Era la primera vez en 5 años que regresaba a Tokio, sin embargo no olvidaba las últimas imágenes del aeropuerto de la ciudad que conservaba en sus recuerdos, las últimas imágenes de un lugar que dejó con el corazón roto, con una inmensa tristeza, preguntándose cuanto más podía dolerle el corazón…

En todo este tiempo no había pasado siquiera por su mente el regresar, para ella no era una opción, ni una posibilidad en su vida, su familia? Ella prefería costear sus viajes hacia el país donde se encontrara en ese momento, dos o tres veces al año eran suficientes.

Amigos? Algún mail o conversación telefónica al mes eran suficientes para ella, tampoco disponía de mucho tiempo libre, la dirección artística de una gran compañía de teatro dependía de ella, ni un solo detalle escapaba de sus manos, no había llegado hasta donde estaba dejando su trabajo en manos de los demás con el riesgo de arruinarlo.

Apenas se retiró del salón VIP del aeropuerto, que había sido exclusivamente reservado para ella, un numeroso grupo de guardaespaldas la rodeó, los grandes hombres vestidos de negro se aseguraron de que todo el ambiente fuera seguro antes de proceder a conducirla al automóvil que la esperaba afuera. A pesar de ser las 3 de la mañana de un martes, un numeroso grupo de fanáticos y de reporteros se encontraban esperando su llegada. Recibió algunas flores, unos saludos amables a los que le daban la bienvenida y se retiró sin brindar declaraciones a la prensa, tal como lo había dispuesto antes de iniciar el viaje.

Solo una vez estuvo instalada en el lujoso auto, se permitió relajarse, inevitablemente los recuerdos vinieron a ella, no pudo dejar de comparar su llegada, tan segura de sí misma, con el dominio de su vida, a la forma como dejó Japón aquella vez, a la chiquilla que no dejaba de llorar, atormentada por los recuerdos.

Si, lo recordaba perfectamente, el día que su amor, había muerto.