¡MALDITOS HUMANOS! CAPÍTULO 1: TURIANOS COMO MASCOTAS

¡Hola chicos y bienvenidos a nuestro nuevo fic! Esperamos que os guste y que lo disfrutéis. Estamos agradecidos si escribís reviews o cualquier otra cosa. No hay muchos fanfics en español de Mass Effect, y menos AUs. Por eso queríamos dejaros este. La historia trata sobre

Z: Pero déjales ya que entren a ver el fic y que lo descubran ellos

E1: No quiero. Quiero decirles de que va

Z: Pero para eso ya tenían el summary. No seas rácana

E1:No soy rácana D':

Z: Pues déjales leer ya

E1: Vaaale -.-

Bueno chicos. Que lo disfrutéis ¡Enjoy!


Atención: Mass Effect y compañía pertenecen a Bioware-sama. Así que tal grandiosidad no he podido hacerla yo, yo solo agrando la comunidad de fans. Así que arrodillaos ante Bioware y rezarle el Keelah.


''¡Levántate!'' es la primera palabra que siempre oigo salir de la boca de mi señor. ''Las tareas de la casa no se van a hacer solas'' me decía con seriedad. Él era un hombre alto y delgado, pelo castaño corto y tenía heridas de guerra por toda su cara que se refugiaban entre las arrugas que tenía. Era un hombre al que no era de sentido común levantarle la voz… ni tan siquiera dirigirse a él, y menos aun siendo un esclavo.

Todas las mañanas salgó junto a mi compañero a ayudar al señor con sus tareas, tanto hogareñas como de trabajo. Era un hombre del consejo, cuyo nombre sino recuerdo mal era Udina. Todas las mañanas, cuando le acompañábamos, era normal ver a alguien como nosotros… un esclavo, un turiano que ha perdido sus derechos y ha sido sometido injustamente ante los humanos… junto a su amo. 'Amo' se me pasó por la cabeza. Nos tienen tan estrictamente sometidos que hasta en nuestras cabezas pensamos como lo que nos han convertido. Llega un momento en el que olvidas todo lo que te diferenciaba de los demás: tu cultura, tu religión… tu planeta. Todo eso lo he olvidado por la injusticia que se hace hoy en día.

''No podemos decir que sea justicia, pero tampoco injusticia. Es la manera de enseñaros que podemos ser un buen aliado… y a la vez un buen enemigo'' decía el hombre dejando un tiempo para los pensamientos. ''Por eso os recomendamos que no hagáis estupideces y no nos volváis a provocar una guerra. Sería una pena volver a tener que someter a otra raza'' decía el hombre con ironía y una sonrisa fría en su rostro.

Ese día nos cambió. El día en que la guerra acabó, saliendo nuestra raza perdedora frente a aquellos humanos. En momentos como ese te das cuenta de a lo que la gente puede sucumbir. Un día están cubriendo tus espaldas y sonriéndote, y al siguiente dándote órdenes como a una simple mascota, ''turianos como mascotas'' se reía apagadamente mi compañero cada vez que hablábamos del tema.

Habían pasado más de veinte años, puede que treinta, desde la derrota. Los humanos aterrorizaron a media galaxia demostrando su fuerza derrotando a uno de los ejércitos más fuertes en la vía láctea. Pero en vez de unir fuerzas, decidieron matar a todos aquellos que lucharon en la guerra mientras tomaban al resto y los convertían en esclavos. Los que lograban escabullirse de la esclavitud solían unirse a bandas en Omega como los Soles Azules, nadie pisaría Omega por unos "sucios" turianos, aparte, Aria no estaría de acuerdo. Pero por desgracia la mayoría cayó en manos de la corrupta sociedad. A las mujeres las usaban como objetos sexuales, mientras que a jóvenes y niños los usaban para hacerles trabajar. Ahora os preguntareis, ¿y los hombres adultos? Ahí está lo malo. Cuando eres esclavo no solo te quitan tus derechos y te someten a la fuerza, sino que al ser de una raza fuerte, al llegar a cierta edad te sacrifican para evitar problemas.

Muchas veces en las ceremonias de sacrificio, soldados de bandas de Omega irrumpen y salvan a los que pueden para unirlos a sus tropas. Muchos dicen que es para montar un equipo revolucionario en contra de esta injusticia, en la que participan hasta humanos mismos. Por desgracia me han pisoteado tanto, que mi esperanza y mi fe no llegan tan alto.

Por desgracia dentro de poco yo seré uno de los siguientes elegidos para esa absurda ceremonia sin sentido. Si de verdad es eso lo que dicen, me encargaré por mi propia mano de servir a aquella banda y matar al último insolente con mis propias manos.

''Dicen que los últimos días te tratan mejor'' decía mi compañero sacándome de mis recurrentes pensamientos. Estaba sentado a mi lado. Tenía las ropas blancas de todos los días, siempre arrugadas y hechas polvo… y esa sonrisa en su cara. No entendía a mi compañero, era esclavo de un sucio humano que lo maltrataba, lo explotaba, lo insultaba… y seguía feliz. Él es como un hermano pequeño para él, jamás permitiría que le hicieran nada. Siempre estoy preocupado por él, pero él, parece siempre tan metido en su mundo, ignorando los infiernos que pasaba cada día. Nunca le he llegado a preguntar por qué era eso así. ''¿Hola? ¿Estás ahí?'' volvió a decirme sacándome de mi cabeza.

''Si, lo siento. Estaba en mis-''

''En tus pensamientos, lo sé'' dijo cortándole el habla ''siempre lo estás…'' dijo con un tono vacío. Echó un suspiro y le habló ''Oye, sé que tiene que ser duro. Dentro de unos días nosotros moriremos, es verdad. Pero ahora has de vivir feliz y…''

''¡CÓMO PUEDES DECIR ESO!`` grité con rabia frente a sus palabras. Pero me callé esperando no haber alertado a nuestro amo. Al ver que no era así continué hablando con él. ''Estamos viviendo un infierno, algunos ni nos consideran personas. Nos maltratan, insultan… ¿y tú? Tú lo único que haces es sonreír e ir feliz a todos lados. Como si nada pasara'' tomé un descanso para respirar. ¿Tanta era la rabia que podía soltar? ''Necesito que me digas tus razones. Quiero que me digas por qué sigues feliz sabiendo que morirás dentro de unos días sabiendo que has tenido una vida miserable'' dije ya con los ojos ardiendo, conteniendo mis lágrimas de rabia donde estaban.

Él se quedó fijo mirándome, pero no con esa sonrisa que tenía siempre, esta se había esfumado y ahora su cara no expresaba nada mientras que sus ojos penetraban mi mirada haciendo que un escalofrío recorriese mi cuerpo. ''¿Cómo te convertiste en esclavo?'' me preguntó con tono frío y serio.

''¿Cómo?'' le pregunté como un incrédulo

''Ya me has oído, respóndeme'' dijo con un tono y unas palabras que no conocía de él. Entonces con voz rasposa le respondí.

''Ya deberías saberlo'' le dije con seriedad, pero al ver su cara decidí darle lo que quería. ''Mi padre era general de las tropas, así que murió en batalla. Mi madre era soldado y la mataron. Entonces me quedé solo, separándome de mi hermana Solana y llevando aquí, donde tú estabas'' terminé con un tono flojo al recordar al mi familia.

''Ya veo'' dijo ''Pero tú no estuviste presente en las muertes de tus padres… yo sí'' dijo frío. Me quede mirándolo, nunca me contó cómo llegó aquí, siempre que podía, evadía el tema. Y lo entendía, no era un tema muy gustoso del que hablar. ''Mis padres vivían en la ciudad, éramos una familia que intentó huir al ver las naves llegar. Nos cogieron, a mí, a mis padres y mi hermano mayor. Nos ataron y nos obligaron a ver como torturaban y mataban a nuestros padres, para que después nos cogieran, nos ataran y estuvieran a punto de matarnos…'' dijo tomándose un respiro ''mi hermano murió intentando hacer que huyera, para que después me cogiesen y acabase llegando aquí. Así que en respuesta, sí. Mi vida ha sido una miseria, pero ¿sabes que me hace seguir adelante? Tener a un amigo como tú a mi lado, casi te podría llamar hermano. Eso me hace continuar. Y que me maten, moriré contigo para poder llegar a nuestros seres queridos. ¡Eso es lo que me mantiene feliz, saber que los volveré a ver! ¿Y la sonrisa? Me gusta ver como se molestan al verme feliz aun teniendo esta mierda de vida. Así que dime ¿Eso responde a tu pregunta?'' dijo terminando la última frase con un tono más alto de lo debido. Yo me quedé con los ojos abiertos. ¿Qué le iba a decir después de eso? Al rato de pensar y ver que ya no aguantaba más fui a responderle. Pero un portazo me impidió continuar.

''¡QUÉ SUCEDE AQUÍ!'' gritó Udina al entrar a nuestra habitación, si es que se la podía llamar así. ''¡CÓMO SE OS OCURRE LEVANTAR LA VOZ ASÍ! ¿QUEREIS QUE ME CABRÉE?'' gritó aun con más fuerza cogiéndome del cuello de nuestras ropas. Nosotros le negamos como pudimos ''¡Que no vuelva a suceder!'' dijo mientras se marchaba a la puerta, pero antes de salir se dio la vuelta ''Y como castigo hoy no tenéis cena, ninguno'' dijo cerrando de un portazo la puerta tras de sí. En realidad no era gran cosa el castigo, la cena era siempre una miseria. Pero esa no era ahora mi preocupación. Miré a mi amigo otra vez, y el resignado al no recibir respuesta se fue a dormir al suelo con un suspiro. Yo en cambio no pude dormir.

O.O.O.O.O.O.O.O.O.O.O.O.O.O.O.O

Los días pasaron, y no me volví a dirigir a mi compañero. Cada vez que intentaba hablarle me quedaba mudo, sin palabras para expresar mi culpa. ¿De qué? Hasta yo dudaba al respecto.

El día de la ceremonia llegó, y como costumbre nos vistieron con ropas oscuras. Udina nos llevó a un gran salón en el que habían sillas puestas alrededor. Me sentaron en una de las sillas junto a mi camarada y nos apretaron a las sillas para evitar que nos escapáramos. Según había oído la muerte era indolora, algo que agradecía bastante. Un pinchazo de veneno mortal y lento. Antes de que fuesen inyectándonos el veneno uno a uno, un ricachón obeso salió al frente y convocó unas palabras, las mismas de todos los años.

''En el día de hoy, tenemos a nuestros jóvenes…'' iba diciendo aquel hombre cuando alguien me llamó. Dirigí mi mirada al lado, donde se encontraba mi amigo.

''Hey, ¿crees que este veneno servirá para los humanos?'' dijo con tono sarcástico, que poco a poco se fue apagando. ''Quería disculparme, fui algo idiota. Por mi culpa nuestros últimos días han sido los peores de todos'' dijo agriamente.

''No digas eso, fue mi culpa, no debía sacar el tema… Recuerda, juntos hasta el fin'' le decía a mi amigo, sabiendo que eran nuestras últimas palabras. Pensar que este era nuestro fin, que íbamos a morir así. Era poco creíble. ''Oye tú, si el obeso'' le dije con tono impertinente al humano en frente nuestro. Si ese era mi último día vivo, quería plantarle cara a esos cabrones. ''En vez de decir tantas palabras sin sentido. ¿Por qué no te metes ese papel por el culo y te vas a hacer algo de ejercicio? Das asco'' le dije con terqueza, satisfecho y algo asustado también. El hombre se dio la vuelta y poco a poco se fue acercando a mí con cara de pocos amigos.

''Escúchame, maldito insolente'' dijo apartando el micrófono para evitar que los demás le escuchasen. ''Este es tu último día, pero puedo hacer que sufras mucho. No tienes derecho a dirigirme la palabra de esa manera, y menos aun siendo un sucio turiano'' dijo dándome unas palmaditas en cara mientras estaba congelado del miedo. ''Los de tu raza no servís para nada, tan solo para hacer de sucias mascotas. Y ya deberías estar agradecido de eso. Así que si no quieres arrepentirte de lo que has dicho, no vuelvas a abrir tu sucia boca de reptil y estate tranquilito'' tras esto se dio la vuelta y de una sonrisa se dirigió al horrible público. ''lamento el problema, señoras y señores. A uno de nuestros amigos se le está quemando el cerebro antes de lo previsto'' terminó seguido de las inmundas risas de los presentes y continuó con su "discurso".

''No le hagas caso, es humano ¿recuerdas?'' dijo mi amigo susurrando para evitar que le pudiesen oír. Yo a cambio le dirigí una sonrisa.

La hora había llegado, y empezaron a inyectar el veneno por mi derecha. El tiempo se hacía eterno, y el miedo poco a poco se fue apoderando más de mi cuerpo. Pero no fui el único. El hombre que tenía a mi otro lado era el siguiente y de la ansiedad comenzó a moverse como loco, gritando y pidiendo ayuda. Lo guardias, en vez de inyectarle el veneno, le pegaron un tiro en la cabeza. La bala no salió al otro lado debido a la resistencia de nuestro cráneo, pero su cabeza cayó indicando su muerte. Entonces los guardias se dirigieron a mí y me dijeron. ''Mas te vale no hacer lo que tu amigo'' mientras se reían. ''Malditos bastardos'' decía en mis pensamientos. Pero antes de que la aguja llegase a mi cuello, un estruendo inundó la sala. Una de las paredes había explotado llevándose a parte del público por delante. Un hombre, seguido de una mujer y de varios grupos de soldados apareció. Llevaban armaduras azules con tonalidades negras y blancas. ''¿Será ese el grupo de los soles azules de los que tanto he oído?'' pensé, olvidándome por completo de la aguja que tenía a centímetros de mi cuello.

''No podemos permitir que esta matanza siga ocurriendo, es una locura y está manchando nuestra sociedad'' decía el hombre con una voz bastante grave.

''Vamos detener esto'' dijo la mujer que llevaba al lado, reconocí enseguida que era turiana debido a sus subvocales al hablar. ''Han venido a por nosotros'' dije mirando a mi compañero de la felicidad.

''No lo permitiremos'' dijo uno de los guardias alzando la inyección, pero antes de ponérmela, un disparo recorrió toda la sala. El hombre cayó de bruces al suelo y su compañero sacó su arma poniéndose en guardia.

Los soldados masacraron a todos los presentes, sin dejar ninguno vivo. El hombre ricachón se escondió tras el guardia de mi lado. Al poco más guardias invadieron las salas, rodeando por completo a los soldados. ''¿De verdad creéis que esto nos detendrá?'' dijo el hombre muy seguro de sí mismo. Los soldados comenzaron a matar guardias y unos bióticos se nos acercaron para liberarnos a los que quedábamos con vida. Corrí delante de mi compañero, esperando que pudiéramos huir. Uno de los bióticos mató al guardia que protegía al hombre obeso, mientras que el otro estrangulo con sus propias manos al mismo. ''Tu cuello se siente extraño al estrangularlo'' dijo riéndose. Yo me percaté de ello. Pero al pensarlo, es mejor estar de parte del loco que del malvado. Uno de los soldados nos guio a una de las naves para la evacuación. Pero a metros de llegar a esta, un sonido de francotirador inundó la sala. ''¡Francotirador a la vista!'' gritó uno de los soldados. Frente a tal advertencia me giré para ver a mi amigo para ver si continuaba conmigo. Pero la vista me heló la sangre. Aquel disparo de francotirador fue a parar a él. De todas las personas que habían en la sala, de todos los que habían como blanco, tenía que terminar en él.

''No… m-me encuentro bien, Ga-'' dijo cayendo al suelo. Corrí hacía para socorrerlo cuando una voz me gritó. ''¡Déjalo, te estás poniendo en peligro! ¡Déjale!''

''¡Jamás!'' grité cogiendo su cuerpo y llevándolo a rastras a la nave. Los soldados me cubrieron hasta llegar a la nave. Costaba llevar algo de tanto peso, pero no podía rendirme. Lo dejé en el suelo de la nave donde uno de los médicos fue e atenderle. Todo estaba lleno de sangre y mi amigo me miraba con una débil sonrisa. ''Parece que al final saldrás vivo de aquí'' decía con dificultad para respirar.

''No, no es así. Saldremos, los dos, vivos de aquí'' dije con las lágrimas rozando el borde de mis párpados.

''Oye'' me dijo, intentando aguantar '' debes vivir. Debes encontrar… la forma de enmendar… tu vida. Ya….es demasiado tarde para mí… pero tú…aún tienes la oportunidad de gozar la libertad… Te quiero…hermano'' dijo echando un último suspiro antes de cerrar sus cansados ojos. Yo me negaba a créemelo.

''No… no,no,no'' decía mientras buscaba signos vitales. ''No puedes dejarme aquí. ¿Recuerdas? Juntos hasta el fin'' decía con las lágrimas desbordando de mis ojos ''Aún tienes que enseñarme a tu familia… A tu padre, a tu madre…. Di-dijistes que tenías…un hermano mayor, ¿verdad?'' decía apoderado por la desesperación. Una mano me tocó por detrás y con un tono suave me dijo.

''Lo siento. Ya está, se ha ido'' dijo intentando consolarme, pero eso no lo hacía lo más mínimo. Estaba dominado por la rabia y la ansiedad.

''Antes de que te vayas, quiero hacerte una promesa'' le decía a mi amigo. Pero más que por él, era por mí. Por la venganza ''Te prometo que acabaré hasta con el último ser humano que habita en la galaxia'' dije con hostilidad.

Al rato de estar junto al cuerpo de mi amigo, una voz femenina me habló por detrás. Ya la había escuchado con anterioridad. ''Oye. Perdona que te moleste, sé que debe ser duro por lo que estás pasando. Pero debemos identificar a los nuevos'' dijo mirando a un pad que llevaba en la mano. '' ¿Y bien?''

Yo me giré para verle la cara, pero me quedé congelado al observarla bien. Aquellas marcas en la cara, aquel color marrón blanquecino, aquellas placas en su piel con aquella forma tan perfecta, no lo podía confundir por nadie en la galaxia. ''Solana…'' dije con una voz tan suave que apenas se oyó, por lo que la mujer tuvo que levantar la cabeza para volver a preguntarme.

''¿Cómo has dic-'' dijo quedándose congelada al igual que yo. Mirando directamente a mis ojos. Se quedó callado por segundo y poco a poco se fue acercando. ''No puede ser…'' dijo agachándose para estar al mismo nivel que yo y abrazarme. ''Garrus…''


¡Hola chicos! ¿Qué os ha parecido? Dejad reviews para comentarlo. Esperamos que os haya gustado y queráis continuación. Pero si es así tardaré en subirla debido a que debemos atender los demás fics. Igualmente:

¡Que tengáis un buen dia!

ZAAMEI cambio y corto