Nota: No participe en el reto, solo que me gusto la idea y quise plasmarla por el aniversario pasado del Hobasu, además la Krys, la nekouchikland que me mostró HoMafi. Así que uní esas 2 ganas de escribir ambos iromatsus con otra idea que tengo del Hobasu que quiero escribir que tiene Hojyushiko. Disfruten.


¿Me recuerdas? Soy aquel chico que llevo a la gloria al equipo de basquetbol, la estrella del club de teatro. El popular. El motivo de masturbación femenina y rencor varonil. Soy Matsuno, Karamatsu.

Tal vez no me recuerdes porque me borraste de tu pasado. Como si fuera una huella de pie sobre la arena que el mar borra con su tranquilidad.

Eso hiciste conmigo.

Borraste mi esencia sobre mi arena social con tus olas tranquilas.

Solo te presentaste como el nuevo médico, gruñendo tu nombre entre dientes ya que te sentías obligado a decirlo. No querías atraer gente, ni porque estuviera herida.

Irónicamente, eso me atrajo a ti y tú me fuiste creando heridas internas que pronto se hicieron visibles en mi cuerpo.

Me fue encantador como negabas mi amistad, me rechazabas hasta sacarme de patadas de tu consultorio y al final, me quede contigo. Entregándote monólogos de mi castillo de naipes que temblaba ante cada suspiro tuyo.

Me enamoré de ti.

Me confesé.

Me rechazaste.

Primero hablabas de la diferencia de edad, que eso crea hormonas en mí. Un complejo de Edipo era lo que sufría. Que recuerde la relación social alumno-profesor que tenemos.

Pretextos.

Que no me interesaban.

Que no creía.

Hasta que comentaste: "solo te lastimaré".

Debí creerte.

Porque a pesar de tus rechazos terminé de envolverme con el aroma de tu piel, tus besos y marcas de pasión sobre tu escritorio, la camilla del consultorio, en la bodega de deporte, entre tus brazos.

Era feliz.

Poco me duró.

Te encontré con otra estudiante.

Esa morena de falso rubio. Gimiendo entre tus dedos.

Dolió.

¿Desde cuándo?

Nuestras miradas se cruzaron.

Pensé que te apartarías y darías un pretexto como lo hacías al rechazarme.

Solo sonreíste. Mostrando los colmillos con una sonrisa de miedo mientras tu mano bajaba por su falda perdiéndose debajo de ella.

Una exclamación de agrado salió de su boca.

Salí de ahí.

Justo cuando mi castillo comenzaba a temblar.

Decaí.

Mis ánimos se reflejaban en el equipo y en el teatro.

Tus ojos amatista y cansados estaban fijos en mis tristes ojos azules.

Exhalaste aire, limpiaste tus lentes con tu bata de doctor. Miraste la corbata que te regale para jugarla entre tus dedos.

"Eres un idiota por creer que te amo".

Aventaste tu veneno junto con la corbata a mi cara.

Solo fue un juego en el que fracase.

Una obra con final inesperado.

Un corazón roto siendo arrastrado hasta lo profundo del mar.

No tuve valor de reclamarte en ese momento.

Salí corriendo sin mirar atrás. Ni cuando mi castillo de naipes colapso al enterarse que huyeron juntos.

Todo lo que tenía lo perdí.

Te lo agradezco.

Bien dicen que el primer amor nunca se olvida.

Ya que el dolor me hizo fuerte y mis ganas de vengarme me hicieron cambiar. Me volví el mejor líder de mafia que soy.

¿Ahora tienes alguna palabra de despedida o jalo el gatillo?

Mi querido Ichimatsu-sensei.