Disclaimer: Soul Eater y sus personajes son obra de Atsushi Ohkubo y no me pertenecen, solo soy una fan que se divierte escribiendo historias sobre ellos

¡Espero que lo disfruten!


Abrí los ojos, molesto por la luz que se colaba por mi ventana y no pude evitar emitir un gruñido al recordar que era lunes, el día de la semana que más detestaba. Pero sabía que debía abandonar mi cama y alistarme para ir a la escuela, lo cual ya era un fastidio de por sí.

Solo me limité a sentarme al borde de la cama mirando al infinito e intentando ordenar un poco mis pensamientos.

Aquel día parecía ser como cualquier otro. ¿Que si pasaría algo especial?, lo dudaba mucho, así que ni llegué a sospechar que me encontraría con algo bastante peculiar, algo que iba a cambiar todo para mí.

Pero ya me estoy adelantando demasiado con la historia y eso no es nada cool.

Y bien, de seguro se están preguntando que quién demonios está hablándoles, por lo cual me presentaré. Mi nombre es Soul, diecisiete años, proveniente de una ciudad inglesa de la cual no entraré en detalles pero que por suerte abandoné hace cuatro años cuando tomé mis maletas, dije adiós a mi familia y me mudé a la ciudad de Death City en Nevada, Estados Unidos.

Siendo sincero, antes de venir aquí lo único que quería era escapar de la vida asfixiante que tenía en casa de mis padres. No estaba interesado en el lugar al que me dirigía y para mí solo era conveniente para que nadie pudiera detener mi huida, por lo cual no me esperaba que al llegar aquí terminaría descubriendo mi verdadero hogar, un sitio donde nadie me diría qué hacer, cómo ser ni qué pensar.

Al fin sería libre para hacer todas las estupideces que un chico de mi edad puede hacer (algo en lo que he puesto todo mi esfuerzo)

¿Y cómo es que un adolescente de trece años logró que sus padres le permitieran irse a vivir solo al otro lado del mundo?, por supuesto que no fue nada simple, pero hice un plan que funcionó inesperadamente bien.

Por primera vez en mi vida agradecí provenir de una familia aristocrática más preocupada de su reputación que del bienestar de sus hijos, ya que cuando aprobé el examen para entrar a una escuela bastante prestigiosa y a la cual es muy difícil ingresar, les faltó tiempo para comprarme un boleto de avión y despedirme agitando un pañuelo sin preocuparse más que de cómo presumir que su rebelde (pero ahora adorado) hijo menor hubiera conseguido entrar a la famosa escuela Shibusen.

Más allá de que cumpliera con algunos acuerdos que pactamos les daba igual lo que yo hiciera aquí.

Y ha sido de lo mejor para mí. Ahora vivo en un departamento pequeño pero sumamente cool y bien ubicado que horrorizaría a mis padres, pero que yo no cambiaría por uno más lujoso. También tengo buenos amigos con los que hacer locuras y además me compré una moto, algo que ni siquiera hubiese podido imaginar si hubiera continuado viviendo en mi antigua casa.

Bueno, creo que por ahora ha sido suficiente para que se hagan una idea aproximada de mí.

En fin, después de mi perezosa rutina matutina de aquel día, me dispuse a salir de mi departamento cuando me quedaban al menos unos veinte minutos para llegar a clase. Podría haberme apurado más, pero el techo de mi cocina es sumamente más interesante de observar que el del salón, especialmente porque podía hacerlo con una taza de café en mis manos y no tenía que estar escuchando sobre matemáticas, ciencia o lo que sea.

Y cuando consideré que ya era hora, me levanté dejando la taza en la mesa (ya la lavaría más tarde) y me dirigí a la puerta mochila al hombro. Tomé mis llaves y cerré la puerta tras de mí para ir hasta el garaje del edificio, en donde guardaba mi moto. Mientras iba caminando por el pasillo noté que la puerta del departamento de al lado estaba abierta y se escuchaba cierta actividad dentro. Aunque me pareció extraño (ese sitio estaba desocupado desde que me mudé aquí) seguí mi camino y rápidamente lo olvidé.


Entrar a tu propia escuela no debería ser difícil ni complicado y cualquier persona diría que mis razones para que lo sean son completamente ridículas y absurdas, a excepción de las responsables de aquel pequeño problema que ha amargado mi vida escolar.

Cualquiera diría que es cool gustarles a las chicas, pero no lo es cuando ellas tienen cierto instinto psicópata, te siguen por los pasillos, chocan contigo adrede o simplemente no te gustan.

Aunque puedo decir con certeza, que lo peor es lo que me encuentro en mi casillero cada mañana. Ya es casi instintivo dar un paso atrás cuando abro la puerta para esquivar una tonelada de cartas.

Cartas de amor.

Todas en sobres rosas, perfumadas, con corazones y… esperen, ¿esa tiene brillos?

Perfecto, ahora cuando use cualquier cosa que tuviera guardada ahí pareceré un hada mágica dejando brillos por todas partes.

-No sé por qué siguen desperdiciando papel si nunca leo estas cosas-mascullé tomando la masa rosa para botarla en el basurero más cercano. Sé que es cruel, pero ya no tengo paciencia para esto.

Debo confesar que al principio si las leía. Recibí la primera carta dos semanas después de mi llegada a Shibusen y me pareció extraño pues nunca había hablado con esa chica, de hecho, no conocía a casi nadie. Por lo general solo me juntaba con un chico raro e hiperactivo llamado Black Star, con el cual me agarré a puñetazos la primera semana de clases e inesperadamente acabamos siendo buenos amigos.

Juro que intenté ser considerado cuando las rechacé, pero pronto me di cuenta que en realidad no tenían idea de quien era yo. Lo que hacían era proyectar sus deseos en mí, pero yo no soy un jodido príncipe y no pienso serlo jamás, así que mi amabilidad se esfumó rápidamente.

-Oh, vaya, sí que se han pasado hoy-escuché a mis espaldas y giré la cabeza.

-Hola Liz-saludé mientras recogía unas cuantas cartas que se me habían escapado, pero que lanzaría al basurero sin piedad-listo, vayamos a clases.

-¿Por qué detestas a esas chicas?, es posible que si hablas con alguna podría llegar a gustarte-me comentó mientras caminábamos por el pasillo.

-Las chicas de Shibusen definitivamente no son mi tipo-gruñí, metiendo mis manos en los bolsillos de mi pantalón-están locas y además no juegan en mi liga.

-¿Te refieres a tu preferencia por las "relaciones cortas"?-se burló ella-ciertamente ellas querrían algo más largo que una sola noche.

-Es cómodo y no me genera problemas como lo haría una novia.

-Bueno, tú sí que has tenido malas experiencias respecto a eso-dijo, pensativa-aunque de todas formas, cualquiera diría que odias a las mujeres.

-Tú sabes que no lo hago, sino, no sería amigo tuyo, ni de Patty o Tsubaki-dije mientras cuando entrábamos al salón.

Nos quedamos charlando en el puesto de Liz, pero al poco rato me dirigí al mío para recostarme en la mesa y dormitar un poco antes de que llegara la profesora Marie.

Todos se sentaron después de que entrara al salón, pero siguieron conversando y aunque ella les hizo callar para que le pusieran atención, yo no levanté la cabeza.

-Bien chicos, hoy es un día especial pues una nueva estudiante se unirá a nuestra clase a partir de este día-dijo la profesora luego escuché que abría la puerta y llamaba a alguien-ya puedes pasar.

"Otra chica más" pensé sin hacer caso mientras la nueva entraba. Me daba igual, además, después de la escenita con las cartas estaba un tanto fastidiado de la población femenina de Shibusen.

-Su nombre es Maka Albarn, espero que le den la bienvenida y sean amables con ella.

¿Por qué todos se quedaron callados?

-¿Quieres contarnos algo sobre ti, Maka?-preguntó la profesora.

No señora. Nadie quiere hacer eso cuando se cambia de escuela, pero siempre preguntan de todas formas.

-Bueno…-dijo la chica, su voz era algo dulce y no sonaba falsa ni desagradable-Hola a todos, soy Maka Albarn, vengo de Nueva York pero hace unos días que me mudé a Death City…

Vale, lo de Nueva York si me interesó, así que levanté la mirada y entendí de inmediato por qué nadie hablaba.

Frente a nosotros se hallaba una chica preciosa. Era pequeña pero tenía algo en su postura que le daba una presencia enorme y una actitud segura que llamaba la atención, como una especie de luz que decía "¡Mírenme!" y de la cual ella no parecía estar consciente al igual que de las miradas que todos le dirigían.

Definitivamente no era tímida.

Creo que dijo algo más, pero yo estaba demasiado ocupado contemplándola en detalle. Llevaba su cabello rubio ceniza atado en dos largas coletas. Su piel parecía de porcelana y sus ojos, de un profundo color verde jade se destacaban en su rostro de rasgos finos y delicados. No podría comentar mucho de su figura, pues apenas podía verla ya que si bien estaba usando el chaleco del uniforme femenino, el suyo era más ancho y le quedaba un poco grande dándole un aspecto adorable que se acababa al mirar sus piernas. Su falda seguía siendo corta como la de las demás chicas y… joder, ¿cómo esperan que un chico piense con claridad ante la vista de unas piernas como las suyas?, yo no puedo al menos.

-Y creo que eso es todo, espero que nos llevemos bien-dijo finalmente y nos sonrió, eso por fin me hizo reaccionar.

-Bien Maka, me parece que queda un solo asiento al fondo del salón, ve a sentarte por favor.

En ese momento caí en cuenta que el único sitio disponible se encontraba a mi izquierda y sin querer no pude despegarle los ojos de encima al igual que el resto de la clase mientras se iba acercando a mí.

Lo que no me esperaba fue que cuando llegó a mi lado y se sentó no me dedicara ni una sola mirada, es más, ¡me ignoró por completo!, ¿siquiera notó mi presencia?

Eso nunca me había pasado y si antes estaba sorprendido ahora me sentía completamente estupefacto.

Sentí unas risitas y en unos puestos más adelante vi a Liz burlándose de mi sin disimulo. Sentí que me ardía la cara y bajé la mirada gruñendo de malhumor.

Y no es que sea un estudiante muy aplicado, pero me fue imposible concentrarme en clases porque estaba demasiado consciente de todos los movimientos de la chica nueva y de las miradas de Liz (quien por lo visto era telépata, ya que podía escuchar en mi mente frases como "te he pillado" y "de esta no te salvas") así que suspiré aliviado cuando sonó el timbre para el primer receso y me dispuse a salir rápidamente.

Antes le eché un vistazo a Maka, quien no había ni alcanzado a levantarse y ya estaba siendo rodeada por un montón de gente que le hablaba caóticamente y le hacían preguntas. Me llamó la atención su sonrisa, pues parecía forzada, casi como si la hubieran atrapado y quisiera irse.

Bueno, no era problema mío.

Caminé por los pasillos dirigiéndome al sitio donde nos sentábamos siempre con mis amigos en los descansos. Ahí estaban y fui directamente hasta ellos, pero sentí un escalofrío al ver la mirada burlona de Liz cuando llegué. No deparaba nada bueno para mi autoestima.

-¿Es cierto que llegó una chica guapísima a tu clase?- me preguntó Black Star sin saludarme cuando llegué.

-Sí, creo que podría decirse que lo es- dije extrañado, pero preferí no darle importancia.

-¿Y qué tal? ¿Te parece simétrica?- preguntó Kid, otro de mis amigos y uno de los tipos más extravagantes que conozco, lo cual demuestra que te puedes encontrar cualquier cosa en esta escuela. Pero a pesar de sus manías resultaba ser un chico agradable (cosa que no siempre se podía decir de Black Star)

-¿Y por qué demonios tendría que fijarme si es simétrica?- me enojé.

-De hecho, creo que si lo hiciste- se rio Liz.

-No sé de qué hablas-dije mientras la fulminaba con la mirada.

-Bien, imaginen esto, chicos- dijo ella, extendiendo sus manos- entra una chica hermosa al salón y ¿qué haría el cool Soul Evans en esa situación?

-¿Mirarla con desprecio mientras se queja de lo popular que es?- dijo Black Star, divertido.

-No, lo que hizo no tiene antecedentes, pues la miró como un idiota y juro que vi cómo se le caía la baba.

-¡Yo no hice eso!- exclamé

-Y lo más entretenido del asunto fue cuando ella se acercó a él para sentarse a su lado- casi no podía contener la risa- él no le quitaba la vista de encima, ¡pero ella pasó de él por completo y Soul no se lo podía creer!, la cara de imbécil que pusiste fue épica.

-¡Eso no sucedió!- volví a exclamar, sintiendo como mi cara ardía de nuevo.

-¡Soul se sonrojó! diablos, necesito conocer a esa chica- se reía Black Star.

-¿Por qué no le sacaste una foto, Liz?- preguntó Kid, quien también se lo estaba pasando en grande.

-De hecho, saqué una, espero que no haya salido borrosa.

Gruñí enfurecido, ¡maldita Albarn!, ¡me estaba poniendo en ridículo!

Por culpa de las burlas que mis amigos me dieron generosamente durante el día, me puse de malhumor y en cada clase me quedé mirando con hostilidad a la razón de las burlas de mis amigos hacia mí. Pero ella no me miraba, creo que ni siquiera se había dado cuenta que estaba a su lado, pues su atención estaba en la clase y escribía sus apuntes meticulosamente.

Maldije por lo bajo. No solo era linda, risueña y amable, también parecía ser buena estudiante. Era demasiado perfecta para ser real. Irritantemente perfecta.

En ese momento me di cuenta que todo eso era demasiado raro en mí, ¿por qué le daba tanta importancia a lo que una chica cualquiera estaba haciendo?, al fin y al cabo todo apuntaba a que ella era del tipo de chicas de las que procuro siempre alejarme. Más bien debería estar aliviado porque al parecer no iba a tener una acosadora más, así que me relajé con la convicción de que yo también la ignoraría y ahí se acabaría el asunto.

Ya no iba pensar más en eso nunca más.


De acuerdo, creo que exageré al mencionar la palabra "nunca"

Aunque quizás hubiera sido así de no ser porque más tarde descubrí tres cosas de Maka Albarn que me intrigaron por completo.

Número uno, sus piernas son perfectas (aunque ya me había hecho la idea antes)

Número dos, la ropa interior que llevaba ese día era de color rosa

Y número tres, sus piernas perfectas pueden dar unas patadas brutales.

¡Y yo no había hecho nada malo para recibirlas!

Solo iba subiendo por las escaleras, bastante distraído, cuando sentí que alguien me iba adelantando a toda prisa y subía los escalones rápidamente como si estuviese escapando de algo. ¡Era ella!

No pude evitar admirar el espectáculo de sus blancas y largas piernas frente a mi rostro hasta que sucedió algo que no me esperaba. Su falda se levantó por el rápido movimiento que estaba haciendo al subir y frente a mí fue revelado el cielo.

Pero no duró mucho. Albarn se dio vuelta para arreglar su falda y me vio mirándola fijamente. Por primera vez en todo el día se dio cuenta de mi existencia y me miró a los ojos, para luego sonrojarse de una manera adorable y poner una expresión extremadamente furiosa, muy distinta a todas aquellas sonrisas que había repartido a todo el mundo durante el día.

-¡Pervertido!- gritó y me dio una patada en pleno rostro, haciendo que cayera de espaldas y quedara semi-inconsciente mientras ella escapaba escaleras arriba salvajemente y sin delicadeza alguna.

Vi mi vida transcurrir frente a mis ojos pero cuando mi alma regresó a mi cuerpo y volví a este mundo me vi asaltado por unas cuantas dudas.

Para empezar… ¿¡qué demonios fue eso!?

¿No que mi instinto me había dicho que era dulce y tranquila, casi angelical? Vamos, una chica inofensiva. Pero sin embargo me había dado una patada tan certera que parecía estar acostumbrada a darlas.

Me reí un poco por ser tan ingenuo y haberme dejado llevar por la primera impresión. Ahora era evidente que Maka Albarn tenía bastante más carácter del que demostraba ante el resto.

Y eso me resultaba muy interesante


Hola a todos soy Nori :)

Tengo algunas cosas que contarles sobre este capítulo. "My pretty girl" es el primer fanfic que he escrito y empecé a publicarlo en Mayo del 2016. Desde ese entonces creo que he ido avanzando bastante con respecto a la narración y cómo retratar a los personajes de este animé que tanto me gusta, por lo que cada vez que leía los primeros capítulos me sentía bastante insatisfecha por cómo los había escrito y decidí re-editar los tres primeros.

Por supuesto, el capítulo 1 es el más cambiado y estoy muy feliz de como quedó. Creo que describe mejor a Soul y su vida antes y después de mudarse a Death City.

Espero que les guste y que sigan disfrutando de esta historia

Muchos abrazos para todos ;)