- Entonces volvió a pasar - Una voz algo gruesa sonó con pesar del otro lado del teléfono, a pesar de no tenerlo en frente sabía perfectamente cómo se sentía, él estaba igual o peor.

- Exacto - Respondió sin ninguna emoción en su voz, solo miraba por la ventana el atardecer que comenzaba.

- ¿Que dijo esta vez al llegar a casa? - Se volvió a oír la otra voz después de un momento de silencio.

- Lo de siempre, que se había caído de la escaleras - Volvió a contestar pero esta vez con algo de ira.

- ¿Todos le creyeron esa mentira? - Pregunto algo incrédulo la persona del otro lado del teléfono, incapaz de creer que tantos creyeran esa mentira que se notaba a kilómetros que no era cierta.

- El maldito tiene demasiada practica con eso...- Susurro lleno de frustración, siendo escuchado perfectamente hasta la bocina del teléfono, pero la persona decidido no decir nada y seguir escuchando. - ... Sus guardianes dudaron demasiado sobre eso, pero de alguna manera los logro convencer - Termino para a completar, agregando en su mente que luego entrenaría a esos estúpidos de mejor manera para saber cuándo su jefe mentía.

- ¿Y tú como te enteraste, viejo amigo?, dudo mucho que él te allá comentado algo al respecto - Pregunto curioso, sabiendo cómo era el chico dudaba que lo hubiera comentado con alguien y más con su tutor espartano.

- Ese Dame-Tsuna no puede ocultarme nada - Comento con una sonrisa algo siniestra el mejor hitman del mundo. - Pero cada vez que le hablo sobre el tema siempre encuentra una manera de evadir el tema o de escapar - Agrego borrando su sonrisa y cambiándola por una mueca de disgusto, además de pensar en duplicar o triplicar el entrenamiento del día siguiente de su Dame-Alumno.

- Siendo él no me sorprende para nada que no quiera hablar de eso, dime algo, ¿Iemitsu también callo en la mentira? - Pregunto el hombre con algo de curiosidad, recordando que el mencionado se encontraba con su familia en eso momentos.

- Fue el primero en creerle... - Hablo nuevamente el tutor con ira, no podía creer que ese estúpido realmente fuera padre de su alumno, ahora lograba entender mejor porque este no le tenía casi nada de cariño a su progenitor. - ¿Qué quieres hacer Noveno? - Pregunto finalmente con seriedad después de quedarse callado unos minutos.

Fueron los minutos de silencio más largos en la conversión, el Noveno o como le llamaba Tsuna y casi todos, Nono se encontraba pensando seriamente que hacer en esos momentos. Ninguno de los dos quería que la situación se volviera a repetir. ¿Cuál era la situación que mantenía tan serios a estos dos?, simple y es que a pesar de ser entrenado por el mejor hitman del mundo en todos los aspectos posibles además de haber aceptado por fin el puesto que le correspondía por derecho y más, Tsunayoshi Sawada también mejor conocido como el décimo Vongola y heredero de Nono, seguía con su papel de Dame en la escuela y esto provocaba que en los momentos en los que se separaba de sus amigos y guardianes, los bravucones aprovecharan para golpearlo de maneras inimaginables pero el joven jamás comentaba nada y al llegar a casa decía que se había caído o cosas por el estilo, lo peor era que todos se tragaban ese cuento o bueno, casi todos.

Reborn siempre se daba cuenta de todo lo que pasaba con su pupilo, pero, como le había dicho a Nono cada vez que tocaba el tema el joven encontraba la manera de escapar y no servía de nada amenazarlo porque se quedaba callado y desviaba la mirada, cosa que enfurecía a su tutor pero de alguna manera le funcionaba. Desde que había llegado a la vida de su estudiante le daba informes a Nono de lo que pasaba con él, pero no solo hablaban de las batallas que había sufrido el chico junto con sus guardianes, sino que también de la vida personal del joven por petición de Nono y era de esta manera que este siempre sabia cuando pasaba algo con su querido nieto.

- Es momento de tomar el asunto en nuestras manos - Hablo el Noveno con una pequeña sonrisa en rostro.

- ¿Hablas enserio? - Pregunto Reborn viendo como su estudiante se despedía de sus amigos en la entrada.

- Claro que si viejo amigo, ¿Estás de acuerdo? - Pregunto Nono con una sonrisa divertida.

- Claro que si Nono - Respondió de igual manera Reborn, pensando en lo divertido que sería todo el asunto.

- Esta bien, te enviare los detalles después, nos veremos pronto - Y con esa frase Nono se despidió para después cortar la llamada, dejando al arcobaleno con una sonrisa que prometía dolor y sufrimiento para alguien.

Tan metido estaba en sus pensamientos que no oyó la puerta el cuarto abrirse, dejando ver a un castaño con su cabello desafiando la gravedad junto con unos ojos de color caramelo llenos de pureza e inocencia, además de que en su rostro habían varias curitas y una gasa en su mejilla.

- Reborn es hora de la cena - Hablo el castaño con una sonrisa, sacando de sus pensamiento a su tutor.

- Ya era hora - Fue su única respuesta al momento de bajar de la ventana y pasar a lado de su estudiante.

- ¿Con quién hablabas? - Pregunto curioso el joven, recordando que Reborn se había desaparecido hace bastante tiempo por una llamada.

- No es de tu incumbencia Dame-Tsuna - Contesto Reborn, dándole una patada a su alumno que lo mando volando de la escalaras para caer de cara en la planta baja.

- ¡Hiieee! - Grito el joven, para después voltear ver hacia arriba con intenciones de gritarle a su tutor, pero se frenó al ver la sonrisa maliciosa que este tenía. - ¡¿Que planeas?! - Le grito alterado y aterrado, nunca pasaba algo bueno si él tenía esa sonrisa.

- Nada que te interese Dame-Tsuna - Respondió Reborn bajando como si nada para después ir al comedor con un solo pensamiento:

¡Es el momento!...

Y este pensamiento no solo lo tenía el, sino también el Noveno que terminaba de arreglar todos los preparativos en tiempo récord para iniciar lo más rápido posible.

... ¡Que se abra el telón!

Sé que debería estar trabajando en otros fics, pero, ¡Era necesario sacar esta idea de mi cabeza!

¡Espero que les haya gustado, dejen sus opiniones! n.n/