Esto no es mío, obviamente. Me refiero que el todo el universo de `Canción de Hielo y Fuego` le pertenece a George R. R. Martin.

Este fic participa del desafío del mes diciembre "La batalla de fuego y hielo" del foro "Alas Negras, Palabras Negras".


Lyanna había odio a las personas hablar mucho de ella, una princesa dorniense, con una belleza increíble, fiereza grande, pero con una debilidad del cuerpo casi mortal. Le habían contado –ella algunas veces había exigido que lo hicieran- sobre su cabello espeso, sobre sus largas pestañas y su sonrisa melancólica.

Pero sus descripciones no transmitían la verdad. Era una mujer excepcionalmente hermosa, grácil, sensual. Se conocieron dos años después de que la morena se casara con Rhaergar, y a la Stark, al ser presentada, le resonaban los rumores de su matrimonio sin amor, con unas condiciones de libertad interesantes.

No se esperaba la falta de aire que le había producido la mujer cuando la vio por primera vez. Le sonrió viéndola a los ojos, y la Stark supo que algo dentro de ella se movía. Su sonrisa era como el sol de Dorne, intenso, brillante, inolvidable.

Esta sensación se repitió con mas intensidad cuando Elia la cogió de la mano, arrastrándola a su habitación, después de que ella no pudiera responder a su invitación, sintiéndose sobrecargada por la vergüenza. Oyó a sus hermanos riéndose de su cara roja, y deseo decirles algo, pero lo hallo incorrecto frente a la princesa.

Cerró la puerta de madera grande de la habitación, y Lyanna vio que no era tan débil como le decían. Recién llegada la princesa, aun no había tenido el tiempo para instalarse. Llevo a Lyanna hacia la cama, con sus brazos rodeándola. Allí fue cuando se pregunto si por ser dorniense Elia era así, tan efusiva, o era que ella misma estaba acostumbrada a poco contacto físico.

La morena subió a la cama un baúl con su ropa. Se sentó junto a Lyanna, muy cerca, tanto que esta ultima aprecio el olor a naranja que emanaba, cítrico y dulce, adecuado para ella. Se sentía algo embriagada. Su cabello alazán rozaba sus hombros, mezclándose con las hebras negras de Lyanna.

Elia saco sus vestidos del baúl. Le pregunto cual le gustaba más, le dijo que le haría que los llevase, aquel que le gustara más seria suyo. Le mostró uno amarrillo, uno vinotinto, uno mora. Le mostro uno naranja, hermoso, con diferentes tonos y algo de negro. Sin pensarlo, a Lyanna se le escapo que ese último de seguro de sentaba magnifico a la princesa.

Elia se desnudo frente a ella, y se vistió de nuevo, ahora de bermejo. Lyanna avergonzada, comparo inconscientemente el cuerpo de Elia con el suyo. Eran muy diferentes, la primera con curvas delicadas pero prominentes, y la otra, sin mucho más que extremidades largas y delgadas, pero fuertes.

Ambas sonrojadas se observaron, y rompieron a reír alto. Desde ese día pasaron casi todas las tardes del torneo juntas, e incluso algunas noches. Las personas hablaban de la rápida relación que se había formado entre ellas.

El último día del torneo, el día donde todas las sonrisas murieron, Elia finalmente convenció a Lyanna de aceptar su vestido azul, el que hizo que sus ojos brillaran.


Gracias a Jesus que antes de publicar mi fic, pase por la página del reto, y note que se me había olivado incluir una variable. Me gusta más este que el anterior, el que no llegue a publicar, aunque igualmente, me parece que le falta algo.

¡Espero que les guste!