Recuerdo la primera vez que te vi sin ropa.

Habíamos estado todo el día juntas, me acompañaste a mi casa aun sabiendo que la tuya quedaba a tres horas de camino.

Estaba empezando a oscurecer, nos despedimos y subí a mi apartamento corriendo para verte desde el balcón mientras esperabas en la parada. De repente caí en cuenta de que no había nadie en casa… comencé a llamarte. Te veía desde mi ventana pero al parecer tu teléfono no estaba sonando, seguí intentando al menos cuatro veces y de repente atendiste:

-Aló ¿qué pasó? ¿pasó algo?

-No hay nadie en casa ¡sube!

-¡¿Qué?!

-Voy bajando, ven a la puerta.

Nos besamos en el ascensor entre preguntas de si esto era buena idea. No quería pensar.

Yo sabía que a ti te gustaba la idea de que nos pudieran descubrir.

Entramos a la casa y nada más cerrar la puerta ya tenía tus piernas en mi cintura y tu espalda contra la pared ¡Tenía tantas ganas de estar contigo! En todos los sentidos.

Sabía que pronto pasaría, hasta ese momento solo había tocado tus senos por encima de la ropa ¡y había sido increíble! Pero quería más. Te levanté la camisa y quedé embelesada, mis neuronas decidieron irse de paseo y mis ojos decidieron quedarse fijos viendo tu pecho. De repente tenía mis manos ahí y tú empezaste a besarme como si el mundo se fuera a acabar, siete segundos más tarde estábamos en la puerta de mi cuarto y recuerdo que te paré y me empecé a reír... estaba temblando de miedo.

-¡Espérate aquí!

-¿Aquí? ¿Qué…?

-Quédate aquí, necesito ver si todo está en orden antes de que pases.

-A mí no me importa eso, además está osc...

-QUÉDATE AQUÍ - Te cerré la puerta en la cara. Es increíble lo que los nervios te obligan a hacer. Respiré. De repente caí en cuenta de que teníamos poco tiempo antes de que alguien volviera a la casa y te cargué y te lancé en la cama con muy poca delicadeza, no intentaba ser sexy ni salvaje, en realidad no tenía tanta fuerza para seguirte sosteniendo.

-Nos empezamos a besar EN MI CAMA como tantas veces lo había planeado, pero nunca pensé que en verdad pasaría. Yo arriba, obvio. Luego abajo. Me quitaste la camisa, cambiamos de posición otra vez, necesitaba sentir que tenía el control de alguna forma porque estaba muy fuera de mí. Nunca nadie me ha tocado como tú.