¡Hola!
Gracias por entrar a echar un vistazo al primer capítulo de esta historia. He aquí yo de nuevo con una nueva idea. Sin más ni menos nos leemos más abajo. Mientras tanto, ¡enjoy!
Naruto © Masashi Kishimoto
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-Mangetsu No Koibito-
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Capítulo 1
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Noche de Halloween
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Estaban en octubre, definitivamente su mes favorito. El mes donde se podía observar a la Luna en su máximo esplendor. El mes conocido por las festividades de Halloween, donde los niños salían a pedir dulces o hacer bromas con disfraces "terroríficos". Los lugares se decoraban de manera tenebrosa, con telarañas y arañas en las paredes, dibujos o muñecas de brujas colgando y grotescas calabazas con rostros. Repudiaba esa festividad.
Pero fuera de ello, adoraba quedarse despierta hasta muy noche, admirando al satélite natural de la Tierra que sobresalía imponentemente en el cielo nocturno. Le parecía la cosa más bella del mundo.
El calendario marcaba 31 de Octubre, noche de Halloween y también noche de Luna llena. Una noche que cambiaría su vida.
Sonaba muy cliché tener Luna llena precisamente en esa fecha, inclusive le parecía gracioso. Aunque desde hacía semanas lo había estado esperando impacientemente.
Había decidido salir a acampar a las afueras de la ciudad, donde la contaminación fuera menor y pudiera observar el cielo estrellado con mayor claridad. Alistó sus cosas con una semana de anticipación. Sólo serían ella, el aire fresco del campo y el cielo.
Eran las 5 p.m. cuando salió de su hogar. Saludó amistosamente a sus vecinos y se dirigió a la parada de autobuses.
En el camino se encontró con muchos niños vestidos con disfraces demasiado bobos y grotescos para su gusto sobre monstruos, momias, diablos, vampiros y brujas, preparándose para ir puerta por puerta a pedir dulces a las personas. A pesar de lo tonta que se le hacía esa tradición no culpaba a los pequeños, era parte de su infantil inocencia.
Ya había decidido la ruta que seguiría y el lugar donde acamparía. Ciertamente sentía un poco de temor al ir sola, pero eso era lo de menos, no deseaba que nadie la acompañara, se sentía mucho mejor observando el cielo nocturno sola. Era reconfortante.
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El trayecto para salir de la ciudad duró tan solo media hora ya que las calles, por suerte, estaban libres de tráfico.
Una vez que dejó el autobús atrás se dirigió a la llanura llena de pasto donde pensaba quedarse, se encontraba a tan solo quince minutos de la carretera y era el lugar indicado para acampar.
En cuanto llegó, instaló su saco para dormir; no pensaba quedarse en una casa de campaña justamente en esa noche, y encendió una pequeña fogata para no tener que pasar frío.
Era hora del crepúsculo. El cielo había tomado tonalidades moradas y las primeras estrellas comenzaban a brillar. Observó como la Luna comenzaba a adquirir ese brillo tan bello en la oscuridad del cielo. Sonrió melancólicamente, la Luna siempre la ponía de esa manera, triste pero a la vez feliz. Le encantaba.
Se recostó sobre su saco, dispuesta a admirar el espectáculo nocturno toda la noche.
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No sabía cuanto tiempo había pasado ya, reaccionó cuando la fogata se apagó en un parpadeo. Sorprendida, se sentó y observó la copa de los árboles. No, ni una mínima corriente de aire. Se sintió sumamente nerviosa, tal vez no había sido muy buena idea haber ido sola.
Quizás estaba paranoica, quizás no, pero sentía una mirada clavada en ella. Dio un respingo al escuchar como se agitaban las copas de los árboles y fue entonces cuando comenzó a sudar frío.
— ¿Hay alguien ahí? —gritó por impulso, con la voz temblorosa. Después reaccionó y pensó que no había sido una buena idea.
Recibió un gruñido como respuesta. ¿Un oso? No, no podía ser, los osos no existían ahí. Había leído sobre las especies que habitaban cerca y ningún solo animal era peligroso. O eso había creído.
Sacó un cuchillo corto de su mochila. Por como se sentía el ambiente supuso que lo iba a necesitar.
Observó en la oscuridad de la noche la sombra de un individuo acercándose a ella. Empuñó el cuchillo con más fuerza. Benditas fueran las clases de defensa personal que su tío le había pagado.
— ¿Quién eres? Detente o no respondo —
No obtuvo respuesta alguna. Todo se quedó en silencio durante un par de minutos, hasta que le respondieron.
—Perdón, no era mi intención asustarte. Por favor no te pongas ruda, no quiero salir herido. —Bromeó. La voz sonaba de un hombre maduro y agradable. —Disculpa, no soy de por aquí, hace unas horas me accidenté y estoy perdido desde entonces—
Sakura le miró recelosa.
—La carretera está a 15 minutos hacia el norte, seguro encontrará a alguien que pueda ayudarle.
— ¿De verdad está tan cerca? No había escuchado el ruido de los autos. Ahora mismo me dirijo hacia allá. Muchas gracias, señorita, perdón por asustarla. —Hizo una leve reverencia, le dio la espalda y comenzó a caminar. La silueta se desvaneció en la oscuridad.
¿Qué pasó? Aún no se creía el cuento de que estaba perdido. Corrió para tomar su mochila y salir de ahí, no quería arriesgarse a nada.
Sakura gritó al sentir como era apresada por la espalda.
—Gracias a usted he recordado que llevo semanas sin alimentarme. Por cierto, hueles realmente delicioso…
Se había quedado paralizada del miedo y reaccionó al sentir la asquerosa lengua del individuo lamer la parte descubierta de su cuello. Se dio cuenta de la gravedad de la situación y aplicó una llave para liberarse de su captor. El tipo gritó de dolor al sentir como le fracturaba el húmero por la fuerza aplicada. La chica logró liberarse y tomó el cuchillo que se le había caído al suelo segundos atrás. No dudo ni un segundo antes de echarse a correr hacia la carretera. Era rápida, y con la adrenalina corriendo por sus venas sólo le tomaría 5 minutos llegar. No pudo evitar mirar hacia atrás, al parecer no la habían perseguido. Maldijo el momento en el que se le ocurrió no llevar consigo su celular. Siempre le había parecido bastante molesto ese aparato, pero en momentos como ésos resultaba bastante útil.
La oscuridad en el lugar no le ayudaba mucho a ubicarse y sintió como si estuviera corriendo sin rumbo alguno. Sin darse cuenta que había chocado con algo cayó estrepitosamente al suelo. Levantó la mirada y lo único que pudo ver fueron dos puntos centelleantes color carmesí dirigidos a ella fijamente. Gimió de miedo.
— ¿A dónde crees que vas? —el tono de voz hizo que se le pusiera la piel de gallina.
Sintió las manos frías sobre sus brazos. En el siguiente segundo sintió un líquido espeso y tibio bañar sus manos. En un impulso le había clavado el cuchillo. Lágrimas de desesperación corrían por sus mejillas.
— ¿Qué hiciste? —susurró el individuo.
Sakura había entrado en shock. Escuchó el cuchillo siendo arrancado de la carne y arrojado al suelo. El hombre la miraba furibundo. Los ojos llameantes de ira y los recién descubiertos dientes puntiagudos la hicieron reaccionar. En un nuevo impulso de adrenalina se puso de pie para huir.
Una garra le rasgó la piel de la espalda. Gritó y el dolor funcionó como estimulante para despertar y correr con todas sus fuerzas. Corrió sin mirar atrás, tenía el presentimiento que no saldría viva de aquella espantosa noche de Halloween. Y pensar que moriría justo bajo la Luna llena.
Sintió una pizca de alivio recorrer su cuerpo cuando vislumbró el asfalto de la carretera y un par de luces que se acercaban. Se paro en medio de la carretera, haciendo señas para que el auto se detuviera y lo único que logró fue estar a punto de ser atropellada. El auto no disminuyó su velocidad y ella tuvo que saltar fuera del camino para no ser atropellada.
Ahí, parada en medio de la nada, se pellizco una y otra vez el brazo, esperanzada que tan sólo fuera una pesadilla y que despertaría. No funcionó.
—Nadie se detendría en la carretera de madrugada cuando alguien con tu aspecto se pare en medio del camino—
Sakura brincó del susto. Sus músculos dolían y temblaban por el esfuerzo. Estaba resignada, ya no tenía fuerza física ni mental para tratar de huir y ponerse a salvo. Aceptaba la muerte.
La cosa que en esos instantes se estaba acercando a ella definitivamente no era un humano.
Estaba aterrorizada. Alzó la miraba hacia el cielo para después cerrar los ojos, no queriendo ver más, si iba morir en ese instante no quería que su última imagen fuera la de un monstruo, si no lo que ella más adoraba, la Luna.
Sin ganas de ver la horrible realidad se mantuvo con los ojos cerrados. Su cuerpo se fue sintiendo cada vez más débil. Las piernas le fallaron y no pudo seguir manteniéndose de pie por sí sola. Cayó estrepitosamente sobre el asfalto de la carretera. Pudo sentir de nuevo el líquido tibio sobre ella, ¿era su sangre? ¿Estaba desangrándose? ¿Cuánto tiempo tardaría en morir?
Ahora que estaba en esa situación deseaba que el martirio terminara para poder reunirse con sus padres, ¿cómo serían? ¿Le estarían esperando con los brazos abiertos y una cálida sonrisa?
Una ligera sonrisa curvó sus labios, por fin conocería a las personas que le habían dado la vida. Imaginó cómo hubiera sido su vida si ellos hubieran estado vivos, posiblemente ella no hubiera ido a ese lugar, estaría junto a sus padres viendo el espectáculo nocturno desde casa.
Sintió como si su cuerpo flotara, pero sólo fue unos instantes. Una desesperante quemazón se apoderó de su espalda.
Intentó gritar incontables veces, pero nada salía de su garganta. No podía estar muerta aún, se supone que una vez muerto ya no puedes sentir dolor, ¿acaso era eso el infierno? ¿Estaba quemándose en él?
El dolor desapareció. Se sintió sumamente aliviada, por fin había dejado de sufrir. Un perfume masculino llenó sus fosas nasales, ¿sería ese su padre? No podía sentir su cuerpo ni moverlo, sólo atinó a entreabrir los ojos.
Lo último que vio antes de desmayarse fue un joven de piel blanca y ojos oscuros.
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— ¿Cómo sigue?
—Aún no sabemos que es lo que pasó con ella. Está en coma y no podemos asegurar que vaya a despertar pronto. A pesar de que sus ropas estaban desgarradas y maltrechas, no hemos encontrado una explicación lógica para su estado. No presenta signos de abuso sexual, ninguna herida, hematoma, nada; tampoco podemos decir que se trata de un derrame cerebral. El diagnóstico actual es muerte encefálica. Lo mejor es que se ponga en contacto con la familia de la joven, hay que prepararse para lo peor—
—La única familia que tiene es un tío que vive en el extranjero, pero no hay manera de localizarlo. Ella tampoco tiene muchos amigos, ¿sabe? —se le quebró la voz y no pudo seguir soportando las ganas de llorar. El médico la miró comprensivo. — ¿Puedo entrar a verla?
El doctor asintió levemente. Después de agradecerle y hacer una reverencia, una enfermera la guio a la habitación de la pelirosa. Estando enfrente de la puerta tuvo miedo de entrar, ver a su mejor amiga en ese estado.
Una vez que entró se sintió desfallecer; ahí yacía la pelirosa, conectada a distintos aparatos, con su vida dependiendo de ellos. Se acercó a la cama para verla de cerca. Su rostro estaba impasible, era como si durmiera, como si en cualquier momento fuera a abrir los ojos perezosamente, entonces la vería y le sonreiría para después preguntarle que estaba haciendo ahí.
Esa noche, Ino se encontraba en casa viendo el maratón de películas de terror que transmitían en la televisión, por motivo del día de Halloween. Había invitado a Sakura para verlo juntas ya que no habría nadie más, sin embargo su amiga declinó.
En el momento del clímax de la película, mientras estaba agazapada en su sofá abrazando una almohada y comiendo palomitas el teléfono sonó. Gritó del susto. Había decidido ignorarlo, pero estaban siendo demasiado persistentes. Se levantó lanzando maldiciones por ser interrumpida, ahora se perdería la mejor parte.
El teléfono chocó estrepitosamente en el suelo una vez que del otro lado habían colgado. Tomó rápidamente sus cosas y se dirigió corriendo hacia el hospital de dónde provenía la llamada. Aún estaba en shock por la noticia, ¿cómo es que ese tipo de cosas pasan inesperadamente? En un segundo puedes estar bien pero en el siguiente ya no. Pero en lo que no dejaba de pensar era por qué Sakura estaba tirada en medio de la carretera a las afueras de la ciudad, ¿cómo había llegado ahí? ¿Qué había ocurrido exactamente?
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Se mordió el labio inferior mientras sentía lágrimas deslizarse por sus mejillas. Se sentó a lado de ella y la tomó de la mano.
—Sakura, por favor despierta. Tienes que abrir tus ojos… —suplicó entre sollozos.
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La peor forma de extrañar a alguien es estar sentado a su lado y saber que nunca lo podrás tener.
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¡HOLA A TODAS! *esquiva lanzas y piedras de las lectoras asesinas*
Okay, me lo merezco. He aquí yo con una nueva historia cuando llevo meses sin actualizar el otro fic. Sólo déjenme decirles que paso por momentos duros.
Esta historia la inventé mientras deliraba con los 39.9 °c de temperatura provocada por Dengue, oh sí; aún no sé si fue un sueño de mi inconsciente o la creé de manera consciente, quién sabe, no recuerdo.
Después de ello me costó mucho volver a la escuela y recuperarme con los trabajos, ya que me ausenté justo antes de la semana de exámenes. ¡Viva mi buena suerte! (Posiblemente fue obra del karma). También es mi último año de preparatoria y me estoy preparando para mis exámenes de ingreso a la universidad (Arqueología, allá voy *-*)
Mucho trabajo en la escuela y blablablá La mayoría de mis maestros son muy popó c: LOL
Además de que se me ocurrió entrar a la Olimpiada Nacional de Historia Mexicana, así que tengo mucho que estudiar. Mi examen de selección local es el próximo lunes, deseenme suerte :B
Bueno, he estado trabajado con esta historia ya que mi cerebro bloqueó la otra (aplauso para él por favor), así que les pido disculpas por ello.
Les agradecería mucho que le dieran una oportunidad a este nuevo proyecto.
Espero de todo corazón que nos podamos leer pronto.
Gracias por su apoyo, enserio.
Besos, Kanade.
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¿Alguien gusta una galletita o un Sasuke-kun?
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