NOTA

Los personajes aquí mencionados pertenecen a los creadores de ONCE UPON A TIME. No existe bebé Neal. Robin y Regina rompen su relación apenas ella se entera del embarazo de Zelena. Es una historia EvilCharming, los que les guste este ship, bienvenidos sean, los que no abstenerse de leer, esta historia posee CONTENIDO SEXUAL.

Dedicado a los fans de este clandestino Ship.


Srorybrook estaba más callado que de costumbre, algunos de los habitantes se encontraban celebrando en La Abuelita y otros ya descansando debido al trago y unas cuantas copas de ron y otras bebidas.

- David gracias por traerme, la verdad no hubiera podido llegar a casa sin alguien que me acompañara, ¡cielos! todo me da vueltas – Regina se reía a carcajadas de su condición, estaba muy bebida.

- Bien, creo que yo tampoco estoy en buenas condiciones, pero no podía dejar a la alcaldesa regresar a su casa así de… - David se rió.

- ¿Qué? ¿Borracha?, si David, estoy borracha ¿y qué? - reía Regina – No puedo creer que me encuentre así, y mucho menos por la celebración del regreso del pirata. ¡Maldita Swan!

Luego del rescate de Hook del inframundo a Emma y a todo el pueblo no se les había ocurrido mejor idea que celebrar el regreso del capitán y de los héroes a Storybrook. Todos se habían reunido en el típico lugar de eventos del pueblo. "La Cafetería de la Abuelita". Habían asistido todos, desde los enanos hasta la recientemente redimida Zelena, su ahora pareja Robin, Roland y la pequeña Elina, bebé de ambos. Los asuntos entre las casi Mills se habían arreglado a su modo, no eran ni las mejores amigas, ni las mejores hermanas, pero por lo menos ahora podían saludarse si se encontraban por la calle. Dadas las circunstancias Robin y Regina terminaron aquella corta relación que mantuvieron; pues obviamente nunca mantendría una relación con el padre de su sobrina, ni en los cuentos de hadas sucedía eso. Si bien fue doloroso al principio para la reina, el amor de su hijo, su fortaleza y orgullo ayudaron a superar el bochornoso evento.

Cuando la bebida aumentó y la gente estaba mucho más alegre, Snow creyó conveniente llevarse a los niños a casa, tenía que cuidarlos de cualquier espectáculo que los adultos mostraran luego de unas copas de más. Así que Henry, Roland, la pequeña Elina fueron a casa con Snow.

- David, mis llaves deben estar por aquí – decía la alcaldesa riendo y tambaleándose mientras buscaba dentro de su bolsa, ya en la puerta de la mansión – Ves te lo dije, no podía haberlas perdido – dijo Regina, sosteniendo las llaves en alto y mostrándoselas a David.

- Dame acá, yo abriré esa puerta.

- Hey, hey... Yo puedo hacerlo, estoy borracha y no manca como tu yerno – dijo riendo y alejando rápidamente la mano. Regina abrió la puerta y entró, seguida de David, se dirigió al sofá y de inmediato procedió a quitarse el abrigo mientras David observaba la sensualidad en la que lo hacía.

Definitivamente la mujer era guapa y eso nunca había pasado desapercibido para el ex pastor, cuando Regina colocó por fin el abrigo en el sofá, se dirigió al príncipe y ¡Wow!, éste no podía estar más embobado por la mujer, Ella llevaba una blusa blanca de seda sin mangas, cuya transparencia dejaba notar un lindo sujetador de encaje negro, llevaba además una falda negra ajustada a sus caderas que marcaba la perfecta anatomía que poseía la reina y unos tacones a juego. David la miró de los pies a la cabeza, había quedado fascinado por ella, observó su rostro y aquel cabello alborotado ocasionado por el momento en que se sacó el abrigo, detalles que la hacían ver aún más sexy. Aquella visión lo hizo despertar de la borrachera y no sólo a él, sino también a su buen amigo de ahí abajo.

- Bien Príncipe Encantador, muchas gracias por traerme, ahora que estoy sana y salva en casa, es hora de que yo vaya a la cama y tú a tu casa – dijo arrastrando las palabras mientras tomaba la mano de David dirigiéndolo hasta la puerta de la mansión y sin percatarse tropezó con las gradas y antes que cayera de bruces al suelo, el principe la sostuvo por la cintura.

- ¡Hey Cuidado! – la reina sólo reía, era la primera vez que había tomado de esa manera y estaba muy muy alegre – Regina a las justas y puedes mantenerte en pie, por favor dime donde está tu habitación y yo te llevo – el sólo hecho de tenerla de la cintura despertaba pensamientos impuros en David.

- ¡Ay siempre tan encantador el principito! – Regina cogió el rostro de David entre sus manos y besó su mejilla riendo. Los tibios labios de la reina en su rostro lo calentaron aún más. ¡Tenía que acostar a Regina y largarse de ahí!

- ¿Dónde está tu habitación, Regina?

- En el segundo piso, mi príncipe - decía la reina entre risas

- Bien, vamos de una vez – David ayudó a subir las escaleras a Regina y la condujo hasta su habitación, ya en ella la colocó sentada en la cama. La ayudó a quitarse los tacones y Regina subió un poco su falda para poder quitarse las medias y… ¡Maldita Sea! ¡Qué piernas! – David tenía su miembro cada vez más duro, y prácticamente estaba babeando por la reina. El permaneció unos segundos parado y observando cómo se retiraba las medias, esa lentitud, esa sensualidad… David no aguantó más y se acercó hasta Regina, la tomó de la cintura y la puso de pie frente a la cama…

- Regina deja de provocarme, me estás matando – le susurró mientras escondía su rostro entre su cabello y se pegaba mucho más a ella.

- ¿Qué? Pastor espera... ¿Te volviste loco? – reía mientras trataba de apartarse.

- Mira como me tienes – el príncipe besó el cuello de Regina y se acercó a ella haciendo fricción entre su pene y el vientre de la reina, lo cual arrancó un gemido de la mujer.

- Mmmhh – el príncipe sonrió, al notar las sensaciones que provocaba en ella, y poco a poco fue dejando un camino de besos húmedos desde el cuello hasta la boca de la reina.

- ¡Oh Regina, te deseo! – la besó con tanta pasión, que Regina no se resistió y abrió la boca, dejando un pase libre para la lengua del príncipe. Él recorrió con ímpetu cada espacio permitido, parecía que quería devorarla, ella colocó sus manos en la nuca del príncipe con el propósito de profundizar más el beso mientras las lenguas peleaban por lograr el dominio de la otra. Cuando el aire faltó ambos se separaron con las respiraciones entrecortadas y las pupilas dilatadas que expresaban el deseo y las ganas que se tenían ambos. David no tenía en la cabeza otro pensamiento que no fuese el desnudarla y poseerla, ¿ella? Ella sólo quería que ese pastor pervertido terminara con lo que había empezado. Él colocó sus manos en las caderas de ella y rápidamente esas manos traviesas bajaron hasta apretarle las nalgas. Ella gimió y sonrió pegándose mucho más y arrancando gemidos de él.

- Cuantas veces deseé este momento, no sabes cuánto tiempo esperé – Regina reía y gemía mientras David acariciaba con devoción cada parte de su cuerpo.

- Nunca fue fácil verte con esos escotes que no hacen otra cosa que mostrar estas hermosuras que tienes – decía mientras apretaba y acariciaba los pechos de la mujer que deliraba ante cada toque.

- Ahhhhh David! Mmmhhh

- ¿Y sabes que es lo que más me gusta de ti?... Esto – llevó una mano a la nalga derecha de Regina, mientras que con la otra seguía masajeando y apretando sus pechos – Siempre quise tocar este hermoso y redondito trasero que mueves cada vez que caminas. ¡Me encanta!

Regina no pudo contralar la risa.

- ¿Así que el Príncipe Encantador está de cuatro por la Reina Malvada? – preguntó maliciosa mientras lanzaba una carcajada.

- ¡No! La Reina Malvada va a estar de cuatro para el Príncipe Encantador, Ven acá Preciosa.

Nuevamente la besó, mientras desabotonaba la blusa de la reina con rapidez; ella tenía sus manos acariciando la tibia piel de los músculos de David bajo la camisa de cuadros, cuando él por fin logró quitarle la blusa, rápidamente se alejó de Regina, para despojarse de su propia ropa que no hacía otra cosa que estorbar, ella se deshizo de su falda y ambos quedaron en ropa interior. La reina se mordió el labio al observar el visible gran bulto en el bóxer del príncipe, él sonrió y se lanzó sobre la reina quien lo recibió besándolo y acariciando esos bien marcados pectorales y abdominales, la boca de Encantador se perdió en el cuello de la reina y poco a poco fue descendiendo hasta el valle de los senos, pasó su lengua por ahí, para luego lamer los pezones por encima del sujetador.

- ¡Necesito probarlos! – le dijo y sin esperar su confirmación sus manos fueron hasta la espalda de ella para deshacerse en un dos por tres de aquella molesta prenda, cuando por fin los deliciosos pechos de la reina quedaron descubiertos, él sonrió de costado y se lamió los labios para rápidamente llevarse un pezón a la boca, la estimulación que David realizaba con la lengua a los pezones de Regina, hicieron que estos se endurecieran al instante, y la excitación que ella sentía fuera demasiada…

- Oh David siiiii! Ahhhh ah ahh! – Regina tenía una mano en la cabeza de David con el propósito de mantenerlo en el buen trabajo que venía realizando, y con la otra apretaba con fuerza las sábanas blancas. El príncipe seguía succionando los rosados pezones de la reina mientras ella se retorcía bajo el príncipe y llevaba una mano a su entre pierna, cuando estuvo por acariciarse, él no se lo permitió, le cogió la mano y la colocó sobre su cabeza.

- Tranquila Preciosa, lo haré yo – dijo el príncipe levantado el rostro de los ya enrojecidos pezones, llevó su mano derecha a la entrepierna de ella, movió sus bragas hacia el costado y empezó a masajear su clítoris, la vagina de la reina se encontraba completamente mojada, pero él la quería mucho más receptiva para él, así que los movimientos circulares sobre el botón de placer de la reina se hicieron más rápidos, él lamia su vientre y con la otra mano masajeaba uno de los senos.

- Oh David, p-poor Ahhh- por favor mmmhh No pares – la reina jadeaba, la velocidad del príncipe aumentaba y sin esperarlo la reina dio un grito.

- Ahhhhh – David había metido su dedo índice entre los labios vaginales de la reina, mientras que el pulgar seguía un muy buen sincronizado movimiento.

- Davidddddd mmmmhh sigue sigue, más rápido p-poor favor – El príncipe metía y sacaba su dedo del interior de la reina con una maestría que dejaba a la reina cada vez más loca, un segundo dedo la invadió a tal punto de hacerla arquear su espalda por completo.

- Creooo que, creo que ahhh – David sacó los dedos de dentro de la reina, la miró y observó la decepción en su rostro.

- ¡Afff que demonios pasó! – dijo la reina fastidiada, David se rió al observar el coraje en la mirada de ella.

- Te quiero en mi boca, Su Majestad – la despojó de la fastidiosa prenda femenina y sin pensarlo dos veces, se agachó y llevó su rostro a la vagina de la reina, Regina se sentó un poco para observar lo que el príncipe se proponía a hacer, él sonrió y pasó su lengua desde abajo hacia arriba por los pliegues de la reina.

- Ahhh – Regina gimió, ¡Dios! estaba tan excitada.

- Mmmmhh sabes tan bien Regina – la reina cerró los ojos y se dejó llevar por el placer que la lengua del pastor le proporcionaba, llevó su mano derecha a uno de sus pezones y empezó a estimularlo.

La lengua de David era un pincel en manos de un artista, las lambidas que daba eran perfectas para Regina, de un momento a otro, empezó a succionar y a da leves mordidas en el clítoris hinchado de la reina, ella se estremecía ante ese contacto delicioso, sin darse cuenta la reina empezó a mover sus caderas arriba y abajo contra la boca de David, quería obtener la mayor fricción posible.

- Ahhhh, sigue, sigue! Más rápido por fa-voor!

- Vamos Hermosa, córrete para mí! – Regina ya no podía aguantar más, gemía, jadeaba, sentía el orgasmo acercarse cada vez más, hasta que…

- Davidddddddd – la reina gritó el nombre del príncipe y se corrió en su boca, él sonrió, y continuó lambiendo hasta limpiar por completo a la reina.

El príncipe continuaba su trabajo, mientras la respiración de Regina empezaba a normalizar. David levantó su rostro y le sonrió.

- Me encantas Regina Mills – ella abrió los ojos y se mordió el labio, él se acercó y la besó.

- Bien Principito, ahora es mi turno! – rápidamente ella se puso al mando, se colocó por encima del príncipe, y empezó a moverse sobre el aún cubierto pene del hombre, la fricción que ella realizaba sobre su miembro, arrancaba gemidos de David, él empezó a masajear y apretar el par de hermosos senos que tenía delante. Regina se apartó un poco y llevó una mano al miembro del príncipe, empezó a acariciarlo sobre el bóxer, mientras lo miraba a los ojos y se mordía el labio inferior.

- ¡Oh Regina! – el príncipe cerró los ojos para abrirlos de inmediato cuando sintió las tibias manos de la reina sobre la longitud palpitante de su bien dotado pene, el cual se encontraba totalmente erecto, Regina sonreía, mientras no paraba de acariciarlo de arriba abajo, en un vaivén torturante, para el excitado príncipe.

- ¿Te gusta lo que estoy haciendo pastor? Mmmmhh? – Regina se lamió los labios, tenía pensado recompensar al príncipe por tan buen oral regalado, pero él no aguantó más, la tomó de la cintura, la colocó de espaldas sobre la cama, se terminó de despojar del bóxer y se colocó encima de ella.

- Yo estoy al mando Su Majestad! – llevó su mano derecha entre las piernas de la reina, al comprobar que ella se encontraba completamente mojada nuevamente, sonrió y apartó sus muslos; sin previo aviso la penetró, Regina arqueó la espalda y el príncipe gruñó, al sentir las paredes vaginales de la reina abrazar gustosamente su pene…

- ¡Oh Hermosa estás tan apretada! Ahhh – Regina sonrió y colocó sus piernas alrededor de la cintura del príncipe, haciendo más profunda la penetración, David no esperó más y empezó a entrar y salir de la reina, provocando gemidos en ambos, en ningún momento despegaron la vista uno del otro, mantenían movimientos sincronizados, mientras David penetraba, Regina movía sus caderas al ritmo.

- Más rápidooo, ahhhh mmmmhhh – la respiración de la reina se mantenía entrecortada por el placer.

- Ohhhh ahhh Regina! – gemía el príncipe, pero él deseaba sentirla mucho más, así que salió de dentro de ella, Regina gruñó ante la frustración, David le sonrió de costado.

- ¡De cuatro Regina, ahora! – dijo el príncipe – Quiero hacerte mía mientras veo ese hermoso trasero – la reina no lo pensó y se puso en posición, se empinó y abrió sus piernas, David palmeó el redondo trasero de la reina, provocándole una ola de placer por todo el cuerpo, Regina dio vuelta y lo miró sobre su hombro.

- ¿Qué estás esperando Encantador? – Regina le lanzó una sonrisa a David y vio como el príncipe tomaba su miembro con una mano, lo acarició un poco y lo colocó en su entrada, Regina gimió ante la sensación, el no esperó y la tomó por completo. David se encontraba arrodillado sobre el colchón de la cama, en esta posición podía penetrarla más profundo. Nuevamente las embestidas empezaron y los movimientos de vaivén hacían a los dos gemir de placer.

- Daviddddd Siiii Sii asii! Sigueeee ammmmhh!

- Dios hermosaa! Ahhhh mmmh

Regina no iba a aguantar mucho más en esa posición, las piernas le temblaban por el placer y la fuerza que David ponía en cada embestida… El príncipe se percató de ello y la tomó de la cintura, la reina enterró su rostro entre las almohadas.

- David me voy a correr ahhhh

- Aún no cariño, espera un poco más ohhhhh

- Noo puedooo Davidd no puedoo, me voy a correr ahhhhh

- Apriétame hermosa, apriétame… así ohhhh, ya estoy casi cariño espera un poco más ohhh - David llevó su mano derecha al clítoris de la reina y empezó a frotar con esmero.

- Davidddd ya no puedo más me corrooo ahhhh Daviddd.

- Ahora cariño, córrete para mí, ohhhhh siiii siii!

David se vació dentro de Regina y ella cayó boca abajo sobre la cama, con David aún dentro de ella, mientras trataban de recuperar el aliento, ambos permanecían acostados, segundos más tarde, David besó la espalda de la reina y salió de su interior, se acostó al lado de ella y se durmió, Regina estaba cansada, subió hasta las almohadas, se colocó de costado y se quedó profundamente dormida.


Un nuevo día en Storybrook llegaba, las ramas de los manzanos golpeaban la ventana de la habitación más grande de la mansión Mills, la cual albergaba los cuerpos desnudos de dos casi desconocidos, cuando los rayos de sol tocaron el rostro de la alcaldesa, ella abrió los ojos sintiendo los estragos de la bebida del día anterior, miró el reloj que reposaba en la mesita de noche marrón, eran las 7 de la mañana, era viernes, pero si el pueblo había sobrevivido sin ella durante dos semanas mientras estaba en el inframundo, un día más no haría la diferencia, así que decidió dormir un par de horas más. Como el sol la molestaba decidió ponerse hacia el otro lado, cuando lo hizo, se asustó.

- Qué demonios…! ¿David? – gritó y se sentó en la cama, llevándose las manos a la cabeza que le martilleaba de dolor. El príncipe se sobresaltó tras el grito.

- ¿Re – Regina?, ¿Qué haces aquí?

- TÚ, ¿Qué haces aquí David?, No puede ser!, debo estar soñando, debe ser una pesadilla – la reina cerró los ojos mientras se masajeaba la cabeza, de inmediato algunas imágenes borrosas de la noche anterior llegaban a su memoria. David miraba alrededor y reconocía el lugar. La reina abrió los ojos de golpe y se encontró con el príncipe tan asustado como ella.

- Regina, ¿Qué estupidez hicimos? – Dijo el príncipe mirando los pechos de la reina, los cuales estaban descubiertos. Ella se percató y de inmediato se cubrió con las sábanas que cubrían el resto de su cuerpo.

- E – Eso! Una estupidez David – gritó sonrojada Regina, cubriéndose el rostro con ambas manos.

- Regina…Yo…

- ¡David, vete de mi casa! – dijo la reina impetuosamente.

- Pero Regina, necesitamos conversar, debemos arreglar esto!

- ¿Arreglar, arreglar David? ¿En serio? ¿Arreglar lo que hicimos? ¿Puedes decirme cómo?

- Regina…

- ¡Vete David! Vete – La reina se dio la vuelta hacia la ventana, no podía creer lo que había hecho, una nueva estupidez a su lista.

- Regina, esto ha sido un error, sólo…

- ¿Crees que no lo sé?, Lo sé David, sé que ha sido un error, vete! – los ojos de Regina se llenaron de lágrimas, lágrimas de rabia por lo que había hecho. Nuevamente se giró hacia la ventana.

- David recogió su ropa, se vistió y se dirigió a la puerta, cuando estaba por abandonar la habitación miró hacia Regina que se encontraba de espaldas a él.

- ¿Regina esto quedará entre nosotros, cierto? – la reina no podía sentirse más furiosa, ¿cómo se atrevía a preguntarle eso?, ¿acaso creía que ella andaría contándolo por ahí, como si fuera un premio o un trofeo, haber pasado la noche con el Príncipe Encantador?

- Qué te vayas David! – le gritó, sintiendo las lágrimas en sus mejillas. Sin decir una palabra más, el príncipe salió de la habitación, segundos después Regina escuchó la puerta principal sonar.

La Reina se acostó boca abajo y se permitió llorar y gritar de coraje por la gran "burrada" que había hecho, que estúpida había sido, se sentía la peor mujer, la peor amiga. Nunca más podría volver a ver a Snow a los ojos, ni a Emma, ni a Henry, le había costado tanto que el pueblo creyera en ella, para que en una noche de copas echara a perder todo.

La Reina malvada estuvo todo este tiempo fingiendo estar redimida para vengarse de la peor manera de Snow, la Reina malvada hechizó al príncipe encantado y por fin logró su venganza contra Snow, Los malvados nacen y mueren malvados, nada ni nadie los puede cambiar, ya podía oír las habladurías de la gente en todo el pueblo.

Le había dolido tanto lo que Robin le había hecho y ahora ella estaba haciendo lo mismo con Snow. En esos momentos, entre lágrimas de coraje y frustración se sentía tan igual o peor que Zelena. Había traicionado a Snow y a su familia entera.

Tenía que hacer algo su conciencia no la dejaría en paz, quizás era una cobarde por no saber afrontar sus errores, pero no podía dejarlo así, necesitaba olvidarse de lo que había pasado, así que sin dudarlo, se levantó, se bañó, tomó un par de aspirinas y se vistió, tenía que ir a su bóveda, esperaba con todo su corazón, que aún quedaran los ingredientes suficientes para preparar una poción del olvido para dos, tanto para David como para ella.

Salió de la mansión camino a su bóveda, miles de preguntas rondaban su cabeza, ¿Y si, no habían los ingredientes necesarios para la poción?, ¿Tendría que pedírselos a Rumple?, el hechicero, conocía cada uno de los ingredientes y su uso exclusivo en ciertas pociones podría sospechar el porqué, quizás éste le pediría algo a cambio, No!, No era buena idea! Maldición Si tan sólo hubiera traído algo del agua que le dio su madre en el inframundo.

- ¡Mamá! – Regina se encontraba tan perdida en sus pensamientos que no se dio cuenta que Henry venía en dirección a ella, acompañado de la última persona que quería ver.

- ¡Hey Regina, Buenos días! – dijo Snow.

- Hola Cariño – dijo Regina correspondiendo al abrazo que su hijo le daba – Hola Snow – la reina saludó a la princesa, desviando rápidamente la mirada, la culpa la atacaba de nuevo – ¿No deberías estar con Emma? – preguntó la alcaldesa a su hijo.

- Sí, pero al parecer Emma se quedó dormida o algo así, porque no apareció a recoger a Henry – dijo Snow – así que decidí acompañarlo a casa, Henry necesitaba de ropa limpia y yo... cierto Regina, ¿has visto a David?

- ¿Q – Qué? ¿Por qué me lo preguntas? – gritó la reina.

- Tranquila, pensé que podrías saber donde estaba o donde pasó la noche – Regina sintió una punzada en el pecho – pues no llegó a dormir a casa y anoche se quedó con ustedes donde la Abuelita.

- No Snow, no sé donde pueda estar David – dijo Regina desviando la mirada.

- Cariño, ve a casa, dúchate y toma un muy buen desayuno, tienes que empezar a ponerte al corriente con la escuela, perdiste mucho en esas dos semanas en el inframundo.

- Si mamá, lo sé – dijo el ya adolescente Henry.

Regina besó la frente de su hijo y se despidió de él y Snow con el pretexto de ir a la Cafetería por unos pastelillos, lo cual fue muy raro tanto para Henry como para su abuela, pues conocían la estricta dieta baja en azúcar que la reina consumía.

- A tu madre no le hace nada bien desvelarse, amanece con un humor… - Henry sonrió.

Tenía que borrar el error de una noche de copas, tenía que hacerlo ese mismo día si quería volver a estar en paz consigo misma y su familia, Se repetía nuestra Reina camino a su bóbeda.


PD. Amo el OQ antes de que a los Two se les ocurriera embarazar a Zelena de Robin.