de brazo que le duraría los próximos dos días, pero dentro de lo malo reconocía que algo bueno habría ese día, al menos no le tocaba estudiar finanzas.
- ¿Por qué tengo que hacer todo esto dattebayo? –
- Porque cuando debiste haberlo aprendido perdiste el tiempo comportándote como vándalo por toda la aldea y después te fuiste años tras Sasuke, así que deja de quejarte. –
Naruto sonrió al escuchar el nombre de su amigo. Dirigió sus ojos azules hacia el techo de la casa.
Sasuke ¿Dónde estarás ahora? Hace tiempo que no te comunicas.
Naruto concluyó que seguramente Sasuke estaría en su retiro espiritual para expiar sus culpas, por eso comprendía los largos períodos de ausencia de su mejor amigo, porque las culpas eran muchas.
Cuando estaba a punto de terminar el primer ejercicio caligráfico de la mañana un grupo de ninjas conformado por chūnin y jōnin, irrumpió en la casa sin llamar. Todos al unísono pronunciaron el nombre de Naruto y el aludido giró para verlos. Le parecía muy extraño, deseaba saber cuál era la urgencia pero todos en el grupo de cinco ninjas hablaban al mismo tiempo y al joven le era imposible entender una frase clara.
Poco a poco los ninjas se calmaron y le explicaron la situación.
- Uzumaki-san – el rubio se sonrojó al escuchar el honorífico innecesario después de su apellido y prosiguió a escuchar el relato de los ninjas.
- Hay problemas en la Okiya y la Casa de Té –
El rubio entornó los ojos, sabía lo que era una casa de té pero en cambio la palabra okiya, a pesar de que le resultaba familiar, no recordaba de donde la había escuchado. Llevó la mano hacia su barbilla y dibujó una mueca en sus labios. Rememoró un poco entre sus recueros y por fin dio con el que buscaba, uno que se relacionaba con la afición de su antiguo maestro Jiraya a las jovencitas hermosas.
- ¡Ah sí! La casa de geishas, no sabía que hubiera una en Konoha dattebayo ¿Qué sucede? – Si mal no recordaba cuando viajaba con Jiraya éste visitaba una casa de té cada vez que juntaba el dinero suficiente, aunque después al volver se quejaba de que sus bolsillos habían quedado vacíos, y Naruto se llevaba la peor parte, pues posterior a esas diversiones de su antiguo maestro la dieta con la que sobrevivían al menos por dos semanas consistía en arroz y té.
Los miembros del grupo de ninjas se miraron unos a otros, después vieron a Iruka que estaba recargado en una de las esquinas de la cocina, tenía los brazos cruzados y en su rostro se leía la impaciencia por conocer la situación. Finalmente el jōnin mas joven habló.
- Ha habido casos de ataques a ninjas – el relator hizo una pausa no quería evidenciar el comportamiento vergonzoso y deshonorable de los ninjas de la aldea pero era necesario alertar a Naruto Uzumaki – algunos de los ninjas que han ido a la Casa de Té vuelven bajo efectos de un poderosísimo genjutsu que los hace comportarse como – el jōnin tragó duro, no sabía cómo explicar más de la situación sin sonar muy ofensivo pero prosiguió con la explicación – los hace actuar como retrasados, además creemos que suprime su sentido común –
Naruto enarcó una ceja, no estaba comprendiendo muy bien a qué se referían con suprimir el sentido común. Como si le hubiesen leído la mente otro de los chūnin interrumpió el relato.
- Hiroshi-san volvió hace días bajo el genjutsu – el hombre hizo una pausa y todos giraron a verlo, pero parecía que el chūnin no tenía el valor para proseguir. El jōnin que estaba a su lado le colocó una mano en el hombro para animarlo y el silencio se rompió de nuevo – cuando Hiroshi-san regresó fue atendido en el hospital, se comportaba como un idiota y después intentó… -
Cuando el chūnin dejó caer las lágrimas a raudales y lució meramente afectado Naruto e Iruka se alarmaron, algo muy malo estaba pasando para que los ninjas reaccionaran de esa manera. Finalmente otro de los miembros del grupo terminó por dar el desenlace de la historia.
- Hiroshi intentó tocarle los pechos a Tsunade-sama y se encuentra hospitalizado con varias costillas rotas, fractura de tibia y traumatismos por todo el cuerpo –
Iruka pensó que después de todo el genjutsu debía ser muy poderoso para llevar a los ninjas a que actuaran así. Naruto por su parte sintió un escalofrío recorrerle todo el cuerpo, no quería imaginar qué se sentiría estar en los zapatos del desdichado Hiroshi.
- ¿Todos los ninjas que han visitado la Casa de Té regresan bajo el genjutsu? – inquirió Iruka.
- No, solo unos cuantos, los que no vuelven con el genjutsu aparecen en el bosque de Konoha sin recordar nada, solo recuerdan que se estaban divirtiendo en la Casa de Té y que los más afectados habían estado coqueteando insistentemente con una de las geishas –
Naruto pensó que definitivamente eso sonaba raro, debía ser producto de una mente muy retorcida, pero no tenía idea de cuál, ya que él se había encargado de redimir esas mentes o en el peor de los casos darles un empujoncito al otro mundo.
- Nadie ha podido descifrar el genjutsu – dijo otro de los ninjas del grupo - Ni siquiera Kakashi-sama o Kurenai-san que son expertos, todos los ninjas que hemos mandado a investigar vuelven en trance, delirando, muy afectados al borde de la locura, Kakashi-sama es el Hokage y se niega a ir en persona.
Textualmente Kakashi había dicho "Si Iruka se entera de que he visitado una casa de geishas me cortará las pelotas, y créanme valoro mucho esa parte de mi cuerpo, así que busquen a alguien que no corra ese riesgo" pero obviamente los ninjas sonrojados hasta la orejas de recordar las palabras de su Hokage omitieron esa información.
Iruka emitió un suspiro de alivio y un Naruto expectante miraba hacia la ventana que daba a una arboleda, debía reconocer que el genjutsu no era su fuerte, él no era muy bueno en eso, si al menos Sasuke estuviera en la aldea podría patearles el trasero en un segundo, pero la aldea tendría que prescindir de armaduras esqueleto, ojos multicolor y pupilas giratorias por un buen tiempo, a su querido amigo no se le veían ganas de regresar.
- Entonces ¿Quieren que yo vaya a investigar? –
El grupo de ninjas asintió pero Iruka se rehusó rotundamente.
- ¡Naruto no puede ir! Aún es menor de edad, no puede andar en esos lugares –
El chico dibujó una enorme sonrisa y se golpeó el pecho con un puño.
- Iruka sensei, soy un ninja profesional y haré todo por proteger a la aldea dattebayo – acto seguido arrojó los materiales con los que estaba practicando caligrafía a volar por los aires, al fin se le presentaba la oportunidad de tener una misión real.
Todo estaba preparado, él como el mejor ninja de la aldea y héroe del mundo ninja no sería afectado por el genjutsu de un fanático, las pocas veces que coincidió con Itachi le habían entrenado bien, Naruto se juró que no permitiría que nadie le volviera a meter cosas de dimensiones anormales por la boca, aunque fueran una ilusión.
Tenía todo planeado, llegaría transformado en un ninja castaño de unos veintitantos años y se adentraría cautelosamente en los inexplorados y peligrosos terrenos de la diversión mundana. La dinámica era clara, habían logrado conocerla gracias a uno de los ninjas afectados que había tenido un momento de lucidez, tenía que llegar a la puerta de la Casa de Té y decir una palabra secreta, posteriormente depositaría una cantidad específica de dinero en monedas de la más baja denominación dentro de una canasta al lado de la puerta de entrada.
Tal y como le habían indicado Naruto logró que las puertas de la Casa de Té se abrieran para él. El interior olía a incienso y estaba repleto de adinerados hombres maduros, las hermosas mujeres enfundadas en kimonos de ensueño bailaban, reían, servían sake y fumaban con los hombres, el chico no tenía idea de que en Konoha existiera esa dinámica, era un mundo totalmente desconocido para él.
Intentó reconocer a alguien dentro del tugurio pero ningún rostro le resultó familiar. Cuidando mantener un perfil bajo tomó asiento hasta el fondo de una de las mesitas de la casa, estaba completamente solo a diferencia del resto de los hombres, pensó que quizás, con su uniforme de chūnin las hermosas geishas lo consideraban muy poca cosa para prestarle atención.
Dispuesto a explorar más del lugar y dar con el origen de los problemas se puso de pie para en el momento preciso, recorrer las instalaciones, pero un grito de terror proveniente del fondo de la casa le alertó.
El grito era de un hombre, sonaba agónico como si lo hubieran torturado, al horrible sonido se le sumaron los gritos agudos de las mujeres y el de los muebles chocando, los hombres salieron despavoridos mientras que las geishas se apretujaban en una de las esquinas de la casa.
- No puede ser, otra vez, de seguir así quedaremos en la ruina – exclamó una de las mujeres.
Naruto aprovechó el escándalo para ir corriendo hacia donde su sentido de la audición le indicó que se había originado el grito.
Pasó un hermoso jardín, cruzó el puente de un estanque y llegó a un compendio de habitaciones tradicionales japonesas, solo dos de ellas tenían luz en su interior, sin duda alguna de ahí debía haber provenido el grito del hombre, era cuestión de segundos para que el malvado villano que estaba idiotizando ninjas mostrara su verdadera forma.
Se quedó tras los arbustos mirando hacia las habitaciones y finalmente una silueta emergió. Las habitaciones estaban iluminadas por velas y las puertas eran de papel de arroz por lo cual las sombras que se proyectaban podían identificarse de manera clara, la silueta que estaba viendo pertenecía a la de una mujer, o al menos eso parecía por el peinado y la vestimenta, era una geisha espigada de movimientos gráciles.
- No puede ser que sea solo ella, debe tener un cómplice – murmuró el Uzumaki para sí, mientras se acercaba más hacia la habitación como todo buen ninja, con cuidado de no hacer el menor ruido.
Podría atacar en algún momento, no dudaba de su habilidad como ninja pero no sabía con qué clase de ser diabólico se enfrentaba, la otra opción era enviar a un clon a investigar pero todos sus pensamientos se interrumpieron cuando vio que la mujer dentro de la habitación se sentaba sobre un tatami y tras haberse deshecho del elaborado peinado empezaba a desvestirse lentamente.
El chico tragó duro, era lo último que necesitaba en ese momento, comprendía claramente por qué hasta los más adiestrados ninjas de Konoha bajaban la guardia en situaciones similares.
A través de la puerta podía adivinarse una cabellera lacia a la altura de los hombros así como un cuerpo grácil; el cuerpo de la chica era firme, debía ser muy joven y seguramente tendría una piel pálida como el mármol y un cabello oscuro como la noche, tal cual debía ser en una hermosa geisha o aprendiz de geisha. Los pechos no los identificaba muy bien pero sí que logró adivinar una cintura estrecha y un cuello esbelto. Naruto nunca había estado con una chica y se encontró imaginando cómo sería tocar a la que estaba dentro de la habitación, su imaginación le jugó una mala pasada y sus salvajes pensamientos de todo lo que le haría a la joven de tenerla entre sus brazos llegaron a avergonzarle.
Quería saber cómo se sentiría apretarla contra su cuerpo, se preguntó si sería un cuerpo cálido o si tendría una piel y cabellos suaves. La sangre se le estaba acumulando al joven ninja y la necesidad física pudo más que su mente. Cuando menos lo pensó tenía su mano derecha jugueteando dentro de sus pantalones, buscando ansioso esa parte de su cuerpo que le hacía liberarse cuando las hormonas llegaban a excitarlo a grados insospechables.
Estaba dispuesto a tocarse para darse placer escondido entre los arbustos, usando la imagen de la joven que se proyectaba a través de la puerta; pero antes de empezar con la faena una shuriken se le clavó en la mano que iba a consolarle.
La puerta se abrió y lo que vieron sus ojos hizo que el alma le amenazara con escaparle por la boca.
No era una joven y hermosa chica sino un hombre, cosa que pudo percatar gracias a que el joven llevaba el kimono desacomodado lo cual dejaba ver parte del torso desnudo.
- ¡¿Qué demonios crees que haces usuratonkache?! –
Naruto aún con la shuriken clavada en su mano ensangrentada – la misma que sostenía sus pelotas – pensó que enfrentarse a un sannin, algunos mercenarios, megalómanos estigmatofílicos, zombis ninja y una diosa, no era nada en comparación con enfrentarse al cabreo de Sasuke Uchiha. Tenía los segundos contados a partir de que el chakra púrpura comenzó a cubrir el cuerpo de su amigo.
Sasuke salió de la habitación y avanzó unos pasos en dirección a los arbustos dispuesto a sacar a Naruto de su tonto escondite; tomó al ninja rubio del cuello de chaleco de chūnin y lo elevó varios centímetros del piso lo que hizo que el henge no jutsu del Uzumaki se deshiciera dejando ver su verdadera forma.
- ¿Pretendías jalártela mientras me veías pedazo de pervertido? –
Naruto deshizo el agarre y se sacó la shuriken de la mano derecha, emitió un leve chillido y después entornó su mirada directa a la de su compañero, la pupila escarlata característica del sharingan relucía en medio de la oscuridad.
- No tenías que ser tan brusco teme, además ¿Cómo supiste que era yo? - reclamó el rubio envolviéndose la mano con una de las vendas que sacó del kit de primeros auxilios que los ninja solían llevar en las pequeñas bolsas que acompañaban su uniforme.
Si Sasuke sintió algún atisbo de arrepentimiento no lo demostró.
- Porque eres el único idiota al que enviarían - El Uchiha no quiso confesar que el chakra de Naruto le resultaba inconfundible.
Sasuke dirigió sus pasos hacia el interior de la habitación, Naruto no supo si seguirle convertiría su humilde misión en una rango S casi suicida, pero tratándose de Naruto corriendo tras de Sasuke el rubio no se detuvo a pensar mucho en las consecuencias.
- Cierra la puerta – exigió el moreno.
Naruto obedeció la orden y se quedó recargado en la pared, mostrando una mueca de evidente disgusto.
- ¿Qué demonios estás haciendo? ¿Por qué te vistes así? – exigió saber el Uzumaki señalando con un dedo al acusado.
Sasuke se frotó las sienes, su amigo no desistiría hasta tener una completa explicación de todo.
- Te lo explicaré, pero ayúdame a desatarme el obi* -
Un arranque de timidez sorprendió al rubio. Había visto el cuerpo de Sasuke muchas veces, sobre todo cuando eran pre adolescentes, pero ahora el cuerpo de Sasuke adulto le era un cuerpo totalmente desconocido; también sus cuerpos solían estar muy cerca, se habían tocado en incontables ocasiones pero solo cuando peleaban o terminaban agotados de algún entrenamiento, casi siempre era Naruto el que propiciaba el acercamiento físico. Pero en esa ocasión era distinto, Sasuke le estaba pidiendo que lo desvistiera.
Cuando el moreno se percató del mutismo y la poca acción de su compañero decidió comenzar a desvestirse solo, no sin cierta dificultad.
- ¿Qué pasa dobe? ¿Te empalmaste otra vez? Créeme que no te pediría el favor si no lo necesitara –
Sasuke se colocó frente a él ofreciendo la imagen de su cuello y omóplatos pálidos y esbeltos. Naruto ofendido en su orgullo gritó que él nunca se podría empalmar viendo a un hombre, el era completamente heterosexual, le encantaban las mujeres y para demostrarle a Sasuke que su bien trabajado cuerpo no le inmutaba en absoluto comenzó a intentar deshacer los dobleces de las inmensas capas de tela que cubrían la cintura del Uchiha.
- No soy marica – reafirmó Naruto más para convencerse a él mismo mientras perdía la batalla contra el complicado obi de Sasuke.
- Hace un momento no parecías muy hetero –
- Vale, creí que eras mujer por eso me empalmé –
Naruto consideraba que Sasuke era un engreído, el hecho de estar cayéndose de bueno no le daba el derecho de asumir que todos se iban empalmando con el simple hecho de verlo. El rubio estaba tan molesto por los acontecimientos recientes y las acusaciones de Sasuke contra su orientación sexual que no cayó en cuenta que no había obtenido la explicación que le había demandado a su amigo.
- Me vas a decir de una maldita vez qué haces aquí? – insistió el rubio.
- No tengo dinero –
La respuesta simple de Sasuke le dejó atónito, nunca se habría esperado una explicación similar. Naruto simplemente no daba crédito a lo que escuchaba.
- No te lo creo, debes tener una buena herencia –
- Idiota, la herencia de los Uchiha la confiscó el gobierno de tu querida aldea cuando escribieron mi nombre en el libro Bingo, me dejaron sin un peso como a todo buen criminal. -
Un sentimiento de decepción se instaló en el pecho del rubio, de pronto estaba furioso con todos, Sasuke había sido juzgado y había pagado sus crímenes con creces, Naruto sabía que su amigo estaba arrepentido y pensaba remediar todo el mal que había hecho. Tenía que hablar seriamente con Tsunade y con Kakashi, no podían hacerle eso a Sasuke. Y la peor sensación llegó cuando Naruto cayó en la cuenta de que él ni enterado estaba, le habían ocultado todo pero él tampoco se había preocupado por investigar algo tan obvio. Se proclamaba a los cuatro vientos el mejor amigo de Sasuke y ni siquiera sabía que el chico no tenía un centavo y probablemente pasaba días enteros sin comer, el rubio concluyó que después de todo solo era un mal amigo.
Quiso disculparse pero la molestia de ver a Sasuke trabajando como entretenimiento para hombres pervertidos salió a relucir.
- Pero podrías hacer otra cosa dattebayo –
- ¿Qué opciones tengo? – respondió el Uchiha mientras se aflojaba parte del obi - ¿Emprender mi propio negocio? ¿Entrar a la compra y venta de divisas? – dijo con sarcasmo – Aquí gano lo equivalente a lo que ganaría en dos semanas en un trabajo normal, además solo pienso estar unas cuantas semanas más mientras consigo lo suficiente para sobrevivir, llevo una vida modesta.
Algo dentro de la cabeza de Naruto hizo "click". Si Sasuke ganaba tanto ¿Cómo lo conseguía? ¿Acaso se vendía? El rubio se había quedado paralizado al imaginar a Sasuke siendo tocado por algún hombre, la imagen le resultó repulsiva y una rabia inminente le subió desde el estómago hasta el pecho. Iba a replicar pero un sonido seseante irrumpió en la habitación.
- ¡Oh! Naruto-kun qué sorpresa –
El aludido creyó que estaba en un sueño muy surrealista, en el umbral se encontraba Orochimarru vestido con una yukata, el largo cabello recogido en una coleta y unos pendientes largos en sus orejas, a su lado una serpiente bastante grande de color púrpura se posaba como si fuese un perro fiel.
- ¿Qué demonios dattebayo? –
Sasuke finalmente con el obi desatado prosiguió a quitarse las capas de tela del kimono.
- Sasuke-kun, la pequeña Lilith ya ha dejado al molesto chico en el bosque, quería comérselo pero le advertí que no, me hizo caso, es una buena chica – Decía el sannin mientras le acariciaba la cabeza a la serpiente quien le respondió con un restregón a sus piernas.
Sasuke se giró para encarar al sannin y Naruto dirigió su mirada de Orochmaru a su amigo, después a la serpiente y finalmente posó sus ojos nuevamente en Sasuke.
- ¿Qué está pasando aquí Sasuke? Explícame ¿Tu eres el culpable? -
Orochimaru emitió una risa inquietante, tener al jinchūriki y a Uchiha Sasuke en esa situación era algo bastante entretenido.
- Sasuke-kun no tendría que actuar así si sus clientes no insistieran tanto. Pero no los culpo, Sasuke-kun sabe sacar provecho a sus…tesoros –
El sannin se relamió los labios y se detuvo a contemplar la expresión de incredulidad de Naruto.
- Orochimaru – advirtió el Uchiha con el sharingan activado y el aludido supo que era hora de dejarlos solos, no deseaba volver a morir a manos del joven vengador.
- Bien, me voy para dejarlos conversar, supongo que tienen mucho de que platicar; además las chicas esperan a su okasan –
El sonido seseante de la serpiente y los pasos de Orochimaru fueron disminuyendo poco a poco; cuando se encontraron en completo silencio Sasuke advirtió en Naruto una expresión de cabreo total, incredulidad y sorpresa.
- ¡¿Qué diablos pasa aquí dattebayo!? ¡¿Qué es eso de que vendes tus tesoros pedazo de indecente?! ¡Explícate Sasuke! - gritó el rubio al borde de la cólera.
- Idiota, lo que yo haga o deje de hacer te tiene sin cuidado, además ¿Por qué estás tan molesto dobe?
Ni siquiera Naruto conocía la respuesta a la pregunta, pero supuso que era porque Sasuke se estaba comportando nuevamente como un criminal.
- ¡Has lastimado a ninjas de Konoha! ¿Te parece poco? –
Sasuke le dio la espalda y guardó con cuidado cada pieza del kimono que se había quitado, había quedado solo con una especie de batón blanco de tela delgada.
- No soy una prostituta –
El rubio no supo si esa aclaración le hacía sentir más tranquilo o le molestaba aún más, si no era una prostituta ¿Por qué Orochimaru había hablado de esa manera de Sasuke? ¿Cómo es que ganaba tanto dinero?
- Vamos por partes dattebayo –
- Las geishas no son prostitutas, solo entretienen, en mi caso yo solo me dedico a tocar el shamisen y servir el té, son tradiciones que se han estado perdiendo y mucha gente paga muy bien por el espectáculo –
- Y los ninjas ¿Por qué les aplicas ese genjutsu tan cruel? –
Sasuke terminó de guardar las piezas del kimono y dudó un poco entre desatarse la única pieza de tela que le cubría para ponerse la pijama o esperar a que Naruto se fuera. Finalmente se giró hacia el rubio e invitó a éste a tomar asiento sobre el tatami.
- Esos idiotas – las mejillas del moreno adquirieron un leve color rosado que Naruto pudo notar gracias a la palidez de su piel y la cercanía con la que estaban – no entienden que nuestro trabajo no consiste en favores de otro tipo –
De ponto Naruto entendió, habían querido sobrepasarse con Sasuke, en ese caso estaba alegre de que el chico se hubiera defendido.
- Oh, entiendo pero ¿No puedes ser menos agresivo? –
Sasuke arrugó las cejas, no podía, necesitaba donde depositar sus ansias de venganza y esos desdichados pervertidos eran una buena opción.
- Se lo merecen, agradece que no los mato. Además no puedo usar la fuerza física con ellos –
Naruto sonrió y el enojo se disipó un poco, Sasuke agradeció que el ambiente se hubiera relajado.
- Entonces ¿Cómo llegaste aquí? Creí que estabas muy lejos de Konoha –
- Lo estaba, pero cuando me quedé sin dinero Orochimaru me contactó y me propuso esto, él es el dueño de la okiya y de la casa de té, se ha empeñado en que las chicas le llamen okasan –
- ¿Chicas? ¿Vives con más chicas? –
- No, nadie me ve salvo en las noches que salgo a trabajar, pero no hay forma de que me reconozcan –
Naruto emitió un pequeño "oh", al fin sabía la naturaleza de los ataques a los ninjas pero no podía llegar a Konoha diciendo que era Sasuke Uchiha el culpable.
- Sasuke, los ninjas ¿Se recuperarán? –
El aludido se encogió de hombros, seguramente sí se curarían, no era para tanto.
- Supongo, unas semanas más –
- Y ¿Dejarás de hacer eso? – inquirió el rubio, sin saber si se refería a dejar de meter a los ninjas en genjutsus agresivos o dejar de trabajar en la okiya.
Aunque Sasuke dijera que solo servía té y tocaba shamisen a Naruto no terminaba de agradarle la idea de que su amigo fuera foco de las fantasías de decenas de hombres. Vamos que Sasuke era un ninja fuerte y varonil, no podía dar crédito a que no fuera visto de esa manera, además en cualquier momento lo podrían descubrir.
- Bien, solo les borraré la memoria, no quiero que recuerden que estuvieron aquí o que los atendí, si mi rostro les resulta familiar en algún momento empezarán a atar cabos con las agresiones anteriores y ya tengo suficiente con ser un ex criminal fratricida para agregar que me trasvisto –
Ante lo último Naruto sonrió y rodeó a Sasuke por el hombro.
- No te preocupes, tu secreto estará a salvo conmigo dattebayo –
Sasuke agradeció el gesto y de pronto se quedaron sin palabras, lo mejor era que Naruto se marchara, en teoría ningún hombre podía quedarse a dormir en la okiya, de ver salir a un hombre por la mañana el escándalo y desprestigio sería terrible.
Pero ninguno de los dos tenía ganas de despedirse.
De pronto el cielo tronó y fue cuestión de segundos para que una tormenta azotara la aldea.
Naruto se puso en pie con velocidad digna de la sangre Namikaze y pidió Sasuke un paraguas.
- Será mejor que me de prisa dattebayo –
Sasuke estaba a punto de entregarle el objeto solicitado cuando estalló un relámpago y se escuchó un estruendo más fuerte que los anteriores, el agua caía a raudales.
- Puedes – titubeó el Uchiha – puedes quedarte a dormir si quieres –
Naruto se giró sorprendido, después le regaló a Sasuke una sonrisa enorme.
- Eso suena mejor -
Lluvia, velas, un solo futón y Sasuke en paños menores… espero que este par de tontorrones sepa aprovecharlo.
¿Qué hará Naruto para apartar a Sasuke del mundo de la perdición?
Nos vemos en unos días. Gracias por leer.
Para escribir el fic leí un poquito sobre geishas, había leído el libro Memorias de una Geisha hace algo de tiempo pero me encontré con que existían ciertos debates acerca de lo que mencionó el escritor y no quise basarme en el relato para escribir esto. En fin, al parecer según las fuentes consultadas los favores sexuales en el mundo de las geishas no son requisito, las geishas venden sus talentos. Son las oiran quienes además de vender sus talentos también realizan favores sexuales.
Agradecería que alguien más entrado en el tema nos pudiera compartir algunas curiosidades.
Obi: En indumentaria, es una faja de tela muy ancha que se lleva sobre el kimono. El obi suele ser muy difícil de colocar por ello siempre se necesita ayuda de un experto. Las geishas llevan el obi amarrado a la espalda, mientras que las oirán (cortesanas de alto rango) lo llevan atado al frente.
