DISCLAIMER; los personajes son todos de Masashi Kishimoto, prestados para recrear una historia de mi propia imaginación, los hechos variaran mucho en esta historia la cual es de mi total propiedad. Todo hecho sin fines de lucro, y para entretener a un público lector, sin más os agradezco su atención y Di NO AL PLAGIO.

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Capítulo 1

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Había pasado toda la tarde en el dojo, practicando para poder perfeccionar su Dōjutsu ocular, quizá pasaban ya de las diez de la noche porque el frotar de las alas de los grillos se escuchaba en todo el campo de entrenamiento y el aire frio ya empezaba a entumirle los huesos, aun así no pensaba irse hasta haber mejorado el nuevo movimiento que le causaba tanta frustración desde que su padre le hubiera señalado sus errores. Para Hyūga Neji no bastaba que a sus espaldas susurraran que era un genio a tan corta edad, no cuando pertenecía a la segunda rama y sus habilidades ya eran vigiladas recelosamente por el consejo, no cuando tenía muchas miradas y opiniones en contra y ni hablar del despectivo trato que usualmente obtenía de todos y cada uno de los miembros del Bouke. Aun así nadie se metía en su camino, nadie se oponía en que fuera más fuerte que ningún otro Hyūga antes visto en el Souke, porque si de algo estaba seguro era de sus habilidades y de lo quisquilloso que era el clan entero; Su padre lo decía siempre que creía que no lo escuchaba y con ello se fueron desplegando pequeñas y sutiles ideas de lo que en realidad era.

Un arma.

Eso era. Una posible arma para el clan, dejándolo extender sus alas para poder cortarlas en el momento justo y con una posible excusa que todos aceptarían, "es de la segunda rama, las reglas son claras", "Un genio nacido en el lugar equivocado, una verdadera desgracia".

Nadie cuestionaría a la "honorable primera casa"

Si se permitía un pensamiento diría que eso era una verdadera estupidez, ellos siempre serian personas horribles.

Cuando tenía seis años nunca se había cuestionado nada respecto a su posición ni a la sumisión a la que constantemente eran sometidos los de la casa inferior, aunque eso no quería decir que no lo notara, sin embargo en su cabeza solo existía el deseo de enorgullecer a su padre y enaltecer a la segunda rama, algo muy noble le había dicho su padre pero no tan fácil de lograr, el sistema de casas era inflexible y el sello era clara prueba de ello. Conforme pasaron las primaveras que lo llevaron a cumplir ocho años Neji entendió varias cosas, y nuevas inquietudes despertaron en él; todo relacionado con el pronto nacimiento de un heredero para el clan. La preocupación de lo que sería su vida se reflejó en los ojos de su padre que en algunas ocasiones le miraba con tristeza, de algún modo su padre siempre esperaba lo mejor de él y el simple hecho de que hubiera nacido como un miembro del Souke ya era lo suficientemente malo. Quizá fue eso lo que lo obligo a mantenerse en ese riguroso entrenamiento, siendo el mejor en la academia de konoha donde había presentado su deseo de volverse Chūnin lo más pronto posible, lo hacía porque no quería que su padre se preocupara por él, no por ser débil, pero aún era un niño, eso él lo sabía, apenas si era Genin, con orgullo podía decir que el mejor de su generación.

Algunos decían que su vida estaba destinada a algo grande, quizá ligada a la del heredero del clan Hyūga, lo más grande a lo que podría aspirar un miembro de Souke, eso o servir en las sombras como un miembro de elite en Ambu, aunque él no estaba seguro de querer ser uno; La idea de portar una máscara y olvidar que había salido del Souke no se le hacía tentadora, él quería igualdad, él quería que su padre no sufriera por la división irracional de la primera casa. Sus entrenamientos eran arduos y duros, sin ninguna contemplación, incluso más después de oír los susurros en los pasillos, "el más fuerte será elegido como guardián".

Cuando pregunto si él podría ser candidato algunos jóvenes de la rama principal le habían mirado con algo parecido a la burla.

Su padre en cambio le había sonreído, y le había asegurado que ese era el honor más grande que se le podría encomendar al elegido de la segunda rama, y aunque él no lo creía así del todo no había cuestionado a su padre quien era el protector del jefe del clan, su hermano Hyūga Hiashi, ambos tan parecidos y tan diferentes a la vez, quizá se debía a que eran gemelos, aunque su padre poseía una calidez que el jefe del clan no poseía. Muchas veces había sido entrenado personalmente por su tío, algo que no muchos ancianos tomaron bien, se suponía que él no tenía derecho a un trato especial ni al honor de ser entrenado por el jefe del clan, pero sorprendiéndolo alego que había visto su potencial, asegurando que no solo por tratarse de su sobrino estaba satisfecho con sus rápidos progresos y que estos no debían desperdiciarse, su padre le dijo que eso nunca había pasado y que por eso los chicos de la rama principal lo miraban más mal que antes.

Aquello no lo desanimo en lo absoluto, quizá fuera soberbia o algo parecido, pero el simple hecho de resaltar entre lo que se creía lo mejor de lo mejor ya era un gran paso, ni cada ojo blanco lleno del más puro odio le haría bajar la cabeza de ahora en adelante, un caso muy distinto era el jefe, más que nada por respeto.

Encesto dos golpes a su oponente invisible intentando imaginarse el escenario en el cual podría atacar sin salir con un solo rasguño, con un ataque perfecto de su juuken. Sabía que aún estaba lejos de todo lo que deseaba, lejos de ser reconoció por el clan entero, lejos de lograr que la mirada dolida de su padre dejara de inquietarle, y lejos de que su posición afectara cada paso que daba. Podía entrenar día y noche, podía ver a un rango que solo un Hyūga adulto podría ver, podía desentrañar cualquier secreto con su ojo blanco y aun así sentía que faltaba tanto, demasiado para ser lo que realmente anhelaba. respiro agitado sintiendo el halo de vapor que salía directo de sus pulmones, y aquel sujeto invisible seguía ahí, sin ser derrotado; sabía que las practicas sin un verdadero oponente y en medio de la nieve no le ayudaban en mucho, recordó que las lecciones de su padre eran siempre fluidas y llenas de consejos, muy diferentes a los rudos y extenuantes a los que era sometido por su tío, su madre incluso apretaba los labios con angustia cuando lo veía llegar con golpes y moretones entre las costillas y los brazos, a él no le importaba los rasguños cuando obtenía resultados más que satisfactorios.

¿Sería tan malo que un niño pensara como el?... quizá ese era el precio de ser considerado un genio, aportándole al hecho de que carecía de amigos y aun así aquello no le importaba.

El leve ajetreo en la casa principal llamo su atención, no era común en el clan Hyūga armar ningún tipo de ruido u alboroto a esa hora de la noche o en ningún momento a decir verdad, en especial una donde la luna nueva se alzaba esplendorosa en los cielos y la nieve caía ya sobre sus hombros lenta y fría en pequeños montículos de escarcha. Deshizo su técnica ocular y avanzo con paso lento hacia el otro extremo del dojo y entonces lo supo. La matriarca Hyūga hikari aguardaba en reposo el pronto nacimiento del heredero de la rama principal. pudo escuchar las pisadas de las mujeres del Bouke entrando rápidamente a la primera casa, mientras las ordenes la partera Hyūga kali hacían eco en la puerta hacia donde se apresuraban con toallas blancas y agua caliente, se quedó de pie a un costado del dojo que era además de la puerta de madera la separación de ambas ramas, la entrada estaba vacía a esas horas y solo el árbol de ciruelo ahora desnudo y cubierto de nieve que decoraba la entrada se estremecía con el viento que anunciaba la estación más fría del año.

-el heredero… del clan Hyūga… - murmuro despacio, intentando imaginarse al niño al cual servirían de por vida, de alguna manera la imagen de un mini Hiashi no le agrado, tampoco lo hizo el hecho de saber que si quedaba como guardián sería como un niñero el resto de su vida, por culpa de sello del pájaro enjaulado que había marcado su frente como una dolorosa lección, un agonizante recordatorio de que él nunca podría ser libre, que su destino había sido impuesto en una marca de obediencia, como si no confiaran en ellos, una razón más para prevalecer en el Souke, para demostrar que nada de lo que hicieran doblegaría el espirito de libertad que aun moraba en él y en cada siervo de la segunda rama. La marca había pasado a ser para él algo casi vergonzoso, obligándolo a cubrirlo con vendajes, quizá para intentar olvidar a ratos que su destino ya había sido dictado de una manera casi despiadada sin siquiera preguntarle, y es que a nadie de la rama secundaria se le preguntaba, ellos solo obedecían. Una parte de él le dijo que ese era su lugar y que en vez de sentirse desgraciado por ello debía sentirse honrado por dicha oportunidad si es que llegaba a presentarse, pero aún era pequeño y sus pensamientos rara vez tomaban un tono estricto para con los suyos, solo en algunos casos como ese momento cuando la sola idea de un heredero tan frio como ese invierno invadía sus pensamientos.

Volvió la vista hacia la casa principal, el aire olía flores y polen, de las pocas que sobreviven el invierno sin doblegarse, las demás flores que la matriarca Hyūga se esmeraba en cuidar estaban en el invernadero lejos del impetuoso clima y en los jardines quedaban solo las más fuertes. Un nuevo viento azoto las dalias de una manera casi cruel al mismo instante en que escucho un grito dentro de la primera casa, fue tal que tuvo el poder de estremecerlo y hacer que el silencio reinara en el lugar por breves segundos antes de que se reanudara el ruido de los grillos y el lejano croar de un sapo en algún estanque congelado.

-Neji – dio un bote y volteo sorprendió, estaba tan absorto en sus pensamientos que no había oído llegar a su padre, se enderezo nerviosamente como si de algún modo su padre hubiera escuchado sus anteriores pensamientos, que avergonzado se sentiría su padre si supiera que él no compartía el sentimiento de orgullo que significaba el simple hecho de ser un Hyūga y que el pensamiento que lo atosigaba últimamente se debía a su orgullo, uno donde demostraba que nadie podría contra él, que el volaría aun con un destino sellado.

-buenas noches padre –susurro

-ya es tarde, tu madre preguntaba por ti – hablo su padre al cruzar los brazos sobre su pecho.

-me quede entrenado un poco mas – respondió con simpleza, volviendo la vista levemente hacia donde se encendían las luces de lo que sería el cuarto de Hyūga hikari

-oh, ya veo –dijo de pronto su padre, adivinado por qué se había retrasado, posiblemente entendiendo también el hilo de sus pensamientos, aquello solo hizo que se sintiera avergonzado de sí mismo aunque su lado obstinado le decía que no, que él tenía razón en pensar que su destino tenía un tinte demasiado injusto.

-¿crees… crees que me elijan para ser su guardián? –pregunto al voltear hacia su padre, con la esperanza de que si lo lograba se esmeraría en ser un digno guardián, que sería digno aun con la marca y aun siendo de la rama secundaria, no evito que sus ojos se dieran cuenta de que su padre parecía extrañamente distante, sin la sonrisa amable que siempre acompañaba su rostro, como si de algún modo pudiera evitar lo inevitable, él era consciente de que su padre nunca aceptaría que él, su hijo no hubiera nacido para ser un líder.

-Hiashi-sama hablo conmigo esta tarde –dijo al mirarlo con algo parecido a la tristeza – dice que no hay nadie más apto para ser su protector que tú, una vez que tengas la edad adecuada – Neji no oculto la sorpresa en sus ojos, tampoco lo hizo con la sonrisa que abarco su rostro en un momento, y se propuso cambiaría su manera de pensar, intentaría que los malos pensamientos sobre el clan no amargaran su corazón y que sin importar que, él demostraría que su destino era ser el genio que tanto temía el clan Hyūga y un guardián digno de reconocimiento.

-¿estas orgulloso de mi padre? –pregunto entusiasmado, la posibilidad de ser aun pequeño y haber obtenido una responsabilidad muy grande lo hacía sentir como un adulto, con metas, con una razón de esforzarse aún más allá de sus límites, logrando impresionar a su padre y levantar la reputación de la rama secundaria y quizá solo quizá ser reconocido por todo el clan, incluso por el próximo jefe del clan Hyūga.

-siempre he estado orgulloso de ti Neji, eres lo más preciado que tengo, a ti y a tu madre – dijo al posar su mano en su hombro, con aquella sonrisa que se había ausentado en primera instancia, eso lo lleno de júbilo, decididamente a volverse aún más fuerte y digno. Nadia jamás le diría que no era digno.

-Padre, mi propósito es sólo uno. Quiero ser fuerte, tan fuerte como para no perder con nadie en adelante – su padre le sonrió abiertamente asintiendo a sus palabras y por un momento olvido que pertenecía a la rama secundaria y que a pesar de que él no deseaba ese destino lo aceptaría con humildad y honor como su padre.

La puerta de la casa principal se abrió y supo que llevaba más de una hora observando pues su cuerpo antes caliente por el entrenamiento ya se había puesto frio, aun así no fue el único que escucho los murmullos de las mujeres del clan, su padre también lo hizo y el agarre en su hombro se intensifico cuando escucho la frase.

"Es una niña"

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Nota de la autora: tengo un sentimiento de culpa en mi pecho por subir esto y no continuar escribiendo mi otra historia, eso significa mucho trabajo, mas mi trabajo, mas mis deberes, no sé cómo es que uno no aprende a ser organizado, ( ¡tú eres la única que no aprende! ) ya me esa regañando mi inconciencia XD, como ven esta historia será NejixHina, quisiera saber si hay fans de esta pareja por ahí, ya que he intentado buscar historias de esa pareja y nada :c son muy poquititas, y la verdad yo amo a Neji, lo amo con todo mi corazón, y no vi jamás a nadie mejor para estar con el que la misma Hinata, como odio que lo hayan matado :,v , no era nada justo, en fin, tengo como tres historias más de ellos, pero quise subir esa primero para probarlos jajaja, si es que hay alguien ahí verdad. Bueno, ya que. Espero que a alguien le interese este proyecto, sin más besitos me despido.

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