Advertencias: OoC, escenas sexuales graficas y temas para adultos.

Declaración: No soy dueña de ninguno de los personajes.

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Wicked Game

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Capítulo

I

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A Sakura le gusta despertar en las mañanas con el calor conocido de Uchiha Madara junto a ella.

Tenían dos años de relación, en los que en cada día perdía más la cabeza por él. Existía una gran diferencia de edad entre ambos pero a Sakura esas cosas nunca le importaron; sin embargo sus padres eran otro cantar, desaprobaban su relación, la aborrecían.

Muchos creían que ella estaba loca por involucrarse con un hombre como él, Sakura al contrario de lo que ellos creían, conocía y estaba plenamente consciente de cada uno de los defectos de Madara, simplemente no le importaban.

Haruno Mebuki suplicó a su hija de mil formas posibles que se alejara del hombre, sin embargo Sakura estaba perdidamente enamorada y hacía oídos sordos de cada suplica. Ella se sentía terriblemente mal de poner a sus padres y amigos en esa situación, sin embargo siempre seguía a su corazón pese a ser egoísta.

Antes de conocerlo Sakura escuchó hablar de Madara muchas veces, pero nunca llegó a conocerlo propiamente. Ella había oído del magnate millonario, del hombre frío, del cruel y manipulador mas no del que sólo a ella le mostraba en la intimidad de su hogar.

Ella tan solo tenía dieciocho años cuando lo conoció y apenas comenzaba su primer año en la universidad.

Como cualquier estudiante ella necesitaba un trabajo para cubrir sus gastos; cosa aparte, sus padres comenzaban a tener problemas económicos y además de solventar sus gastos quería ayudarlos a ellos también.

Sus horarios para estudiar eran flexibles, mas lo difícil era encontrar un trabajo que pudiera brindarle el suficiente apoyo económico. Fue una suerte que después de un mes buscando un empleo Ino le informara que estaban buscando nuevos empleados en su trabajo, uno que se ajustaba perfectamente a ella, y si bien el sueldo no era para pegar de saltos si para quedar satisfecha.

Ino era mesera en el Palace de Konoha, ella le había comentado muy animada que con las propinas de un día se arreglaría toda una semana.

Sakura llevaba trabajando tres meses cuando se topó con el dueño del hotel, nada más y nada menos que Madara Uchiha.

Él se encontraba en el bar con otros hombres con los que parecía tener una conversación algo pesada y habían pedido unos tragos, sus compañeros le habían metido el miedo en el cuerpo mientras ella preparaba las bebidas. Decían que si hacía lago mal ya sea minúsculamente la despediría sin contemplaciones, que él descartaba empleados como quien pasa de hoja a un libro.

Sakura creyó ciegamente en cada palabra que le decían, Madara claramente emanaba un aura pavorosa con su mirada fría y su rostro ceñudo, sus hombros eran anchos y estaban rígidos, como si en cualquier momento fuera a acabar con alguien.

El nerviosismo le había jugado una mala pasada.

Ella llevaba la bandeja con el pulso tembloroso y las piernas rígidas; cuando estaba por llegar a la mesa todos voltearon a verla espectativos, tenían miradas afiladas, muy serias casi molestas, las cuales la seguían minuciosamente. Sakura no sabía si interrumpió en un momento clave de la conversación y por eso estaban tan expectantes de ella, se imaginó a sí misma como una ratoncillo rodeado de serpientes.

Su pulso se aceleró como nunca cuando Madara hizo un gesto con la boca y toda su atención fue acaparada por su persona, Sakura podía asegurarlo de tal manera como podía jurar que él era mucho peor de lo que le habían contado.

Sus piernas se enredaron y cayó de rodillas al suelo, instantes después se escucharon vasos de vidrio destrozándose contra el piso de mármol.

Ese día Sakura creyó que moriría de la vergüenza, limpió el desastre que había hecho con la mirada de todos los presentes aún sobre ella y creyendo no volver a trabajar nunca más allí.

Se había equivocado.

"Sakura." Se le tiñeron las mejillas rojas al escuchar la profunda y ronca voz de Madara.

Él aún estaba medio dormido, Sakura apoyó los codos en el suave colchón y con sus dedos comenzó a trazar los músculos en el torso descubierto de Madara. Su piel estaba ligeramente bronceada y olía a almizcle; su rostro estaba sereno cuando dormía, algo que no había visto en él hasta su primera noche juntos.

Sus brazos eran grandes y músculos, sus dedos largos y duros. En uno de sus dedos encontró lo único que quizás podría aplacar su felicidad; la razón crucial por la que sus padres le suplicaban y demandaban que se alejara de Madara.

Una sortija de matrimonio.

Sakura siempre estuvo al tanto de que Madara era un hombre casado, ella intentó huir de él; de los sentimientos incontrolables que él le causaba, sin embargo Madara se sentía tan o incluso más atraído por ella que no había manera de que le dejara ir.

Él le había asegurado que su matrimonio era arreglado, que sólo se mantenía en apariencia y nada más.

Eventualmente fue imposible que Sakura no se dejara llevar por sus sentimientos y cayera rendida por el hombre que hacía que perdiera la cabeza, la noción de moralidad y todo lo demás era diezmada al estar junto a él.

Madara había comprado un apartamento para ella, Sakura no se sentía cómoda con eso pero sus padres estaban en completo desacuerdo de la relación, no podrían verse en tranquilidad de otra forma y Sakura sólo quería estar junto a él.

No había noche que no cenaran juntos, que no durmieran juntos o mañana que no despertaran uno al lado del otro y con eso le bastaba.

Sakura se levantó de la cama recobrando su alegre y destellante actitud, fue al baño y tomó una ducha. Su piel estaba más pálida que nunca, se debía a que no salía mucho del departamento más que para tomar sus clases; salía en las mañanas junto a Madara y él la dejaba en la universidad, en las tardes la recogía de la misma forma y la llevaba a casa.

Ino, quien también estaba rotundamente en contra de la relación, comenzaba a distanciarse de Sakura. Ella decía que Madara actuaba posesivamente con ella, que jamás se divorciaría, que sólo la utilizaba, pecaba de ingenua al confiar en un hombre que no le daba su lugar y se aprovechaba de su juventud e inexperiencia. Le dolieron cada una de las palabras que decía y le generaron mucha inseguridad en su momento.

Cuando salió del baño envuelta en una toalla, Madara continuaba durmiendo y Sakura sonrió cariñosa, le prepararía el desayuno.

Sakura fue al armario y lo mas silenciosamente que pudo lo abrió, sacó su ropa interior, un corto de mezclilla color celeste y una blusa de tirantes blanca que se ajustaba en la parte del pecho pero quedaba muy suelta en la parte inferior; estaban en pleno verano y hacía mucho calor.

Después de cambiarse fue a la cocina y comenzó a preparar algo de comida. Hizo pan tostado, preparó café; del refrigerador sacó zumo de naranja, jalea y otra cosas más que pudieran gustarles a ambos.

Estaba tan concentrada untando las tostadas de Madara y decorando la bandeja que pensaba llevarle, que no sintió como él entraba por el umbral de la puerta con el ya traje puesto.

"Huele muy bien." Dijo él, besándola en la nuca y rodeándola con los brazos.

"Todavía no termino." Sakura dejó lo que hacía y se dedicó a disfrutar de los besos que Madara comenzaba a darle en el cuello, de sus grandes manos acariciando su vientre y sus piernas.

"No me refería a esto." Apartó la comida a un lado, la tomó de las caderas y la sentó en la mesa para después colocarse estrés sus piernas. "Sino a ti".

Los dedos de Madara se escabulleron bajo su blusa acariciando su piel mientras continuaba besándola en el cuello y comenzaron a subir por sus costillas hasta sus pechos.

"No." Intentó apartarlo "No hay tiempo, debo ir a clases". Realmente no quería separarse de él, pero el deber de ambos los obligaba a hacerlo.

El celular de Madara comenzó a vibrar y él tuvo que alejarse de ella a regañadientes.

Mientras él hablaba Sakura tomó una tostada y comenzó a comerla, los ojos de Madara se entrecerraron con dirección expresa a sus labios regordetes, viendo como se movían degustando el dulce sabor y como los lamía limpiándoles de cualquier resto sobrante.

Ella masticaba animadamente sin intenciones de provocarlo, solo deseaba saciar su hambre, Sakura se sintió feliz al reconocer sus gestos y saber lo que pensaba.

"Debo irme ahora". Sakura hizo un puchero, infló las mejillas y sus ojos se dilataron un poco en claro descontento. "Vamos, te llevaré a la universidad".

"Bien." Dijo de mala gana, volviendo a ponerse de pie y marchándose en busca de su bolso. Le hubiera gustado desayunar junto a él, era un hombre ocupado y comprendía que muchas veces le era imposible abandonar sus responsabilidades.

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Sakura se despidió de Madara agitando el brazo fuertemente mientras él se alejaba en su auto. El sol estaba radiante y se escuchaban los cantos de los pajarillos en los árboles del campus. Sakura arregló algunas cosas en su bolso en tanto entraba y no prestó atención a como un hombre desconocido se acercaba a ella.

"¿Haruno Sakura?" Preguntó interceptándola en su camino. Sakura se detuvo y alzó la vista ante el desconocido. Su buen humor flaqueó y su sonrisa se desdibujo del rostro inmediatamente, un fría briza la golpeó o quizás fue la sangre que se le heló cuando vio al hombre.

Él vestía un traje elegante, su piel pálida contrastaba con su cabello oscuro que ante el sol parecía tener destellos azules y profundos ojos negros, era tan parecido a Madara que le aterraba.

"Sí." Dijo con poco aliento.

"Mi nombre es Uchiha Sasuke." Se presentó con voz era fría y rasposa, a Sakura le dio un desagradable escalofrió. "Me gustaría que hablemos" Dijo.

"Yo… yo lo siento, pero estoy por entrar a clases". Sakura continuó su camino pero Sasuke la agarró de la muñeca y la detuvo sin delicadeza. Sakura rápidamente tiró de su brazo y lo fulminó con la mirada.

"Necesito hablar contigo." Insistió sin prestar interés a la molesta chica.

"No tengo nada de qué hablar con un desconocido." Dijo ella, Sakura empezaba a airearse de la furia por la prepotencia de Sasuke. Quería que se alejara de ella ahora mismo.

Sasuke afiló su mirada con clara advertencia, la chica comenzaba a hacer mucho alboroto y otros estudiantes comenzaban a amontonarse a su alrededor.

"Piénsalo bien." Gruñó sin paciencia. "No me iré hasta hablar contigo".

Sakura quiso llorar y golpear al joven frete a ella, le producía furia e impotencia. Sumando a que estaba segura que comenzaría a causar gran revuelo entre sus compañeros por culpa de él, los chismes no perdonan y ya tenía suficiente con que la tacharan de zorra por su relación con Madara, que aunque intentaron ser lo más discretos posibles no faltó un descuido para ser descubiertos.

Ella podía soportar muchos malos tratos, miradas crueles y muchas cosas más pero la ley del hielo era sin duda la peor.

"Está bien". Dijo rendida, mientras más rápido pudiera librarse de él sería mejor.

Fueron a una cafetería fuera del campus, Sakura no levantó la vista de sus zapatillas blancas, no tenía ganas de ver el rostro de Sasuke porque le recordaba a Madara.

"¿Por qué no me dices de una vez qué quieres?". Demando ella, evitando todo el tiempo mirarlo.

Sasuke mantuvo su distancia con Sakura. Una vez la vio entendía un poco mejor porque su tío estaba tan encaprichado con ella.

Sakura tenía el cabello rosa, era lacio y le llegaba a los hombros, las puntas bailaban con cada movimiento de su cabeza, hacían que pareciera suave y manejable. Su piel era blanca y cremosa sin ninguna marca, tan tersa que daba ganas de acariciarla. Sus ojos eran grandes, verdes y con espesas pestañas; tenía una nariz respingona, unos labios rechonchos y colorados.

De cuerpo era más normalita pero aún así bastante incitante, delgada y no muy voluptuosa, su cintura podía apreciarse pero no destacaba mucho, sus piernas eran torneadas y con el corto que llevaba podía darse una vista privilegiada de los redondos y respingones glúteos de la chica.

Lo admitía con mucho pesar, no era ajeno a la atracción que ejercía Sakura.

"Hmp." Seguramente ella se aprovechaba de su rostro inocente y apariencia inofensiva para engatusar a los hombres, que lo hubiera logrado con Madara era para ovacionarla ciertamente.

Aunque desde luego Madara no era ningún inocente, él ya había tenido sus historias con otras mujeres pero ninguna se asemejaba a la joven frente a él, aún le costaba creer que Madara estuviera tan relacionado con una chica que fácilmente podía pasar por una adolescente, al menos después de tener a mujeres que podían considerarse mucho más sensuales. Sakura debía de tener gran talento en la cama como para lograr atraparlo.

"¡Habla de una buena vez o me marcharé!" Sakura estaba impaciente, después de tanta insistencia de Sasuke ahora él estaba sin nada que decir.

"¿Cuánto quieres por alejarte de Madera?" Dijo sin rodeos bebiendo un sorbo de café. "Supongo que sabes quién es Mito, soy su sobrino". El sobrino de Mito, la esposa de Madara, a Sakura se le estrujó el pecho. "Ella te ofrece el monto que quieras, sólo aléjate de su marido".

La boca de Sakura se abrió de la sorpresa y sus ojos reflejaron consternación absoluta. Muy buena actriz según Sasuke.

Ella respiró hondamente y bajo la mesa sus manos se volvieron puños, furiosa y con determinación alzó el rostro hacia Sasuke.

"Yo lo amo." Aseguró. "No quiero su dinero o el tuyo" Continuó. "Y no pienso alejarme de él, si no es él quien me lo pide" Aseveró. Sasuke se sorprendió por unos breves momentos por la audacia de Sakura.

"Veo que no eres tonta." Se burló de ella. "Sabes que con Madara tienes una fortuna mayor asegurada".

"¡No estoy con él por su dinero!" Juró, no debía rebajarse a discutir con un hombre como Sasuke, quien la tachaba de caza fortunas, pero no quería que nadie dude de su amor por Madara.

"Por favor, él te compró un departamento, paga tus estudios y todos tus gastos. ¿De verdad esperas qué alguien te crea?" Dijo cínico. "Mito sólo te ofrece la independencia de Madara".

Sakura se levantó inmediatamente golpeando la mesa con sus manos, no tenía nada más que discutir con él.

"No quiero que vuelvas a cercar a mí nunca más". Le ordenó antes de salir de la cafetería.

Sasuke se quedó impasible, Sakura realmente perecía creer lo que decía. Su celular comenzó sonar y lo contestó inmediatamente al ver que era Mito.

"¿Lograste convencerla?" Se oyó desesperada, Sasuke le informó lo sucedido y terminó de enterrar las esperanzas de su tía. Sasuke apreciaba a Mito como una madre y estaba muy preocupado por su bienestar, ya que Madara estaba buscando una minúscula oportunidad para deshacerse de ella.

"Mantente tranquila" Le dijo. "Creo que sé cómo deshacerse de ella".

Si Sakura Haruno estaba genuinamente enamorada de Madara y su relación era verdadera entonces él se encargaría de terminarla.

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N/A: Quería hacer un one-shot pero se me fue completamente de las manos. Cuando quiero hacer un SasuSaku mi mente inmediatamente imagina también un MadaSaku y viceversa, plus la música tampoco ayudaba (the wicked game y work song) es difícil no dejarse llevar así que sucumbí. Muy aparte, también quiero distraerme un poco de mis tragedias personales y esto es muy buena terapia.

Saludos!