— ¿Se puede saber porque me estas mirando con tanta devoción? — Pregunto Elizabeth alzando la mirada del libro que estaba leyendo en ese momento entretenida para dirigirlos a los ojos de Darcy, quien había dejado de leer su libro para mirarla.
—Sí, se puede saber —Contesto con un leve levantamiento en la comisura de sus labios— Estaba observando tus hábitos —Al escuchar eso, ella levanto una ceja— Cada vez que te resulta interesante una parte del libro te muerdes el labio inferior y tocas la punta de la hoja para volverla a releerla, antes de cambiar de página, eso es uno, entre otros—
—Entonces, debo decir que me estabas examinando —Repuso con una sonrisa.
—Me gusta observar a las personas para sacar conclusiones—
— ¿Y qué conclusiones sacaste? —Le pregunto marcando la página del libro antes de cerrarlo.
—De que mi esposa tiene unos bellos ojos —Al oír eso, Elizabeth quedo sorprendida— Aunque eso ya lo había hecho poco después de conocerte —Añadió Darcy. Ante esa contestación, ella sonrió.
—No sabía que mi esposo era un adulador —Expreso sin borrar esa sonrisa que se había instalado— No todos comparten tu opinión.
—No es una opinión, es un hecho —Respondió impasible y sereno.
Ella rio y negó con la cabeza. Cada día conocía algo más de su esposo, miro su alianza y sonrió.
—Entonces ahora... ¿Debo creer que tengo unos bellos ojos? —Le pregunto levantando su mirada para ver como su esposo esbozaba una sonrisa ladeada, mientras él contestaba afirmativamente, sin ninguna señal de duda— ¿Por qué motivo debo creer ser poseedora de ese rasgo?
—Es por lo que transmitís al mirar —Ella sonrió de nuevo y no dijo nada más para volver a la lectura de su libro, mientras un sonrojo aparecía en su rostro. Entretanto Darcy se quedó un rato observándola y luego volvió a lo que estaba haciendo.
Porque para Darcy su esposa tiene unos bellos ojos y si dicen lo contrario deben estar equivocados.
