Disclaimer; los Oankali NO me pertenecen. Son creación de Octavia Butler, autora de XenoGénesis y éste es una continuación de mi xover'A Imagen y Semejanza'. Los personajes de Star Trek tampoco y no estoy haciendo dinero con ello.
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Toath o de la nobleza… (incidentes en el diario de Khodahs)
Me desenredé despacio. Volver de la Luz no era algo que se hacía a disgusto, sino como consecuencia lógica; Leonard y Gaila aún jadeaban. Los labios de ella permanecían de un anaranjado furioso y los de él, húmedos e hinchados.
Alguna vez, Nikanj me había llamado 'niño posesivo y lujurioso' y yo, ofendido, me había puesto de color verde y lleno de escamas.
Pero mi Ooan ooloi nunca dejaba de tener la razón; abracé a mis Chka, mis atriados, mi pareja y besé a cada uno en la frente, soltando muy despacio las puntas de mis brazos sensores, manteniendo nuestras tres pieles unidas. Gaila soltó una risita. Leonard aún no abría los ojos. Besé su boca. No se me puede culpar por ser un adicto; Len es hermoso y podía perderme horas analizando la construcción de sus ojos y el sabor de su ADN y el de cada una de sus emociones; era una fuente de sorpresas y nosotros los oankali somos ávidos de ellas. Gaila besó mi mandíbula; mis tentáculos superiores se dedicaron a mirarla y adorarla. Su cuerpo había crecido mucho. Tres de sus cuatro matrices estaban ocupadas, cada una con un cachorro. Al nacer, uno sería macho, otro, hembra y el tercero, un ooloi, como yo.
Estabilizaba su sangre como oankali, y mantenía su vigilancia cuidadosamente, sabiendo que ellos eran conscientes de mí y yo de ellos; tenían que ser amables con su madre orionita.
Y aunque las combinaciones de colores en ojos, piel y cabello podían ser infinitas, me entusiasmaba saber cómo iba a armarlos en su aspecto final.
Nikanj me había hecho hermoso y tenía fama de que sus hijos eran bellos, perfectos desde su intrincado diseño genético hasta su aspecto externo. Un pequeño pateó y uno de mis tentáculos sensores lo acarició de inmediato, a través de la piel de su madre, tranquilizándolo. Otro de mis tentáculos acarició a Gaila, los rizos despeinados y la sonrisa plena; el resto de mi piel la cubría enteramente, haciéndola sentir amada, completa. Me separé de Len y la besé entre los senos, lamiendo éstos y ella se apoderó de mi cabeza y habló sin palabras.
'Basta, Kho. Me harás desmayarme de nuevo.'
Sonreí.
'¿No te agrada entrar en la Luz? ¿No eres orionita?'
Me besó. Lánguida y perezosamente, su cuerpo rodeando el mío y yo, tratando de no lastimarla. Len se estiró, frotándose conta mí.
Recordé lo que Nikanj me había dicho al principio de mi educación sexual; 'ellos y ellas son diferentes. Ellos necesitan sentir que te dominan; se encaraman sobre ti y tratan de poseerte y hacerte suyo, subrayando su masculinidad, su territorialidad. Ellas en cambio, prefieren ser acariciadas por largo rato y ser poseídas sin que las abrumes o terminan huyendo. Y luego, intercambian los papeles. Terminarás portándote como el cielo, ora soleado, ora nublado, con tal de hacerlos felices y te importará más su felicidad que la tuya propia, Eka. Eso nos pasa a todos los ooloi'
Ni Gaila ni Len competían por mí; yo había plantado en sus mentes la seguridad absoluta de amarlos de la misma forma y en igual medida.
Y los tres disfrutábamos del sexo por días enteros, cuando Jim y Spock tenían a bien darnos días de Permiso o el Almirantazgo consideraba que la tripulación entera del Enterprise se lo merecía, perdidos en la Luz.
Nuestros pequeños nacerían en unos meses más, coincidiendo con el final de la misión de cinco años en la Flota. Y, en esos dos años estacionados en Terra, yo esperaba que se desarrollaran lo suficiente para ser llevados a Lo y que Lilith, mi madre, terminara su educación junto con el resto de la Familia.
Mi felicidad, es cierto, sería temporal; yo tendría que regresar a Lo. Y sólo podría volver a ver a Len y a Gaila de vez en cuando.
Mi salud degeneraría y sólo el lazo entre ellos dos se mantendría.
Pero su mezcla genética, dulce, increíble y perfecta, llena de circunvoluciones, misterios y alegrías nuevas, quedaría dentro de nuestras Joyas de Comercio y una variable más sería introducida, prestando estabilidad a este branch, a ésta rama del Árbol, creando alternativas nuevas y esperanzas reales con ello.
Lo que los oankali Construyen, dura.
Mi papel de todas formas implicaba sacrificio y haría cualquiera por mi pareja dinsoi y mis descendientes.
Lo, lo aprobaba. Nuestro Consenso lo aprobaba. Nuestro amor por la vida se sostenía en ésta y todas partes de la galaxia, reconstruyendo miga a miga el vacío horrendo que quedara en las otras Alternatividades.
Mi intercomm silbó, distrayéndome de los besos de Len y las caricias de Gaila.
-No contestes. Deben ser esos dos idiotas…
Tanto Gaila como yo reímos, frente al ceño fruncido de Len.
-No creo que al capitán y al primer oficial les agrade escuchar eso, Bonesy- dijo Gaila. Presioné el botón de respuesta, cuidando que mis atriados no fueran vistos. Un Jim Kirk, más despeinado de lo normal y evidentemente sin camisa, me miró con muy poco humor desde la pantalla.
-Capitán?
-Señor Iyapo… su gente quiere hablar con usted.
Uh. Si Jim me hablaba en ese tono, era de esperarse que Nikanj o Diichaan lo hubieran interrumpido en pleno coito con Spock. Sonreí todo lo amable y diplomáticamente que pude.
-Tengo conectado mi comm, Capitán. No entiendo por qué…
-Ni yo tampoco, Khodahs. A tu Familia le gusta hacer esta clase de… bromas pesadas, por lo que parece. Baja al planeta, ellos te encontrarán ahí; Scotty te dirá el resto. Kirk fuera.
Bajé de la cama, dejando en ella a Gaila y a Len.
-¿Tardarás mucho? –dijo él, inclinándose y sacando un tricorder del cajoncito, recorriendo de inmediato el embarazado cuerpo de Gaila. Negué con la cabeza y dando un beso rápido en la boca, a los dos.
-Ey! Esa cosa está fría y me hace cosquillas!
-Cállate, mujer, no me dejas escucharlos…
Los dejé entregados a la discusión de dos veces por día, cuando Bones escudriñaba maniáticamente el cuerpo de nuestra esposa, para ver en qué estado se encontraban los bebés.
Al salir, procuré arreglar y modificar mi aspecto haciéndolo lo más cercano a nuestra especie; la piel de un aperlado entre grisáceo y marrón, los brazos sensores dispuestos como alas tras mi espalda y el conjunto de mis tentáculos sensoriales, en la cabeza, como si fuesen trenzas finísimas, de profundo color negro, descansando sobre mis hombros y cayendo hacia mi espalda. Había adoptado parte del modelo vulcano de rostro –angular y de mejillas altas y nariz recta, los labios llenos, pero sin las cejas características- dado que era atractivo a muchas especies. Mis hombros y mis cuatro brazos y las largas piernas poseían la gracia que nos distingue y mis pies… bueno, no podía evitar las garras en ellos. El conjunto en general era extraño pero menos causante de xenofobia de lo que pudiera esperarse.
Hendara relucía bajo el sol de Tenméride. Era un planeta hermoso, de tonos rosados y azules y purpúreos, lleno de sabores ignotos y un agua transparente llena de vida por las noches. Un bello lugar de descanso entre batallas.
Nikanj me esperaba en el borde del pueblo. Nuestro abrazo fue más lleno de nostalgia mutua y afecto del que me imaginaba; pese a mi maduración todavía me asombra la ventaja que mi Ooan tiene sobre mí, cada encuentro con él me enseñaba más cosas sobre mí mismo y la importancia que uno de los nuestros tiene. No habría reconocido cuánto lo extrañaba sin tocarlo; las enzimas, hormonas y el complicado transmisor neurosensorial de nuestras mentes categorizó todas mis reacciones en un instante. No hubo más saludo que el intercambio de nuestros sabores; prácticamente nos comunicábamos a diario y él sabía de mis hijos, de mis atriados y de mi felicidad, recorriendo la galaxia en la mejor nave de la Flota, reaprendiendo paso a paso cómo salvar toda esta Alternatividad, como lograr que la variabilidad de la vida continuase y así, el Árbol creciera.
-Eka… sabes a qué he venido?
-No logro adivinarlo, Ooan.
-Lo decidió que es tiempo de buscar tus atrias oankali.
Tragué saliva.
Una cosa era volver a Lo, la madre que me había visto nacer. Pero Ella pertenecía a Chikahichdahk y por ningún motivo quería yo regresar a la Nave Superior, sabiendo que no se me permitiría volver al Enterprise, que ordenarían que se me investigase, por ser el primer dinsoi y en aras del Consenso, yo tendría que obedecer.
Esto no habría sido así en épocas anteriores, cuando no jerarquizábamos. Pero en esta Alternatividad, era necesario, dado que sólo formando parte del Caos original, podríamos hacer algo para reordenarlo.
Un ooloi debe tener a sus atriados, tanto oankali como dinsoi y en mi caso, faltaban los de mi propia especie. Y, si no lo hacía, mis brazos sensores degenerarían y no podría reproducirme más; la media de hijos por ooloi raya en los setenta y yo apenas había concebido tres. El Consenso de mi especie no podía permitirlo y sus razones me eran comprensibles.
Pero oankali maduros para atriarse conmigo, sólo había en la Nave Superior; nosotros, los Agentes Libres, éramos vistos como unos rebeldes que no tardarían en llevar a nuestra ordenada raza a su extinción.
Nikanj había peleado a muerte por sus primeros ooloi –Aoor, Dahjyajjas, Ozn, Horsh y yo- rechazando la orden de Exilio y la de extinción, afirmando que éramos especiales, que nuestra herencia terrestre y nuestra sangre materna, terrana toda, nos permitía un grado de comprensión de la especie humana que Kahguhyat y los Primeros no habían logrado comprender sino hasta no haber matado muchos y esas muertes aún me producían pesar como si hubieran herido mi yashi, mi corazón genético, mi organelo reservorio.
-Ooan…
-Calma, calma, Khodahs –Nika sonrió, los colmillos amenazadoramente largos- no volverás a la Nave Superior.
Los tentáculos de mi cabeza se alisaron en el 'rostro' –o donde los humanos tienen cara- en señal de asombro y Nika enredó uno de sus brazos en mi cuello, controlando éste y hablando sin palabras
"Toath ha regresado. El Desacuerdo está siendo conjurado y ellos quieren verte"
Silbé, doblemente contento.
Cuatro Naves-Madre habían llegado a la Tierra, en el branch en el que la habíamos destruído; Chikahichdahk y Lo estaban destinadas a ser Dinso, terranas. Akin y Toath contenían nuestros Iniciales Planetarios, quienes planeaban las conquista de mundos nuevos y mantenían el Comercio activo. Una vez que la Tierra fuera destruída y sólo quedara de ella una roca tan pelada como la Luna que la orbitaba, Toath y Akjai reabsorberían a Lo y Chikahichdahk y regresaríamos a las estrellas, buscando, hambrientos de genes y sabores nuevos, otro mundo al cual arrasar y del cual tomar la Vida.
Zaad KaalAzchrohj fue quien descubrió, al hacer un calculaje hipernumérico, que nuestro afán de cambiar y alterar los genes, el intentar recomponerlos en formas de vida que durasen eternamente, que fueran capaces de autoconocimiento, nos dejaría con una flota inmensa de naves capaces de atravesar el mismo espaciotiempo…vaciando de vida la galaxia, al mismo tiempo.
De nada serviría la capacidad adquirida de conocer todos los futuros posibles, si no habría nadie en ellos.
Y Nikanj y Lilith y Edward iniciaron la rebelión al permitirse tenerme; fui el primer ooloi terrestre, el primer niño oankali que eligió por sí mismo ser un ooloi, un ingeniero genético innato, con el poder de crear un mundo o destruírlo con el sólo roce de sus dedos.
El Consenso se aterró. Fuímos exiliados en la Tierra.
Y fue necesario que las predicciones de Zaad comenzaran a cumplirse para que el Consenso rectificase y volviese en Akjai, al principio mismo del árbol, intentando mantener vivas las Alternatividades que habíamos estado destruyendo.
De las cuatro Naves-Madre, sólo Toath se había rehusado a unírsenos. Su pureza en cuanto a sangre y genes era excelsa, exquisita. Los terrestres los habrían considerado una especie de nobles; sólo ellos mantenían en sus yashi las sales originales del mundo que nos había visto nacer como especie, hacía cerca de once mil millones de años terranos, muy poco tiempo después de nacido el universo.
Las noticias de Nikanj eran geniales. Extrañábamos a Toath; eran el alma misma de los Oankali, del Pueblo; es cierto, nosotros bajábamos a los mundos a recoger el limo, los habitantes, la vida que hubiera y ellos no se dignaban siquiera mirar a quienes arrasaban. Se limitaban a tomarlos porque esa era nuestra razón de vida y con ellos hacían Intercambio de genes entre sí, a modo de poder generar vida cuando lo desearan.
-No comprendo, Ooan ¿Qué tiene que ver Toath con mis atriados oankali?
Nikanj hizo un gesto equivalente a levantar la ceja
-Ellos tienen parejas de tu edad, chka para ti…
Por supuesto, no puedo negar que soy terrestre y bastante humano; me quedé boquiabierto hasta que uno de los tentáculos de Nika me cerró la boca, delicadamente, tomándome de la barbilla.
Los dos soltamos la carcajada; eso era… genial! Nikanj siguió hablando
-Mandarán a alguien esta tarde. Ella quiere conocerte – Nika Ooan acarició mi rostro- y eres uno de mis más hermosos hijos.
-Soy el más bello
-Y un vanidoso insufrible, debo añadir
-Tal vez se me han pegado un poco las mañas de mi capitán…
Los dos alisamos totalmente nuestra cara, una señal de alegría y de risa. Nika añadió
-A Jim no le hizo mucha gracia verme, si es que debo decirte la verdad.
Percibí la alegría en sus venas y la excitación en las mías. Lenny y Gaila se pondrían felices en cuanto lo supieran…
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-No me hace maldita la gracia, Chka…
Sólo respondió Leonard. Gaila estaba bañándose y la habitación lucía hecha un desastre; ambos empacaban más de lo necesaro para bajar al planeta y gozar de sus playas tranquilas de color rosa y de su agua púrpura. A la distancia de una órbita, no podía calmar sus celos, pero los comprendía. Los humanos cambian de pareja constantemente y los orionitas no conocen el concepto 'pareja'; por eso, éstas razas son tan jerárquicas, al competir siempre por los mejores genes.
Nosotros evitamos ese problema. Una Familia –un kin- debe ser estable y una rama de cada Nave-Madre debe Permanecer, debe Durar. Nuestros lazos neuro químico sensoriales, más fuertes incluso que los campos mórficos o telepatía, mantenían a nuestros atriados con nosotros de por vida. Una base familiar se compone de cinco unidades parentales –dos machos, dos hembras y un ooloi- y tantos niños como puedan criar.
Una cosa era que Leonard lo hubiera visto entre mi propio kin y otra, que lo aceptara o comprendiera. Gaila era muy dulce y una bendición para los dos, pero debido a nuestra desgraciada separación inicial, Leonard era mucho más posesivo conmigo que nuestra compañera orionita y eso se notaba en nuestro trabajo en el Enterprise; ambos estábamos en la MedBay, mientras Gaila seguía trabajando en Ingeniería, bajo las órdenes de Scotty. Y aunque el curar no nos obligaba a estar uno tocando al otro todo el tiempo, no era como si pudiéramos evitarlo… y yo amaba eso.
Sonreí a la pantalla y dejé caer mis cabellos sobre los hombros, sabiendo cuánto le gustaba ese gesto a Len.
-No. Ni lo intentes. no vas a seducirme esta vez…
-¿Cuándo no lo he conseguido, Leonard Horacio McCoy? Podría contarlo con la mitad de los dedos de mi mano…
-Y te mataré si lo mencionas. Jim no deja de burlarse de mí por eso. Y no se diga de Joannie!
Acaricié la pantalla con un dedo, involuntariamente, sobre el rostro de Len. Joanna tenía ahora 10 años y se burlaba de nosotros tres con escalofriante regularidad; me había encargado de curar su trauma de separación, creando entre ella y su padre un lazo telepático artificial, muy parecido al bond vulcano y era una forma de mantenerse en contacto que aliviaba la enorme distancia física entre ambos.
Ella jamás me había temido.
En nuestro primer año de conocernos, me regaló un peluche muy raro; era un oso al que había quitado orejas, cola y ojos y al que le había añadido una larga peluca de estambre negro y dos brazos más, en la espalda, una verdadera caricatura mía. Yo mantenía el juguete junto con mis tiestos de flores, en mi banca de meditación; Gaila se reía cuado Lenny mencionaba que 'ese monstruo le daba pesadillas' pero no se atrevía a retirarlo de nuestro camarote. Leonard me miró directamente y la excitación hizo que mis brazos sensores dolieran; me moría por besarlo.
-No es que esté celoso…
-Lo estás
-Está bien. Sí, lo estoy. No quiero… perderte, lelka
-¿Cómo podrías perderme, si fuíste mi primer atriado? Moriría sin ti y no es una cursilería, Len. Te amo.
Él se mordió los labios, sin mirarme y asintió.
-¿Cuándo la conocerás?
-Al atardecer
Miró su cronómetro
-Bajaremos en lanzadera; no quiero exponer a los bebés a algún error de Scotty
-Una sabia decisión, lelka
Leonard alzó un dedo y lo puso contra el mío en la pantalla; no servía de nada, pero la ilusión bastaba y sí, era un gesto cursi y él seguramente me haría pellejos y me convertiría en comida de gato si yo llegaba a mencionarlo a Jim…pero era algo nuestro. Totalmente nuestro.
-Te veré en unas horas.
La pantalla se oscureció.
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¿Alguna vez han visto el encuentro entre dos gatos, entre dos kehlants, entre dos siths? Está lleno de recelo, de precaución, de miedo mutuo.
Así era el sabor de la hembra frente a mí.
Altísima, como todas las de nuestra especie, los tentáculos escurriendo hacia el piso como una fuente derramada de espaguetti –es la imagen terrestre más cercana que se me ocurre- y una belleza absolutamente cruel en su 'rostro', su cuerpo, sus largos brazos y piernas y la curva de sus caderas y su cintura y sus pechos. Contuve mi excitación porque su aroma me enardecía y no debía tocarla hasta que ella no mostrase su aquiesencia.
-M'narra –me saludó en nuestro idioma- cuál es tu nombre?
Tuve que tomar aire. Ella me hablaba. No había intentado tocarme para hacer comunicación neurosensorial; era evidente que no quería hacerlo y no me permitía prefigurar su sabor. Su actitud era defintivamente distante, como una reina topándose con un mero gusano plebeyo. Sostuve la sonrisa – y por dentro, la risa, recordando a Jim- y respondí
-Khodahs Iyapo Leal KaalNikanjlo AJ Dinso, Eka…
Ella inclinó la cabeza y sus largos cabellos-tentáculos-fideos parecieron derramarse sobre su pecho izquierdo, la punta de todos ellos levantándose para mirarme. Era verdaderamente hermosa.
-Djarez AhjThekhorahsZil aj Toath, oeka…
Djarez. Princesa, llena de joyas, la que canta con su Luz, la que es tan hermosa.
Del Clan Ahj, hija del ooloi Thekhorahs y la oankali Zil, de la Nave-Madre Toath.
Era una noble, definitivamente. Alargué mi mano de veintiún dedos, en el gesto de cortesía propio de nuestra especie; de la palma de mi mano brotó un fino tentáculo sensor y ella lo tomó.
Azoro, atracción, excitación, apabullamiento, ganas de respirar en mi sangre, de besarme, de perdernos ambos en la Luz.
Fue una forma muy clara de saber que yo le gustaba, que se había sentido impactada por mi belleza y que no dudaría en aparearse conmigo hasta quedar desmayados o ella preñada. No pude sentirme más halagado, de modo que lo que siguió a continuación no me pareció coherente en absoluto
-¿Dónde están tus dinsoi?
-No han bajado de la nave de Terra
Ella torció la boca y antes de eso, yo percibí su disgusto
-¿Por qué les permites tocarse? Va contra las reglas del atriamiento. Ellos sólo deberían estar unidos a ti.
Asentí.
-Es algo que comprendo, pero que no es aplicable a nuestra situación, Eka. Como Agente Libre, la Federación Planetaria no me permite permanecer mucho tiempo en su espacio y es un tratado que respetamos, con tal de no alterar los sucesos ocurrentes en este branch. Sólo podré volver cada vez que sea necesario aumentar nuestro kin, nuestra Familia
-¿Me veré obligada a tocarlos, chka?
¿Chka? ¡Buen Dios! ¿Está aceptándome como pareja!
-No, si no lo deseas
-Sé que su xenofobia es muy dolorosa
-Ellos no la sienten
-Todos los humanos la sienten
-Gaila no es humana. Es orionita
Su sabor fué de asombro y terror absoluto, pero lo dominó en segundos
-¿Cómo puedes consentir eso? ¿Dinsoi de dos especies diferentes?
-Los tres lo quisimos así
-Pero…y su descendencia?
-Nuestras camadas siempre incluirán un construído humano y uno orionita, además del ooloi de turno, Djar chka- acaricié su mejilla y sentí su deseo de más de mí, aunado al recelo
-¿Los crees capaces de aceptarme? ¿De compartirte conmigo?
Tuve que reír.
-Gaila lo hará de buena gana. Leonard no: él está celoso y no te ha visto. Pero no es algo que no pueda remediarse.
-Sé que a quien llamas Leonard fue tu primer lelka. Mi padre mencionó su historia.
No me asombré demasiado; Thekhorahs era un gran amigo de Nikanj y había estado al lado de éste cuando mi segunda metamorfosis, allá en la Tierra, durante la Primera Alternatividad. Fue el primer ooloi en besarme y el primero en advertir al resto que yo sería un joven inteligente, muy terco y severamente precoz en cuanto a sexo.
Asentí
-Leonard me enseñó a escribir y a leer y eso salvó mi vida.
-Los oankali no necesitamos de ello.
La tomé por la cintura y la acerqué a mí, besándola ligeramente en los labios, al estilo humano, concentrando sólo en esa zona toda mi sensitividad.
-Los oankali necesitamos aprender, Djarez. Y tú aprenderás.
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-Va a irse. Se quedará en Lo, con esa zorra oankali y no volverá a mí. A nosotros y a los niños ni al Enterprise ni…
-Bones, quieres calmarte? Me estás dando una jaqueca- lo calló Jim.
-Jim tiene razón, Leonard. Tus celos parecen injustificados- intervino Spock.
-¿Sigue con eso? –Gaila entró, bamboleándose, de la mano de Nyota. Su enorme vientre lograba desbalancearla un tanto; McCoy la tenía en reposo constante, cuidando obsesivamente de su estado y la llamaba chícharo, entre burla y cariño.
-Pareces un chícharo de piernas largas- le decía y Gaila hacía pucheros hasta que Khodahs intervenía y la cubría de caricias y besos diciendo que lucía hermosa y que los bebés sólo realzaban su belleza orionita, hasta que terminaban haciendo el amor los tres. Nyota le ayudó a sentarse y se encaró a McCoy.
-Len, coincido con el capitán y con Spock. No hay forma de que Khodahs rompa el lazo que los une ni hay forma de que el Mando de la Flota le deje quedarse. Debe sacar adelante su propio kin, su familia como oankali.
-¿Y cuando demonios nos dejarán juntos?
Jim se frotó las sienes, impaciente.
-En unos meses, Bones. Regresaremos a la Tierra, el Enterprise estará en muelle, con dos años de reprogramación total y todos gozaremos de una buena vacación. Los chicos nacerán allá y podrás hartarte de ellos y cuando nuestra chica esté lista para una nueva misión, veremos qué sucede…
McCoy los miró a todos. Se inclinó sobre Gaila y la besó, contento de poder hacerlo. Lilith y Edward no podían tocarse –Nikanj no lo permitía- y en cambio Khodahs los iba a dejar juntos.
-Además, existe Joanna, Leonard…
McCoy elevó una ceja, mirando a Spock. Joanna McCoy tenía como meta ingresar a la nueva VSA, graduarse como médica-healer y quedarse en la colonia, ayudando a la recuperación de Vulcano II. Pasarían años antes de que eso ocurriera y en tanto, quedaban muchas misiones en el medio. De todas formas, cada vez que les fuera posible, estarían cerca de Khodahs.
Por supuesto, McCoy sabía que no podía renunciar nada más a la Flota y seguir a su amado ooloi hasta Lo. No que Nikanj o Kahguyaht lo permitieran, claro.
Khodahs estaba rompiendo todos los patrones, al crear una Familia con un pié en un planeta y el otro en una nave, pero era parte del plan del Consenso y uno de esos planificadores de la nueva Alternatividad, era Nikanj.
Tenían que confiar en que funcionase.
La mirada de Gaila lo derritió, tranquilizándolo y el silencio de los demás le advritió que algo ocurría; sin que Khodahs lo tocara, lo pecibió de inmediato y giró sobre sus pies.
Y entonces, la vió.
La hembra oankali parecía una sirena extraña, hecha de perlas mojadas por el mar. Khodahs, sonriendo, estiró su mano y tomó la de Len y McCoy, el médico de pueblo, neurótico empedernido, paranoico y xenófobo, quedó conquistado.
Spock se aclaró la garganta y alzó la mano, en el ta'al… gesto que hizo a Jim pararse de inmediato y abrir la boca…hasta que Spock le diera un codazo discreto –cállate, mi vida.
-M'narra –dijeron él y Nyota casi al mismo tiempo. Todas las bendiciones sean contigo. Ella inclinó la cabeza graciosamente y se deslizó –más que caminar- hasta Gaila y tomó la mano esmeraldina de la orionita. Las dos mujeres quedaron calladas, pero la sonrisa de Gaila fue evidente; Djarez la aprobaba y la felicitaba por sus bebés.
Leonard se adelantó y cayó en brazos de Khodahs. Djarez se acercó a ellos dos y acarició la mejilla de McCoy.
-Eres más hermoso de lo que chka me había dicho –tomó la mano de Gaila- me siento feliz de estar unida a ustedes. Sé que haremos un gran kin.
Nyota, admirada de la gracia de la enorme oankali y con su talento para los idiomas, se acercó y Djarez aplanó su 'rostro', señal de que sonreía.
-¡Oh! ¡Ella es una Lilith!
Todos rieron frente a la ingenuidad de la frase. Lilith era una leyenda entre los oankali y Djarez alargó sus tentáculos-fideos hasta colocarlos frente a Nyota, en señal de afecto y respeto. Uhura sonrió a su vez
-Ojalá y yo fuera tan valiente, Eka… no todas somos como Lilith
Djarez la tocó y su expresión cambió, habiendo leído en ella sus sensaciones y lo ocurrido en los humanos frente a ella.
-Oh… es verdad –miró a Spock y luego a Jim y después, a Nyota- déjales atrás, oeka. Ellos se aman y tu tendrás en cambio…
-¡Basta, Djar chka! –la calló Khodahs, repentinamente, sorprendiendo a todos. Djarez se volvió hacia él, en muda sorpresa hasta que comprendió, gracias al brazo de él en su cuello; ella no debía mencionar el futuro. Pero era una dama exquisita y no podía ser descortés
-…Posibilidades…. muchas posibilidades de felicidad, oeka.
Todos, los humanos, los oankali, la orionita presente, rieron…
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Así fue como llegó Djarez a nuestro kin. Pinnar no apareció sino mucho después; él también era Toath y los celos fueron míos y no de Leonard, quien pareció sentirse atraído hacia él casi de inmediato. Lena, mi niña humana, Geil mi orionita y Jeri, mi primer ooloi, nacieron al poco tiempo.
Pero esta es otra historia; nuestro reencuentro con la nobleza de nuestro pueblo volvió a cambiarla, llenándola de risas y a veces de lágrimas.
Tal vez algún día os la cuente, dado que viví muchas aventuras al lado de mis amigos humanos Jim y Spock, porque era obligado al ser sibls de mi lelka, mi amado Leonard.
La soledad, entre estrella y estrella, en realidad no existe; es un camino sembrado de pequeñas e infinitas joyas y en nuestros genes pervive tanto la inteligencia como el afecto.
M'narra.
Khodahs Iyapo.
Teniente de Comunicaciones, NGC 1701 Enterprise, Flota Estelar
Fin de bitácora.
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No me preguntéis cómo se me ocurrió esto. He estado tristísima. La noche del sábado, entre sandwiches y órdenes de salmón, releí una parte de Imago, desesperada por escapar un poco. El marysue…bueno, no es reconocible y no soy yo, pero podéis culpar a Djeri-chan. Quise que Khodahs relatara un poco de lo que vivió, después del humor de 'A imagen…' y aquí, logré hacerlo hablar de forma más centrada y madura. Cuando Djarez compara a Nyota con Lilith, se refiere a que ambas son africanas.
La música? Icehouses, 'Crazy'; porque 'debes estar loco para amarme así'. Debo confesar que por años, ha sido mi canción predilecta y me describe enteramente. Una vez pescada la rutina, tal vez me sea más fácil escribir lo que aún falta; una parte del siguiente capi de URN ya está lista.
Agradezco su paciencia y sus comments, si los hay –suponiendo que alguien lo lea.
Dedicado de forma muy especial a Ani y a Klan, quienes se esforzaron por hacerme reír en estos días negros y a Dita y a Yage, por 'obligarme' en su sutil forma –leyéndome y comentándome- a escribir y volver al piso.
Un abrazo a toda la tripulación –saludos, FATUA, Kat!- y namasté.
FA.
