Una escena bastante comprometedora se desarrollaba en un solitario pasillo. Rose Weasley y Scorpius Malfoy se besaban entre risas.
-Entonces, ¿nos vemos en las vacaciones? –preguntó Rose, divertida. Las vacaciones de fin de curso estaban a apenas tres días, y todo el colegio solo pensaba en ellas.
-Sabes que sí. El problema es donde. En el Callejón Diagon no puede ser porque tus primos siempre están por allí y además tu familia tiene varias tiendas ahí. En Hogsmade tampoco por las tiendas de tu tío George. En mi casa no puede ser por mis padres. Y en la tuya, menos. –empezó a enumerar el rubio. Rose rodó los ojos.
-Ya encontraremos un lugar. –dijo segura.
-Confío en ti. –dijo Scorpius atrapando sus labios de nuevo. Entonces, sintieron un flash que los cegaba unos momentos, y luego, a una cabeza rubia corriendo con todas sus fuerzas, alejándose con una velocidad sorprendente.
-Colin Creevey II. –recitó automáticamente Rose. –Mi tío Harry le tiene gran aprecio a su padre. Y también los míos. Creo que es un amigo de Hugo… Scorpius, nos tomó una foto.
-Lo sé. No hay caso perseguirlo, parece demasiado rápido. –se alarmó el Slytherin.
-Voy a mi sala común. –dijo la Gryffindor. –Estoy segura que se dirige hacia allá.
-Está bien, te amo. –dijo posando un pequeño beso en sus labios. Este se despidió algo preocupado. Y la pelirroja tomó un atajo para llegar a la sala común.
Esta corrió con todas sus fuerzas, pero lamentablemente, no llegó a tiempo.
-¡TÚ! –gritó Hugo Weasley, al verla entrar por el hueco del retrato. Entonces la tomó de un brazo, y la sacó del salón. –Vamos, casi toda la familia está lista para escuchar tu brillante cita de esta noche.
-Hugo, estas sobreactuando, yo…
Pero Hugo siguió caminando sin escucharla. Poco después, llegaron a la gran sala Potter/Weasley/Scamander (los hijos de Luna Lovegood y Rolf Scamander). Una sala que los mismos primos habían hecho a escondidas del castillo.
La tarea la comenzaron James Potter, Fred Weasley, Louis Weasley y Lorcan Scamander, los "Merodeadores ll". Comenzaron con el túnel que estaba obstruido. Luego de varias explosiones y trabajo duro, lograron una habitación grande y espaciosa. Cuando llegaron los demás primos, cada uno le añadió una que otra cosa. Tales como muebles, libros, una chimenea, más espacio, ventanas falsas, juegos, entre otras cosas. Ese fue un gran secreto de la familia Weasley, y juraron que no se lo revelarían a nadie que no fuera Potter, Weasley o Scamander.
Entraron a la espaciosa sala. Casi todos los primos estaban allí. –prensó Rose.
James Potter, con su habitual aire de diversión, encanto y un poco de orgullo. Alto y fuerte como su abuelo. Seleccionado para la casa de Gryffindor, y ahora cursaba su último curso. Nadie, en esa habitación, podía negar era demasiado apuesto y encantador. Con esa sonrisa, el pelo desordenado, los formados músculos por ser cazador del equipo de Gryffindor desde su segundo año, y capitán desde cuarto. Él era el líder de todo el grupo de primos y de su grupo de mejores amigos, los Merodeadores ll (Fred y Louis Weasley y Lorcan Scamander). Con un talento natural de líder, además de un estupendo brujo y magnífico deportista, era de esperarse.
James conversaba con su hermano menor, Albus Potter. Albus era la réplica de su padre en sus días en Hogwarts. Aunque sin lentes ni cicatriz, era un chico normal. Como sus hermanos, había sido seleccionado para la casa de Gryffindor. Ahora cursaba sexto curso. Este, jugaba de buscador en la casa de Gryffindor. Su mejor amigo era Lysander Scamander, hermano pequeño de Lorcan.
Cerca de la chimenea, Lily Potter estaba sentada con su habitual aire de belleza y su sonrisa pícara. La pelirroja habría podido ser confundida fácilmente con la mismísima Afrodita, diosa de la belleza y el amor. Ella tenía su precioso pelo pelirrojo, largo hasta unos centímetros antes de la cintura, cayendo como una cascada. Los ojos azules zafiro, herencia de su abuelo. La piel blanca con un leve tono rosado. Y los rasgos finos y dulces, y con un leve toque felino. En resumen, su foto podría ir en el diccionario al lado de la palabra "belleza". La Gryffindor era algo engreída pero justa y buena. Era de esperarse, siendo la hija menor después de dos hermanos. Su madre intentaba que se le engriera tanto, pero poco podía hacer. Después de todo, Lily Luna Potter era la luz de los ojos de su padre, el salvador del mundo mágico, y para sus dos hermanos mayores. Estos le daban cualquier capricho que a la pequeña pelirroja se le ocurriera. Esta también jugaba en el equipo de Quidditch, con sus dos hermanos mayores, también como cazadora. En este momento cursaba cuarto curso, y llevaba la lista más grande de pretendientes de la historia de Hogwarts. Sus mejores amigas eran Lucy y Roxanne Weasley, que la seguían y secundaban todo lo que su prima hacía.
Rose contó mentalmente en su cabeza cuantos eran. Su prima Dominique, su primo Louis, sus primas Molly y Lucy, sus primos Fred y Roxanne, James, Albus y Lily, y aun con ella, Hugo, Lorcan y Lysander… ¡Rayos!
Todos, al verla entrar, la miraron penetrantemente. Todos sin excepción e incluyéndola a ella, estaban en la casa Gryffindor. Ocasionándole bastantes dolores de cabeza a Neville, director de la casa Gryffindor, y a la directora McGonagall, la directora del colegio.
-Te escuchamos, Rosie. –dijo James. Siempre usaban ese apodo cuando querían molestarla.
-¿Qué quieren escuchar? –preguntó desafiantemente la pelirroja.
-Si es verdad que sales con una serpiente. –dijo Lily, mirándola escéptica. –Y que lo hayas ocultado todo este tiempo.
-¡Salir con una serpiente! ¡¿En qué estabas pensando, Rose?! –rugió Roxanne.
Y es que a pesar de los años, los prejuicios a Slytherin no habían cambiado absolutamente nada. Aun todos los Weasley recordaban todo lo que los Slytherin le habían hecho sufrir a su familia y al mundo mágico. Y aunque sus padres lo mencionaban muy de vez en cuando, los Slytherin eran despreciados fuertemente. Y no solamente en esa gran familia, sino que en casi toda la comunidad mágica. La casa de Slytherin había reducido sus integrantes drásticamente. Cada curso, dos o, máximo, tres, entraban a esa casa. Y era porque todos llegaban rogando no ir a la horrible casa de las serpientes.
-Sí. ¿Bien? Sí salgo con Scorpius Malfoy. –dijo ella, apretando los dientes. –Desde cuarto año. Y no se los dije porque sabía que se lo tomarían así. ¡No lo conocen! ¿Por qué no le dan tan solo una oportunidad?
Todos los primos se pasaron horas discutiendo sobre Malfoy. Al final llegaron a un acuerdo que James dijo en voz alta.
-No juzgaremos a Malfoy hasta después de cenar con él. Solo una noche, Rose. Y si se niega, o hace algo malo, tenemos derecho a solucionarlo a la forma merodeadora. –declaró, viendo fijamente hacia Rose con todos sus primos secundándole.
-Bien, pero lo trataran bien en la cena. Sin bromas pesadas, sin comentarios hirientes, y por último, sin prejuicios antes de conocerlo a fondo.
Algunos se decepcionaron por la condición de cero bromas, pero las aceptaron.
Acordaron que la cena sería en la enorme fiesta que el Ministerio de Magia hacía todos los años para celebrar la caída de Voldemort. ERa un fiesta tremendamente lujosa y siempre se celebraba en la mansión de alguien muy importante en el mundo mágico. Este año los elegidos habían sido la familia Lodge. Una gran famili millonaria muy antigua. Como todos los años, los Potter eran los invitados de honor. Y luego le seguían los Weasley, entre otras familias. A la gran fiesta se podía llevar una pareja. Y esta vez, Rose llevaría a Scorpius como la suya.
Lo único que Rose deseaba, era que su novio saliera vivo de esas velada...
Hola! Soy yo de nuevo!
Este nuevo fic va a ser uno bastante pequeño. De no más de unos cuatro o tres capítulos. Se me ocurrió la idea cuando mi tía me contó una experiencia parecida.
Quiero aclarar que NO he dejado mi historia de "Un adiós antes de la muerte", la sigo escribiendo y actualmente trabajo en el quinto capítulo!
Al primer review, actualizo. Por favor, no importa si son criticas, halagos, consejos, lo que sea! Por favor, por favor, por favor, dejen reviews!
