Una Navidad, dos generaciones


Disclaimer: Creo que si tuviera millones de euros, los gastaría todos en libros.

[Todo le pertenece a Joanne Kathleen Rowling. Yo utilizo sus personajes sin fines de lucro.]

Este fic participa en el reto "Solsticio de invierno" del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black.

Las palabras que me tocaron fueron «árbol de navidad» y «Santa Claus volador».


Lily Evans


Lily Evans, la prefecta perfecta, estaba estudiando Encantamientos el día anterior a Navidad. La mayoría de los estudiantes —bueno, toda su casa— pensaba que estaba loca, demente. ¿Qué tipo de persona estudia antes de un día festivo? Pero a Lily esas fastidiosas preguntas no la afectaban en lo más mínimo.

Bueno, no le afectaban a menos que se lo dijera James Potter.

Pero es que cuando James le decía que estudiar antes de navidad era una locura se avergonzaba de ser tan aburridamente aburrida, como decía Potter. Porque no le gustaba parecer aburrida para él. Y porque estaba completamente enamorada de ese idiota.

Ya hacía varios meses que James la había dejado de acosar. Se estaba comportando civilizadamente e incluso había dejado de hacerle bromas a Snape, aunque todavía seguía haciendo comentarios mordaces sobre su persona.

Pero Lily sentía que su repentino desinterés en su persona ocultaba algún tipo de propuesta.

No se equivocaba.

El día de navidad se despertó temprano, como era su costumbre. Se dio una ducha rápida, intentando no despertar ni a Alice ni a Mary, se vistió y bajó a la sala común.

Vió el ya conocido árbol de navidad, que, en los siete años que venía asistiendo a Hogwarts, seguía teniendo la misma decoración de siempre. No es que importara, claro.

Vió un montoncito de regalos y como no tenía nada que hacer, comenzó a buscar los suyos.

Con agrado vió el regalo de sus padres: unas novelas de aventuras. Con alegría suspiró. En Hogwarts lo único que leía eran sus libros de hechizos, historia y pociones —no es que le desagradase— pero los libros muggles la devolvían a la realidad.

El regalo de Petunia no era más que unas medias, que por el olor, Lily sospechó que ya habían sido usadas. Con un hechizo las desvaneció.

Alice le había regalado un libro de Runas. Con aprecio lo dejo encima de los libros regalados por sus padres.

También abrió el regalo de Remus. Ranas de Chocolate y Grageas Bertie Bott. Sonrió y las agarró.

Se estaba levantando para irse, con todos sus regalos en los brazos, cuando notó una pequeña caja muy bien envuelta. Con curiosidad se acercó y notó que tenía su nombre en ella. Así que lo abrió.

Y lo que había dentro de la cajita era inconcebible. Un collar, probablemente hecho de diamantes, que se veía muy costoso, reposaba encima de una nota que Lily se apresuró a leer:

«Prefecta perfecta —Lily compuso una sonrisa al notar que sabía quién era el autor de la nota— espero que te guste mi regalo. Por favor, no lo tires a la chimenea como has hecho todos los años, me ha costado mucho que mi madre acepte dármelo —Lily se sorprendió que fuera de su futura sueg… ¿Qué? Ella no ha dicho suegra—. Bueno, Canuto se está acercando, oigo sus pasos de "perro rabioso" y no quiero que vea esto; sé que se burlará.

Te quiere, te adora y espera que seas la madre de sus hijos,

James.

P.D: estoy detrás de ti.»

Cuando Lily llegó a la última línea, alguien dejó caer su capa invisible y se encontró con unos ojos verdes y llenos de sorpresa y algo que pudo identificar como… ¿alegría?

Sí. James Potter estaba detrás de ella esperando ver su reacción. Esperaba que le dijera gracias, pero que no podía aceptarlo o que incluso lo abofeteara por ser tan descarado. Pero no se esperó que ella se lanzara hacía sus brazos y lo besara como siempre había querido.

Pero no se quedó estático y respondió rápidamente. Fue un beso apasionado y salvaje, pero más que nada, fue un beso tierno.

Un beso que fue interrumpido por una tosecita, un aplauso y una carcajada.

La tosecita de Remus, el aplauso de Peter y la carcajada de Sirius que chocando las manos celebraban que, por fin, su querido James "Cornamenta" Potter había conquistado a la chica de sus sueños.

Y sonriendo, Lily y James se volvieron a besar, entre los vítores de Remus, Sirius y todo el curso que había despertado, no solo para encontrarse con sus regalos, sino también con la imagen más tierna y hermosa de amor verdadero.


Historia editada el 20/11/13