Hoy os traigo un nuevo fic (esta vez no es un one-shot) de una pareja extraña, pero que me disgustó mucho que no acabarán juntos, Yoko y Simon. Debo avisar que es un poco… ¿macabro?, en fin que los personajes se vuelven un poco bastante locos y quieren matar a otros personajes de su mismo bando, etc. Espero k os guste
Era una noche fría y lluviosa, posiblemente el peor día de la vida de Simon, había perdido para siempre a su hermano de alma, Kamina, la única persona que se preocupaba por él. Estaba allí tirado en el suelo, llorando descontroladamente, frente a la tumba de Kamina.
-Aniki, no merecías este final, te echaré de menos… ¡aniki!- gritaba Simon, desgarradoramente, como si le estuvieran arrancando la piel a tiras.
-Ya basta, Simon, de nada sirve lamentarse…- dijo Yoko con la mirada llena de lágrimas.
-¡Tu calla!- gritó Simon con cara de odio hacia Yoko, despareciendo entre las tinieblas de la noche.
-¿Pero qué le pasa a este?- se preguntó Yoko a sí misma.
-Estará dolido…-dijo Ron, también muy apenado por lo sucedido.
Un año después…
Simon seguía igual o peor que antes, tenía grandes ojeras y sus ganas de vivir eran escasas, por no decir nulas. Sentía un gran vacío en su corazón. Se sentía culpable de la muerte de Kamina, creía que él fue su asesino.
-si no hubiera sido tan cobarde…-pensó, apenado.
Entonces se le volvieron a la mente esas imágenes que querría no haber visto nunca. Aquel día iba a confesarle su amor a Yoko, la chica de sus sueños, y después de hacerle creer que ella también lo amaba, se encontró con una escena que le dejo congelado. Kamina, la persona más importante para él, y Yoko, la chica que le gustaba, besándose apasionadamente.
-No solo fui yo, aniki, Yoko fue cómplice en tu asesinato. Si ella no hubiera hecho eso, yo no me hubiera alterado tanto, y tú no…- pensó él, derrumbándose.
-esa arpía…-pensó, cegado por el odio.
Se sentó estando aún en el pasillo, y bajó la cabeza, llorando y susurrando "aniki". En ese momento la persona menos oportuna pasó por su lado y se atrevió a dirigirle la palabra.
-Aún sigues igual Simon, ¿Cuándo lo superarás?- le preguntó Yoko a él.
-Que no me vuelvas a hablar nunca, ¡pesada!- dijo él, levantándose y encerrándose en su cuarto, ante la mirada triste de la pelirroja.
Una vez allí, Boota salió de entre las sabanas y el chico se acostó en su cama, y puso a su mascota entre sus brazos, intentando calmar el dolor que sentía en su corazón, no era plato de buen gusto hablarle así a la chica que te gustaba, pero ella era también la cómplice en el asesinato de Kamina. Lo que le dolía más es que una conclusión llevaba a otra, ella era la cómplice, pero él era el asesino, el dolor era ya inaguantable y el chico empezaba a delirar.
-debo ir a hablar con ella, así quizás pueda saber qué le parece que ella también matara a Kamina, yo me arrepiento mucho, pero ella no parece muy afectada…- dijo él, llorando de nuevo.
Simon salió de su cuarto y se dirigió al de Yoko, entró con la mirada bajada y saludó a la pelirroja, que estaba sentada en la cama, calibrando su rifle, y cerró la puerta.
-Oye, Yoko, siempre he querido saber algo…- soltó el chico.
-escúpelo- dijo la chica.
-¿Te sientes culpable de haber matado a Kamina?- preguntó rotundamente el chico.
-¿Pero qué dices? Yo no le hice nada a Kamina…, fue ese robot el que lo mató…-dijo ella, sorprendida ante la actitud del chico.
-Claro, tú y yo somos verdaderamente sus asesinos, lo del robot solo fue la muerte directa, pero la creada por nosotros fue peor, ¡nosotros lo matamos indirectamente!- dijo él, acercándose a ella.
-Simon, tú no estás bien, me estás empezando a asustar, necesitas ayuda psicológica…- dijo ella, mientras se iba acercando más a la pared, para que él no la alcanzase.
-Sabes que lo asesinamos- dijo él, con la cara llena de lágrimas.
-¡acéptalo de una vez!- gritó él.
-sólo arrepiéntete de lo que hiciste, no quiero otra cosa…- añadió.
-No me arrepentiré de nada, porque no tengo nada de que arrepentirme…-dijo ella, cogiendo el rifle y marchándose de su habitación, ante la mirada de Simon.
Yoko despareció de la habitación y cerró la puerta y Simon lo único en que se fijó fue en su pelo rojo ondeante al salir de la estancia, y un sentimiento maligno nació dentro de él.
-No quería hacerlo por las malas, pero la voy a tener que matar…-pensó Simon, apretando los puños y lanzando maldiciones al aire.
CONTINUARÁ…
He aquí el primero de los dos capítulos que haré, espero k les haya gustado
