Prólogo.

-Pero... pero... –la chica parecía a punto de irse en llanto.

-¡Pero nada, Anne! Tengo que ir, mi mamá está muy sola desde la muerte de mi padre –explicaba la chica de ojos verdes a su amiga.

La habitación era amplia, con cuatro camas ubicadas una junto a la otra. Las chicas se encontraban en las dos camas del centro.

Una era una pelirroja de ojos verdes, pero estos eran tristes y su voz apagada, en su mente viajaban diversos los recuerdos de unos meses atrás, las más negras vacaciones navideñas que había tenido. La pelirroja vestía con una ropa común o, como era conocida en ese mundo, ropa muggle. Y es que las chicas que hablaban eran un par de brujas que cursaban sexto año en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.

Quien se encontraba frente a ella era una chica pelinegra de ojos cafés, los cuales se encontraban tras unos lentes. Tras la túnica del colegio que llevaba, se podía observar su rollizo cuerpo, era más baja que la pelirroja frente a ella, quien, además, era muy delgada y plana, a diferencia de su amiga: eran dos polos opuestos.

-Anne... –Lily pasó su mano derecha por el rostro de su amiga- entiende que después de la muerte de mi padre, mamá ha estado muy triste.

La pelinegra dejó correr dos lágrimas por su rostro, que fueron secadas de inmediato por su amiga.

-No llores –la pelirroja la abrazó-, ya sé que no te gusta quedarte sola en Hogwarts, pero estarás con Marie.

La otra bufó.

-¿Marie? Ella está más pendiente de ese Hufflepuff que de mí.

-¿Celosa, Anne? –preguntó una voz desde la puerta.

Se trataba de una rubia de ojos azules muy hermosa físicamente, salvo por su exagerada frente. A diferencia de sus amigas, era la más agraciada, puesto que Lily era muy delgada y Anne gordita. Además, era de estatura media, un poco más baja que la pelirroja, pero más alta que la pelinegra.

-¡Claro que no! –negó volteándose para no ser vista por la recién llegada.

La más alta de las tres suspiró y siguió empacando su pequeña maleta, estaba segura de que esa Semana Santa recibiría muchas cartas de parte de una de sus amigas y ninguna de parte de la otra.

"Será una larga semana" –pensó sonriendo con pesadez.


-¡Remus! –chilló un sujeto enano escondiéndose tras uno más alto.

-¿Qué pasa, Peter?

Su pregunta quedó en el aire y fue respondida con la aparición de un tercero por la puerta de la habitación. Sus ojos grises miraban con enojo al pequeñín.

Remus observó la situación con tranquilidad, por lo que podía ver, algo había hecho Peter y había hecho enojar a su otro mejor amigo. Sus ojos tenían ojeras y se encontraba cansado, la noche anterior había sido Luna Llena y por ello es que esa mañana no había estado en clases. En esos momentos empacaba para ir con sus padres esa Semana Santa. Él era el más alto y el mayor de sus amigos. Sus ojos miel resaltaban en su físico, que no era perfecto, es más, incluso se podría decir que era escuálido.

Aunque el más pequeño se refugiaba tras él, el delgaducho cuerpo del castaño no lo cubría por completo, pues se trataba de un personaje mucho más robusto, de cabello también castaño y ojos oscuros.

-¿Qué hizo Peter ahora? –cuestionó al recién llegado.

El pelinegro se sonrojó y miró fijamente a quien se encontraba frente a él.

-Es que... bueno... él...

-Lo que pasa es que Canuto no se atrevió a besar a Susan O'Connell y yo simplemente le di un empujón –explicó también sonrojado el más pequeño.

Remus sonrió, típico de su guapo amigo, tendía a tener ese espíritu de apuestas y jamás rechazaba una, por muy difícil que fuese para él. La chica de la que hablaban había sido una de ellas, la más guapa de Hogwarts, popular y prefecta de Ravenclaw, él también era popular, pero no lo suficientemente lanzado como para hablarle a dicha chica; cuando se trataba de bromas o de atacar a alguien, ahí sí sacaba su valentía, pero con chicas era totalmente diferente.

Había salido con varias, no obstante, no era lo suficientemente valiente para dar el primer paso, prefería esperar a que ellas se dirigieran a él, cosa no muy común en casi ninguna, excepto por unas dos o tres excepciones, si no mal recordaba.

-Sirius... que tonto eres –fue todo lo que alcanzó a decir el joven de ojos color miel, quien aparentaba más años de los que en realidad tenía.

Por la puerta entró otro chico riendo a carcajadas, era de cabello negro muy alborotado y ojos cafés. Miró al otro pelinegro y rió más.

-Ella... ella... ella... ¡dijo que eras el Gryffindor más cobarde que había conocido! –siguió riendo de la desgracia de su amigo y luego se calmó al ver la mirada asesina que le dedicaba Remus.

El chico de ojos grises se lanzó a la cama y se cubrió el rostro con una almohada. De seguro sería la burla del colegio: los chismes en Hogwarts corrían más rápido que el correcaminos con un purgante buscando el baño.

-¡Oh, vamos, Canuto¡Fue sólo una broma, amigo!

Se quitó la almohada de la cara y miró a su mejor amigo.

-Para ti es fácil decirlo, Cornamenta. No eres el que acaba de ser convertido en el hazmerreír de Hogwarts por culpa de uno de sus mejores amigos –al terminar fulminó con la mirada a Peter.

-Yo... –el castaño no sabía qué decir.

El más alto de los tres decidió que era hora de hablar.

-Sirius, deja de hacerte la víctima, sabes que Peter lo hizo por ayudarte a que no perdieras la apuesta contra¿contra quién fue esta vez?

-Ryan Matthews, de Hufflepuff –respondió con pesadez.

-¿El idiota que está a punto de reprobar? –Inquirió el chico de cabello alborotado- ¡Si hubiera sabido, te juro que te ayudo!

Sirius fulminó con la mirada a su mejor amigo.

-En fin... –intervino Remus- Peter lo hizo por ayudarte, no deberías enojarte con él y perseguirlo, lo que has hecho es llamar más la atención, que, según supongo, es lo que no querías que pasara; James, tú no vuelvas a burlarte de las desgracias de Sirius, que a ti tampoco te va muy bien con las chicas –le recordó, ganándose una mirada de odio por parte de su otro amigo-; y tú, Peter, creo que has aprendido la lección: no ayudes a nadie a haces cosas que ni tú mismo te atreverías a hacer.

Los tres amigos asintieron.

-¡No sé qué será de nosotros sin ti! –exclamó dramáticamente el que se encontraba en la cama abrazando al castaño.

-Averígüenlo en esta semana, pues estoy por irme –dijo cerrando su pequeña maleta y bajando las escaleras.

Eso dejó a los otros tres completamente pasmados, apenas reaccionaron corrieron tras el chico de ojos color miel.

-No puedes irte –intentó detenerlo James.

-Mis padres me pidieron que pasara esta Semana Santa con ellos pues es su aniversario de bodas número veinticinco –explicó rápidamente siendo seguido por sus amigos en el camino hasta la entrada del castillo.

-¿Y qué será de mí sin ti, Lunático? –Preguntó de repente Peter abrazando a su amigo- ¡Sin ti es probable que Canuto me mate!

-¡Shhh¡No uses los apodos aquí, Peter! –lo regañó el chico guapo.

-Lo siento, Sirius.

James y Remus mantenían su conversación acerca de por qué era imprescindible que el castaño se quedara en Hogwarts durante esos días, cosa que no surtía ni el más mínimo efecto en él. En tanto, pasaba su mano por el cabello alborotándolo más.

Apenas llegaron al hall, vieron diferentes rostros de las distintas casas (especialmente Slytherins) esperando que las puertas fuesen abiertas para dirigirse durante esas cortas vacaciones a sus respectivos hogares. A pesar de la guerra, siempre era agradable pasar un tiempo en familia.

-Amigo, si necesitas nuestra ayuda... sabes que siempre contarás con nosotros –dijo de manera solemne James.

Remus rió.

-Ni que fuera a irme para siempre.


Anne había dejado de sollozar, en esos momentos acompañaba a su amiga hasta la entrada para despedirse de ella. En tanto Lily la miraba con algo de lástima, entendía que no fuese la persona más conocida del mundo y que, incluso, fuese el bicho raro de Hogwarts, pero a veces resultaba insoportable su actitud tan infantil.

-Anne... pórtate bien.

Ella asintió.

-Estaré con Ryan, creo; me pidió ayuda para no reprobar –explicó.

La pelirroja puso una sonrisa pícara y miró a su amiga.

-¿Segura que es sólo eso?

-¡Claro que estoy segura! –exclamó sonrojándose-. Además¿quién se va a fijar en alguien como yo?

-No, y con esa autoestima que tienes, más rápido –dijo Lily sarcástica-, eres mucho más bonita que yo.

La pelinegra rió sarcásticamente.

-No trates de darme ánimos.

La más alta suspiró resignada, sabía que convencer a Anne era imposible, puesto que la chica de ojos cafés siempre había estado acomplejada de su figura. Ella tenía su lado dulce, tierno y, a su vez, era muy linda, quizás no físicamente, pero sí que lo era; y por ello era que Lily la quería tanto, porque siempre había sido una gran amiga, a pesar de lo que le había costado conseguir que se hablaran. La timidez era el peor defecto de la más bajita de las dos.

-¡Evans! –llamó una voz de repente, la aludida giró en sus talones al reconocer esa voz.

-Potter –escupió conteniendo una actitud odiosa.

-¿Cuándo aceptarás salir conmigo, linda? –preguntó él acercándose y pasando el brazo por los hombros de la chica.

Ella se sacudió al molesto muchacho y simplemente lo ignoró.

-Nunca –contestó cuando se hallaba a una considerable distancia con su mejor amiga.

James se pasó la mano por la frente y se giró hacia sus amigos. Quienes lo miraban con una cara que decía claramente "nunca cambiarás".

-Quizás si no la molestaras tanto, te aceptaría –comentó Sirius acercándosele.

-¿Lo dice el que no se atreve a hablar con una chica acerca de sus sentimientos? –preguntó haciendo sonrojar a su amigo.

-¡James¡No está bien recordarle a Sirius sus desgracias! –Lo intentó regañar Peter, ganándose una mirada de sorpresa por parte de sus dos amigos-. Lo siento –agregó después sonrojándose.


Ese es el prólogo de mi nuevo fic, esta es mi versión de los Merodeadores, espero que sea de su agrado xD tengo muchas ganas de escribir esta historia, pues al fin mis personajes parecen haber sido capturados con la esencia que tanto quería. Agradezco, más que nada, a la página de LMF, pues gracias a ella es que he conseguido mejorar mis personajes y mis historias... ) y también a mis lectores más fieles que me inspiraron a recomenzar en los fics nuevamente... )

También quisiera decir que este fic está dedicado a mi querido foro, por ser el primero que escribo desde que estoy en él... :D