¡Hola a todos!
Bueno, aquí les traigo un pequeño oneshot que se me ocurrió escribir hoy. ¡Ojalá les guste!
¡Saludos!
Vicka.
Zumba.
- ¿Es esto una broma? – inquirió Desmond Miles con molestia mientras que él y su novia Lucy entraban a la casa donde daban clases de zumba.
- ¡Oh, vamos, nene! – exclamó Lucy - ¡Te va a encantar!
Lucy, por si no te has dado cuenta, soy un hombre… ¡En medio de muchas mujeres!
Y así era.
El lugar estaba repleto de mujeres ataviadas con mallón hasta antes de las rodillas o cubriendo todas sus piernas, camisetas ligeras y hasta con brassiere top especial para esa clase de ejercicios.
Desmond no podía creer que su novia le convenciera de ir a las 6:30 de la mañana a la casa de Rebecca Crane, la mejor amiga de Lucy, quien daba clases de Zumba en las mañanas y en las tardes, clases a las que él se negaba a asistir hasta ahora debido a que no quería sentirse avergonzado de ser el único hombre en medio de una jauría de mujeres.
Nota mental: Comprarme el programa TapOut XT, pensó muy avergonzado. Y de paso evitar que todos los chicos se enteren de esto.
- ¿Estás enfadado? – inquirió Lucy con inocencia.
- No… Simplemente me siento avergonzado y apenado por ser el único hombre. ¡Lucy, todos los chicos pensarán que soy gay si me ven aquí!
- Ir a clases de zumba no te hace gay, querido. Te pone en forma. Está científicamente comprobado.
- Si está científicamente comprobado, ¿por qué no hay hombres aquí?
- Bueno… Sí los hay… Por ejemplo, ahí están Shaun y Clay.
Desmond se volvió muy sorprendido.
- ¡¿Chicos?! – exclamó al ver a dos de sus amigos y compañeros de trabajo en un rincón.
- ¡¿Des?! – exclamó Clay Kazmareck.
- ¡Vaya, eso sí que es una novedad! – exclamó Shaun Hastings.
- ¿Qué hacen aquí? – inquirió Miles.
- Bueno, venimos aquí todos los días antes de ir al trabajo. ¿Y qué hay de ti, Miles?
- Errr… Bueno…
- Lo convencí de venir – intervino Lucy -. Hola, chicos.
- ¡Hola! – le replicaron Clay y Shaun al unísono.
Desmond, suspirando, se volvió hacia su novia y le dijo:
- Nena… No sé… Yo nunca he sido bueno para el baile.
- ¡Oh, nene! ¡No te preocupes! – le replicó la rubia – Yo creo que esto te ayudará a ser un buen bailarín… ¡Oh, mira, ahí está Rebecca! ¡Ya es hora de la diversión!
Jesús, mátame…, rogó el Miles.
- ¡Hola, chicas y chicos! – exclamó Rebecca - ¿Cómo les ha ido en el fin de semana?
- ¡Bien! – respondieron todos.
- ¡Me alegro, porque hoy es lunes y hay que empezar la semana con energía! ¡Hora de divertirse!
La música empezó a sonar.
Desmond se colocó junto a Clay y Shaun para evitar que hiciera el ridículo. Conforme todos empezaban con los primeros pasos, Desmond decidió imitarles, tratar de hacer lo mejor que pudiera.
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- ¡Argh! ¡Mi espalda! – se quejó Desmond al día siguiente.
- ¡Oh, vamos, Des! – exclamó Clay con optimismo - ¡No es para tanto!
- ¡Me duele!
- ¿Qué tanto se queja Desmond? – intervino Malik - ¿Qué tiene en la espalda?
- Efectos de la clase de zumba de Rebecca – respondió Shaun mientras bebía su té.
Malik no pudo evitar reírse mientras observaba cómo Desmond se quejaba como un bebé.
