No sé cuántas veces te habré dicho "te quiero". Perdí la cuenta hace mucho tiempo. Pero eso no me importa. Te quiero con toda mi alma y no me avergüenza repetirlo.
Cuando te vi por primera vez creí que eras una visión. Una hermosa visión salida de mis sueños. Bailaste conmigo y paseamos por el bosque cogidos de la mano. Yo puse mi cabeza en tu hombro. Tú me preguntaste "¿quién eres?" y yo salí corriendo. Aún sigo creyendo que hice la mayor tontería de mi vida.
Ahora te vuelvo a ver a mi lado. Ahora estamos juntos. Cada noche temo dormirme y descubrir al despertar que, como otras veces, fuiste un sueño. Pero al levantarme te veo a ti, dormido a mi lado, y me siento feliz.
Cada hora que paso contigo es como estar en uno de mis sueños. Y, cuando te vas, yo me siento como una cáscara vacía, sola, que espera ansiosa tu regreso. Entonces tú vuelves, alegre y jovial como siempre, y yo doy gracias por tenerte a mi lado. Y por la noche, mientras duermes, yo velo tu sueño.
A veces me pregunto por qué te quiero tanto, y nunca encuentro respuesta. Simplemente te quiero.
Ahora tú duermes, y yo sigo aquí, a tu lado, cuidando tu sueño, velando, amándote en silencio…
