Tsunayoshi Sawada, el Vongola décimo que vino del pasado para aliviar el dolor de aquel futuro sometido por Byakuran Gesso, líder de Millefiore, había regresado a los arcobalenos y asegurado el pasado en los cuales éstos no perecieran a causa de la radiación Non-tri-ni-sette, sin embargo nadie contó con un sencillo hecho que solo afectaría a un solo ser.

El miembro de varia, Fran no existiría para el resto de miembros ya que ellos ya tienen un ilusionista, Mammon (aunque pocos tenían el conocimiento de que en realidad es un esper y no un ilusionista) y éste joven no sería necesario.

Poco a poco los cambios en aquel futuro empezaron a notarse e indiscutiblemente el día llegó, Fran desaparecería de la vida de los miembros de Varia aunque a nadie le importase.

A nadie excepto al miembro que controla las llamas de la tormenta, Belphegor.

—rana…—sin terminar la oración corrió hasta el joven miembro de Varia que empezaba a desvanecerse frente a sus ojos cubiertos sin decir una palabra y solo mirándolo con una leve sonrisa para atraparlo entre sus brazos antes de que se desvanezca por completo.

—sempai, creo que ya no soy necesario aquí y no nos veremos más—murmuraba con su voz monótona con cierto deje de dolor y tristeza en ellos mientras correspondía levemente al abrazo de su aún superior.

—no…no digas eso rana boba, aún eres necesario aquí, aunque tengamos a Mammon, tu…sigues siendo importante—decía con la voz entre desesperada y con temor aquel que llevaba las llamas de tormenta acercando más al joven cuerpo que cada vez se hacía más intangible.

—no mienta para hacerme sentir mejor antes de desaparecer, sé que sempai siempre quiso que desapareciera y que mi predecesora regresara, así que…—sus palabras callaron súbitamente al sentir una leve molestia en la garganta, quería llorar pero no lo haría, debía despedirse de su sempai así como lo conoció, arrogante, burlón y con voz y expresión monótona, porque al final de cuentas, así es Fran.

—Fran…para mí, hace un corto tiempo, dejaste de ser solo el reemplazo de Mammon y empezaste a ser importante…—sus palabras se detuvieron al escuchar un leve susurro del joven de sombrero de rana que inevitablemente terminó por desaparecer en sus brazos dejándole solo un leve susurro y una pequeña gota en su hombro derecho.

"Siempre he amado a mi sempai"

Al día siguiente, nadie recordaba haber conocido a alguien llamado Fran dentro de Varia, tan solo Belphegor recordaba aquella existencia, tal vez por el karma de haber sido cruel aunque lo apreciaba o tal vez porque la arcobaleno del cielo así lo dispuso al desaparecer. Sea cual sea la razón desde ese momento nadie pudo percatarse de que ninguna de las sonrisas del príncipe destripador eran ciertas.

Había pasado ya un año desde que todo regresó a la normalidad y Varia cumplía sus misiones como de costumbre, Mammon volvió a realizar las misiones con Belphegor y aunque este parecía en algunas ocasiones ausente seguía cumpliendo las órdenes y misiones a su manera y con su vacía sonrisa.

—vaya misión más aburrida—se quejaba quien ocupaba el puesto de compañero de Belphegor en la misión que les encomendaron y terminaron en esa misma mañana sin mucho esfuerzo mientras caminaban por las transitadas calles de Paris.

—¿no es obvio? Todo está en paz y las misiones son aburridas porque el atún nos dá las más simples—respondía con su tono usual de voz mientras miraba con aburrimiento a la gente ir y venir en sus ajetreadas vidas.

Al instante se detuvo y vislumbró algo o mas bien a alguien que llamó su atención, por un momento juraba que aquella persona tenía un sombrero negro enorme con forma de rana y el uniforme de Varia. Entornó los ojos cubiertos por su rubio fleco mientras miraba bien a un joven de mirada fría, expresión monótona de ojos y cabello aguamarina que caminaba entre la gente ajetreada en su ir y venir constante que durante un simple momento miró al asesino de Varia y le dedicó una leve y triste sonrisa mientras seguía su camino inmediatamente.

—Belphegor, Belphegor—un golpe en la nuca por parte de Mammon lo trajo de su ensimismamiento y fijó su mirada en su interlocutor para después volver a mirar donde estuvo aquel joven pero no halló nada.

"tal vez…algún día…podré decirte que también te amo Fran…"