Ugh, bueno, este es solo el primer capítulo, probablemente esté un poco flojo, pero espero les guste (Estoy matando la emoción, ya aprendía como colocar las N/A xD)
Disclaimer: Solo la trama de esta historia me pertenece, los personajes (Exceptuando a algunos OoC) pertenecen a J.K. Rowling junto con Hogwarts y MAlfoy's Mannor *-*
Chapter 1: Libertad Condicional.
Draco todavía no podía creer lo que veían sus ojos, el trío dorado estaba en su juicio, presenciando todo y defendiendo a otro de los acusados, todavía no se explicaba cómo es que ella había conseguido el favor de esos tres, menos se explicaba cómo es que no se sentía ofendida de que la castaña también se pusiera de pie y diera su testimonio ante el jurado, sin que objetara por nada al ser una sangre-sucia quien abogaba por su nombre; sí, Narcissa Malfoy definitivamente había perdido todo rastro de orgullo y solo se concentraba en mantener su porte aristocrático, cuando, por fin, luego de emitidos todos los testimonios, el representante del jurado, Mr. Weasley, pasó al estrado, y luego llegó hasta donde estaba el juez, este asintió con seriedad solemne y cuando el hombre pelirrojo se hubo ido, emitió su veredicto.
–Señora Narcissa Malfoy, a pesar de las acusaciones que se le imparten, habiendo escuchado el testimonio de algunos testigos y no habiendo hallado pruebas de que participara usted directamente en actividades a favor del Lord Oscuro… Se le declara inocente en las acusaciones que se imputaron sobre su persona…- los ojos de la aludida observaron de hito en hito a todas las personas que estaban allí, trataba de resistirse a la idea de que de alguna manera, Bellatrix estaba oculta, como un fantasma, asechándola, observó a su hijo, ocultando tanto como podía todas y cada una de sus emociones, realmente no había sido buena madre, cómo se arrepentía de no haberlo alejado de aquellos caminos de oscuridad cuando aun estaba a tiempo, observó de nuevo al juez, para ver como este hacía seña a un grupo de aurores, uno de ellos se dirigió hacia ella, siendo quien la escoltara fuera del centro de la sala, luego de haberle quitado las cadenas que sujetaban sus muñecas y el suelo, tal y como también Draco tenía unas puestas, caminó hasta un asiento hacia su izquierda, observando su camino y sentándose con postura airada, Draco estaba ahora de espaldas a ella, vio como la castaña de cabellos alborotados discutía con sus dos acompañantes, por horrible persona que hubiera sido, ella necesitaba esa oportunidad, necesitaba libertad, pero no para sí misma, sino más bien para el heredero de la casa Malfoy, él era quien de los tres, merecía aquello, su hijo era quien debía salir bien librado de todo ese embrollo, porque era quien más había tenido que sufrir.
– Joven Draco Lucius Malfoy ¿Está usted consciente de por qué está siendo juzgado?- preguntó y los grises ojos se posaron con lúcida frialdad sobre él, mientras asentía levemente – Bien, entonces… Procederemos a su juicio…- continuó tratando de no dejarse vencer por el estrés que el remordimiento le causaba, a Niel Ragnarok, juez asignado especialmente por el Ministerio de Magia, le causaba cierta sensación que le removía las entrañas tener que hacer eso, el muchacho era demasiado joven para condenarlo, pero era su deber impartir justicia y lo haría hasta su último aliento.
Su juicio fue largo, los testigos habían sido, en efecto, casi los mismos que habían ayudado a Narcissa, pero en su caso, todo era más complicado, porque a diferencia de su madre, él sí portaba en su antebrazo izquierdo la marca tenebrosa, que delataba qué bando había tomado en la batalla final contra Lord Voldemort, aunque hacia el final, junto con sus padres, desertara, cuando el veredicto estaba por ser dictado, la elegante mujer se puso en pie, volteó a ver a la castaña y por primera vez en su vida llena de orgullo e intransigencia, miró suplicante, anhelando la ayuda a la que sentía que no tenía derecho, su vista pasó de Hermione, quien no supo más que sentirse consternada, a McGonagall, esta se estremeció al observar en las pupilas contrarias el brillo que hasta ahora le era desconocido, suspiró y asintió levemente aceptando brindar su apoyo a aquella mujer, Ragnarok procedió.
– Joven Malfoy… En su caso, a diferencia del de la señora Malfoy, se ha demostrado que es usted culpable de algunos de los cargos de los que se le acusa…- dirigió su verde mirada expectante a los ausentes ojos grises del interpelado y este no cambió su expresión sobria y serena, sí, estaba aguardando su fin, sabía que eso merecía, por no haberse negado, por haber dejado que su padre lo arrastrara a aquellas acciones, pensamientos y creencias que ni siquiera eran suyas y las cuales siempre había mantenido solo para no importunar a Lucius, ¿Y de qué había servido todo eso?, de nada, porque no importó nunca cuanto se esforzara, simplemente jamás pudo ser lo que su padre deseaba, tampoco pudo ser lo que él deseaba, eso no fue justo, pero por su debilidad, por esa a la que dejó hacer mella en sí mismo, debía pagar.
– En vista de tu evidente presta de lealtad al Señor tenebroso, de haber encubierto las guaridas de algunos Mortífagos, de haber dado a estos un modo de entrar a Hogwarts y tomando en cuenta que se te ha encontrado inocente de cualquier asesinato de forma directa… Deberás pagar una condena de diez años en la Prisión de Azkaban…- los ojos de Narcissa se abrieron en una mueca de dolor y los rostros de Harry y Ron se mostraron conmocionados, McGonagall y Hermione dejaron ver una expresión compungida en sus rostros, toda la sala se alzó en murmullos.
– ¡No!- gritó despavorida, tan alto que quizá había alcanzado a escucharse por todo el wizengamot, la sola idea de dejar que lo condenaran era demasiado dura incluso para un remedo de madre como lo había sido ella – Mi hijo actuó bajo las órdenes de su padre, amenazado por él y por El Señor Tenebroso, aunque no esté en una posición ventajosa, puedo asegurar que ha verdad en mis palabras, podría incluso tomar 'veritaserum' y seguiría asegurándolo- Ofreció con tono de inmaculada dignidad, los grises témpanos de hielo se fijaron con brillo de sorpresa sobre ella, justo después de haberse dado vuela para verla, frunció el ceño, pasó una de sus encadenadas manos sobre sus rubios cabellos casi blancos.
– En tu vida se te ocurra repetir eso, mujer…- Habló por primera vez con una frase completa no solo con vocablos cortos y monosílabos cerrados, su voz de adolescente parecía haber desaparecido, dejando claro que no pensaba ya como un malcriado niño, sino como un hombre adulto capaz de responder por sus actos, su rostro perennemente apacible se había tornado tenso y una ligera sombra oscurecía el color de sus ojos y les robaba el brillo glacial que destacaba en esos instantes antes – Tú irás a casa y yo iré al sitio al que este hombre ha dicho que debo ir… Si te interpones en mi camino…- su voz se sintió amenazante, el auror que estaba esperando para llevárselo se tensó y le apuntó con la varita, siendo gallardamente ignorado por Draco, que se dirigió lo más cerca que pudo al lugar en donde su madre estaba parada con los ojos llenos las lágrimas que se negaba a dejar salir, hasta que fue retenido por las cadenas, a medio metro de ella, con los brazos asidos hacia su espalda – Que sea para despedirte de mí…- le susurró cerca del oído y retrocedió unos pasos hasta poder acomodar sus brazos a ambos costados, miró al suelo, volvió a mirarla, extendió un poco los brazos a los lados – Ven…- ordenó con torturadora tranquilidad, Narcissa obedeció, él la estrechó entre sus brazos y besó su frente, sonrió un poco, sin abandonar el aire ensombrecido –Ahora ve a casa y no me des razones para preocuparme por ti…- susurró, preparado para ser llevado como prisionero a su nuevo destino.
– Bien…- habló Ragnarok haciendo un monumental esfuerzo por continuar luego de la escena que acababa de ver y rogando a Morgana que alguien le diera motivos suficientes para cambiar el veredicto – Es hora…- dijo en medio de un suspiro, pero la voz de Minerva lo distrajo.
– ¡Señor juez! Con el debido respeto a usted y los presentes… Les pido que reconsideren su decisión y dejen en libertad al joven Malfoy…- el asombro generalizado les tomó en vilo a todos – No puedo negar que sus acciones fueron incorrectas, pero… Al igual que la señora Malfoy, puedo asegurar que este muchacho no habría hecho nada malo de no haber sido por sus intenciones de obedecer a su padre… Señores, por favor, vean claramente los hechos, el chico, hiso lo que hiso tratando de ser leal a su progenitor, no a Voldemort, además actuó tratando de evitar desgracias a su familia, por ello, yo, Minerva McGonagall, nueva directora de Hogwarts en funciones, pido que se le brinde la oportunidad de salir en libertad condicional, accediendo también a que el joven cumpla su último año de educación en el Colegio de Magia y Hechicería, tomando la responsabilidad que pueda acarrear su comportamiento- "definitivamente me he vuelto loca", pensó, porque no había aceptado ayudar al rubio solo porque la madre de este suplicara mediante una mirada cargada de ruegos, sino que lo había hecho porque parecía desde hacía días, que Albus Dumbledore quería convencerla de interpelar, entonces cuando había visto la súplica en los ojos de aquella mujer, se dejó hacer sin seguir oponiendo resistencia ante la idea, por razones desconocidas para ella, el antiguo director parecía quererlo así, y si eso le hacía feliz a su muy querido amigo, ella lo haría por él –Les pido que reconsideren el caso- agregó, el jurado comenzó a debatirse y el auror que esperaba para llevárselo no sabía bien que hacer, así que se quedó a su lado, sin hacer más que observar a todos los presentes y de vez en cuando al mismo Draco.
Luego de largas deliberaciones del jurado, de acaloradas discusiones, de revuelo entre os presentes opiniones encontradas que no dejaban lugar a oposiciones, por fin parecían comenzar a verse puntos en común, se emitió un nuevo veredicto.
– Señor Draco Malfoy, al haber deliberado con más detalle el caso, tomando en cuenta la declaración de la directora del Colegio Hogwarts, de magia hechicería, se le declara en libertad condicional…- Narcisa, quien se había quedado en la puerta al escuchar la voz de la profesora de transformaciones, sonrió sinceramente, en un gesto que no parecía propio, y como si hubiera sido poseída por algún otro ser o atestada por criaturas que solo Luna podía ver, se echó a caminar con paso veloz a los brazos de su hijo, abrazándolo aunque este no le correspondiera, sus ojos grises se fijaron en ella y la observaron con extraña candidez, cuando correspondió al gesto materno miró al señor Ragnarok, esperando que dictara las condiciones que lo privarían de su completa libertad.
– Joven… Las condiciones son estas:- se hiso silencio y la señora Malfoy se separó un poco de aquel abrazo, para ver al juez – Deberá cursar el último año de enseñanza en Hogwarts, su custodia temporal, hasta que termine el año escolar, a pesar de que sea usted mayor de edad, pasará a manos de la profesora Minerva McGonagall, deberá presentarse aquí una vez cada dos meses, no podrá salir del mundo mágico sin haber sido antes autorizado por el Ministerio, limitará su uso de la magia según la ley lo establece y luego de que cumpla todas estas exigencias, deberá seguirse presentado cada cuatro meses ante el Ministerio de forma permanente, en caso de aprobarse la nueva Ley propuesta como medida de control para la repoblación del mundo mágico, deberá elegir usted a una mujer para ello, sin ningún tipo de distinción de clase; la autorización para dicha acción se le emitirá cuando la decisión de si es usted apto o no para el cumplimiento de dicha ordenanza esté tomada, dentro de unos días, le será enviada por lechuza a su nueva tutora y ella le informará al respecto, en caso de que sea afirmativa, deberá cumplir con carácter obligatorio, por último, se apreciará la idea de tomar medidas más indulgentes con sus presentaciones permanentes ante el Ministerio, si la señora Malfoy usted acceden a prestar sus conocimientos y a revelar información que resulte útil al Ministerio para la captura de mortífagos todavía prófugos… Eso es todo…- el resto de su pequeño discurso en pro de salvaguardar lo dicho durante el juicio quedó olvidado, todo se volvió semi-caótico entre los presentes, incluso Luna había asistido y comentaba con algunos chicos a cerca de lo sucedido, todos se aglomeraban alrededor del trío de oro para obtener de primera mano sus opiniones, Rita Skeeter era una de tantas personas que querían la noticia desde cuantos ángulos de vista fueran posibles, todos los que trataban de entrevistar a los Malfoy eran ignorados, pues estos continuaban su camino hacia Niel, sin querer rendir declaraciones, cada tanto se escuchaba al rubio decir cosas como "Sin comentarios", "Apártense", "Entrevistas luego" o "Déjennos pasar".
Ante el asombro total por tales condiciones, todos empezaron a desaparecer de la sala entre murmullos, el rostro de Narcissa lucía desencajado, ¿Ley? ¿Qué Ley?, no sabía de qué le estaban hablando, pero debía tener una compañera cualquiera, sin distinción de su pureza de sangre, eso no le caía realmente en gracia y su mente maquinaba rápidamente probables candidatas que encajaran en el perfil, de familia humilde pero sangre-puras, eso era lo menos que podía aceptar; Draco lucía serio meditando sobre dicha medida para la repoblación del mundo mágico, no estaba de acuerdo con la idea de que eso se aprobara y tuviera que hacerse de una pareja, pero siendo sincero, lo que en cierta forma todavía lo irritaba de eso, era que si debía elegir una y no podía hacer distinciones de clase, le acababan de imponer la preferencia de que su futura esposa, si es que se daba, fuera una sangre-sucia, esas creencias no se habían desvanecido del todo pero si en gran parte, podía respetar a los nacidos de muggles como magos, pues ya no le molestaban, simplemente pasaba de ellos, como si no existieran, pero eso no quería decir que de la noche a la mañana él podría ser feliz casándose con una de ellos, es decir ¿Quiénes se creían como para decirle si debía o no casarse y con quién? No le agradaba en absoluto, lamentablemente no podía hacer nada si quería salir de allí, asintió aceptando todo, firmó un pergamino en que se hacía constar que aceptaba las condiciones impuestas, tuvo una breve charla con Minerva y con el juez, fue liberado y entre reporteros salió de allí, cubriendo a su madre con el saco de su traje para que no la fotografiaran, cuando llegaron a Malfoy's Mannor, pudo dejar a la mujer de cabellos bicolor descansar en su habitación, pasó al despacho y sacó un cigarrillo de una de las gavetas del escritorio de su padre, sacó una cadena plateada que se escondía bajo su camisa, el colgante era un grueso anillo de plata con una opulenta piedra de zafiro, en el centro de la piedra, como si esta la encerrara, una D, también de plata se convertía lentamente en una serpiente alada.
Suspiró frustrado, mientras fumaba para distraerse, debía ir a Hogwarts, ese maldito colegio que odiaba, enfrentarse a todas las caras llenas de odio y temor que se encontraría allí, no es que le importara demasiado, pero aunque no quisiera admitirlo, le dolía saber que estaba marcado de por vida, que debería acostumbrarse al rechazo, a la dura mirada escrutadora de McGonagall, a todo, tenía solo dos semanas para prepararse para ello, eso era lo peor, pero lo haría con orgullo, porque 'Un Malfoy jamás deja que lo pisoteen', la voz de Lucius caló en su cerebro, gruñó con ira, por seguir su maldito ejemplo todo había acabado así, s tan solo sus padres hubieran sido un poco diferentes, pero eso no existía, no podía volver al pasado y enmendar sus equivocaciones, era imposible, pero eso no le impediría rehace su vida no señor, y Salazar se apiadara de quien tratara de impedírselo, porque él no iba a ceder, jamás.
–Tú me harás cambiar, sea como sea…- susurró hablándole al anillo que posaba en su mano, un ligero destello cubrió la gema zafiro y un ave fénix surgió posándose en el escritorio de madera oscura y opulenta, el rubio platino sonrió de lado, poco y nada sabía al respecto de esa criatura, pero le parecía perfecta y como Malfoy que era, no merecía menos que poseer algo que lo fuera, supo de inmediato que probablemente se había vuelto loco al estar tan tranquilo frente a algo en absoluto desconocido, pero le valía una soberana snitch, si esa cosa lograba su objetivo, podía ser una quimera disfrazada y no habría diferencia.
