Sí, me cambie el nombre, para verme mas osum, pero sigo siendo la stalker de MOTHER giygaShade

Cambiaré un poco las cosas, notas de autor al pie :D pero, espero les guste, en serio me drogué para escribir esto xD

FIC DEDICADO AL STOIC CLUB / PIGMASK ARMY o como quieran llamarle, LOS AMO A TODOS!

DISCLAIMAH

TE AMO ITOI!


El mar de los recuerdos

GiygaShade

Examinas el lugar y te das cuenta de que todos están ahí: mamá, tracy, la vaga imagen de tu papá, tus antiguos maestros, gente a la que derrotaste, gente que murió y dejaste atrás e incluso, tus propias creaciones, recuerdos tan vagos que pretendes olvidar. Todos, o al menos eso piensas, porque al final te percatas de que las personas con las que más has compartido a lo largo de este vital momento no están, no existen en este lugar que parece ser más que un sueño. ¿Por qué? Te preguntas mientras ves como los colores se vuelven más oscuros y después más claros, interminablemente.

Caminas, los conejos negros que representan a tu imaginación corren libremente por el prado de tomates gigantes y zanahorias, que no son más que ideas que jamás lograste concretar. Los colores siguen cambiando violentamente y a nadie parece importarle. Te observas, estás desnudo y por alguna razón no sientes vergüenza ¿Será porque todos te sonríen, sin importar que no lleves ropa? Después de todo, es tu mente y en tu mente sólo ves lo que quieres ver…. Lo que quieres ver…

Por segunda vez indagas ¿Dónde están? Nadie puede contestarte esa pregunta, los conejos ahora te siguen, parecen ser más que anteriormente, ahora representan todos tus bloqueos y frustraciones. A lo lejos ves a varios niños jugar, no tienes ni la menor idea de quienes son, pero en el centro, no cabe duda, estás tú, a la edad de cinco años. Caes en la cuenta de que los que acompañan tu juego no son más que los pequeños con los que usualmente te llevabas en el Kinder, niños que muy apenas y recuerdas. Tu yo pequeño sonríe despreocupadamente, como cualquier otro chico normal. Sin embargo, tú sabes que a esa edad no eras normal, a veces podías levantar objetos con sólo pensarlo. Piensas que ese pequeño no tiene ni idea de lo que le espera en el futuro.

Los colores vuelven a cambiar, ahora es una combinación de negros y rojos, lo asocias con que tu mente tiene miedo a lo que está viendo, las caras sonrientes, los conejos que aún siguen tus pasos sigilosamente, las señales con cara que parecen espiar cada uno de tus movimientos. Estás ansioso por seguir tu camino en este extraño lugar. Cruzas un estrecho camino, un movimiento en falso y puedes caer a lo que parece un río, que bien sabes, está hecho con tus más recónditos deseos.

Mas allá, te dicen, está el mar del edén, dónde la parte más oscura de tu ser se encuentra. Tu deber es luchar contra esa personalidad negra que creíste muerta. Te detienes a observar más allá, ahora los colores cambian a una combinación de azules, el agua se vuelve rojo sangre, tratas de pensar en algo lindo, cierras tus ojos, pero los colores siguen siendo los mismos. Avanzas, fingiendo que no te importa. Te encuentras con el maestro Belch ¿Qué hace él ahí? Lo derrotaste dos veces, no le diste importancia y aún así, está ahí, mirándote con ojos tristes y casi sin brillo, como los de alguien que ha perdido toda la esperanza. Pasas junto a él, tu mente recrea el olor fétido de las veces que lo viste, tratas de no vomitar. Él no dice nada, sólo se queda estático, sus ojos aún te siguen. ¿Por qué… Por qué está en el lado noble de tu mente…?

Pasas rápidamente y recobras el aliento, el color vuelve a cambiar, ahora el prado es morado y el mar es blanco. Volteas para ver si Belch sigue ahí, sí, y no sólo él, los conejos negros están cada vez más cerca de ti. Das un paso, ellos también dan un paso, das otro paso, ellos dan otro, y así sucesivamente. Sales del camino estrecho, aún con los conejos negros detrás. Los edificios en esa parte de tu mente son aún más extraños y a lo lejos hay una fila de gente, ubicas a algunos, a otros no. De lo que si estás seguro, es que ninguno de ellos es un elegido.

Te acercas a esa gente: Everdred ¿Cómo podrías olvidar lo que hizo por ti?; Monotoli, que a pesar de haber sido utilizado, es un buen hombre; unos pequeños, posiblemente tus vagos amigos de la infancia; Picky Minch, el pequeño que usualmente escondía su cara debido a toda la tristeza con la que carga, está sonriendo, y lo hace aún más cuando se da cuenta de que te estás acercando.

Tocas su hombro y le preguntas cómo está, él solo te responde con una sonrisa. Te incomoda estar desnudo, pero él no se percata. De entre su lacio y rubio cabello se asoman dos ojos azules que muy apenas y se ven, te reflejan una extraña paz interior. Sí, esa paz que Picky siempre te ha emanado. El pequeño Minch suspira y te mira a los ojos.

—Ness, Pokey robó mis galletas otra vez. —dice calmadamente, a diferencia de cómo lo hace en la realidad, aún sonríe.

…Pokey… ¿Quién es Pokey? Después de todo lo que has vivido con él, tratas de olvidar su nombre, de olvidarlo a él. Probablemente la persona más despreciable del mundo. Aquel al que le diste tu amistad y tiró a la basura por dinero. …Pokey… No, él no puede estar ahí, es imposible.

Le dices al pequeño que todo está bien, que tratarás de conseguirle más galletas y de mejor calidad, en venganza con su hermano. El aún sonríe, su mirada se desvía un poco, crees que está viendo tu cuerpo desnudo, pero no. Está viendo a los conejos negros que te siguen. Cada vez te dan más miedo, son los recuerdos que dejaste en el olvido, que creíste muertos. Esos conejos sonríen, te antojan una sensación macabra, un escalofrío recorre tu cuerpo de pies a cabeza, el color del lugar vuelve a cambiar drásticamente. Tu cuerpo se entumece, la fila se rompe y esas personas comienzan a rodearte, con la misma extraña sonrisa. Picky extiende sus manos, entre risillas y te dice que no quiere que dejes este lugar jamás, porque si lo hace, será destruido y jamás volverá a ser feliz.

Es cierto, ese extraño reino es tu mente, tu mundo, donde están las personas que mas quieres, los sueños que mas anhelas, los sentimientos que te identifican… Sabes que si te vas, entonces una parte de ti morirá, y con ello ese pequeño mundo de ilusión. Entiendes que eso es lo que los demás temen, que los olvides como ya alguna vez lo hiciste con los pequeños cuya existencia ni recuerdas… Todos desaparecerán, sin importar que sea un mero sueño.

Una sensación recorre tu cuerpo, tienes la urgencia de encontrar a los otros elegidos, no quieres que sean destruidos, aunque sea un lugar en tu mente. Miras a ambos lados, con la esperanza de ver la sonrisa de alguno de tus nuevos amigos, nada. Picky sigue con el brazo extendido, tú lo tomas y en cuanto lo haces, la gente de nuevo vuelve a su fila sin sentido. Suspiras y piensas en que ya no quieres que te vean los demás, así lo hacen, incluido el pequeño Minch. Es hora de seguir tu camino.

Vagas entre las extrañas edificaciones, con miedo a entrar a ellas, pasos detrás están los conejos, quieres golpearlos con tu bate, hasta que te das cuenta de que en ese mundo es imaginario. Otra vez, los colores cambian, agua naranja y tierra café, a lo lejos ves dos pequeños pilares blancos que sobresalen, te acercas a ellos mientras que los conejos se pierden entre el color del suelo. Son dos hombres de nieve que se mantienen de pie de una manera casi irónica, se derriten lentamente sin dejar rastro de agua en el pasto ahora color café.

Gracias por recordarme, dicen, a tu mente llegan imágenes de un pequeño jugando despreocupadamente en la nieve, haciendo un gran hombre de nieve con la ayuda de su mamá y de aquel hombre cuya cara no logras percibir bien, tu padre, el hombre detrás del teléfono. Otra imagen llega a tu mente, el mismo pequeño llorando por la llegada de la primavera y el derretimiento de ese mismo hombre de nieve. Eras tú, la primera vez que disfrutaste de un invierno, con la edad de cuatro años.

Le sonríes al hombre de nieve, tienes la vaga sensación de que él también te sonríe a ti. Sigues tu camino, los conejos van contigo, preguntas mentalmente cuando se irán, nadie parece responder. Buscas con tu mirada a tus amigos de nuevo, ninguno se ve a lo lejos, eso es lo que te tiene más extrañado de ese lugar. Ya estas cerca del mar del edén, casi llegas a tu destino, a luchar contra tu otro yo. Volteas hacia la izquierda, una mujer y una pequeña niña jugando con su perro. Son tu mamá y tu pequeña hermana Tracy. Corres hacia ellas, aunque, sabías perfectamente que las encontrarías ahí, incluso al cobarde pero siempre fiel King.

Ambas te reciben con los brazos abiertos y los ojos hechos un mar de lágrimas. Tú también estás llorando, acabas de encontrar la parte más dulce de tu mente, ó, así lo crees. Los conejos siguen atrás de ti, Tracy los ve, extrañada. Ahora más que nunca deseas que se vayan. Mamá también los está mirando, sonriéndoles, a lo que ellos también sonríen.

—Hijo, no sabía que en tu mente hay cosas que quieres olvidar y que no puedes…

Tragas saliva, ¿Qué es lo que acaba de decir tu mamá? Una expresión seria se dibuja en tu rostro, a ella no le importa. Tu pequeña hermana se acerca y te abraza. Los conejos, al igual que ella, se acercan rápidamente a ti. No quieres que te toquen, ni que te hagan daño, sin embargo, se quedan parados junto a ti, aún con la macabra sonrisa.

—Estás tratando de recordar, deja de bloquearlo—continúa diciéndote tu madre, mientras te abraza, claro, sin importar tu desnudez—… Búscalo y afróntalo, eso es lo que debes hacer.

Estas boquiabierto y no puedes decirle nada, tratas de abrazarla pero tu shock no te deja mover los brazos. Los conejos te miran a los ojos, tú vuelves a cerrarlos y a abrirlos, pensando en que así se irían. Les has dado muchísimas interpretaciones, ninguna de ellas veraz. Sólo la de tu madre, confía en ella. Busca y afronta…

Ella te ofrece un plato de filete, tú no puedes resistirte. Mantienes una conversación agradable con ellas, les cuentas sobre tu viaje, recuerdan aquellas épocas dónde eras tan sólo un bebé, Tracy te platica su experiencia en su año de escuela. Los conejos están debajo de la mesa, por un momento no les prestas atención, quieres estar lo que te resta con tu familia, quien sabe si estarás vivo después de ver al destructor cósmico universal. Llega un momento en que la conversación se torna oscura, tu mamá, aún sonriéndote, pregunta:

—¿Dónde están tus nuevos amigos?

… Paula… Su amada Paula, de tan sólo pensar en ella, mil suspiros se hacían presentes. El amor de su vida, posiblemente. Sin contar que quizá era la chica más talentosa del pequeño grupo de elegidos.

… Jeff… El cerebro detrás de todo, le agradeces de todo corazón que los haya salvado de su secuestro en Threed, también te alegras de que haberlo conocido y de que te enseñara como es que hace todas sus modificaciones. Un gran amigo, sin duda, con un corazón tan grande.

…Poo… El excelso príncipe de la tierra Dalaam, quién salvó sus vidas cuando Master Barf estaba a punto de hundirlos en las fétidas aguas del pantano. El príncipe que dejó a su reino para ir a luchar a tu lado, porque sabe perfectamente que ese es su destino.

Los otros tres elegidos, Tus nuevos amigos, no, tus mejores amigos… y ninguno de ellos… ninguno de ellos…

Está ahí…

Te quedas callado otra vez y te levantas de la mesa, debes cerciorarte de que en serio no están entre tus pensamientos más importantes. Le dices a mamá que volverás y que no se preocupe más por ti. Abrazas a Tracy y sales de ese lugar que, viéndolo bien, no se parece en nada a tu casa, está mal distribuido todo. Te preguntas si tu casa está en ese lugar, porque, según tú, es muy importante para ti: ahí naciste, ahí te criaste, ahí conociste a tu primer amigo… Te bloqueas y no deseas pensar en él, no, él nunca fue tu amigo, cae en la cuenta de eso.

Caminas sin rumbo, con los conejos negros detrás de ti, te sientes vigilado. Miras a todos lados, rezando por encontrarte con alguno de tus amigos, tienes la vaga sensación de que en realidad ese no es tu subconsciente, sino el del destructor cósmico universal, que está provocándote tormento psicológico eterno. Descartas esa idea rápidamente, es simplemente una estupidez.

Sigues buscando con la mirada, quieres correr, lanzarte al vacío y dejar ese lugar que después de todo, no parece tuyo. Sientes algo golpeando tus pantorrillas, son los conejos que se acurrucan en ti. Sonrientes, te miran a los ojos y vuelven a golpearte, te obligan a ir en dirección contraria, ellos te guían lentamente a alguna parte. Uno de los conejos se para frente a ti y hace una curiosa señal que significa que lo sigas, tú, sin saber por qué, accedes. Corres por los prados, que ahora son de color blanco como la nieve. Tratas de alcanzar al conejo, al mismo tiempo que buscas a tu alrededor a tus amigos. Detrás están los demás conejos, siguiendo tu paso rápidamente, temes tropezarte con alguno.

Te detienes en seco, observas una escena que te parece conocida. Tragas saliva, ahí está todo, el sofá, la comida, las lámparas, la mesita, la alfombra de color azul. Te recuerda a tu casa, el lugar más especial de tu mente, lo que representa el corazón de todo. Los conejos también se detienen contigo y comienzan a saltar, presionándote para que sigas.

Hay alguien sentado en el sofá, no puedes verlo muy bien puesto a que está de espaldas, lo primero que notas es su cabello rubio despeinado. El primero que llega a tu mente es Jeff, das un suspiro de alivio, por fin te encuentras con un amigo. Te acercas lentamente para hablarle, los conejos siguen tus pasos, silenciosos, evitas verlos, siguen sonriendo y sus ojos se vuelven rojos. El color del lugar cambia, ahora es normal: pradera verde, agua azul, el bosque de zanahorias y tomates tiene sus colores verdaderos también. Te parece raro, puesto a que estás en un momento que crees, es muy inestable. Caminas un poco más hacia el sofá, por alguna razón, tus piernas flanquean y caes. Comienza a darte frío, los conejos te rodean, sus miradas denotan serenidad. Te levantas y sigues caminando, tus pasos duelen, no puedes gritar. Estás cerca… Estás cerca…

Los conejos dejan de seguirte, ahora ven como te acercas más y más. Un escalofrío recorre tu cuerpo, sientes un nudo en tu garganta al ver de nuevo ese cabello rubio y despeinado… ese cabello que no quieres volver a ver, que intentas borrar de tu mente. Con miedo, tocas su hombro, a lo que él voltea y te ve…

El tiempo se detiene, los colores se vuelven blancos y negros, la persona que mas odias… sí, la persona que mas odias está esta usurpando el lugar de tus sueños, irónicamente, en el corazón de la ciudad de tus pensamientos, no lo crees, piensas que es una broma… pero… ¿Una broma en Tú mundo? Donde están las personas a las que mas quieres y deseas.

Tratas de no llorar, mientras él te examina de pies a cabeza y lanza una risa burlona. Él se percató de tu desnudez y le causa gracia. Tu cuerpo tiembla y quieres asestarle una paliza, más hay algo que no te deja hacerlo, posiblemente la mirada de los conejos, que están a unos metros de ti. Tu sangre hierve, te detestas: Paula no está ahí, Jeff tampoco y Poo mucho menos. Sus amigos no están ahí ¿por qué él si? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?

¿Por qué está sentado ahí? ¿Por qué puede verte desnudo? ¿Por qué no dice uno de sus usuales insultos? ¿Por qué no sale corriendo como el cobarde que es? ¿Por qué no agita su cabello, para verte a los ojos? ¿Por qué recuerdas todos los momentos que pasaste con él? ¿Por qué tu mente está gritando que dejes de verlo como un amigo? ¿Por qué tu corazón te dice que no? ¿Por qué lloras internamente el hecho de que te haya traicionado? ¿Por qué tus piernas tiemblan? ¿Por qué tus ojos se ponen vidriosos? ¿Por qué Paula no está? ¿Por qué Jeff no está? ¿Por qué Poo no está? ¿Por qué… Por qué está Pokey Minch en el lugar más importante del mar de los recuerdos?

"Ness… seamos amigos de nuevo… prometo ser bueno… ¿Podemos ser amigos? ¿Podemos serlo?"

Extiendes tu mano, para darle a entender que sí…

"¡Hah! ¡Mentí!"

Él se aleja, tú quedas con la palabra en la boca.

—Ness —te saca de tus horribles recuerdos, ahora entiendes lo que tu madre quería darte a entender— … Tú… ¿Me consideras un amigo?

Su tono de voz es igual de infantil, aunque suena un poco triste. Tragas saliva y formulas bien lo que quieres decir. De nuevo los recuerdos asestan tu mente, si no hubiera sido por él, tu no tendrías ni idea sobre tu tarea y sobre como derrotar al futuro dictador alienígena. Suspiras…

—¿Qué haces aquí? —tu voz se quiebra., quieres decirle más cosas, pero temes que las lágrimas te hagan ver estúpido.

Pokey te mira, extrañado, ya no lo soportas más, necesitas correr, volteas hacia atrás, los conejos ya no están, te sientes solo con uno de tus mayores miedos, una amistad perdida.

—Es tu mente… aquí está lo que quieres ver… ahora, dime, ¿Me consideras un amigo?

De nuevo tragas saliva y estás dispuesto a decir la verdad.

—No…

Cambiaste rápidamente las palabras, ese no era un sí. Ese no acaba de destrozar una de las partes más profundas de tu subconsciente. Una parte de ti se arrepiente y la otra sigue con el orgullo en alto. Los colores cambian, amarillo y negro… amarillo y negro… Los colores del Yo-Yo que alguna vez le regalaste como prueba de tu amistad… Yo-Yo que probablemente lleve en sus bolsillos aún. Pokey sonríe, parece no importarle lo último que dijiste y te dedica una mirada que jamás habías visto en él. Por un momento crees ver sus ojos azules que tanto esconde entre su cabello.

—Ness… Ness… yo… te envidio…

Un escalofrío te recorre, jamás lo imaginaste decir algo así…

—Quiero que seamos amigos por siempre…

Amigos por siempre…

amigos por siempre…

Ya, es inevitable no llorar. No puedes contra el recuerdo más potente que tienes, aunque trates de evadirlo.

Te sientas junto a él, quien te observa de nuevo de pies a cabeza, aunque, ya no te importa que estés desnudo y el pueda darse cuenta. Te quitas tu gorra, que has traído todo este tiempo porque es uno de los mejores recuerdos de tu infancia. Se la pones a él, quien no logra entender el por qué.

—Seamos amigos por siempre, lamento haber dicho que no te considero un amigo. Lamento no haberme dado cuenta de la envidia que me tienes, lamento haberte dejado solo… Lo lamento.

Se abrazan, le dices lo mucho que lo aprecias…

Todo es un sueño…

Un simple sueño…

Los conejos regresan, se acercan sigilosamente, lo primero que notas es que ahora son blancos…


Bueh, no sé si dejarlo ahí o hacerle una continuación ¿Qué opinan?

Magicant es mi parte favorita del juego, porque son todos tus recuerdos y hablas con tu yo menor y eso.

Decidí hacerlo en segunda persona (sí :D es mi primera vez usando segunda persona! YES) para darle un poquitititito más de drama(?)

Espero no haberlos pervertido(?)

yyyyy, ya, a lo que voy ¿Qué me llevo a hacerlo? Fácil, en magicant está la gente que es importante para ti, pero Y si es así... ¿por qué no están los otros tres elegidos? y ¿por qué pokey está en un lugar importante?

ESOS CONEJOS SON LA HOSTIA! :'D

yyy, no sé que decir, en serio diganme si lo dejo así o lo continuo (y me echo todo el maaar del edén)