TITULO: I just want to hold you close
PERSONAJES: Dean, Sam, John, Gordon.
Este es un spin off de "Romático y resbaladizo", que me he decidido a empezar por que cuando pensé en incluir esta ficcion como un capitulo más de la otra, me di cuenta que iba a ser demasiado larga y que iba a necesitar varios capitulos. Así que aquí está, siguiendo el consejo de Rei Ayanami he comenzado un nuevo wincest, pero no voy a dejar el otro aparcado, no os preocupeis que continua.
Antes de cerrar la puerta tras de si, se giró de nuevo hacia Sam. Le encantaba contemplar su cuerpo desnudo, apenas cubierto por la sábana y que las sombras de la noche, le daban un aspecto todavía más excitante. Dean pensó que era una pena que su hermano estuviera dormido. Suspiró un momento y cerró la puerta en silencio.
La calle estaba completamente desangelada a esa hora de la madrugada, sólo un gato callejero, cruzó delante de él sin prestarle mucha atención y siguió su camino sin detenerse. Escuchó un ruido a su espalda y una sombra recorrió el final de la calle, muy cerca de donde estaba su habitación, perdiéndose en la oscuridad de la esquina.
Aunque no le dio demasiada importancia a ese hecho, lo cierto era que algo dentro de Dean, le decía que algo no andaba del todo bien, que algo estaba a punto de ocurrir, pero no sabía de que se trataba. Su corazón estaba alterado, pero no tenía ninguna explicación para ello.
Dejó de andar y escuchó en silencio, pero la ciudad parecía haberse detenido por completo, ni un ruido, ni el sonido del viento se dejaban escuchar.
Un momento antes de escuchar la explosión, Dean ya sabía que algo malo iba a suceder en su propia habitación, pero no fue capaz de saber lo que era y por una vez, hubiera deseado tener una de las visiones de Sam. Sin embargo no fue así.
- o -
Sam despertó sobresaltado al escuchar la puerta de la habitación abrirse. Al no ver a su lado el cuerpo de su hermano, se incorporó levemente y miró a su alrededor. La habitación todavía estaba prácticamente a oscuras y apenas pudo ver nada, a excepción de una sombra junto a la pared, inmóvil y casi imperceptible.
"¿Dean, que haces ahí plantado, por qué no vuelves a la cama? Todavía es de madrugada"
"Vaya, vaya, veo que ahora compartís algo más que las cacerías." Aquel tono sarcástico, fue indiscutible para Sam, aunque había tenido la esperanza de no volver a escucharlo nunca más.
"¿Cómo has salido de la cárcel tan rápido?" La figura de Gordon salió de las sombras dando un paso hacia delante, acercándose a Sam.
"En realidad, me han ayudado, tengo amigos allí dentro." Gordon dio un paso más hacia delante, mientras Sam se movía con intención de levantarse. Se preguntó donde estaría Dean, si Gordon le habría hecho algo de nuevo, pero no tuvo tiempo de pensarlo. "No intentes nada porque no vas a tener tiempo, aprovecha estos últimos instantes pensando en tu hermano y en lo que nunca vas poder decirle ya."
Gordon dejó a la vista su mano derecha y Sam vio que en ella llevaba un pequeño aparato que no supo definir en un primer momento. Cuando dedujo de qué se trataba, ya era demasiado tarde.
Durante los escasos segundos siguientes, justo antes de que una luz intensa lo cegara y un ruido ensordecedor se desplegaba por la habitación, lo único en lo que Sam pensó fue, en no saber donde estaba Dean, si Gordon lo había vuelto a retener o si ya lo había matado, en no volver a verle. Después ya no hubo nada más, ni luz, ni sonido, todo se había vuelto a quedar tranquilo a excepción de que la habitación parecía un antiguo campo de batalla.
- o -
Dean no tuvo que abrir la puerta de la habitación, porque esta estaba tirada en el suelo, rota en dos partes. Al principio no vio nada, un denso humo lo cubría todo. Apenas podía respirar y los ojos comenzaron a llorarle, pero no le importaba, tenía que encontrar a Sam donde quisiera que estuviera.
"¿Sam?" Como respuesta sólo escuchó caer unos pequeños cascotes del techo, pero nada proveniente de su hermano. Dean comenzó a ponerse en lo peor. Ahora que podía ver el desastre en el que se había convertido la habitación, empezó a preguntarse, si su hermano podía haber sobrevivido.
No le importaba nada más, ni quien había sido, ni porque, nada excepto la seguridad de Sam. Comenzó a moverse por el cuarto, evitando los trozos de pared caídos y los restos de los muebles. Volvió a llamar a su hermano, pero volvió a obtener la misma respuesta de antes.
"Vamos Sam¿Dónde estás?, dime algo, hazme una señal por el amor de Dios" Dean casi podía escuchar el palpitar de su propio corazón que a cada segundo en el que no sabía nada de su hermano, estaba aumentando su velocidad.
Entonces escuchó un ruido a su espalda, alguien estaba en la puerta de la habitación. No queriendo pensar en lo que le había podido llegar a suceder a Sam, Dean pensó que se trataba de su hermano, que justo antes de la explosión había conseguido salir de allí, pero cuando se dio la vuelta, descubrió que no era así.
"Bienvenido a la fiesta Dean, ya pensaba que no ibas a aparecer." Dean odiaba aquella cara, aquella imagen que le hacía recordar los tiempos en los que los perseguía para matar a Sam.
"Matar a Sam" Aquellas palabras, en las que no había pensado hasta el momento, fueron como una puñalada en el corazón, como si la realidad le hubiera caído encima de repente. ¿Y si esta vez lo había conseguido de verdad? No, no era posible. Apartó de nuevo ese pensamiento de su mente y se centró en la figura de Gordon.
"Bien Dean, te dije que iba a matar a tu hermano, porque Sam era un peligro para todos nosotros y ahora ya está hecho." ¿Cómo se atrevía a hablar así de su hermano? Dean quería matarlo allí mismo, acabar con lo que Sam no le había dejado hacer el año anterior. Pero no tenía tiempo para eso, estaba seguro que su hermano seguía con vida, o al menos eso era lo que él deseaba creer con todas sus fuerzas, en algún lugar de aquel desastre y no podía perder ni un momento. "Nos volveremos a ver, pero de momento te dejo con tu búsqueda, inútil por otra parte, no creo que nadie pueda sobrevivir a eso."
Dean esperó un segundo, viendo como Gordon salía de la habitación sin ni siquiera mirar atrás, sin preocuparse por si el mayor de los Winchester le quisiera atacar de repente, porque sabía tan bien como él, que no lo iba hacer, porque en ese momento tenía otras prioridades.
Cuando ya estaba sólo, se dio la vuelta y se dirigió hasta lo que quedaba de la cama, que casi era algo irreconocible y entonces lo vio. Bajo el colchó vio un brazo, que sobresalía inmóvil de aquella masa extraña.
Aunque los restos de la cama eran sumamente pesados, con un terrible esfuerzo, Dean consiguió apartarlos y por un segundo se quedó inmóvil, paralizado al ver el cuerpo de su hermano ahí tirado, como un muñeco de trapo con el que un niño ha dejado de jugar hace mucho tiempo, con los ojos cerrados y que por un momento, llegó a pensar que tal vez estaba muerto.
Cuando consiguió reaccionar, se agachó y sin perder más tiempo, comprobó el pulso de su hermano. Débil y sin apenas fuerzas, pero Sam seguía con vida. Dean cogió su teléfono y llamó a una ambulancia, luego se sentó en el suelo y abrazó el cuerpo magullado de su hermano. Este no reaccionó al contacto con su hermano.
"Vamos Sam, tienes que aguantar. Hazlo por mi, no puedes dejarme ahora, no después de todo lo que hemos pasado." Dijo mientras acariciaba el pelo de Sam y mecía su cuerpo lentamente, como había hecho cuando Sam era todavía un bebé. Nunca supo porque, pero cuando más alterado estaba su hermano en sus primeros meses de vida, tan sólo se calmaba en los brazos de Dean y ahora, este esperaba que volviera a ocurrir lo mismo. "Estoy aquí contigo, nunca te voy a abandonar."
Dean se dio cuenta que estaba susurrando en el oído de su hermano, como si no quisiera que nadie más escuchara sus palabras, aunque sólo el dueño del hotel había aparecido en la puerta, palabras que realmente querían decir mucho más de lo que él había pronunciado, desesperación por poder perder a Sam, odio hacia Gordon y al que pensaba matar en cuanto tuviera de nuevo la ocasión, amor y ternura por Sam, demasiadas cosas como para decirlas con palabras
Mientras sostenía a su hermano y lo cubría con lo que quedaba de la sábana, Dean recordó el motivo por el que habían llegado allí. Como siempre Sam había terminado por convencerle con sus ojos verdes y sus sugerentes palabras.
"Vamos Dean¿Por qué no? Tenemos que tomarnos unas vacaciones, sólo una semana, pero imagínate, la playa, el Sol. Ya hemos acabado con el Demonio, ahora podemos estar… los dos solos…" Sam se acercó a él y todavía entonces, con el cuerpo de Sam entre sus brazos, pudo sentir el cálido y tierno beso, cómo sólo Sam sabía dárselos, sus manos alrededor de su cintura, jugando con su cinturón y el susurro en su oído. "Una semana de placer para nosotros dos." Sam se apretó más a su hermano y comenzó a besar su oreja y bajar hasta su cuello.
Ante eso, Dean no se había podido resistir, aunque nunca se resistía a los deseos de Sam. Pero ahora que temía por la vida de su hermano, casi se arrepentía de haberlo hecho. Casi parecía un castigo por haber dejado el trabajo por la diversión. Como si se tratara de un castigo divino o algo parecido.
¿Era eso posible? Que más daba ya, Sam estaba al borde de la muerte y nada de lo que Dean hiciera ahora podía retroceder en el tiempo y evitar que se marcharan allí. Además, seguramente, Gordon los habría encontrado donde quiera que estuvieran.
Dean cogió una de las manos de Sam y la apretó. "Tranquilo Sammy, vamos a salir de esta, como siempre lo hemos hecho, pero tienes que darme algo, aprieta mi mano si me escuchas, si estás ahí." En realidad, Dean quería tranquilizarse a si mismo, saber que por muy mal que viera a Sam ahora, este estaba luchando.
Al principio no sintió nada, pero cuando un momento después un leve movimiento en su mano le dio a entender que Sam estaba aguantando, no pudo reprimir las lágrimas por más tiempo, ya no podía seguir siendo el fuerte, el que aguantaba todo, porque esto era demasiado para él. Ocultó el rostro entre el cabello de su hermano y trató de respirar con normalidad.
El aroma de Sam le recordó lo que había sucedido esa misma noche, unas pocas horas antes; los besos apasionados y las manos suaves de Sam sobre su propia piel, recorriendo su espalda y su pecho, su sonrisa casi infantil cuando lo había sujetado y había comenzado a hacerle cosquillas y sus gemidos de placer, que tanto excitaban a Dean.
Todo volvía a su mente porque no quería pensar en lo que podía haberle ocurrido a Sam, en que ahora mismo podía estar muerto. "¿Dónde está esa maldita ambulancia?" Cada segundo se estaba convirtiendo en una tortura, pero, al mismo tiempo, cada vez que veía el pecho de Sam y comprobaba que estaba respirando, una parte dentro de Dean mantenía la esperanza.
Se acercó al rostro de Sam y besó su frente mientras cerraba los ojos. Se quedó ahí, pegado a Sam, como si quisiera transmitirle su fuerza, su energía y la esperanza que no se permitía perder por nada del mundo, porque una voz dentro de él, le decía que alguien había salvado a Sam, tal vez su madre, tal vez un ángel de la guarda. Dean no sabía de quien se trataba, pero desde luego, le debía la vida de su hermano.
Gracias a todos los que estais siguiendo mi otro wincest y que me dejais vuestros comentarios. Espero poder actualizar pronto, pero si no es así, porque tengo otras ficciones que actualizar, los pido perdón por adelantado, pero no os comais las uñas que habrá más, lo prometo.
Con respecto al siguiente capítulo, Dean va descubrir como es que Sam ha sobrevivido, pero también, que todo no ha salido tan bien como esperaba, algo hará que tenga que ocuparse de Sam más de lo habitual.
